Gregoria Apaza y la revolución indígena

Gregoria Apaza fue una de las más importantes figuras indígenas femeninas dentro de los levantamientos indígenas que precedieron a la época de la guerra de la independencia. Esta líder se destaca en especial por su participación durante el histórico sitio de La Paz y la conquista de Sorata.

Junto a su cuñada Bartolina Sisa y su hermano Julián Apaza, también conocido como Túpac Katari y líder principal de la revolución en ese momento, Gregoria Apaza llevó a cabo el sitio de La Paz el 13 de marzo de 1781, donde comandaron a decenas de miles de combatientes de los pueblos aimara y quechua para invadir los límites de la ciudad y cortar toda comunicación con el exterior, lo que resultó en la muerte de muchos de los sitiados por el hambre y los enfrentamientos. Los líderes se instalaron en El Alto de La Paz para organizar desde allí la operación.

A mediados del período de 109 días que duró el primer cerco de La Paz, Gregoria marchó a Pampahasi bajo el cargo de general, donde se instaló y desde donde comandó la invasión a la localidad de Sorata. Para ello ideó una estrategia en donde utilizó un río del lugar para crear una represa, de manera que se formaran torrentes de agua que impactaran con fuerza sobre sus enemigos y provocaran una inundación. Gracias a ello y a la imbatible dirección de sus tropas, Gregoria conquistó Sorata con éxito.

Cabe destacar que fue durante este tiempo que la general inició una relación sentimental con Andrés Túpac Amaru, otro destacado líder indígena. Sin embargo, tras la conquista de Sorata, Andrés tuvo que partir a Azángano, por lo que la pareja tuvo que separar sus caminos por primera y última vez.

Mientras tanto, en La Paz, Túpac Katari había sido capturado el 17 de octubre por las tropas españolas del comandante José Reseguín. Al enterarse de esta noticia, Gregoria armó su ejército en Sorata y partió hacia la ciudad como refuerzo, solo para encontrar ella también la derrota. Así, Gregoria fue apresada por más de medio año hasta su ejecución en 1782.

¿Sabías qué?
El 5 de septiembre es reconocido como el Día Internacional de la Mujer Indígena. Se eligió esta fecha por ser la misma en la que fueron ejecutadas Gregoria Apaza y su cuñada Bartolina Sisa, las dos principales representantes femeninas de la comunidad, distinguidas por su valor y su papel en la historia.
Gregoria Apaza es una figura de gran importancia para la historia de los pueblos originarios, especialmente la aimara.

El papel de Tomás Katari en los levantamientos indígenas

En la segunda mitad del siglo XVIII iniciaron lo que serían las primeras insurrecciones suramericanas en tierras bolivianas contra la administración de la Corona española a manos de los pueblos originarios del lugar. Estos levantamientos fueron iniciados por Tomás Katari, uno de sus más importantes líderes.

Antecedentes

El mestizo Blas Bernal había cometido varios abusos en contra de la comunidad indígena de Chayanta en 1777, como robos en la recaudación de sus impuestos y la apropiación del título de cacique que, por derecho, le pertenecía a Tomás Katari. Este último y su compañero Tomás Achu partieron hacia Buenos Aires para denunciar estos abusos con el virrey del virreinato del Río de la Plata, Juan José Vértiz. Este atendió a sus quejas y les prometió que investigaría el caso, por lo que Katari regresó satisfecho a su hogar.

¿Sabías qué?
Durante los años que precedieron a los levantamientos indígenas, los españoles le habían prohibido a estos montar a caballo. Es por esto que Katari y Achu se vieron obligados a realizar su trayecto desde Chayanta a Buenos Aires a pie, motivo por el que el viaje que duró varios meses.

El levantamiento

Al regreso de Katari y Achu en 1779, comenzó una nueva serie de altercados contra el corregidor de Chayanta y amigo de Bernal, Joaquín de Alós, quien encarceló a Katari en varias ocasiones y se negó a devolverle sus derechos, momentos donde el líder indígena logró salir de su arresto gracias a la turba enfurecida de sus seguidores que, equipados con palos y herramientas, demandaban su libertad. Así, Katari continuó con sus demandas, dentro de las cuales incluyó una reducción de los impuestos y el cese de las mitas, nombre que recibían los trabajos forzosos que su pueblo era obligado a realizar.

El episodio más violento y decisivo de las disputas ocurrió durante el último encarcelamiento de Katari, donde Alós, acompañado por un gran ejército, le disparó a Tomás Achu. El pueblo, enfurecido, asesinó a todos los soldados españoles y exigió la libertad de Katari a cambio de la vida y la posición política de Alós, quien se vio obligado a renunciar y huir.

La Audiencia de Charcas otorgó la libertad y reconoció el cargo de Katari, pero a la vez anunció una recompensa por su captura. Esto se efectuó en enero de 1781, donde un grupo de milicianos españoles lograron capturar al líder indígena y lo ataron de pies y manos para lanzarlos por un precipicio en Chataquilla. La noticia de su muerte se extendió por toda la comunidad, y otros líderes lograron continuar con la rebelión por varios meses más.

Provincia de Chayanta, en el actual departamento de Potosí, la localidad de origen de Tomás Katari.

Tobas-quom

Son un grupo étnico originario de Argentina, con una rica cultura y tradiciones ancestrales. Conocidos por su increíble artesanía, su música y danzas folklóricas, así como su profundo conocimiento de la naturaleza y su espíritu resiliente.

Mujer qom.

ORIGEN

Es un pueblo indígena originario del noreste de Argentina, específicamente de la región del Gran Chaco, que abarca partes de Agentina, Paraguay y Bolivia. Se cree que su presencia en la región data de hace al menos 1.500 años, en donde se asentaron como cazadores, pescadores y recolectores.

HISTORIA

Durante la época de la colonización europea, los tobas-quom entraron en conflicto con los colonizadores españoles, lo que resulto en la pérdida de sus tierras y en la disminución de su población debido a enfermedades y enfrentamientos armados. Posteriormente, durante el siglo XIX y principios del siglo XX, el avance de la frontera agrícola y ganadera en el Chaco provocó una mayor presión sobre las tierras y recursos de la etnia. En la actualidad, los tobas-quom luchan por preservar su cultura, tradiciones e idioma, que es el qom y pertenece a la familia lingüística mataco-guaycurú.

Ubicación de la etnia tobas-quom.

DEMOGRAFÍA

Habitan principalmente en las provincias de Formosa, Chaco y Salta en Argentina. Su población estimada es de 60.000 personas, aunque las cifras varían. La mayoría de los tobas-quom vive en comunidades rurales y enfrentan desafíos socioeconómicos significativos, incluidos la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos como educación y atención médica. Muchos de ellos también luchan por preservar la cultura y tradiciones en un contexto de cambios rápidos y presiones externas.

ACTIVIDADES PRODUCTIVAS

Tradicionalmente, los tobas-quom se dedicaban a actividades como la caza, la pesca la recolección y la agricultura de subsistencia. La caza de animales como ciervos, pecaríes y aves, así como la pesca en los ríos y lagunas de la región, eran fundamentales para su alimentación. Además, recolectaban frutos, raíces y otros recursos naturales. También cultivaban maíz, porotos, calabazas y algodón. Actualmente, han diversificado sus medios de vida, incorporando la artesanía, el turismo comunitario y otras actividades.

Mujer y niña artesanas de la comunidad indígena qom.

RELIGIÓN

Practican una forma de animismo, en la cual creen en la presencia espiritual de seres en la naturaleza, como animales, plantas y elementos naturales. También tienen prácticas de medicina tradicional como creencias en un mundo de espíritus y la veneración de sus antepasados. Sin embargo, con la llegada de los misioneros cristianos, algunos tobas-quom también han adoptado el cristianismo, lo que ha llevado a una amalgama única de creencias religiosas en esta comunidad indígena.

MIGRACIÓN

Los tobas-quom son un pueblo indígena que históricamente ha practicado la migración estacional en busca de recursos naturales y oportunidades de trabajo. Sus migraciones pueden estar relacionadas con la caza, la pesca, la recolección de alimentos silvestres y la participación en actividades agrícolas temporales. También se han visto obligados a migrar debido a conflictos con otros grupos étnicos o a la presión de la colonización y la explotación de sus tierras.

¿Sabías qué?
Los tobas-quom son conocidos por su habilidad en la fabricación de artesanías, especialmente en la creación de cestas y tejido con técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación. Estas artesanías no solo son apreciadas por su belleza estética, sino que también desempeñan un papel importante en la preservación de la cultura y la identidad de este grupo indígena.

Leyes contra la discriminación en Guatemala

Las desigualdades son un obstáculo para el desarrollo de un país, tanto a nivel social, como económico y político. En Guatemala, esta desigualdad afecta principalmente a los pueblos indígenas y a las poblaciones rurales. El marco legal que lucha contra esta discriminación se muestra a continuación.

La ONU ha reafirmado que el racismo se expresa en Guatemala en cuatro ámbitos: estructural, institucional, legal e interpersonal.

DECRETO NÚMERO 81-2002

En el año 2002, el Congreso de la República de Guatemala decretó la Ley de Promoción Educativa Contra la Discriminación, esto de conformidad con el artículo 66 y 71 de la Constitución de la República que indican que “el Estado de Guatemala reconoce, respeta y promueve la forma de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización y lenguas o dialectos de los diversos grupos étnicos” y que “es obligación del Estado de Guatemala el proporcionar y facilitar la educación a sus habitantes sin discriminación alguna”.

Asimismo, este decreto se enmarcó en la Convención Relativa a la Lucha contra la Discriminación en la Esfera de la Enseñanza aprobada por la Conferencia General de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura; la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial; y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; todas aprobadas por el Presidente de la República de Guatemala.

En su primer artículo, se establece que “los ministerios de Educación y de Cultura y Deportes promoverán y difundirán, el respeto y la tolerancia hacia la Nación guatemalteca que es pluricultural, multilingüe y multiétnica. Asimismo promoverán y difundirán programas tendientes hacia la eliminación de la discriminación étnica o racial, de género y toda forma de discriminación, con el objeto de que todos los guatemaltecos vivamos en armonía”.

En el marco de los Acuerdos de Paz surgió la Reforma Educativa como un componente esencial para la formación de un nuevo ciudadano.

ACUERDO GUBERNATIVO 390-2002

Este acuerdo crea la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo contra los Pueblos Indígenas en Guatemala. En su primer artículo se fija que esta comisión “tendrá a su cargo la formulación de políticas públicas que tiendan a erradicar la discriminación”.

La discriminación y el racismo deslegitiman el sistema político en su conjunto de un Estado multiétnico, pluricultural y multilingüe.

Dentro de sus funciones, se establece que “deben asesorar y acompañar a las distintas instituciones y funcionarios del Estado, así como a la de instituciones privadas, para desarrollar mecanismos efectivos en el combate a la discriminación y el racismo que se da contra los pueblos indígenas en Guatemala”.

También deben “formular políticas públicas que garanticen la no discriminación y el racismo contra los indígenas y dar seguimiento a su ejecución”, “monitorear las políticas de las instituciones privadas y sugerir criterios a adoptar para afrontar positivamente el problema de la discriminación” y “llevar registro de denuncias de casos de racismo y discriminación, y canalizarlos a las instituciones competentes”.

ACUERDO GUBERNATIVO 143-2014

Este acuerdo estuvo enmarcado en la Constitución de la República, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Ley del Organismo Ejecutivo. Aprueba la Política Pública para la Convivencia y la Eliminación del Racismo y la Discriminación Racial, la cual está bajo la responsabilidad de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo contra los Pueblos Indígenas en Guatemala (CODISRA).

Su artículo 3 establece la obligatoriedad que tienen todas las instituciones públicas que tengan atribuciones y funciones relacionadas con la política pública aprobada a cumplir con la misma, para este efecto se deberán coordinar sus acciones con la CODISRA.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la niñez indígena guatemalteca se encuentra en desventaja y excluida del desarrollo.

PUNTO RESOLUTIVO 2-2012

El Congreso de la República de Guatemala, en consideración a la situación de vulnerabilidad que sufren millones de niñas en todo el mundo y en especial en Guatemala, donde muchas niñas han sufrido menosprecio por razón de su género y su edad, resolvió:

Primero: manifestar y hacer público su apoyo incondicional y solidaridad a las niñas guatemaltecas que han padecido violencia o discriminación por el hecho de pertenecer al género femenino y por su edad.

Segundo: expresar que nuestro país se une a la declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de la cual se establece el día 11 de octubre como ‘Día Internacional de la Niña’, para poner en relieve la necesidad de ayudar a mejorar las condiciones de vida de las niñas, y prevenir y erradicar la doble discriminación –por género y edad- que sufren en la actualidad.

Tercero: hacer un llamado general a la tolerancia y en especial instar a las autoridades y organizaciones relacionadas con la niñez y la salud, para unirse y generar una campaña de información masiva, para que se divulgue por los distintos medios de comunicación e informen a toda la población guatemalteca sobre la necesidad de proteger y cuidar a las niñas, para evitar que sigan siendo marginadas y discriminadas en la familia y en la sociedad, y lograr que desde la niñez las mujeres se sientan respetadas, reconocidas y que sus contribuciones a la sociedad sean valoradas”.

Según el Informe Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de 2017, en Guatemala las desigualdades entre hombres y mujeres destacan por encima de otros países de América Latina. Las exclusiones son sistemáticas y hay muchos otros datos que abonan a que las mujeres en Guatemala estén excluidas desde la niñez.

Yanomamis

Grupo indígena de origen poligénico que habita en la zona limítrofe entre Venezuela y Brasil. Apodados gente de a pie, se manejan con naturalidad en la selva, lo que les ha permitido adaptarse fácilmente a la vida en los bosques. En la actualidad padecen el constante embate de su hábitat por parte de los buscadores de oro, que constituyen una amenaza directa a su supervivencia.

Río Orinoco de Venezuela.

La mayoría de este grupo se encuentra asentada en la zona sur del estado de Amazonas, en Venezuela, y una parte minoritaria en territorio brasileño. Históricamente sus asentamientos se han ubicado en la zona selvática, junto a los caños menores de la gran red fluvial de la región. Las cabeceras de los ríos y las montañas han constituido su hábitat natural al menos hasta el siglo XX. Históricamente el sitio de mayor densidad poblacional era la Sierra Parima, pero actualmente los mayores núcleos de población se encuentran en el Alto Orinoco y los ríos tributarios como el Mavaca, el Ocamo, el Padamo y el Metakuni.

Hacia la segunda mitad del siglo XX comenzaron un proceso de expansión hacia los cursos de los grandes ríos navegables. Se los conoce como yanomami por la pronunciación que los misioneros salesianos de origen italiano hacían de la palabra, pero la expresión correcta es yanomama. La confusión comienza en la pronunciación del plural, que en italiano es yanomami, error que queda claro en testimonio de los mismos misioneros. En cuanto a su origen, varios investigadores están de acuerdo que es poligénico, y que no son una raza “pura” como erróneamente se había dicho.

Yanomami en español significa “gente”, y a todo el que no pertenece a su pueblo lo llaman “nape”, que significa “gente de peligro” o “extraño”. Documentos históricos hablan de la presencia de los yanomami en la Sierra Parima y en el Alto Orinoco hacia 1758. En el tiempo en que se produjo su contacto con los españoles estaban en una etapa de expansión que los llevó a explorar nuevos territorios en las riveras de los ríos Orinoco, Padamo y Mavaca. Esta expansión no tuvo los mismos frutos hacia el norte y el oeste de su territorio original porque fueron detenidos por los Ye’kuana.

Cacique. – Amazonas venezolano.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

Se organizan de acuerdo a los típicos principios tribales que privilegian el agrupamiento por grado de parentesco. Del mismo modo privilegian la descendencia de antepasados comunes, los intercambios matrimoniales entre familiares o grupos con un parentesco común, dejando la jefatura en manos de autoridades transitorias con un jefe a la cabeza que se encarga de mantener en orden la aldea y de llevar adelante las relaciones con otras aldeas. Los jefes generalmente son personas mayores que pertenecen a grupos familiares numerosos y que, según sus capacidades, sabiduría y carisma, pueden llegar a convertirse en autócratas, aunque esto sucede muy pocas veces ya que por lo general se limitan a aplicar levemente su autoridad por sobre sus pares, y su tarea no los exime de participar activamente de los trabajos productivos. Los jefes se ocupan de mantener la paz, sin embargo, paradójicamente, se trata de valientes guerreros que en oportunidades difíciles hacen uso de la fuerza para imponer la calma.

ECONOMÍA

El corto periodo de productividad de sus cultivos hace que este pueblo nómade esté en constante movimiento. Sus cultivos principales son el plátano, ñame, batata y malanga. Cuando la tierra se agota, aproximadamente al año, la población busca otro lugar donde asentarse. Otra de sus actividades es la recolección de productos silvestres y ranas.

Para completar lo que es su alimentación, practican la caza con arco y flecha y la pesca con flecha y timbó, especie de planta que zarandean en el agua para atontar a los peces.

Esta economía precaria basada en el autoconsumo, hace que no tengan relaciones comerciales con otros grupos. Ellos mismos producen también los pigmentos naturales con que se pintan el cuerpo, y el curare, un veneno con que untan la punta de la flecha para la práctica de la caza. Otra de las drogas que consumen es el epená, utilizada en los rituales curativos a cargo de shamanes que se comunican con espíritus. La droga se usa en poca cantidad aspirándola por las fosas nasales con un palo hueco.

Ñame.

VIOLENCIA

La violencia es el signo de esta etnia. Su vida cotidiana se ve absorbida por la confrontación constante con otros grupos, aldeas, o hasta entre los miembros de la misma aldea. Estas aldeas son pequeñas villas dispersas que habitan entre cuarenta y doscientos pobladores. Allí practican la agricultura mientras planean como atacar otra aldea, o como defenderse de un posible ataque. Así son sus relaciones, en constante tensión, incluso las interpersonales. Con frecuencia establecen alianzas entre las aldeas que hace que se brinden mutua cooperación y el compromiso mutuo de ayuda en caso de necesidad. Si una aldea es desplazada de su territorio, su aliada le brindará refugio permitiéndole compartir sus huertos, y refugiándolos hasta que puedan reponerse. Pero ocurre que estas alianzas son frágiles y se rompen con facilidad, ya sea porque la aldea protectora se aprovecha de la protegida, ya sea porque la protegida se rebela y traiciona el pacto. Con cierta frecuencia las aldeas establecen alianzas entre ellas que se traducen en dar refugio en caso de necesidad.

Suele suceder que la tensión estalle dentro de la misma aldea, en ese caso puede ocurrir que se divida. Es una muestra de lo que es el mundo para el yanomami, un lugar de disputa permanente, de constante amenaza a la seguridad. Llegan a un punto en el que se comportan agresivamente solo para demostrar el peligro que podría significar atacarlos. Este aspecto de su cultura transmiten a sus hijos desde niños, exigiéndoles conductas violentas y reprendiéndolos cuando no usan la fuerza física para resolver sus pleitos. Los niños cuando entran en la adolescencia practican lucha y se preparan para la guerra como adultos. Esta hostilidad se manifiesta también hacia las mujeres.

RITOS

Realizan dos tipos de cacería: una es la que practican para obtener su ración de carne diaria (rami); la otra es la que realizan los hombres de la comunidad, en grupo, a fin de conseguir las presas necesarias para un gran festejo con el que buscan agasajar a un visitante (heniyomou).

Uno de los motivos que da lugar al heniyomou es la realización de un velatorio. Cuando de eso se trata, la cacería ritual se inicia en las primeras horas de la noche entonando cantos rituales, sencillos y poéticos, y danzas que practican jóvenes de ambos sexos. Esta ceremonia suele durar varias noches y es de plena algarabía y bromas obscenas. Otra de las costumbres del rito mortuorio es la de la ingesta colectiva de las cenizas del muerto, luego de molerlas en un mortero. Mientras los hombres toman la sopa de plátano que contiene las cenizas, las mujeres lloran. Cuando se trata de un hombre muerto por los enemigos, los hombres claman venganza. El consumo de tabaco y yopo durante la ceremonia es frecuente, ya que de ese modo entran en contacto con lo sobrenatural para curar enfermedades y transmitir sus memorias.

CULTURA

VESTIMENTA Y ADORNOS

Los yanomamis no usan vestimenta más que como adorno. Los hombres se atan el prepucio con un hilo de algodón con el que rodean la cintura para mantener el pene siempre alzado y pegado al vientre. Las jóvenes lucen guayucos de algodón de manera decorativa.

Tanto los hombres como las mujeres llevan el pelo negro y lacio decorado con una tonsura. Tienen por costumbre pintarse el cuerpo usando colorantes. El color rojo lo preparan usando onote, para el morado lo mezclan con una resina llamada caraña.

Cuando están en guerra los hombres se pintan de negro humo, con lo que simbolizan la noche y la muerte. Con el luto las mujeres abandonan el rojo, y se pintan de negro los pómulos durante un año. En ocasiones festivas suelen pintarse con arcilla blanca. Los hombres se perforan el lóbulo de la oreja y se colocan allí trozos de caña verada, plumas y flores. Utilizando el mismo procedimiento se adornan la nariz y los labios con finos palillos de bambú. Los adornos se completan con brazaletes confeccionados con plumaje de pájaros como el tucán, el paují, el gavilán y el loro. Las mujeres utilizan adornos más sutiles, hechos con cogollos de palmeras, flores o manojos de hojas perfumadas que colocan en cilindros vegetales que llevan en los agujeros de las orejas.

VIVIENDA

Las aldeas son irregulares en cuanto a su población. Las más pequeñas oscilan entre los 40 y 50 habitantes, mientras que las más grandes suelen llegar hasta 300. Las construyen en forma circular y completamente abiertas. Las viviendas albergan grupos familiares en un formato cónico que en ocasiones puede romper el círculo para alinearse en hilera. Las familias comparten los alimentos, ya sea los provenientes de la caza y la pesca, o los cultivos. Tienen por costumbre reunirse alrededor de la hoguera a conversar mientras fabrican sus enseres. Allí cuentan sus mitos y leyendas enseñando a los niños sus tradiciones.

ARTESANÍA

No tienen artesanías muy desarrolladas. La alfarería que en otros tiempos ocupó un lugar importante en su producción, en la actualidad prácticamente ha desaparecido. Apenas se conserva en comunidades pequeñas que fabrican con arcilla blanca la tradicional hapoka, que es la olla en forma de campana, sin decoración, asas o patas. Lo que aun producen, aunque de forma rudimentaria, son los hilados de algodón tejidos en bastidores hechos con palos clavados en el suelo. También fabrican sus chinchorros usando fibra descortezada de bejuco.

ACTUALIDAD

La actualidad de este pueblo se ve amenazada por la presencia de buscadores de oro de métodos violentos que afectan de manera directa su forma de vida. Se calcula que hay en la región unos 40.000 buscadores de oro que atentan constantemente contra el hábitat de los yanomamis. Esta situación ha sido denunciada como así también la presencia de científicos que han realizado investigaciones con sangre de los indígenas sin contar con su autorización. Estas y otras situaciones conflictivas son las que dan marco a su vínculo con el hombre blanco.

Apaches

Con el nombre de apaches se conoce a un grupo de naciones indígenas que se asentaron al este del actual estado de Arizona y regiones de Texas y Nuevo México (Estados Unidos), y al norte de los actuales estados mexicanos de Sonora y Chihuahua.

Río Platte, zona donde se asentaron los apaches kiowa.

En total eran seis tribus emparentadas culturalmente por pertenecer todas al grupo de lenguas atabascanas: los apaches kiowa, asentados entre el límite norte de Nuevo México y el río Platte; los lipanos, del este de Nuevo México y oeste de Texas; los jicarillas del sur de Nuevo México; los mescaleros, de la zona central de Nuevo México; los chiricahuas de la zona montañosa de Chiricahua, en el suroeste de Arizona, y los apaches occidentales de la parte central de Arizona.

Estos pueblos se denominaban a sí mismos ndee, palabra cuya traducción al español es “la gente”, pero los conquistadores españoles los llamaron apaches, palabra que posiblemente provenga del zuñi apachu y cuyo significado es “enemigo”.

Hablaban un conjunto de lenguas atabascanas meridionales clasificadas en tres grupos: apache de las llanuras, apache oriental y apache occidental.

HISTORIA

Originarios del actual territorio canadiense, los apaches emprendieron una migración que tras quinientos años de marcha concluyó en el suroeste de Estados Unidos. Llevaban una vida seminómada que los mantenía en movimiento entre los ríos Colorado y Brazos, en Texas. Pescadores, agricultores y cazadores fueron hábiles exploradores que llegaron a conocer cada palmo de su extenso territorio, al que defendieron con fiereza resistiendo la colonización.

La resistencia apache comenzó con la llegada de los conquistadores españoles que en 1540 ocuparon las tierras de Nueva España. En 1598 Juan de Oñate tomó posesión de las tierras de Nuevo México y decidido a dominar a los pueblos originarios estableció como estrategia la división de las poblaciones para su debilitamiento. A fray Francisco de Zamaro le da el encargo de evangelizar a los indígenas del extremo norte de Nueva España y el poniente de Sierra Nevada, en California. Para facilitar la labor misionera, grupos de aztecas y otomíes convertidos al cristianismo, fueron trasladados desde sus territorios originarios hacia la zona de los apaches. Pero los apaches, como otras tribus de la región, no se dejaron seducir por la propuesta evangélica y atacaron poblaciones españolas localizadas en los territorios de Nueva España, incendiándolas.

Pero el avance español hacia el norte continuó penetrando en sus tierras hacia fines del siglo XVI. La presencia española en la región limitó el flujo comercial entre los apaches y los pueblos vecinos, situación que se vio agravada con la llegada a la región de los comanches a principios del siglo XVIII, obligándolos a desplazarse hacia el sur, alejándose así de su principal fuente de alimentos, el búfalo. Las circunstancias llevaron a los apaches a dedicarse al pillaje para poder subsistir.

Después de declarar su independencia, México intentó darle una solución a la cuestión, iniciando un periodo de pacificación que consistía en agruparlos en poblaciones, pero el plan fracasó por la impericia de los funcionarios del gobierno.

Al firmarse el tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848, entre México y Estados Unidos, el territorio apache quedó dividido entre estos dos países. Esto generó malestar en los aborígenes, que se manifestaron disconformes con la resolución que provocó su dispersión por tierras de Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma, Chihuahua, Sonora, Coahuila, Durango y Zacatecas.

Los enfrentamientos entre las tribus apaches y el ejército de los Estados Unidos se sucedieron hasta que, en 1868 se rindieron la mayoría de las tribus, exceptuando a los chiricahuas, que siguieron con su posición hostil hasta 1872, cuando su jefe, Cochise, firmó un tratado de paz con el gobierno y aceptó el traslado de su pueblo hacia una reserva en el sur de Arizona. Años después, en 1886, Jerónimo, por entonces jefe apache, fue detenido y confinado con su grupo a una reserva en Florida, Alabama, desde donde se lo trasladó al Territorio Indio de Oklahoma, donde falleció en 1909.

En 1928 el gobierno mexicano declaró oficialmente extinta la etnia apache en su territorio. Para entonces apenas unas 3.000 sobrevivían en Estados Unidos, donde fueron sometidos en reservas en los estados de Arizona, Nuevo México y Oklahoma.

Zona montañoza Chiricahua.

ECONOMÍA

Población nómade, la mayor del sudoeste de Norteamérica, sus comunidades se establecían en verano en las zonas montañosas, trasladándose durante el invierno a las llanuras. Eran profundos conocedores del terreno, lo que facilitaba su adaptación al medio. Estos conocimientos empíricos sobre la ecología fueron útiles a los colonizadores blancos que poco sabían sobre una tierra para ellos completamente desconocida.

Criaban perros, caballos, mulas, ovejas y algunas vacas que además de servirles como alimento, los proveían del cuero necesario para fabricar monturas. Pero la base de su economía eran la caza y la recolección. La cacería era una actividad exclusiva de los hombres, para la que se preparaban desde la niñez. Esta actividad les exigía máxima concentración, y cuando la llevaban a cabo trataban de mantener alejadas a las mujeres porque consideraban que traían mala suerte. Formaban partidas que se movilizaban a pie o a caballo, y en ocasiones se disfrazaban con máscaras que reproducían antílopes o ciervos, untándose además con grasa animal, lo que les permitía acercarse más a sus presas. Todo era complementado con ceremonias religiosas que garantizaban el éxito y aplacaban a los animales sacrificados.

La llegada de los europeos los puso en contacto con el caballo y sus múltiples utilidades; desde entonces se dedicaron a robarlos haciendo con la colaboración del animal, más ágiles sus tareas.

Por su parte, las mujeres se encargaban de recoger alimentos, madera, agua y miel. Además, era común la práctica del trueque y el pillaje con las otras tribus.

RELIGIÓN

En la vida de los apaches la religión era algo fundamental. La mitología apache pone de relieve la búsqueda de la patria, búsqueda en la que reciben la colaboración de los dioses gemelos de la guerra, que recorrían el mundo fijando límites y determinando las zonas en las que los grupos podían vivir. Creían que el mundo estaba en continuo movimiento y sus rituales se centraban en elementos inmediatos y espontáneos. Estos rituales eran conducidos por chamanes. A pesar de la importancia que le daban a lo religioso, no tenían una creencia orgánica en cuanto al más allá porque lo prioritario para ellos era la supervivencia, por eso privilegiaban los ritos curativos. Otros ritos importantes eran los que se realizaban en consonancia con el ciclo de vida, como los primeros pasos de un niño y la ceremonia de la pubertad.

Sus dioses principales, Gan (espíritus de las montañas), reciben su fuerza de los bosques y el desierto, se retrotrae al Oso y la Serpiente y se vinculan con el Rayo y las Estrellas. Estos espíritus bailan de noche frente al fuego, su danza es de búsqueda y vienen de las cuatro direcciones.

Durante la representación el pueblo revive el origen de los apaches y las migraciones de sus antecesores. Las bendiciones de los espíritus pasan por las mujeres de la tribu, que los encierran en un círculo que se mueve lentamente y que se baila alrededor de la lumbre.

Sin embargo a los espíritus les acompaña un payaso que les sigue agitando maracas e imitando sus movimientos, y éste es el más sagrado, el que guarda a los espíritus de las montañas y aleja las influencias negativas del círculo.

Para el pueblo apache la necesidad de celebrar es tan sagrada como el cántico del chamán; sus celebraciones son una afirmación de la vida.

ORGANIZACIÓN SOCIAL

Si bien existen diferencias en la organización de las distintas naciones correspondientes al grupo de los apaches, existen algunos rasgos generales comunes a todas. Los pequeños grupos familiares en los que estaban agrupados viajaban juntos y tenía cada uno su propio líder. Estos grupos a menudo interactuaban con otros y conformaban una unidad mayor a la que llamaban banda. No existía un gobierno central, cada uno tenía sus propios tratados y acuerdos oficiales, razón por la cual existían diferencias entre ellos a la hora de negociar con gobiernos como el de Estados Unidos, cuando se trataba de llegar a un acuerdo o pacto.

La organización social de las tribus apaches occidentales era de tipo matrilineal, es decir, su descendencia se transmitía por línea materna; otras tribus, al parecer, mantenían la descendencia a través de ambos progenitores. La poligamia se practicaba siempre que lo permitieran las circunstancias económicas. El vínculo matrimonial podía romperse fácilmente por cualquiera de las dos partes.

Tradicionalmente, las mujeres apaches recolectaban los alimentos, la leña y el agua, mientras que los hombres se dedicaban a la caza y la rapiña.

VIVIENDA

Los apaches vivían en tres tipos distintos de casas. El primero es el tipi o teepee, que es una tienda cónica que se encuentra realizada de pieles de animales, pudiendo ser fácilmente trasladada de un lugar a otro. Otra vivienda es el wickiup, que cuenta con una sola estancia y es redonda, contando con una cúpula cuya cobertura se realiza con hierba, maleza, corteza, tejidos o juncos, siempre teniendo en cuenta la disponibilidad de materiales. Finalmente se encuentra el hogan, que a pesar de ser característico de los navajos también fue utilizado por los apaches. Se trata de viviendas redondas que cuentan con una forma cónica, hecha de madera, arcilla y tierra. Su estructura facilitó la vida en entornos calurosos gracias a que favorecía la ventilación y en temporadas invernales preservaba el calor.

El hogan, vivienda característica de los navajos, también fue adoptada por los apaches.

COSTUMBRES

Consideraban al guerrero como sagrado, era un héroe cultural y lo llamaban “Muchacho del Agua”. Se preparaba para sus funciones en un noviciado durante el que debía observar algunos tabúes hasta convertirse en servidor del resto de los luchadores. Una vez superada esta celebración se lo consideraba adulto y guerrero.

A las mujeres les estaba vedado participar en los combates, sin embargo en la historia de este pueblo ha habido excepciones justificadas en los supuestos poderes especiales de algunas representantes femeninas. Para la guerra reunían de 150 a 200 guerreros, a veces un número mayor, y por lo general se trataba de conflictos originados en venganza de incursiones sangrientas de sus enemigos ocasionales o en represalia por actos de brujería. Los chamanes eran los encargados de preparar los rituales adecuados previos al asalto, y luego uno de ellos acompañaba a la tropa por sus dones curativos.

Los colonos europeos pudieron constatar la habilidad de este pueblo para tender emboscadas, camuflajes, ataques sorpresivos y guerra de guerrillas. Sus técnicas silenciosas eran tan perfectas que eran capaces de desarmar un campamento y desaparecer ante la vista del enemigo sin que este lo percibiera. Incluso para despistarlos montaban campamentos falsos. En trances difíciles demostraban su dureza; soportaban la sed y el hambre y eran capaces de recorrer distancias de entres 50 y 80 km al día. El hombre blanco los apodó “los tigres de la raza humana”, y les temían por su implacabilidad y brutalidad. Aunque se trata de una consideración subjetiva ya que fue justamente el hombre blanco el que los destruyó.

Se diferenciaban de otras etnias por su pragmatismo, lo que los hacía prudentes y reticentes a las acciones suicidas o demasiados riesgosas. Admiraban la valentía, pero rechazaban el heroísmo por considerarlo innecesario y contraproducente.

ARTE

La expresión artística más común asociada a los apaches es la cestería, cuya especialización ha sido desarrollada a lo largo de miles de años. La decoración era geométrica e intrincada, con diseños de animales, y se utilizaba principalmente la yuca para su realización. Hacían también collares que eran elaborados con distintos elementos como conchas, corales, turquesas, plata o madera entre otros elementos que luego se tallaban. Además de distintos ornamentos que vestían principalmente las mujeres, el arte apache también contaba con copas, platos y cucharas que eran realizados con cuidados diseños hechos a mano.

ACTUALIDAD

Desde que perdieron su última guerra, se vieron obligados a vivir en las reservas -cuya invención se debe a los españoles en el siglo XVIII-, muchas de ellas situadas fuera de sus tierras históricas. Si bien los apaches sobrevivieron o se recuperaron demográficamente, una parte de sus formas culturales desapareció. Con todo, los últimos años han presenciado un renacimiento de sus tradiciones, ya que han sabido adaptarse a los tiempos actuales.

Los sobrevivientes de la etnia viven las reservas de Arizona, Nuevo México y Oklahoma y se calcula que el número de individuos está entre los 5.500 y los 6.000. A estos se suma un pequeño grupo de apaches mescaleros que subsisten en la zona fronteriza entre los estados mexicanos de Chihuahua, Sonora y Coahuila.

COCHISE (1812 – 1874)

u nombre apache es Shi-Kha-She, y es la figura que encabeza las Guerras Apaches que luego serán continuadas por figuras como Gerónimo. Hasta el año 1861, la convivencia entre grupos de blancos e indios había sido pacífica, pero ese año sucede un incidente en el que a raíz de un robo Cochise es juzgado erróneamente como su autor, llevando al asesinato de rehenes de ambas partes luego de un enfrentamiento con un inexperto teniente. Este incidente abrió el capítulo de enfrentamientos entre Cochise y los colonos, llevando a la intervención inmediata del ejército estadounidense, que tenía la orden de apresar a Cochise. Sin embargo, a pesar de los numerosos enfrentamientos no pudo ser atrapado, finalmente fueron los esfuerzos diplomáticos del presidente estadounidense Ulysses Grant, quien logra llegar a un acuero con Cochise, conservando una extensa reserva donde Shi-Kha-She muere de causas naturales.


GERÓNIMO (1829 – 1909)

Su verdadero nombre es Goyaleé (Uno que bosteza) y encabezó algunas de las más valientes resistencias ante la expansión colonizadora de México y Estados Unidos. A raíz del asesinato de su mujer, sus tres hijos y su madre en 1859 jura venganza contra las tropas del gobernador militar de Sonora y se asocia a Cochise atacando numerosas ciudades mexicanas y estadounidenses. Fue obligado a ingresar en una reserva en 1876 pero se negó e influyó en su tribu para que no aceptaran encontrarse confinados allí. Esto llevará a que las fuerzas militares estadounidenses lo apresen luego de numerosos enfrentamientos y sea recluido primero en la prisión de Fronteras en el estado mexicano de Sonora y luego en una reserva india de Estados Unidos en Oklahoma, donde murió a los 79 años.


La iglesia y el proceso evangelizador en Latinoamérica

La conquista de América no estuvo motivada únicamente por el afán de extender el dominio político español y el deseo de obtener metales preciosos; también fue impulsada por un fuerte propósito evangelizador y misionero. Sacerdotes y religiosos de la Iglesia Católica participaron ya en las primeras expediciones de conquista: su misión específica era convertir y educar en el catolicismo a los indígenas. De este modo, antes de partir hacia América, los sacerdotes y religiosos debían jurar fidelidad al rey de España y ser considerados funcionarios del Estado. Comenzaba así lo que sería una discutida epopeya histórica: la evangelización de los pueblos indígenas americanos. Por la acción de alrededor de veinte mil misioneros y de sus ayudantes, a lo largo de tres siglos se evangelizarían catorce millones y medio de kilómetros cuadrados en un periodo de tiempo que, desde el punto de vista histórico, puede considerarse breve.

UNA EVANGELIZACIÓN AL AMPARO DE LA CORONA

La evangelización de América se inició por hombres todavía considerados medievales. De acuerdo con la tradición medieval, el Papa Alejandro VI concedía a los Reyes de España el poder sobre las tierras recién descubiertas junto con la tarea de evangelizar el Nuevo Mundo con el envío de misioneros. En consecuencia, los reyes españoles se sintieron responsables de la cristianización de los pueblos americanos, hasta el punto de entender que el cumplimiento de esa obligación de evangelizar legitimaba su soberanía temporal sobre dichos pueblos.

De esta manera, la integración de los pueblos en el conjunto de la Monarquía hispana no estaría conseguida mientras no se lograra su conversión al cristianismo. Sería justamente el carácter misionero lo que dispararía la capacidad de la Monarquía hispana para conocer, contactar y entrar en diálogo con los diversos pueblos, lo que la dotaría de un sentido verdaderamente integrador, quedando plasmado políticamente como un conjunto de pueblos con personalidad jurídica propia, pero unidos bajo la obediencia al mismo rey y bajo la común fe católica. Para los misioneros, sólo la integración de los pueblos indígenas en el conjunto de la Monarquía garantizaba que su primera conversión pudiese encontrar los medios para madurar en una organización cristiana que pudiera desarrollarse en el futuro.

¿Sabías qué...?
Juan Pablo II fue el primer papa polaco en la historia, y el primero no italiano desde 1523.
La integración de los pueblos indígenas era garantía de que su conversión pudiera desarrollarse posteriormente.

Ya desde el segundo viaje de Cristóbal Colón a América, los Reyes Católicos se preocuparon por el establecimiento de la Iglesia en las nuevas tierras y, en efecto, entre los viajeros de entonces marcharía un primer grupo de sacerdotes bajo la dirección de fray Bernardo Boil, fraile nombrado vicario pontificio para las Indias, es decir, representante personal del Papa. Desalentado por las dificultades de trato, tanto con los indios como con Cristóbal Colón, fray Bernardo Boil renuncia pronto al gobierno eclesiástico de las tierras descubiertas y regresa a España.

Los reyes optan por un cambio de sistema para la fundación de la Iglesia en América y, por lo tanto, para la evangelización del Nuevo Mundo. Solicitan al Papa el derecho de Patronato; de este modo, los reyes desisten del envío de nuevos vicarios apostólicos, tomando ellos directamente, a través de sus órganos ordinarios de gobierno, un control más directo de la vida eclesiástica americana. Se concedía al rey el derecho de presentar para su nombramiento canónico a todas las personas que ocuparían puestos eclesiásticos en las Indias; a cambio, la Corona debería financiar todo el establecimiento de la Iglesia en esas tierras. En el ejercicio de este derecho de patronato, los reyes españoles, fundamentalmente desde Felipe II, van a exceder las facultades expresamente concedidas, para tratar de dirigir, o al menos supervisar, la totalidad de la vida eclesiástica en América.

Un sacerdote bendice a un grupo de indígenas. Los jesuitas, por ejemplo, enseñaron a los indígenas diversos oficios artesanales y estimularon en ellos el estudio de instrumentos musicales y el canto coral.
Imagen alusiva a una reducción de indios. En general, estas misiones se autoabastecían e intercambiaban el excedente de su producción con misiones establecidas en zonas distantes. Además, algunos productos elaborados eran comercializados en varias colonias americanas.

LOS MISIONEROS

Una empresa como la que hemos descrito requería la acción de misioneros comprometidos y capaces. De hecho, los religiosos que afrontaron esta evangelización eran en su mayoría hombres de entre 25 y 35 años, herederos de la reforma eclesiástica española impulsada por los Reyes Católicos. No cualquiera era enviado a las Indias: se requería la autorización de sus superiores, la decisión personal voluntaria, y el permiso del Consejo de Indias. Había una severa selección de los religiosos.

Entre las órdenes mendicantes destacaron los franciscanos, dominicos, agustinos y mercedarios. La Compañía de Jesús, que llegó ya avanzado el siglo XVI, actualizó los métodos misionales y se destacaría por la eficacia en la conversión y cristianización de los indígenas. También los obispos se dedicaron prioritariamente a la misión entre los indios hasta aproximadamente 1570. Desde esta fecha, la atención pastoral a los fieles cristianos de sus diócesis y, eventualmente, la ocupación de cargos públicos, les dejó menos tiempo para la prédica. El clero secular también se ocupó de la conversión indígena, aunque su ocupación principal sería la atención de la población ya cristiana.

Los fieles laicos (españoles, criollos e indígenas) también aportarían mucho a la conversión de los pueblos autóctonos y, sobre todo, al nacimiento y desarrollo de una cultura cristiana. Tampoco faltaron funcionarios y pobladores españoles con vivo celo por la conversión de los indígenas. Debemos mencionar también la labor misionera de los mismos indígenas una vez convertidos: muchos de ellos actuaron como colaboradores de los misioneros haciendo de traductores y auxiliares en la prédica.

En definitiva, entre los protagonistas de la primera evangelización americana encontramos grandes miserias y altos testimonios de solidaridad, bajas ambiciones y entregas desinteresadas. De todas maneras, a pesar de sus limitaciones, esos hombres lograron transmitir el Evangelio a las culturas indígenas.

MÉTODOS PARA LA EVANGELIZACIÓN

Los misioneros necesitaron ingeniar y aplicar nuevos métodos para su tarea, distintos a los que se conocían en Europa. En la búsqueda de esos métodos supieron inspirarse tanto en la propia tradición misional de sus órdenes religiosas, como en el Evangelio mismo. No obstante, los misioneros recurrieron al estudio y conocimiento directo de la realidad americana para deducir de ella la metodología evangelizadora más adecuada. En esta búsqueda de métodos, estudiaron las lenguas y culturas indígenas y tradujeron los textos bíblicos a cada dialecto en particular. Otro recurso fue la apelación a la Corona para que diese indicaciones a la población española, de modo que se creasen circunstancias más favorables para la evangelización, y para que arbitrase en las diferencias internas del clero, haciendo luz también sobre prácticas misioneras. Por último, un recurso importante en esa búsqueda y aplicación de nuevos sistemas fueron las obras escritas por los misioneros más veteranos, verdaderos manuales prácticos para la acción.

Entre los métodos practicados conviene recordar que, para llevar adelante la evangelización, la Corona española ordenó la creación de las llamadas reducciones de indios, que eran territorios habitados exclusivamente por aborígenes y administrados por un pequeño número de sacerdotes. Aplicaron diversos medios para captar la atención del indio a través de formas atractivas de predicación y de una organización pedagógica de sus contenidos. Otras formas fueron la refutación teórica de las religiones primitivas y la extirpación de la idolatría, que no estuvo ausente de excesos. Una vez lograda la conversión, se continuaba con las clases de catequesis, para que los convertidos no volvieran a la religión antigua y para que progresaran en el conocimiento y práctica de la fe y moral cristianas.

La conversión de los indígenas al cristianismo fue llevada a cabo, en su gran mayoría, por dominicos, franciscanos y jesuitas, tres órdenes religiosas que tuvieron fuerte presencia en América.

Mapuches

Los antecesores de los mapuches (gente de la tierra) se establecieron en la región de los lagos precordilleranos del valle central de Chile alrededor del año 500 d. C. Sus poblaciones se extendieron por el sur hasta el río Maullín, y por el oeste probablemente hayan llegado hasta el centro y norte de la actual provincia de Neuquén, Argentina.

Se organizaban en grupos reducidos dedicados a la caza, la recolección y el cultivo de papas en pequeños huertos ubicados en terrenos húmedos. Cuando llegaron los españoles habitaban la región situada entre los ríos Itata Y Toltén, compartiendo con los Picunche (“gente del norte”) y los Huiliche (“gente del sur”) una misma lengua, que se extendió desde del Río Choapa, al norte, hasta Chiloé, al sur.

Esta región fue identificada por los conquistadores como Arauco o Araucanía y sus habitantes como araucanos, pero aún hoy sus descendientes se reconocen mapuches.

El ingreso de los mapuches en el actual territorio argentino se produjo a partir del siglo XVII, en parte empujados por la persecución de los españoles, en parte atraídos por el ganado salvaje. Desde entonces fueron ocupando paulatinamente la zona comprendida por las provincias de San Luís, sur de Córdoba, La Pampa, Neuquén y Buenos Aires, donde permanecieron hasta que las expediciones militares de finales del siglo XIX los llevaron a instalarse al sur del río Limay. El impacto cultural que significó el ingreso masivo del pueblo mapuche en territorio argentino, provocó un cambio profundo que influyó en las culturas autóctonas dando lugar a un proceso de mestizaje e intercambio cultural que terminó conformando la población paisana de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut.

LENGUA

El mapandungun, lengua mapuche, está estrechamente vinculada a la lengua de los araucanos chilenos, de la que sólo la diferencian pequeñas variaciones fonéticas y léxicas. Esto se debe a que la continua afluencia de nuevos integrantes en el tiempo transcurrido, impidió tanto una mayor diversificación como una mayor unificación y fijación de las distintas modalidades regionales que en el nuevo ambiente iban surgiendo. Por esto es que apenas si se han fijado algunas particularidades como una tendencia a convertir la R chilena en S, y la T en CH.

ECONOMÍA: DE LA AGRICULTURA A LOS MALONES

Los recursos ofrecidos por el ambiente en el que se desenvolvió la cultura mapuche en Chile, favorecieron el desarrollo de una agricultura en pequeña escala con cultivos de maíz, papa, quínoa, calabaza, habas y ají, entre otros. Esta actividad se completaba con la recolección de plantas silvestres, la caza y la cría de llamas y animales menores en el norte, y la pesca y recolección de mariscos en la costa.

Instalados en la Argentina, los mapuches continuaron con la práctica de la agricultura, fundamentalmente en Neuquén, del mismo modo que conservaron sus actividades manufactureras tradicionales. En este rubro producían elementos de uso cotidiano en madera, piezas de orfebrería, talabartería y tejidos. La base de su subsistencia se completaba con el tráfico de ganado, tarea que a fines del siglo XVIII los llevó a controlar los arreos que partiendo de la pampa húmeda, trasladaban los animales por los pasos neuquinos para comerciar en Chile. Al desaparecer los animales sueltos y extenderse la frontera blanca, los mapuches se valieron de la apropiación forzosa del ganado mediante acciones denominadas “malones”, centradas en las estancias, para conservar su fuente de recursos.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

La organización social que se dio en la cultura Mapuche estaba basada en la familia. Las familias se reunían en linajes relacionados por los varones emparentados y se asentaban en una misma región en la que disponían de un territorio para la agricultura, la recolección y el pastoreo. A medida que el territorio iba resultando estrecho por el crecimiento del linaje, algunos varones migraban para dar origen a un nuevo linaje que con el tiempo perdía los vínculos de sangre con el linaje original. A pesar de esto, el recuerdo de un antepasado común continuaba uniéndolos, pero se trataba de seres mitológicos como el Nahuel (tigre), el Filu (serpiente), el Ñancu (aguilucho); o elementos de la naturaleza como el Curá (piedra), el Antu (sol) que daba nombre a los linajes emparentados. El jefe o Toki era el varón más anciano. Él se encargaba de distribuir las riquezas durante los festejos ceremoniales pero el poder de mando sólo lo ejercía durante los tiempos de guerra. Esta organización social se modificó cuando los mapuches llegaron a la Argentina, debido a los enfrentamientos permanentes con el blanco y la incorporación de los malones como recurso de supervivencia. A consecuencia de este nuevo contexto, el poder de mando del Toki se acrecentó hasta volverse permanente. Los cambios llevaron a que en el siglo XIX se constituyeran los llamados “Grandes Cacicatos”, dominios de extenso territorio controlados con el apoyo de los caciques menores y los capitanejos.

ORGANIZACIÓN MILITAR

Hasta el momento en que entraron en contacto con los españoles, los araucanos tenían prácticas militares similares a las de otros pueblos con el mismo estado de evolución social, incluso sus armas eran semejantes. La dirección de la guerra entre tribus correspondía al jefe hereditario o rehue, pero cuando se formaban alianzas se elegía un jefe supremo que era el encargado de dar un rumbo común a las acciones. En la elección de estos jefes intervenían las cofradías o asociaciones guerreras, instituciones secretas de las tribus que por lo general delegaban el poder en el guerrero de más alta graduación dentro de la asociación. Por esta razón es que no siempre coincidía el jefe de guerra con el Toki que ejercía la jefatura en tiempos de paz. A su vez la autoridad del Toki de guerra caducaba al finalizar la contienda. Las cuestiones de la guerra eran tratadas en juntas secretas de aillarehues, a las que sólo concurrían guerreros iniciados. El resto tenía vedado el acceso, y la violación de esta disposición era castigada con la ejecución del infractor. La reunión era convocada en forma secreta mediante un heraldo que corría en una flecha ensangrentada que podía llevar también el dedo de un enemigo muerto.

¿Sabías qué...?
En Chile vivían 1 millón de indígenas antes de la llegada de los españoles.

Las deliberaciones no daban comienzo hasta que no concluían con los ritos religiosos tradicionales en los que solían sacrificar a un prisionero de guerra, o a un chillihueque o carnero de la tierra. Luego empezaban las deliberaciones hasta obtener los acuerdos que debían ser aprobados por aclamación por los jefes de las asambleas. Cuando se trataba de acciones de envergadura, antes de emprenderlas consultaban a los adivinos que determinaban lo propicio o adverso de los augurios. Según el resultado de estas consultas, realizaban o no las acciones previstas. También acudían a los sacerdotes o chamanes que examinaban el corazón de la víctima y se comunicaban con el Pillán, divinidad suprema, durante el proceso de sueño o éxtasis para conocer el posible suceso de la campaña. La elección del Toki se disponía cuando los augurios eran favorables. Los candidatos no favorecidos por la elección se subordinaban de inmediato al elegido sometiéndose a sus órdenes con absoluta disciplina. El Toki se ocupaba del nombramiento de los subjefes y oficiales y luego arengaba a los asistentes.

Al concluir la guerra, el triunfo se celebraba con una fiesta o reunión en la que el Toki se congratulaba con los que lo habían acompañado en la campaña. Durante estas fiestas honraban al Pillán y al tótem de acción de gracias en una ceremonia religiosa en la que ofrecían prisioneros enemigos en sacrificio expiatorio. Las víctimas eran despedazadas de acuerdo a prácticas ancestrales propias de los pueblos bárbaros. Cuando el número de prisioneros era alto, dejaban con vida una parte de ellos para canjearlos por los propios que hubieran caído en poder del enemigo. Los prisioneros también podían ser adoptados o vendidos a otros jefes interesados.

Lanzas y macanas

Las armas utilizadas por los mapuches, antes de la lucha con los españoles, evolucionaron tan velozmente como su organización militar, por lo que es difícil obtener descripciones certeras sobre ellas, pero sí se puede afirmar que hacia 1536 utilizaban su arma favorita, la macana, además del arco y probablemente también la lanza. Cuando hacia 1550 se enfrentaron con las segunda expedición de Valdivia, usaban en la primera fila de guerreros picas cortas que medían entre cuatro y cinco metros, en tanto los de la segunda fila iban armados con lanzas largas de seis a ocho metros. Las astas de las armas estaban hechas de coligüe y las puntas de madera endurecida, material que cambiaron por el metal de las espadas quitadas a los españoles. Junto a los piqueros iban soldados armados de macanas y mazas. La macana era un palo duro y pesado de tres metros de largo, de luma o de temo, del grueso de la muñeca de la mano. En el extremo superior llevaba una vuelta de 30 centímetros para darle peso.
En la formación detrás de los piqueros se ubicaban los honderos y los arqueros, que cubrían el aire con una nube de piedras y flechas de unos cincuenta centímetros de largo.

COSMOVISIÓN

Los orígenes

Los mapuches ubican sus orígenes en la lucha entre la culebra Cai-Cai, habitante de lo más profundo del mar, y la culebra Ten-Ten, que vivía en lo más alto de los cerros. Según la leyenda fue esta última quien aconsejó a los mapuches que subieran a las montañas cuando el agua comenzara a crecer. Siguiendo el consejo, lo intentaron, pero muchos murieron ahogados transformándose en peces. Para contrarrestar lo que consideraron el enojo del agua, hicieron sacrificios que la calmaron, lo que les dio la oportunidad de bajar de la montaña y poblar la tierra.

Este fue el nacimiento legendario de los mapuches, pero de su origen real no hay precisiones ni recuerdos anteriores al diluvio.

El cosmos

Las creencias mapuches dan por cierta la existencia de un cosmos dividido en siete niveles superpuestos verticalmente en el espacio. Divinidades, ancestros y espíritus benéficos habitan las cuatro plataformas superiores, en tanto en una plataforma del mal, ubicada entre la plataforma terrestre y las cuatro benéficas, residen los wekufe o entidades maléficas. Los mapuches habitan en la plataforma terrestre, donde se manifiestan tanto las fuerzas del bien como las del mal, ejerciendo sus influjos sobre la conducta humana. La última plataforma sirve de hábitat a los malignos hombres enanos, los Caftrache.

CULTURA

Vestimenta: “Bota´e potro” y chiripá.

La vestimenta típica de las mujeres consistía en dos mantas; con una se cubrían todo el cuerpo dejando libres los brazos y la parte inferior de las piernas, ceñida a la cintura con una faja de lana cubierta de cuentas de colores; la otra les servía como capa que lucían sobre los hombros prendida al pecho con un gran alfiler de plata. Eran cuidadosas con el peinado usando por lo general dos trenzas que se bamboleaban sobre sus espaldas. Llevaban adornos como collares, pulseras, tobilleras y aros de plata, y se pintaban partes de la cara de negro, azul y blanco. Los hombres se vestían con una prenda que luego se hizo típica entre las prendas de los gauchos, el chiripá, ideal para sus actividades ecuestres. Esta prenda era un paño que cubría la parte delantera de los muslos hasta la rodilla, y que se sostenía desde la cintura por medio de una faja. Ante el rigor de los inviernos, o para andar sobre los caballos, usaban poncho. El calzado consistía en botas de potro a las que adosaban en el extremo inferior pequeñas espuelas de madera, hierro, bronce o plata con las que azuzaban a los caballos. El cabello lo usaban largo y con vincha al frente.

Los toldos

Como vivienda los mapuches armaban las clásicas tolderías en las proximidades del agua, entre las que situaban celdas para caballos, carros o peatones. El tamaño variaba de acuerdo a los recursos naturales con que contaban, utilizando para la construcción palos de madera sobre los que colgaban cueros, en principio de guanaco y con el tiempo de potro. El hábitat se armaba con recintos que tenían funciones específicas, cocina, dormitorio y depósito.

Una vez que instalaban sus viviendas en lugares aptos para el desarrollo de sus comunidades, no se trasladaban, a menos que se produjera un cambio drástico que variara de manera adversa las condiciones de vida, lo que indica que eran fundamentalmente sedentarios.

ARTE

Tanto hombres como mujeres mapuches demostraban grandes aptitudes para el trabajo manual. Sus habilidades les permitieron elaborar infinidad de piezas de utilidad, pero también expresiones artísticas en las que transmitían su espiritualidad. Los hombres fabricaban sus botas de potro, sus boleadoras, cuchillos y platos, riendas para la cabalgadura, etc. Para sus trabajos utilizaban una variedad de técnicas entre las que se destacaba el trabajo en piedra, el tejido, las fibras vegetales, la madera y la cerámica, pero en lo que más se destacaban era sin duda en la orfebrería, con sus trabajos de cincelado y repujado a mano de la plata, que aumentó cuando a la llegada de los españoles tuvieron mayores posibilidades de obtener el metal. Sus joyas no sólo tenían un particular valor estético sino que además expresaban las percepciones cosmogónicas del pueblo y los misterios de su teogonía. Las joyas de plata eran apreciadas por las mujeres, sobre todo por las esposas de los lonkos o caciques, quienes las lucían en fiestas y ceremonias religiosas. Los diseños no eran sólo de piezas femeninas, sino que también los había para piezas masculinas y eran utilizados para realzar el atuendo del jinete y sus caballos.

La especialidad de las mujeres era el tejido hecho al telar.

Malón: el terror del huinca1

Los mapuches, como otros grupos aborígenes, usaron el malón como táctica militar. La sorpresa y rapidez con la que un grupo de guerreros asaltaba posiciones enemigas, ya fuera de blancos o de otros grupos indígenas, les permitía apoderarse de ganado y provisiones de sus adversarios, y retirarse llevando prisioneros. El desconcierto les garantizaba el éxito y en su veloz retirada dejaban tras de sí una población devastada y sin capacidad de reacción.

1Término despectivo con el que los mapuches nombraban a los conquistadores españoles.

EL CULTRÚN

Este instrumento, que en apariencia no es otra cosa que un tambor, representa la síntesis de la cosmovisión mapuche. Es una caja de resonancia hecha con madera del canelo o de laurel, árboles que los mapuches consideran sagrados. Para el parche usan cuero de potro, guanaco u oveja. Antes de tensarlo la Machi mete allí su canto para dejar en la caja parte de su alma; luego introduce pequeños objetos sagrados como piedras, plumas y plantas medicinales, que al sacudir el instrumento suenan como una sonaja. El parche lo ilustran con los símbolos que representan el universo Mapuche. Con el dibujo de una cruz dividen el parche en cuatro; la línea vertical representa el cosmos y la horizontal la tierra. El centro de la tierra es la intersección de ambas líneas y marca el espacio sagrado en el que el Machi alcanza la comunicación con dioses y ancestros mientras hace sonar el cultrún.

Caribes

También conocidos como caríbales o galibi, los caribes, provenientes de la región amazónica brasileña, ingresaron a la cuenca del Orinoco, el oriente, la costa central de Venezuela y el sur del Lago de Maracaibo, hacia el siglo II d. C.

Agricultores y ceramistas, inicialmente ubicaron su centro operativo en el Mato Grosso y las cabeceras del Amazonas, desde donde habrían iniciado su expansión hacia el Orinoco, llegando a conquistar la costa atlántica colombiana hacia el siglo VIII, la cuenca del lago Maracaibo hacia el siglo XI, la costa central oriental de Venezuela hacia el siglo XIII, logrando en su despliegue desplazar o absorber a los pueblos de ascendencia arawaca que ocupaban esos territorios desde 1.000 años a. C.

Una vez que ocuparon la región norte de la costa atlántica de Sudamérica, desde Paria hasta la boca del Amazonas entre los siglos IX y XIV, detuvieron su expansión controlando además la mayor parte del Caribe Insular.

La gran expansión de los caribes por América tuvo que ver con las posibilidades que les daba la navegación, tanto por mares como por cuencas fluviales, y su exogamia. Pero el área territorial en la que alcanzaron mayor desarrollo parece haber sido el norte de Colombia y Venezuela, ubicando sus puntos septentrionales extremos en las Grandes Antillas como Cuba y La Española, los meridionales en el departamento de Loreto, Perú, y en el sureste el alto curso del río Xingú, en el Mato Grosso brasileño.

LENGUA

La cantidad de lenguas que componen la familia lingüística caribe, y el carácter expansionista de los pueblos que la integran, la convirtieron en una de las más amplias de América, con diferencias muy marcadas entre las distintas zonas, producidas por el contacto con otras etnias.

HISTORIA

Los colonizadores europeos llegaron a las Antillas hacia fines del siglo XV; para entonces los arawacos eran mayoría en la región, pero hacía ya muchos años que habían empezado a ser colonizados por pueblos caribes muy belicosos. Incluso encontraron comunidades mixtas con hombres que hablaban un léxico de origen caribe mientras mujeres y niños usaban léxico arawak (de la variante eyeri o iñeri). En el dato se ve expresada la estrategia expansionista de los caribes: aniquilar a los hombres y mestizarse con las mujeres arawak. Pero la inesperada aparición de los europeos echó por tierra sus planes.

Entre los años 1492 y 1700, murió el 90% de su población, la mayoría a causa de las enfermedades traídas por los colonos. Se calcula que al llegar los primeros expedicionarios los pobladores de las Antillas Menores oscilaban entre los 7.000 y los 15.000 individuos, aunque hay historiadores que calculan entre 20.000 y 30.000 caribes, los que lentamente fueron expulsados de las islas hasta terminar refugiados en Dominica a mediados del siglo XVIII.
Las dificultades se agravaron cuando holandeses, franceses y británicos se lanzaron a la captura de aborígenes para venderlos como esclavos en las plantaciones, excusándose en su canibalismo. De este modo, la población siguió reduciéndose y en lugares como Guadalupe resultó casi exterminada.

¿Sabías qué...?
Sólo en Dominica aún quedan poblaciones de Caribes.

Franceses e ingleses fueron resistidos en sus intentos por controlar las Antillas Menores. Los caribes se valían de su capacidad como navegantes para enfrentarlos, o llegado el caso, escapar entre las islas. Sin embargo, la resistencia no alcanzó para detener la ambición de los europeos, quienes finalmente se adueñaron de Guadalupe y fundaron Saint George en Granada. Los aborígenes americanos contraatacaron para recuperar sus tierras, pero fueron exterminados borrando el último foco de resistencia hacia el año 1654. El resto del siglo se caracterizó por los acuerdos y los enfrentamientos entre las fuerzas en pugna.

A comienzos del siglo siguiente los franceses conquistaron Martinica convirtiéndola oficialmente en una colonia del Reino de Francia. La misma isla pasó a manos inglesas en 1761, pero al año siguiente, luego del tratado de París, fue devuelta a Francia.

Los caribes resistieron en la isla de San Vicente, donde se les unieron esclavos africanos que huían de Barbados, Santa Lucía y Granada, y que, al mezclarse con los nativos, dieron origen a los garífunas o caribes negros, quienes negociaron con los españoles su traslado a Honduras, donde la tierra era más fértil, a cambio de la protección de las costas.

En la actualidad en Dominica quedan unos 3.000 caribes; se autodenominan kaliganos y ninguno habla la lengua original, idioma que se considera extinto desde 1920. En San Vicente hay unos 6.000, y en algunos pueblos costeros quedan pequeños grupos.

RAZONES DE LA DERROTA

A pesar de la resistencia y las diferentes alianzas que alternativamente fueron estableciendo con holandeses, ingleses, franceses y españoles, los caribes fueron finalmente derrotados militarmente por dos cuestiones fundamentales: por un lado, los europeos dejaron de enfrentarse entre ellos estableciendo tratados de paz en los que se repartieron el mundo; por otro lado, la concepción de la guerra que tenían los caribes hacía que luego de ganar una batalla volvieran a sus poblados retomando sus tareas cotidianas, los españoles, en cambio, desde su visión imperial, consideraban propio el territorio al que llegaban sus soldados, cuya única función era consolidar las posiciones alcanzadas.

ORGANIZACIÓN SOCIAL

Agrupados en clanes familiares, los caribes seguían el linaje patrilineal en grupos llamados cacicazgos, estableciendo alianzas de pueblos federados.

La sociedad se dividía en dos grupos. El primer grupo estaba conformado por los caciques, los jefes militares y los sacerdotes, quienes se dedicaban a gobernar, defender el territorio y organizar las ceremonias religiosas. El segundo grupo estaba conformado por trabajadores, específicamente cultivadores, tejedores, orfebres, ceramistas y comerciantes. A ellos correspondía pagar los impuestos con los que se sostenía a los caciques, militares y sacerdotes. Los grupos familiares estaban bajo la autoridad de un cacique, quien conducía asesorado por sus parientes mayores. Su autoridad era absoluta pues la creencia era que descendían de los dioses.

Construían sus bahareques sobre pilotes de madera.

No se asentaban en poblados sino que construían cuidadosamente sus bahareques alejados uno de otro. Los materiales que usaban eran naturales: pilotes estructurales de madera con techos a dos aguas hechos con hojas de palmera; paredes interiores en esterillas de guadua, cactus, caña brava, que recubrían con una argamasa de origen vegetal (utilizada también para el mobiliario), y una última capa con la que le daban lustre con cal.

ACTIVIDADES PRODUCTIVAS

Los caribes eran pescadores de especies grandes, tanto de río como de mar. El pescado era la base de su alimentación. Para conservarlo utilizaban técnicas de humeado, secado y salado. Tenían por cocina un mesón de madera cubierto por tierra, donde asaban y cocinaban; lo llamaban barbacoa.

Se ocupaban también de la agricultura cosechando papas, yuca, mandioca, tabaco, cacao, frijoles, algodón, etc.
Elaboraban mantas tejidas que pintaban de varios colores. También demostraron ser muy hábiles en la elaboración de piezas de cerámica y de oro, a tal punto que los quimbayas (grupo caribe) fueron considerados como los mejores orfebres de América.

Para la comercialización de sus productos organizaban ferias comerciales de las que participaban otras comunidades.

Vista del río Orinoco, primera etapa de su expansión.

COSMOVISIÓN

Los caribes eran politeístas, adoraban al Sol y la Luna, las estrellas, las piedras, y otros dioses representados en animales como la culebra, a la que llegaron a considerar su protectora; hacían sacrificios en ceremonias especiales acompañadas con música, danzando en honor de sus dioses y muertos, a quienes veneraban. Enterraban a los caciques y a los guerreros en urnas con tapas de figuras antropomorfas, en tanto para el resto de la población utilizaban tumbas simples. Otra de sus costumbres era la de deformar los cráneos mediante el uso de tablas ajustadas alrededor de la cabeza. De igual manera, deformaban las pantorrillas y los brazos.

Los mohanes, brujos o médicos, eran los encargados de tratar las enfermedades del cuerpo y del espíritu.

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CULTURA

Pintura coporal

Tenían por costumbre, como ocurría en general con todas las etnias de regiones tropicales, el no cubrir sus genitales. En cambio usaban tintes vegetales para fabricar pinturas cosméticas, que servían además como protectoras contra los insectos. Pero la razón fundamental de las pinturas con las que adornaban su cuerpo, era la de identificar mediante este procedimiento a las familias, distinguiéndose para reconocimiento de otras etnias. Utilizando tintes de color negro, representaban el animal que caracterizaba a la familia a la que pertenecían. El más común era el del murciélago, además usaban el jaguar, la araña y el mono.

La familia

Practicaban la poligamia masculina por medio de la endogamia y la exogamia, en este último caso con importantes implicancias antropológicas vinculadas al carácter expansionista de la etnia. En caso de uniones consentidas la exogamia seguía patrones matrilineales y patrilineales, según lo pactado por las familias. Cuando se trataba de uniones no consentidas, se sacrificaba a los varones de la etnia sometida para que las mujeres estuvieran aptas para la unión, asegurando de esta forma la trasmisión del material genético de manera patrilineal.

Antropofagia

Si bien hay crónicas históricas que hablan de la práctica de la antropofagia por parte de los caribes, los antropólogos se encuentran divididos sobre la verdad de esta costumbre.

Onas

Tehuelches originarios de la Patagonia meridional, llegaron al actual territorio fueguino hace aproximadamente 10.000 años. Pasados 4.000 años los cambios climáticos determinaron la separación del istmo, definido luego de la última glaciación, y ellos quedaron asentados en Karukinka, como llamaban en su lengua a la Isla Grande de Tierra del Fuego.

Los tehuelches los nombraban como selk´nam, pero finalmente se impuso el nombre que le dieron los yagán: onas. Con el mismo nombre se conoce también a sus vecinos del sur de la isla, los haush, aunque lo correcto es llamar a cada pueblo por su denominación original, criterio que se seguirá en esta nota.

Los selk´nam (onas) habitaban la zona norte de Tierra del Fuego, del estrecho de Magallanes a las estribaciones septentrionales de la cordillera fueguina, un hábitat de relieve apenas ondulado, cruzado por varios cursos de agua, con una zona de pradera con árboles y otra esteparia con pastizales, lo que facilitaba sus desplazamientos. En esta zona es abundante la presencia de guanacos, lo que hizo que toda la organización de los selk´nam girara en torno a estos animales. De ellos sacaban no solo el alimento, sino también el vestido y el reparo, utilizando además los huesos y tendones como materia prima para la fabricación de sus herramientas. Los recursos marinos eran apenas un complemento, ya que nunca se adaptaron a la vida marítima. A diferencia de sus vecinos del Sur y del Oeste, quienes eran nómades pescadores que se valían de las canoas para sus movimientos, los selk´nam no navegaban, por lo que extraían poco del mar.

LENGUA

Su lengua pertenecía a la familia lingüística chon, familia de la que también formaban parte el tehuelche y el haush. De ahí las similitudes con el tehuelche de la Patagonia continental, con quienes compartían el sonido áspero producto de sus expresiones guturales y oclusivas. Estas características hacían que hasta la conversación más amistosa sonara como una fuerte discusión. Profundizar los estudios sobre esta lengua se volvió sumamente difícil ya que solo se conserva un parte mínima de su vocabulario y ya no queda quien la practique como lengua madre.

HISTORIA

Los primeros europeos que los vieron fueron los de la expedición de Magallanes, explorador que descubrió el estrecho que lleva su nombre, en 1520. Pero no hicieron contacto con ellos sino que los avistaron desde la embarcación por las grandes fogatas que relucían en la noche, de ahí el nombre de la isla. El primero de los conquistadores con el que establecieron contacto fue Pedro Sarmiento de Gamboa en 1580. Recién a finales del siglo XIX estos contactos se hicieron periódicos, debido a la llegada de los misioneros salesianos con fines evangelizadores, y grupos de colonizadores que querían establecerse allí. Esto condujo a una alteración en las costumbres de los indígenas que se movían con libertad por todo el territorio y de pronto se encontraron con la novedad de los cercos y la propiedad privada de la tierra. Para subsistir se vieron obligados a romper las cercas buscando guanacos, o tomando las ovejas, desconocidas por ellos hasta entonces, a las que llamaron guanaco chico o blanco. Esto provocó el enojo y la reacción de los colonos y la represión concluyó en un genocidio que casi llega a exterminar la etnia. Como si fuera poco, también tuvieron que soportar las enfermedades contagiosas que llegaron con los colonizadores, y el desplazamiento de sus zonas de caza. Hacia 1881 se calcula que la población indígena estaba entre 4.000 y 5.000 personas, diez años más tarde se había reducido a la mitad.

Las dificultades se agravaron cuando en 1883 comenzó la explotación ganadera, después de que el gobierno chileno permitiera la instalación de las primeras estancias por vía de las concesiones. Cuatro años más tarde, en 1887 llegaron los mineros a buscar oro en la zona norte de la isla, y en 1888 se estableció en la isla Dawson la primera misión salesiana.

Los salesianos de la isla Dawson llegaron en 1895 a un acuerdo con los estancieros: por cada indígena recluido en la misión recibirían una libra esterlina. Pero los cambios de hábitos que esto implicaba, hizo que la mayoría de los 800 indígenas que llegaron a habitarla, murieran. No podían soportar el estilo sedentario y ocioso que imponía el encierro, ni las enfermedades contagiosas que transmitían los blancos.

ECONOMÍA

La economía se basaba en las tareas de subsistencia de las que participaba toda la familia, salvo los niños, los ancianos y los enfermos. La actividad principal era la caza del guanaco, que estaba a cargo de los hombres. Para la caza utilizaban el arco y la flecha en cuyo uso se hicieron expertos debido a lo difícil que es la cacería de dicho animal. La alimentación la completaban con aves y cururos, o productos marinos que recolectaban en las orilla del mar y que consistían en mariscos o alguna ballena varada. Además recolectaban frutos silvestres como el calafate o la chaura. Dado que los hombres estaban permanentemente al acecho de sus presas, las mujeres se ocupaban de las tareas domésticas y mientras esperaban el resultado de la cacería se alimentaban con mariscos. Cuando llegaba el momento de los traslados cargaban las tiendas en bolsas de cuero y cestos de junco, donde agregaban los utensilios y los niños que aún no caminaban.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

Los selk´nam colocaban por encima de las familias los linajes patrilineales y patrilocales, compartiendo de manera comunitaria la posesión de zonas específicas de territorio. Estos territorios se delimitaban con piedras, montículos, cursos de agua, colinas, etc. Eran respetados y traspasados de generación en generación, aunque se podían modificar por conquistas o por extinción de algún linaje. Los llamaban “haruwen” y vinculaban a los linajes con figuras míticas que habían participado del origen de los tiempos, pero no se consideraban descendientes de ellos. Dentro del haruwen perteneciente a un linaje, las familias que lo componían se movían con independencia, pero mantenían el derecho compartido sobre la totalidad de los bienes y animales de caza que hubiera dentro de dicho territorio. Los territorios de cada linaje eran respetados por el resto e ingresar a ellos sin autorización estaba prohibido. Incluso la represión a esta falta podía llegar a ser violenta ya que la presencia extraña podía espantar la caza. Ni siquiera se admitía la presencia de un perro que perteneciera a otro linaje. Cuando por diferentes motivos la subsistencia en un territorio se tornaba difícil, los afectados podían solicitar pasar a otro, pero estaban obligados a retribuir con obsequios el permiso, además de prometer reciprocidad en caso de que en algún momento la circunstancia la ameritara.

COSMOVISIÓN

Creían en espíritus identificados con la naturaleza: el espíritu de los bosques, el de los lagos, el de las montañas, animales y hechiceros muertos. Los seres humanos tenían un ánima a la que llamaban Kashpi y que sobrevivía a la muerte del cuerpo, pero sin contactos con los vivos salvo que se tratara del ánima de un xo’on. Los xo’on eran una mezcla de hechiceros, chamanes y curanderos que en sus creencias tenían un inmenso poder que les permitía influir sobre el clima, la caza y la guerra; contrarrestaban brujerías y hacían presagios. Actuaban después de prepararse mediante la auto hipnosis, efectuando cantos y manipulaciones con las que se suponía que manejaban fuerzas invisibles. Esto atemorizaba a los selk´nam que creían que los xo´on tenían poder sobre la muerte.

El imaginario de este pueblo estaba alimentado de una gran cantidad de mitos vinculados a los cuatro cielos en que dividían el espacio. Entre sus mitos se contaban aquellos que intentaban explicar el mundo y las cuestiones de la naturaleza, y otros basados en la historia o simplemente recreativos. Los ritos por lo general tenían sus protagonistas, como por ejemplo Kenosh, Kuanyip, el Sol y la Luna. Kenosh era el más antiguo de los antepasados y era él quien se había encargado de organizar el espacio en que habitaban los selk´nam para que pudieran subsistir allí. Kuanyip, en cambio, podía propiciar el bien tanto como el mal, mostrarse bondadoso o antipático y egoísta. A quien consideraban como el ser más peligroso era a la luna, a ella atribuían las peores atrocidades.

CULTURA

Las mujeres estaban subordinadas social y económicamente a sus maridos, celosos custodios del hogar que sometían a las esposas. Ellas debían soportar hasta los malos tratos, ya que si se escapaban eran obligadas por la fuerza a volver al hogar. Si bien la poligamia estaba permitida, no era común. Por lo general el hombre tenía hasta dos esposas, lo que facilitaba las tareas del hogar. Muchas veces era la misma esposa que solicitaba ayuda, por lo que el marido tomaba otra mujer, generalmente la hermana de la primera. Esto también ocurría cuando una mujer enviudaba, pues el hombre tenía la obligación social de proteger a quien había sido la mujer de su hermano. Existía un total respeto por los ancianos. Cuando ya no podían trasladarse, se los dejaba en un lugar pero siempre con asistencia.

PERSONALIDAD

Una característica muy particular del pueblo selk´nam fue el desarrollo de un fuerte autocontrol en su comportamiento, lo que trasladaban a su vida comunitaria. Sus saludos no eran efusivos sino más bien cortantes, pues consideraban de mala educación exteriorizar emociones. No mostraban gestos sociales ante los obsequios, ni dolor, ni asombro, ni siquiera agradecimiento. Tampoco manifestaban el hambre y no consumían el alimento hasta transcurrido un rato de obtenido y al recibir la comida se esperaba que la tomaran con indiferencia. Soportaban en silencio el frío, la fatiga, el hambre y la sed. La muestra de dolor o aflicción era tomada como una debilidad. Pero toda esta contención solía derivar en reacciones violentas.

ACTUALIDAD

De acuerdo a los datos proporcionados por la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, complementaria del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001, se reconocen y/o descienden en primera generación del pueblo selk´nam 391 personas en la Provincia de Tierra del Fuego, de los cuales ninguno reside en comunidades indígenas. Otros 114 onas residen en la Ciudad de Buenos Aires y los 24 partidos del Gran Buenos Aires. En toda la Argentina se auto-reconocieron 696 onas, ninguno de los cuales vive en una comunidad indígena.