Son un grupo étnico originario de Argentina, con una rica cultura y tradiciones ancestrales. Conocidos por su increíble artesanía, su música y danzas folklóricas, así como su profundo conocimiento de la naturaleza y su espíritu resiliente.
ORIGEN
Es un pueblo indígena originario del noreste de Argentina, específicamente de la región del Gran Chaco, que abarca partes de Agentina, Paraguay y Bolivia. Se cree que su presencia en la región data de hace al menos 1.500 años, en donde se asentaron como cazadores, pescadores y recolectores.
HISTORIA
Durante la época de la colonización europea, los tobas-quom entraron en conflicto con los colonizadores españoles, lo que resulto en la pérdida de sus tierras y en la disminución de su población debido a enfermedades y enfrentamientos armados. Posteriormente, durante el siglo XIX y principios del siglo XX, el avance de la frontera agrícola y ganadera en el Chaco provocó una mayor presión sobre las tierras y recursos de la etnia. En la actualidad, los tobas-quom luchan por preservar su cultura, tradiciones e idioma, que es el qom y pertenece a la familia lingüística mataco-guaycurú.
DEMOGRAFÍA
Habitan principalmente en las provincias de Formosa, Chaco y Salta en Argentina. Su población estimada es de 60.000 personas, aunque las cifras varían. La mayoría de los tobas-quom vive en comunidades rurales y enfrentan desafíos socioeconómicos significativos, incluidos la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos como educación y atención médica. Muchos de ellos también luchan por preservar la cultura y tradiciones en un contexto de cambios rápidos y presiones externas.
ACTIVIDADES PRODUCTIVAS
Tradicionalmente, los tobas-quom se dedicaban a actividades como la caza, la pesca la recolección y la agricultura de subsistencia. La caza de animales como ciervos, pecaríes y aves, así como la pesca en los ríos y lagunas de la región, eran fundamentales para su alimentación. Además, recolectaban frutos, raíces y otros recursos naturales. También cultivaban maíz, porotos, calabazas y algodón. Actualmente, han diversificado sus medios de vida, incorporando la artesanía, el turismo comunitario y otras actividades.
RELIGIÓN
Practican una forma de animismo, en la cual creen en la presencia espiritual de seres en la naturaleza, como animales, plantas y elementos naturales. También tienen prácticas de medicina tradicional como creencias en un mundo de espíritus y la veneración de sus antepasados. Sin embargo, con la llegada de los misioneros cristianos, algunos tobas-quom también han adoptado el cristianismo, lo que ha llevado a una amalgama única de creencias religiosas en esta comunidad indígena.
MIGRACIÓN
Los tobas-quom son un pueblo indígena que históricamente ha practicado la migración estacional en busca de recursos naturales y oportunidades de trabajo. Sus migraciones pueden estar relacionadas con la caza, la pesca, la recolección de alimentos silvestres y la participación en actividades agrícolas temporales. También se han visto obligados a migrar debido a conflictos con otros grupos étnicos o a la presión de la colonización y la explotación de sus tierras.
¿Sabías qué?
Los tobas-quom son conocidos por su habilidad en la fabricación de artesanías, especialmente en la creación de cestas y tejido con técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación. Estas artesanías no solo son apreciadas por su belleza estética, sino que también desempeñan un papel importante en la preservación de la cultura y la identidad de este grupo indígena.
Grupo indígena de origen poligénico que habita en la zona limítrofe entre Venezuela y Brasil. Apodados gente de a pie, se manejan con naturalidad en la selva, lo que les ha permitido adaptarse fácilmente a la vida en los bosques. En la actualidad padecen el constante embate de su hábitat por parte de los buscadores de oro, que constituyen una amenaza directa a su supervivencia.
La mayoría de este grupo se encuentra asentada en la zona sur del estado de Amazonas, en Venezuela, y una parte minoritaria en territorio brasileño. Históricamente sus asentamientos se han ubicado en la zona selvática, junto a los caños menores de la gran red fluvial de la región. Las cabeceras de los ríos y las montañas han constituido su hábitat natural al menos hasta el siglo XX. Históricamente el sitio de mayor densidad poblacional era la Sierra Parima, pero actualmente los mayores núcleos de población se encuentran en el Alto Orinoco y los ríos tributarios como el Mavaca, el Ocamo, el Padamo y el Metakuni.
Hacia la segunda mitad del siglo XX comenzaron un proceso de expansión hacia los cursos de los grandes ríos navegables. Se los conoce como yanomami por la pronunciación que los misioneros salesianos de origen italiano hacían de la palabra, pero la expresión correcta es yanomama. La confusión comienza en la pronunciación del plural, que en italiano es yanomami, error que queda claro en testimonio de los mismos misioneros. En cuanto a su origen, varios investigadores están de acuerdo que es poligénico, y que no son una raza “pura” como erróneamente se había dicho.
Yanomami en español significa “gente”, y a todo el que no pertenece a su pueblo lo llaman “nape”, que significa “gente de peligro” o “extraño”. Documentos históricos hablan de la presencia de los yanomami en la Sierra Parima y en el Alto Orinoco hacia 1758. En el tiempo en que se produjo su contacto con los españoles estaban en una etapa de expansión que los llevó a explorar nuevos territorios en las riveras de los ríos Orinoco, Padamo y Mavaca. Esta expansión no tuvo los mismos frutos hacia el norte y el oeste de su territorio original porque fueron detenidos por los Ye’kuana.
ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL
Se organizan de acuerdo a los típicos principios tribales que privilegian el agrupamiento por grado de parentesco. Del mismo modo privilegian la descendencia de antepasados comunes, los intercambios matrimoniales entre familiares o grupos con un parentesco común, dejando la jefatura en manos de autoridades transitorias con un jefe a la cabeza que se encarga de mantener en orden la aldea y de llevar adelante las relaciones con otras aldeas. Los jefes generalmente son personas mayores que pertenecen a grupos familiares numerosos y que, según sus capacidades, sabiduría y carisma, pueden llegar a convertirse en autócratas, aunque esto sucede muy pocas veces ya que por lo general se limitan a aplicar levemente su autoridad por sobre sus pares, y su tarea no los exime de participar activamente de los trabajos productivos. Los jefes se ocupan de mantener la paz, sin embargo, paradójicamente, se trata de valientes guerreros que en oportunidades difíciles hacen uso de la fuerza para imponer la calma.
ECONOMÍA
El corto periodo de productividad de sus cultivos hace que este pueblo nómade esté en constante movimiento. Sus cultivos principales son el plátano, ñame, batata y malanga. Cuando la tierra se agota, aproximadamente al año, la población busca otro lugar donde asentarse. Otra de sus actividades es la recolección de productos silvestres y ranas.
Para completar lo que es su alimentación, practican la caza con arco y flecha y la pesca con flecha y timbó, especie de planta que zarandean en el agua para atontar a los peces.
Esta economía precaria basada en el autoconsumo, hace que no tengan relaciones comerciales con otros grupos. Ellos mismos producen también los pigmentos naturales con que se pintan el cuerpo, y el curare, un veneno con que untan la punta de la flecha para la práctica de la caza. Otra de las drogas que consumen es el epená, utilizada en los rituales curativos a cargo de shamanes que se comunican con espíritus. La droga se usa en poca cantidad aspirándola por las fosas nasales con un palo hueco.
VIOLENCIA
La violencia es el signo de esta etnia. Su vida cotidiana se ve absorbida por la confrontación constante con otros grupos, aldeas, o hasta entre los miembros de la misma aldea. Estas aldeas son pequeñas villas dispersas que habitan entre cuarenta y doscientos pobladores. Allí practican la agricultura mientras planean como atacar otra aldea, o como defenderse de un posible ataque. Así son sus relaciones, en constante tensión, incluso las interpersonales. Con frecuencia establecen alianzas entre las aldeas que hace que se brinden mutua cooperación y el compromiso mutuo de ayuda en caso de necesidad. Si una aldea es desplazada de su territorio, su aliada le brindará refugio permitiéndole compartir sus huertos, y refugiándolos hasta que puedan reponerse. Pero ocurre que estas alianzas son frágiles y se rompen con facilidad, ya sea porque la aldea protectora se aprovecha de la protegida, ya sea porque la protegida se rebela y traiciona el pacto. Con cierta frecuencia las aldeas establecen alianzas entre ellas que se traducen en dar refugio en caso de necesidad.
Suele suceder que la tensión estalle dentro de la misma aldea, en ese caso puede ocurrir que se divida. Es una muestra de lo que es el mundo para el yanomami, un lugar de disputa permanente, de constante amenaza a la seguridad. Llegan a un punto en el que se comportan agresivamente solo para demostrar el peligro que podría significar atacarlos. Este aspecto de su cultura transmiten a sus hijos desde niños, exigiéndoles conductas violentas y reprendiéndolos cuando no usan la fuerza física para resolver sus pleitos. Los niños cuando entran en la adolescencia practican lucha y se preparan para la guerra como adultos. Esta hostilidad se manifiesta también hacia las mujeres.
RITOS
Realizan dos tipos de cacería: una es la que practican para obtener su ración de carne diaria (rami); la otra es la que realizan los hombres de la comunidad, en grupo, a fin de conseguir las presas necesarias para un gran festejo con el que buscan agasajar a un visitante (heniyomou).
Uno de los motivos que da lugar al heniyomou es la realización de un velatorio. Cuando de eso se trata, la cacería ritual se inicia en las primeras horas de la noche entonando cantos rituales, sencillos y poéticos, y danzas que practican jóvenes de ambos sexos. Esta ceremonia suele durar varias noches y es de plena algarabía y bromas obscenas. Otra de las costumbres del rito mortuorio es la de la ingesta colectiva de las cenizas del muerto, luego de molerlas en un mortero. Mientras los hombres toman la sopa de plátano que contiene las cenizas, las mujeres lloran. Cuando se trata de un hombre muerto por los enemigos, los hombres claman venganza. El consumo de tabaco y yopo durante la ceremonia es frecuente, ya que de ese modo entran en contacto con lo sobrenatural para curar enfermedades y transmitir sus memorias.
CULTURA
VESTIMENTA Y ADORNOS
Los yanomamis no usan vestimenta más que como adorno. Los hombres se atan el prepucio con un hilo de algodón con el que rodean la cintura para mantener el pene siempre alzado y pegado al vientre. Las jóvenes lucen guayucos de algodón de manera decorativa.
Tanto los hombres como las mujeres llevan el pelo negro y lacio decorado con una tonsura. Tienen por costumbre pintarse el cuerpo usando colorantes. El color rojo lo preparan usando onote, para el morado lo mezclan con una resina llamada caraña.
Cuando están en guerra los hombres se pintan de negro humo, con lo que simbolizan la noche y la muerte. Con el luto las mujeres abandonan el rojo, y se pintan de negro los pómulos durante un año. En ocasiones festivas suelen pintarse con arcilla blanca. Los hombres se perforan el lóbulo de la oreja y se colocan allí trozos de caña verada, plumas y flores. Utilizando el mismo procedimiento se adornan la nariz y los labios con finos palillos de bambú. Los adornos se completan con brazaletes confeccionados con plumaje de pájaros como el tucán, el paují, el gavilán y el loro. Las mujeres utilizan adornos más sutiles, hechos con cogollos de palmeras, flores o manojos de hojas perfumadas que colocan en cilindros vegetales que llevan en los agujeros de las orejas.
VIVIENDA
Las aldeas son irregulares en cuanto a su población. Las más pequeñas oscilan entre los 40 y 50 habitantes, mientras que las más grandes suelen llegar hasta 300. Las construyen en forma circular y completamente abiertas. Las viviendas albergan grupos familiares en un formato cónico que en ocasiones puede romper el círculo para alinearse en hilera. Las familias comparten los alimentos, ya sea los provenientes de la caza y la pesca, o los cultivos. Tienen por costumbre reunirse alrededor de la hoguera a conversar mientras fabrican sus enseres. Allí cuentan sus mitos y leyendas enseñando a los niños sus tradiciones.
ARTESANÍA
No tienen artesanías muy desarrolladas. La alfarería que en otros tiempos ocupó un lugar importante en su producción, en la actualidad prácticamente ha desaparecido. Apenas se conserva en comunidades pequeñas que fabrican con arcilla blanca la tradicional hapoka, que es la olla en forma de campana, sin decoración, asas o patas. Lo que aun producen, aunque de forma rudimentaria, son los hilados de algodón tejidos en bastidores hechos con palos clavados en el suelo. También fabrican sus chinchorros usando fibra descortezada de bejuco.
ACTUALIDAD
La actualidad de este pueblo se ve amenazada por la presencia de buscadores de oro de métodos violentos que afectan de manera directa su forma de vida. Se calcula que hay en la región unos 40.000 buscadores de oro que atentan constantemente contra el hábitat de los yanomamis. Esta situación ha sido denunciada como así también la presencia de científicos que han realizado investigaciones con sangre de los indígenas sin contar con su autorización. Estas y otras situaciones conflictivas son las que dan marco a su vínculo con el hombre blanco.
Con el nombre de apaches se conoce a un grupo de naciones indígenas que se asentaron al este del actual estado de Arizona y regiones de Texas y Nuevo México (Estados Unidos), y al norte de los actuales estados mexicanos de Sonora y Chihuahua.
En total eran seis tribus emparentadas culturalmente por pertenecer todas al grupo de lenguas atabascanas: los apaches kiowa, asentados entre el límite norte de Nuevo México y el río Platte; los lipanos, del este de Nuevo México y oeste de Texas; los jicarillas del sur de Nuevo México; los mescaleros, de la zona central de Nuevo México; los chiricahuas de la zona montañosa de Chiricahua, en el suroeste de Arizona, y los apaches occidentales de la parte central de Arizona.
Estos pueblos se denominaban a sí mismos ndee, palabra cuya traducción al español es “la gente”, pero los conquistadores españoles los llamaron apaches, palabra que posiblemente provenga del zuñi apachu y cuyo significado es “enemigo”.
Hablaban un conjunto de lenguas atabascanas meridionales clasificadas en tres grupos: apache de las llanuras, apache oriental y apache occidental.
HISTORIA
Originarios del actual territorio canadiense, los apaches emprendieron una migración que tras quinientos años de marcha concluyó en el suroeste de Estados Unidos. Llevaban una vida seminómada que los mantenía en movimiento entre los ríos Colorado y Brazos, en Texas. Pescadores, agricultores y cazadores fueron hábiles exploradores que llegaron a conocer cada palmo de su extenso territorio, al que defendieron con fiereza resistiendo la colonización.
La resistencia apache comenzó con la llegada de los conquistadores españoles que en 1540 ocuparon las tierras de Nueva España. En 1598 Juan de Oñate tomó posesión de las tierras de Nuevo México y decidido a dominar a los pueblos originarios estableció como estrategia la división de las poblaciones para su debilitamiento. A fray Francisco de Zamaro le da el encargo de evangelizar a los indígenas del extremo norte de Nueva España y el poniente de Sierra Nevada, en California. Para facilitar la labor misionera, grupos de aztecas y otomíes convertidos al cristianismo, fueron trasladados desde sus territorios originarios hacia la zona de los apaches. Pero los apaches, como otras tribus de la región, no se dejaron seducir por la propuesta evangélica y atacaron poblaciones españolas localizadas en los territorios de Nueva España, incendiándolas.
Pero el avance español hacia el norte continuó penetrando en sus tierras hacia fines del siglo XVI. La presencia española en la región limitó el flujo comercial entre los apaches y los pueblos vecinos, situación que se vio agravada con la llegada a la región de los comanches a principios del siglo XVIII, obligándolos a desplazarse hacia el sur, alejándose así de su principal fuente de alimentos, el búfalo. Las circunstancias llevaron a los apaches a dedicarse al pillaje para poder subsistir.
Después de declarar su independencia, México intentó darle una solución a la cuestión, iniciando un periodo de pacificación que consistía en agruparlos en poblaciones, pero el plan fracasó por la impericia de los funcionarios del gobierno.
Al firmarse el tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848, entre México y Estados Unidos, el territorio apache quedó dividido entre estos dos países. Esto generó malestar en los aborígenes, que se manifestaron disconformes con la resolución que provocó su dispersión por tierras de Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma, Chihuahua, Sonora, Coahuila, Durango y Zacatecas.
Los enfrentamientos entre las tribus apaches y el ejército de los Estados Unidos se sucedieron hasta que, en 1868 se rindieron la mayoría de las tribus, exceptuando a los chiricahuas, que siguieron con su posición hostil hasta 1872, cuando su jefe, Cochise, firmó un tratado de paz con el gobierno y aceptó el traslado de su pueblo hacia una reserva en el sur de Arizona. Años después, en 1886, Jerónimo, por entonces jefe apache, fue detenido y confinado con su grupo a una reserva en Florida, Alabama, desde donde se lo trasladó al Territorio Indio de Oklahoma, donde falleció en 1909.
En 1928 el gobierno mexicano declaró oficialmente extinta la etnia apache en su territorio. Para entonces apenas unas 3.000 sobrevivían en Estados Unidos, donde fueron sometidos en reservas en los estados de Arizona, Nuevo México y Oklahoma.
ECONOMÍA
Población nómade, la mayor del sudoeste de Norteamérica, sus comunidades se establecían en verano en las zonas montañosas, trasladándose durante el invierno a las llanuras. Eran profundos conocedores del terreno, lo que facilitaba su adaptación al medio. Estos conocimientos empíricos sobre la ecología fueron útiles a los colonizadores blancos que poco sabían sobre una tierra para ellos completamente desconocida.
Criaban perros, caballos, mulas, ovejas y algunas vacas que además de servirles como alimento, los proveían del cuero necesario para fabricar monturas. Pero la base de su economía eran la caza y la recolección. La cacería era una actividad exclusiva de los hombres, para la que se preparaban desde la niñez. Esta actividad les exigía máxima concentración, y cuando la llevaban a cabo trataban de mantener alejadas a las mujeres porque consideraban que traían mala suerte. Formaban partidas que se movilizaban a pie o a caballo, y en ocasiones se disfrazaban con máscaras que reproducían antílopes o ciervos, untándose además con grasa animal, lo que les permitía acercarse más a sus presas. Todo era complementado con ceremonias religiosas que garantizaban el éxito y aplacaban a los animales sacrificados.
La llegada de los europeos los puso en contacto con el caballo y sus múltiples utilidades; desde entonces se dedicaron a robarlos haciendo con la colaboración del animal, más ágiles sus tareas.
Por su parte, las mujeres se encargaban de recoger alimentos, madera, agua y miel. Además, era común la práctica del trueque y el pillaje con las otras tribus.
RELIGIÓN
En la vida de los apaches la religión era algo fundamental. La mitología apache pone de relieve la búsqueda de la patria, búsqueda en la que reciben la colaboración de los dioses gemelos de la guerra, que recorrían el mundo fijando límites y determinando las zonas en las que los grupos podían vivir. Creían que el mundo estaba en continuo movimiento y sus rituales se centraban en elementos inmediatos y espontáneos. Estos rituales eran conducidos por chamanes. A pesar de la importancia que le daban a lo religioso, no tenían una creencia orgánica en cuanto al más allá porque lo prioritario para ellos era la supervivencia, por eso privilegiaban los ritos curativos. Otros ritos importantes eran los que se realizaban en consonancia con el ciclo de vida, como los primeros pasos de un niño y la ceremonia de la pubertad.
Sus dioses principales, Gan (espíritus de las montañas), reciben su fuerza de los bosques y el desierto, se retrotrae al Oso y la Serpiente y se vinculan con el Rayo y las Estrellas. Estos espíritus bailan de noche frente al fuego, su danza es de búsqueda y vienen de las cuatro direcciones.
Durante la representación el pueblo revive el origen de los apaches y las migraciones de sus antecesores. Las bendiciones de los espíritus pasan por las mujeres de la tribu, que los encierran en un círculo que se mueve lentamente y que se baila alrededor de la lumbre.
Sin embargo a los espíritus les acompaña un payaso que les sigue agitando maracas e imitando sus movimientos, y éste es el más sagrado, el que guarda a los espíritus de las montañas y aleja las influencias negativas del círculo.
Para el pueblo apache la necesidad de celebrar es tan sagrada como el cántico del chamán; sus celebraciones son una afirmación de la vida.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Si bien existen diferencias en la organización de las distintas naciones correspondientes al grupo de los apaches, existen algunos rasgos generales comunes a todas. Los pequeños grupos familiares en los que estaban agrupados viajaban juntos y tenía cada uno su propio líder. Estos grupos a menudo interactuaban con otros y conformaban una unidad mayor a la que llamaban banda. No existía un gobierno central, cada uno tenía sus propios tratados y acuerdos oficiales, razón por la cual existían diferencias entre ellos a la hora de negociar con gobiernos como el de Estados Unidos, cuando se trataba de llegar a un acuerdo o pacto.
La organización social de las tribus apaches occidentales era de tipo matrilineal, es decir, su descendencia se transmitía por línea materna; otras tribus, al parecer, mantenían la descendencia a través de ambos progenitores. La poligamia se practicaba siempre que lo permitieran las circunstancias económicas. El vínculo matrimonial podía romperse fácilmente por cualquiera de las dos partes.
Tradicionalmente, las mujeres apaches recolectaban los alimentos, la leña y el agua, mientras que los hombres se dedicaban a la caza y la rapiña.
VIVIENDA
Los apaches vivían en tres tipos distintos de casas. El primero es el tipi o teepee, que es una tienda cónica que se encuentra realizada de pieles de animales, pudiendo ser fácilmente trasladada de un lugar a otro. Otra vivienda es el wickiup, que cuenta con una sola estancia y es redonda, contando con una cúpula cuya cobertura se realiza con hierba, maleza, corteza, tejidos o juncos, siempre teniendo en cuenta la disponibilidad de materiales. Finalmente se encuentra el hogan, que a pesar de ser característico de los navajos también fue utilizado por los apaches. Se trata de viviendas redondas que cuentan con una forma cónica, hecha de madera, arcilla y tierra. Su estructura facilitó la vida en entornos calurosos gracias a que favorecía la ventilación y en temporadas invernales preservaba el calor.
COSTUMBRES
Consideraban al guerrero como sagrado, era un héroe cultural y lo llamaban “Muchacho del Agua”. Se preparaba para sus funciones en un noviciado durante el que debía observar algunos tabúes hasta convertirse en servidor del resto de los luchadores. Una vez superada esta celebración se lo consideraba adulto y guerrero.
A las mujeres les estaba vedado participar en los combates, sin embargo en la historia de este pueblo ha habido excepciones justificadas en los supuestos poderes especiales de algunas representantes femeninas. Para la guerra reunían de 150 a 200 guerreros, a veces un número mayor, y por lo general se trataba de conflictos originados en venganza de incursiones sangrientas de sus enemigos ocasionales o en represalia por actos de brujería. Los chamanes eran los encargados de preparar los rituales adecuados previos al asalto, y luego uno de ellos acompañaba a la tropa por sus dones curativos.
Los colonos europeos pudieron constatar la habilidad de este pueblo para tender emboscadas, camuflajes, ataques sorpresivos y guerra de guerrillas. Sus técnicas silenciosas eran tan perfectas que eran capaces de desarmar un campamento y desaparecer ante la vista del enemigo sin que este lo percibiera. Incluso para despistarlos montaban campamentos falsos. En trances difíciles demostraban su dureza; soportaban la sed y el hambre y eran capaces de recorrer distancias de entres 50 y 80 km al día. El hombre blanco los apodó “los tigres de la raza humana”, y les temían por su implacabilidad y brutalidad. Aunque se trata de una consideración subjetiva ya que fue justamente el hombre blanco el que los destruyó.
Se diferenciaban de otras etnias por su pragmatismo, lo que los hacía prudentes y reticentes a las acciones suicidas o demasiados riesgosas. Admiraban la valentía, pero rechazaban el heroísmo por considerarlo innecesario y contraproducente.
ARTE
La expresión artística más común asociada a los apaches es la cestería, cuya especialización ha sido desarrollada a lo largo de miles de años. La decoración era geométrica e intrincada, con diseños de animales, y se utilizaba principalmente la yuca para su realización. Hacían también collares que eran elaborados con distintos elementos como conchas, corales, turquesas, plata o madera entre otros elementos que luego se tallaban. Además de distintos ornamentos que vestían principalmente las mujeres, el arte apache también contaba con copas, platos y cucharas que eran realizados con cuidados diseños hechos a mano.
ACTUALIDAD
Desde que perdieron su última guerra, se vieron obligados a vivir en las reservas -cuya invención se debe a los españoles en el siglo XVIII-, muchas de ellas situadas fuera de sus tierras históricas. Si bien los apaches sobrevivieron o se recuperaron demográficamente, una parte de sus formas culturales desapareció. Con todo, los últimos años han presenciado un renacimiento de sus tradiciones, ya que han sabido adaptarse a los tiempos actuales.
Los sobrevivientes de la etnia viven las reservas de Arizona, Nuevo México y Oklahoma y se calcula que el número de individuos está entre los 5.500 y los 6.000. A estos se suma un pequeño grupo de apaches mescaleros que subsisten en la zona fronteriza entre los estados mexicanos de Chihuahua, Sonora y Coahuila.
COCHISE (1812 – 1874)
u nombre apache es Shi-Kha-She, y es la figura que encabeza las Guerras Apaches que luego serán continuadas por figuras como Gerónimo. Hasta el año 1861, la convivencia entre grupos de blancos e indios había sido pacífica, pero ese año sucede un incidente en el que a raíz de un robo Cochise es juzgado erróneamente como su autor, llevando al asesinato de rehenes de ambas partes luego de un enfrentamiento con un inexperto teniente. Este incidente abrió el capítulo de enfrentamientos entre Cochise y los colonos, llevando a la intervención inmediata del ejército estadounidense, que tenía la orden de apresar a Cochise. Sin embargo, a pesar de los numerosos enfrentamientos no pudo ser atrapado, finalmente fueron los esfuerzos diplomáticos del presidente estadounidense Ulysses Grant, quien logra llegar a un acuero con Cochise, conservando una extensa reserva donde Shi-Kha-She muere de causas naturales.
GERÓNIMO (1829 – 1909)
Su verdadero nombre es Goyaleé (Uno que bosteza) y encabezó algunas de las más valientes resistencias ante la expansión colonizadora de México y Estados Unidos. A raíz del asesinato de su mujer, sus tres hijos y su madre en 1859 jura venganza contra las tropas del gobernador militar de Sonora y se asocia a Cochise atacando numerosas ciudades mexicanas y estadounidenses. Fue obligado a ingresar en una reserva en 1876 pero se negó e influyó en su tribu para que no aceptaran encontrarse confinados allí. Esto llevará a que las fuerzas militares estadounidenses lo apresen luego de numerosos enfrentamientos y sea recluido primero en la prisión de Fronteras en el estado mexicano de Sonora y luego en una reserva india de Estados Unidos en Oklahoma, donde murió a los 79 años.
Conocidos también como salavinones, estos aborígenes del centro de Argentina formaban parte del grupo pámpido, aunque se reconoce en ellos la influencia genética y cultural de amazónidos y ándidos.
Se trata de una parcialidad de los toconotés que se diferenció en la zona de Salavina, en el territorio de la actual provincia de Santiago del Estero, Argentina, posiblemente por la presión originada en su crecimiento demográfico, y a un período de sequía ocurrido por la mini glaciación de Spörer, ocurrida entre los años 1410 y 1570.
Fue para esa época que comenzaron a expandirse hacia el suroeste hasta llegar a las sierras de Córdoba, territorio ancestral de los comechingones a quienes invadieron imponiendo su superioridad numérica. Hacia el sur avanzaron hasta territorio taluhet, ocupando hacia fines del siglo XVII las cercanías de la laguna de Mar Chiquita en la actual provincia argentina de Córdoba, y extendiéndose por las riberas del río Suquía o Primero. Hacia el norte llegaron hasta el río Salado, chocando allí con los tonocotés y hacia el oeste ocuparon territorio hasta la sierra de Sumampa. El límite oriental de sus asentamientos coincidía con lo que son los límites actuales entre las provincias argentinas de Santiago del Estero y Santa Fe.
El grupo comienza luego a desaparecer por la mixogenización y en el siglo XVIII sus rastros se pierden confundiéndose con la población criolla. Su pronta mixogenización queda retratada en la unión entre el conquistador Hernán Mejía de Mirabal con María de Mancho (aborigen), cuyas hijas fueron casadas con influyentes vecinos de la recién fundada ciudad de Córdoba y entre sus descendientes se cuentan el deán Gregorio Funes, o la familia Echagüe de Santa Fe.
El primer contacto que tuvieron con los conquistadores españoles fue durante el siglo XVI. Ellos los llamaron yugitas, como queda testimoniado en un informe presentado en julio de 1548 por Pedro González del Prado, y se cree que presenciaron la fundación del fuerte Medellín llevada a cabo por Francisco de Mendoza.
COSTUMBRES
Se dedicaban a la agricultura utilizando los sistemas andinos de cultivo, completando su dieta alimentaria con lo producido por la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. Practicaban también la alfarería, manifiesta en dos tipos de cerámica, la negra grisácea y la grabada, según testimonian las piezas encontradas en las numerosas excavaciones realizadas en los que fueran sus territorios.
Entre sus armas se contaba la macana, especie de garrote triangular con una protuberancia en el extremo, utilizada para defensa en los enfrentamientos con otros grupos indígenas.
Habitaban en chozas colectivas hechas de ramas de zacate en la que se instalaba más de una familia, reuniendo entre diez y quince individuos, y en algunos casos hasta con sus caballos.
Vestían camiseta de lana, con guardas, y como abrigo un poncho tejido; usaban el cuero en la vestimenta y en la vivienda.
A pesar de no haber sido dominados por los incas del Tahuantinsuyo, adoptaron numerosas palabras de la lengua runa simi, sobre todo a fines del siglo XV, debido posiblemente a la presencia en sus poblados de cautivas que hablaban el quechua. Pero de su propia lengua son pocas las palabras que se conocen con significado seguro: sacat (pueblo), charaba (cacique), para (agua), mampa (acequia). El vocablo sacat, presente en la toponimia de la sierra cordobesa, demuestra la presencia de sanavirones en tierras de los comechingones, mucho más al sur y al oeste de lo que se creía hasta hace un tiempo. De su lengua no se conocen dialectos.
Se vestían con una camiseta o unki, prenda que tejían con lana de guanaco, teñían de colores llamativos y adornaban con chaquiras. Sobre la camiseta se ponían un delantal rectangular, hecho de cuero o tela y adornado con dibujos geométricos muy coloridos, sostenido a la cintura con un cinturón de cuero. Cuando el clima lo ameritaba se abrigaban con mantas de lana. En la cabeza llevaban vinchas de colores o gorros rectangulares que cubrían la nuca. Los adornos, según lo muestran las pinturas rupestres de cerro Colorado estaban hechos de varillas metálicas, lana y plumas que cubrían de la cabeza a los pies. Otros adornos utilizados eran collares, brazaletes y pectorales, hechos de piedra, huesos, caracoles y, en menor medida, metal.
FIESTAS
De acuerdo al relato de los cronistas de la época de la conquista europea, los sanavirones gustaban de las fiestas con baile y alcohol. Se reunían en ocasiones disímiles como la muerte de un niño, la primera menstruación de una joven o luego de concluidas las tareas agrícolas colectivas, y allí llevaban sus instrumentos para cantar y bailar mientras bebían. Entre sus instrumentos se contaban las flautas, los sonajeros y los silbatos de piedra o arcilla.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Aparentemente su organización social era similar a la de los demás pueblos del área andina. La base era el ayllu, que consistía en grupos familiares pertenecientes al mismo tronco o unidos por vínculos de consanguinidad ficticia. Los grupos estaban comandados por un cacique menor quien a su vez respondía a un único cacique mayor.
Se cree que los grupos se identificaban con un apellido familiar, sin embargo los españoles los llamaban por el nombre del cacique o de sus pueblos de cabecera.
Los integrantes del ayllu eran dueños de las tierras; allí realizaban las tareas agrícolas y es de suponer que si las tierras eran del grupo, también lo era la producción que se habría repartido según las necesidades.
Algunos autores sostienen que el cacique mayor tenía algunas ventajas, como la de ser propietario único de las tierras en las que producía y la de ser ayudado en la recolección de su maíz y algarroba. La filiación se establecía siguiendo la línea paterna, es decir de manera patrilineal. En este tipo de régimen el papel del padre es muy especial ya que es la única autoridad en todas las cuestiones domésticas.
EL ARTE
Los sanavirones dejaron testimonio de su desarrollo en las pinturas rupestres de cerro Colorado. Muchos aspectos de su vida cotidiana se conocieron por estas pinturas. Pero también las estatuillas antropomorfas halladas en distintas excavaciones en la región, muestran su rica sensibilidad estética. En su mayoría eran figuras pequeñas y variadas sin indicación de sexo. Mediante incisiones se marcaban detalles de la vestimenta, pintura facial, tatuajes, peinados, gorros y vinchas. Eran de formas severas, más bien esquemáticas, sin miembros superiores y con el achatamiento en la parte posterior de las piezas. Las nalgas y piernas estaban bien modeladas, aunque no demarcaban los pies. Otras piezas en arcilla representan animales y algunas hechas en piedra se presentan como placas grabadas con motivos geométricos y adornos colgantes.
LA GUERRA
Aguerridos y eficaces en combate, los sanavirones estaban organizados para pelear. Utilizaban como armas el arco y flecha, la macana, la media pica y las boleadoras, y cuando atacaban de noche lo hacían portando antorchas que luego utilizaban para incendiar los pueblos enemigos. Los enfrentamientos más frecuentes eran con los comechingones, o en rencillas internas por acusaciones de brujerías o invasión de territorio.
VIVIENDA
Construyeron ranchos o chozas apuntaladas por cuatro horcones clavados en tierra. El techo, fabricado con palos, ramas y pajas, estaba sostenido sobre estos horcones. Para levantar las paredes usaban adobe crudo o tierra apisonada. Cubrían las aberturas con puertas de caña o cueros. Eran viviendas grandes agrupadas en pequeños poblados, protegidos o rodeados por cardones o arbustos espinosos.
COSMOVISIÓN
No es mucho lo que se conoce acerca de sus creencias, sí que practicaban pocos ritos y que tenían la noción de un Dios asimilable con el Sol. Entre sus prácticas religiosas se contaban las danzas rituales y la magia, tomadas de pueblos amazónicos de acuerdo a lo que puede apreciarse en pinturas rupestres. Usaban en sus ritos el cebil, droga de efectos narcóticos que se pulverizaba para aspirarla por la nariz. La molienda la realizaban sobre tabletas de piedra.
En algunas ceremonias utilizaban animales como los hurones, papagayos y lagartos, o algunos de sus atributos como pieles o cueros. Se realizaban dentro de un cerco hecho con ramas de guayacán, donde danzando y llorando idolatraban a sus dioses. Otro tipo de ceremonias eran las propiciatorias, en las que los hechiceros imploraban por la abundancia antes de que los cazadores salieran a hacer su tarea.
Solían encerrarse en sus casas con mucho abrigo para originar una copiosa sudoración. Entonces salían a que les diera el aire y luego se enjuagaban. Pero no se sabe con certeza si esta costumbre era terapéutica o un rito purificatorio.
Sus costumbres funerarias consistían en el cuidado tratamiento del cuerpo, el que enterraban en posición acurrucada envuelto en cuero. Se hallaron recipientes de barro que pudieron haber contenido restos de párvulos; pero no hay pruebas de que enterrasen a sus niños en urnas como hacían otras etnias; en cambio lo habrían hecho en pequeñas cámaras sepulcrales.
ACTUALIDAD
Actualmente los sanavirones viven en la provincia de Santiago del Estero, en cinco comunidades, aunque también en Córdoba cuentan con una comunidad en San Marco Sierra, departamento de Cruz del Eje. Los últimos datos ciertos con que se cuenta corresponden a la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005, que indica que 563 individuos se manifestaron como descendientes del pueblo sanavirón.
Como copla se denomina a cierta estructura métrica de la composición poética, típica de las canciones populares españolas. La palabra proviene del latín copula, que significa ‘unión’, ‘enlace’.
Las coplas, por lo general, están compuestas de cuatro versos, generalmente de arte menor (octosílabos), que pueden estar organizados a modo de cuarteta de romance, donde el segundo y cuarto verso riman; de redondilla, donde riman el primero y cuarto verso, al igual que el segundo y el tercero, o de seguidilla, compuesta por heptasílabos y pentasílabos.
Se caracterizan por tener un lenguaje coloquial y directo, y por abordar temas leves, de la vida cotidiana y del amor, aunque también lleguen a echar mano del humor para conseguir efectos cómicos.
Del mismo modo, las coplas se relacionan con las canciones que el pueblo usaba para denunciar abusos, contar historias o describir tradiciones y costumbres.
Las coplas populares muchas veces carecen de autor conocido, pues se han incorporado al acervo popular de la región de tal manera que muchas veces el autor se pierde en el tiempo o se olvida.
La copla surge en España en el siglo XVIII, y era conocida con el nombre de tonadilla, canción alegre y corta. Posteriormente, la copla pasará de España a América, donde también gozará de gran popularidad.
Los mayores exponentes de la copla son Rafael de León, Manuel López Quiroga, y Antonio Quintero. Y, aunque es un género eminentemente popular, también ha sido cultivado por autores de la llamada poesía culta, como Rafael Alberti, Luis de Góngora, Antonio Machado o Federico García Lorca.
Coloquialmente, también se denomina copla a cierto tema o asunto desagradable o inoportuno: “Anda con la copla de que quiere vender la casa”. Asimismo, se llaman coplas las excusas o evasivas con que alguien se trata de escurrir de una situación incómoda o indeseada: “No me vendrás con coplas esta vez”.
Ejemplo de coplas
Cuando nos vamos del pago
nos damos cuenta, ya lejos,
que el pago viene con uno
llorando adentro del pecho.
(Coplas del errante)
Flor entre flores
lucero la mañana,
me están quitando la vida
los ojitos de tu cara.
(Copla popular)
Cuídese del matrimonio
y nunca se case usted.
¡Mire si sabré estas cosas
que yo me casé con tres!
(Copla humorística)
Papagayo verde,
lorito real,
di tú lo que sabes
al sol que se va.
(Antonio Machado).
“Copla” (s/f.). En Significados.com. Disponible en: http://www.significados.com/copla/ [Consultado: 1 de agosto de 2016, 11:00 am].
Proveniente de latín patrimonium, el patrimonio en términos simples se define como “el conjunto de bienes que pueden ser heredados”, bien sea, de manera individual, global o por una comunidad específica.
La generalidad de este término se suele utilizar de manera simbólica o para nominar a lo que es susceptible de estimación económica.
Patrimonio natural
Los patrimonios naturales son áreas de tierra o de mar que pueden ser identificadas y definidas mediante el uso de estrictos criterios de evaluación como valores patrimoniales, para fines de conservación o gestionados activamente para este propósito.
Tales lugares podrían incluir parques nacionales, áreas marinas protegidas, reservas naturales, jardines botánicos, hábitats significativos de fauna y flora y sitios geológicos.
Patrimonio cultural
El patrimonio cultural es una expresión de los modos de vida desarrollados por una comunidad, que incluye costumbres, prácticas, lugares, objetos, expresiones artísticas y valores transmitidos de generación en generación. El patrimonio cultural se expresa a menudo como bien cultural tangible o intangible.
Tipos de patrimonio cultural
El patrimonio cultural ofrece representaciones tangibles e intangibles de los valores, creencias, tradiciones y estilos de vida de las generaciones anteriores. A pesar de que viene del pasado, el patrimonio cultural se conserva en el presente y es valorado por las actuales generaciones.
Patrimonio tangible
El patrimonio cultural tangible se refiere a cosas que podemos almacenar o tocar físicamente; como por ejemplo ropa tradicional, herramientas, edificios, monumentos, obras de arte o creaciones artísticas, monumentos, modos de transporte y otros productos físicos de la creatividad humana que tienen un significado cultural en la sociedad.
A la vez, el patrimonio tangible se puede clasificar en mueble e inmueble:
Mueble: comprende los objetos de tipo arqueológico, histórico, artístico, tecnológico, religioso y aquellos de origen folklórico que forman parte de la historia y la cultura de una comunidad. Ejemplos de este tipo de patrimonio son las obras de arte, los manuscritos, los documentos, las grabaciones, las fotografías, las películas y las artesanías. Este tipo de patrimonio se resguarda en lugares específicos, como los museos, para que esté al alcance visual del público en general.
Inmueble: este tipo de patrimonio está constituido por estructuras que se conservan y protegen con el fin de transmitir la historia que representan a las próximas generaciones; estos son lugares, sitios, edificaciones, zonas típicas y monumentos que no pueden ser transportados de un lugar a otro y que representan un alto valor desde el punto de vista arquitectónico, histórico, artístico, arqueológico o científico.
Patrimonio intangible o inmaterial
El patrimonio cultural inmaterial incluye tradiciones orales, rituales, valores, mitos, creencias, conocimientos y habilidades de artesanía tradicional, que popularmente se perciben a través de la cocina, vestimenta, formas de vivienda, ceremonias religiosas, artes escénicas y narración de cuentos.
Patrimonio histórico
Los lugares patrimoniales históricos se relacionan particularmente con la ocupación y uso del continente desde la llegada de los europeos y otros migrantes.
El patrimonio histórico ilustra la forma en que las culturas tanto indígenas como no indígenas, han modificado, moldeado y creado nuestro entorno cultural. Por su naturaleza este seguirá en constante evolución para representar el flujo de la historia y las percepciones cambiantes de la comunidad.
UNESCO
Cada país o región puede tener su patrimonio, pero la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés UNESCO, tiene una distinción especial para titular a dichos lugares dentro de la clasificación de patrimonio natural o cultural de la humanidad. Existen cerca de 79 países con patrimonios naturales reconocidos por la UNESCO y la mayoría de los países de los cinco continentes describen patrimonios culturales de la humanidad.
¿Sabías qué...?
Las casas, vehículos, tierras o empresas de una familia, según el derecho, se consideran patrimonios personales que se heredan de una generación a otra.