Al realizar un análisis de riesgo se considera la probabilidad de que ocurran eventos adversos causados por procesos naturales o por actividades humanas malintencionadas o inadvertidas, y así poder identificar su daño potencial.
DEFINICIÓN DE RIESGO Y PELIGRO
Peligro
Es cualquier cosa que tiene el potencial de causar daño y su identificación es sólo el primero de una serie de pasos para evaluar el peligro que una sustancia o actividad puede representar en una circunstancia particular.
¿Qué tipos de peligros hay?
Biológicos: bacterias, virus, plantas, animales y humanos.
Químicos: sustancias tóxicas que tienen diferentes propiedades físicas y químicas.
Físicos: radiación, campos magnéticos, presiones extremas y ruido, etc.
Psicosociales: estrés, violencia, etc.
Seguridad: resbalones, tropiezos, protección inadecuada, mal funcionamiento o averías de algún equipo que se manipule.
Riesgo
Es la probabilidad de que un peligro cause daño. Se trata de determinar qué tan nociva es una sustancia o a cuánto tiempo puede estar expuesta una persona en una determinada actividad.
Categorización del riesgo
El nivel de riesgo a menudo se clasifica según el daño potencial o el efecto adverso para la salud que puede causar el peligro, la cantidad de veces que las personas están expuestas y la cantidad de personas expuestas.
¿Sabías qué?
La exposición a las fibras de asbesto en el aire siempre se clasificará como alto riesgo, porque una sola exposición puede causar una enfermedad pulmonar potencialmente mortal.
¿Cómo se evalúan los riesgos?
Identificar los peligros y los factores de riesgo que pueden causar daños.
Analizar y evaluar el riesgo asociado con ese peligro.
Determinar formas adecuadas para eliminar el peligro o controlar el riesgo cuando el peligro no se puede eliminar.
PELIGROS NATURALES
Un peligro natural es una amenaza de un evento de la naturaleza que tendrá un efecto negativo en los humanos. Este efecto negativo es lo que llamamos un desastre natural.
Los peligros naturales son el resultado de procesos naturales que han operado a lo largo de la historia
Los procesos más peligrosos son también los procesos geológicos que afectan a los humanos todo el tiempo, pero son más notables cuando causan la pérdida de vidas o propiedades.
Entre los peligros naturales y posibles desastres a considerar se encuentran:
Temblores: eventos sísmicos que se producen por la liberación de energía en el interior de la tierra.
El Reventador, un estratovolcán activo de Ecuador, ha tenido al menos 16 períodos eruptivos desde 1541 y su última erupción ocurrió en diciembre de 2017.
Tsunamis: perturbaciones que se generan en los océanos u otros cuerpos de agua tras la formación de una serie de olas gigantes.
Derrumbes: ocurren cuando en una montaña la tierra se mueve, se cae o se desplaza por la pérdida de su estabilidad.
Inundaciones: se originan cuando el agua sube mucho de nivel en ríos, mares, lagunas y lagos, y cubre los lugares que normalmente están secos.
Sequías: producidas por falta de precipitaciones en un determinado lugar. Como consecuencia, la flora no se desarrolla, los suelos se vuelven infértiles y los animales se deshidratan.
Huracanes: masas de diferentes vientos que, a modo de torbellinos, atraviesan lugares de manera impetuosa.
Tornados: columnas de aire violentamente giratorias que se extienden desde la base de una tormenta hasta el suelo.
Impacto de asteroides: si el asteroide golpea la Tierra, una gran cantidad de polvo es arrojado a la atmósfera, y si golpea en el agua, habrá un aumento en el vapor de agua de la atmósfera.
FACTORES DE RIESGO ANTRÓPICOS
El riesgo es característico de la relación entre humanos y procesos geológicos. El riesgo de los peligros naturales, si bien no puede eliminarse, puede entenderse de tal manera que se logre minimizar el peligro para los humanos.
Los seres humanos a veces podemos influir en los desastres naturales, como por ejemplo, cuando se coloca un dique de contención deficiente que conduce a una posible inundación. Otras veces los desastres son generados por acción directa, como en los derrames de petróleo y otros materiales tóxicos, la contaminación, los accidentes masivos de automóviles o trenes y los choques de aviones.
Riesgos por el comportamiento humano:
Aludes o avalanchas humanas.
Vandalismo.
Sabotaje.
Daño colectivo.
VULNERABILIDAD AL PELIGRO
La vulnerabilidad se refiere a la forma en que un peligro o desastre afectará la vida y la propiedad de las personas. Se tienen en cuenta:
La proximidad a un posible evento peligroso.
La densidad de población en el área proximal al evento.
La comprensión científica del peligro.
La educación de las personas y la conciencia sobre el peligro.
La existencia de sistemas de alerta temprana y líneas de comunicación.
La disponibilidad de infraestructura de emergencia.
Los estilos de construcción y códigos de construcción.
Los factores culturales que influyen en la respuesta pública a las advertencias.
RECURSOS PARA DOCENTES
Artículo “Erupción volcánica”
Uno de los fenómenos naturales más peligrosos es la erupción de un volcán debido a su fuerte impacto sobre las poblaciones aledañas y los riesgos asociados.
Artículo “Los excesos y los peligros en la juventud”
Los jóvenes son los más vulnerables ante la posibilidad de cometer excesos, debido a que están en una etapa de la vida repleta de cambios: biológicos, psicológicos y sociales.
Desde tiempos muy antiguos, el ser humano ha empleado mapas con la intención de entender el mundo que lo rodea y poder ubicarse. En la actualidad, gracias al avance tecnológico, es posible elaborar mapas más precisos y detallados de los terrenos.
¿Qué son los mapas?
Son representaciones gráficas de un territorio. Por lo general se representan de forma bidimensional pero también puede encontrarse de forma esférica en los globos terráqueos y en modelos 3D.
Una de las características esenciales de todo mapa es su exactitud, por lo cual, debe poseer propiedades métricas a escala para permitir relacionar lo que representan con el mundo real. Toda distancia, ángulo o superficie denotada en un mapa debe cumplir con este principio.
La cartografía
Es la disciplina que se encarga de estudiar y producir mapas y cartas cartográficas con el propósito de representar gráficamente regiones de la Tierra.
Elementos de un mapa
Los mapas pertenecen a una forma de comunicación que emplea una serie de símbolos y nomenclaturas que permiten comprender amplias regiones de Tierra en una pequeña porción de papel u otro material. Es por ello que es importante comprender los elementos más importantes de cualquier mapa:
Título del mapa: indica el objeto de estudio que se trata en el mapa. El título debe expresar con claridad el tema que se representa (relieve, distribución demográfica, precipitaciones, etc.). De igual forma, el título debe indicar el recorte espacial, es decir, la zona (continente, país, municipio, etc.) que se representa. Los títulos también pueden indicar el recorte temporal (un período de tiempo) especialmente en los temas relacionados con actividades humanas que pueden cambiar de forma rápida.
Leyenda: presenta la codificación expresada en el mapa, es decir, explica la simbología usada.
Escala: señala la proporción que existe entre la medida del mapa y la de del terreno real. De esta manera, el lector puede tener una referencia a escala del territorio representado en el mapa. Las escalas pueden representarse de forma explícita cuando se indica por ejemplo, 1 cm = 100 km; de forma numérica cuando se muestra la fracción matemática como por ejemplo, 1/10.000 y de forma de regla graduada.
Referencia de orientación: permite conocer la dirección de los elementos del mapa. Por convencionalismo se suele usar una rosa de los vientos para señalar la ubicación de los puntos cardinales, sin embargo, la orientación puede mostrarse de diversas formas según la persona que elabore el mapa.
Coordenadas geográficas: es un sistema de referencia ideado para ubicar con exactitud un lugar en el mundo en función a la longitud y latitud.
Símbolos de un mapa
La nomenclatura y simbología usada en los mapas es muy diversa y varía de acuerdo al tipo de mapa, algunos ejemplos son carreteras, ríos y espacios urbanos, entre otros. De igual forma también se emplean diferentes colores y tonalidades para representar algún elemente como la profundidad oceánica o las elevaciones topográficas. Por esta razón es importante que la leyenda del mapa sea lo más clara posible para evitar confundir al lector al momento de interpretar el mapa.
Tipos de mapas
Existen varios tipos de mapas, los más comunes son:
Mapa físico
Representa la parte geográfica de una zona o región, en este mapa se puede encontrar información sobre el relieve, los valles, ríos, montañas y demás accidentes geográficos. En algunos casos a través de colores se puede señalar las diferencias de altura.
Mapa político
Representa de forma gráfica cómo se dividen políticamente los países, estados, municipios, etc. Estos mapas son de los más usados porque permiten conocer límites entre localidades, además indican las ciudades o capitales de mayor relevancia. También se pueden señalar los principales ríos y montañas.
Otros mapas
Mapa geológico
Mapa de suelo
Mapa hidrográfico
Mapa urbano
Mapa topográfico
Importancia de los mapas
Desde siempre el hombre ha necesitado conocer el lugar en donde vive y por eso ha representado por escrito su entorno de forma más precisa a medida que las tecnologías evolucionaban. Como se mencionaba anteriormente, existen varios tipos de mapas que permiten usarlos en muchos áreas. Por ejemplo, los mapas geológicos permiten a los especialistas identificar fallas en el terreno, los mapas de suelo permiten identificar las mejores áreas de cultivo y los mapas topográficos permiten predecir el comportamiento de una inundación.
Muchas de las actividades que a veces ignoramos como el desarrollo urbano emplean mapas para la consecución de proyectos como instalaciones de redes de agua o de gas. Por esta razón, la importancia de los mapas es incalculable en el desarrollo de nuestra sociedad.
Los seis elementos más comunes asociados con las moléculas orgánicas como el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno, el fósforo y el azufre, toman una variedad de formas químicas y pueden existir durante largos períodos en la atmósfera, en tierra, en agua o debajo de la superficie terrestre.
Procesos geológicos como la erosión, el drenaje de agua, el movimiento de las placas continentales y la meteorización, están involucrados en el ciclo de elementos en la Tierra. El reciclaje de materia inorgánica entre los organismos vivos y su medio ambiente se denomina ciclo biogeoquímico.
Los ciclos biogeoquímicos pueden clasificarse como gaseosos, en los que el reservorio es el aire o los océanos (por evaporación) y sedimentarios, en el que el yacimiento es la corteza terrestre. Los gaseosos tienden a moverse más rápidamente que los sedimentarios y se ajustan más fácilmente a los cambios en la biosfera debido al gran reservorio atmosférico.
Ciclo del agua
Una molécula muy significativa en nuestro planeta que recorre los ecosistemas es la molécula de agua (H2O). Si bien generalmente se trata del ciclo del agua como los diversos estados que presenta la misma, al menos algunas moléculas de agua son absorbidas por las plantas y se dividen en átomos de hidrógeno y oxígeno; este último se libera en la atmósfera como oxígeno molecular (O2). Así, en virtud de los organismos fotosintéticos, el ciclo del agua es una parte importante de los ciclos del oxígeno y del hidrógeno.
La mayor parte del agua se encuentra en los océanos y las capas polares, aunque el agua también está presente en lagos y ríos de agua dulce, el cuerpo de los organismos y en el suelo como agua subterránea.
El ciclo de sedimentación es una extensión del ciclo hidrológico. El agua transporta material de la tierra al océano, donde se añaden como sedimentos. El ciclo de sedimentos incluye la erosión física y química, el transporte de nutrientes y la formación de sedimentos a partir de los flujos de agua.
El ciclo de sedimentos está ligado con el flujo de seis elementos importantes, que son el hidrógeno, el carbono, el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre. Estos elementos, también conocidos como macroelementos, constituyen el 95 % de todos los seres vivos. El equilibrio de estas moléculas es necesario para sostener la vida.
Ciclo del carbono
El carbono es uno de los elementos más importantes para los organismos vivos, como lo demuestra su abundancia y presencia en todas las moléculas orgánicas. El ciclo del carbono ejemplifica la conexión entre los organismos en varios ecosistemas. El carbono se intercambia entre los heterótrofos y los autótrofos dentro y entre los ecosistemas principalmente a través del CO2 atmosférico, una versión completamente oxidada del carbono que sirve como bloque básico para que los autótrofos puedan construir moléculas orgánicas de alta energía como la glucosa.
¿Sabías qué...?
La liberación mundial de carbono a través de las actividades humanas ha aumentado de 1 billón de toneladas al año en 1940 a 6,5 millones de toneladas en el año 2000.
Los fotoautótrofos y los quimioautótrofos aprovechan la energía del Sol y de los compuestos químicos inorgánicos para unir los átomos de carbono y transformarlos en compuestos orgánicos reducidos cuya energía se puede absorber posteriormente a través de los procesos de respiración y fermentación.
Ciclo del nitrógeno
En el suelo, así como en las raíces de ciertas plantas, el nitrógeno es fijado por bacterias, rayos y radiación ultravioleta.
Ciertas bacterias toman las formas en las que se fijó el nitrógeno y posteriormente lo procesan. Este proceso que se conoce como oxidación proporciona energía para que el ciclo del nitrógeno tenga lugar. Las plantas absorben nitratos o iones de amonio del suelo y los convierten en compuestos orgánicos; por su parte, los animales obtienen nitrógeno mediante el consumo de plantas u otros animales.
Los residuos de los animales contienen nitrógeno; por lo tanto, independientemente de la forma de excreción del animal, algún nitrógeno se libera de nuevo en el ecosistema a través de este proceso.
Muchos problemas ambientales son causados por la interrupción del ciclo del nitrógeno gracias a la actividad humana, desde la producción de smog troposférico hasta la perturbación del ozono estratosférico y la contaminación del agua subterránea. Un ejemplo de uno de los problemas causados es la formación de gases de efecto invernadero.
Ciclo de Azufre
El azufre es un elemento esencial para las macromoléculas de los seres vivos. Varios grupos de microorganismos son responsables de llevar a cabo los procesos implicados en el ciclo del azufre.
Dentro de la porción terrestre, el ciclo comienza con el desgaste de las rocas, lo que hace que el azufre almacenado se libere; luego entra en contacto con el aire donde se convierte en sulfato. El sulfato es absorbido por plantas y microorganismos y se convierte en formas orgánicas; los animales consumen estas formas orgánicas a través de los alimentos, de tal manera que es movido a través de la cadena alimentaria. A medida que los organismos mueren y se descomponen, se libera de nuevo como sulfato y algunos entran en los tejidos de los microorganismos. También hay una variedad de fuentes naturales que emiten azufre directamente en la atmósfera, donde se incluyen las erupciones volcánicas, la descomposición de materia orgánica en pantanos y la evaporación del agua.
El azufre eventualmente se instala en la Tierra. Una pérdida continua de este elemento ocurre a través del drenaje en lagos y arroyos, y ocasionalmente en océanos. Dentro del océano se realizan algunos ciclos de azufre a través de las comunidades marinas, que se mueven a través de la cadena alimentaria; una parte de este es emitida de nuevo a la atmósfera por la evaporación, el restante se pierde en las profundidades del océano, donde se combina con el hierro para formar el sulfuro ferroso que es el responsable del color negro de la mayoría de los sedimentos marinos.
Ciclo del fósforo
El fósforo es un elemento importante para todas las formas de vida. Como fosfato, constituye una parte importante del marco estructural que mantiene el ADN y el ARN juntos. Al igual que el calcio, el fósforo es importante para los vertebrados; en el cuerpo humano, el 80 % del fósforo se encuentra en los dientes y huesos.
El ciclo de fósforo difiere de los otros ciclos biogeoquímicos en que no incluye una fase gaseosa; aunque pequeñas cantidades de ácido fosfórico pueden llegar a la atmósfera, lo que contribuye, en algunos casos, a la lluvia ácida. Muy poco fósforo circula en la atmósfera porque a las temperaturas y presiones normales de la Tierra, el fósforo y sus diversos compuestos no son gases. El fósforo se mueve en un ciclo a través del agua, el suelo, los sedimentos y los organismos, pero el mayor reservorio de fósforo está en la roca sedimentaria.
Con el tiempo, la lluvia y la intemperie causan que las rocas liberen iones de fosfato y otros minerales. Este fosfato inorgánico se distribuye entonces en el suelo y en el agua.
Las plantas absorben fosfato inorgánico del suelo y pueden ser consumidas por los animales; una vez en la planta o el animal, el fosfato se incorpora en moléculas orgánicas como el ADN. Cuando la planta o el animal mueren, se descomponen por la acción de bacterias, el fosfato orgánico se devuelve al suelo y puede estar disponible nuevamente para las plantas. Este proceso se conoce como mineralización.
El fósforo en el suelo puede terminar en los cursos de agua y eventualmente en los océanos. Una vez allí, se puede incorpora con el tiempo a los sedimentos.
El mismo proceso ocurre dentro del ecosistema acuático. El fósforo no es muy soluble, se une fuertemente a las moléculas en el suelo y alcanza principalmente las aguas donde viaja con las partículas de suciedad. Los fosfatos también entran en las vías fluviales a través de escurrimientos de fertilizantes, filtraciones de aguas residuales, depósitos minerales naturales y desechos de otros procesos industriales.
Aunque obviamente es beneficioso para muchos procesos biológicos, en aguas superficiales una concentración excesiva de fósforo se considera un contaminante. El fosfato estimula el crecimiento excesivo del plancton y las plantas, que tienden a consumir grandes cantidades de oxígeno disuelto, lo que potencialmente sofoca a los peces y otros animales marinos, al mismo tiempo que bloquea la luz solar disponible para las especies que habitan en el fondo. Esto se conoce como eutrofización.
Contaminación
Las actividades humanas han aumentado considerablemente los niveles de CO2 en la atmósfera y los niveles de nitrógeno en la biosfera. Los ciclos biogeoquímicos alterados combinados con el cambio climático aumentan la vulnerabilidad de la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la salud humana y la calidad del agua.