El escritor argentino Miguel Cané es más conocido por su libro Juvenilia, pero su experiencia como ensayista y diplomático quedaría registrada en un libro ameno hoy ya olvidado: Notas de viaje sobre Venezuela y Colombia (La Luz, 1907). Conozcamos en detalle esa faceta desconocida de este político y ensayista representante de la famosa generación del 80.
LA LITERATURA DE VIAJES
A mediados del siglo XVIII se pusieron en boga ciertos relatos, difundiéndose así una nueva literatura que tendría buena acogida en toda Europa: la literatura de viajes.
Este género había tenido su origen en los diarios de Cristóbal Colón y en las crónicas de los primeros adelantados a la conquista del Nuevo Mundo.
En el siglo XVI se leían las crónicas de aquellos primeros exploradores, y ya en el siglo XVII aparecería el relato de viajes de la mano del científico y naturalista sueco Carlos Linneo; ya no de exploración sino con propósitos científicos. Del mismo modo, Charles Darwin llegaría al canal de Beagle y su recorrido por la Patagonia daría lugar a su teoría de la evolución.
Sin embargo, el relato de viajes por excelencia sería el del viaje que realizara Alexander von Humbolt por el continente americano en vísperas de su independencia. Esta narración anclaría para siempre la imaginación europea en la idea del continente americano provisto de un componente salvaje y exótico; como tierra de posibilidades económicas con un sesgo definitivamente romántico.
LA EXPERIENCIA DIPLOMÁTICA EN RELATOS DE VIAJES
Los pocos trabajos literarios producidos por Miguel Cané son, en su mayor parte, ensayos. Su labor política en la diplomacia argentina lo llevaría a reunir una profusión de notas, crónicas y relatos de viajes. El más destacado de ellos es su escrito Notas de viaje sobre Venezuela y Colombia de 1907. Lo curioso de este trabajo es que había sido publicado también como En viaje –edición europea– pero la publicación que se hizo en 1907 cambiaría el nombre original y cercenaría algunas partes, centrándose en el recorrido que hiciera por los países de Venezuela y Colombia.
El libro consta de catorce capítulos que describen la etapa en la que Miguel Cané estaría ejerciendo como diplomático argentino en ambos países durante los años de 1881 a 1883; en él cuenta brevemente su paso por Venezuela y pone mayor énfasis en Colombia. Además, junto a él relata la experiencia junto a su compañero de viaje y colaborador diplomático Martín García Merou, este último también perteneciente a la generación del 80.
Las descripciones son pormenorizadas y detalladas; es un panorama histórico-geográfico del país, sobre todo geográfico. Si bien no sigue un orden y se ven altibajos en la exposición, el estilo del autor está cargado de animación, de un acercamiento que establece una conexión con el lector.
En líneas generales, presenta la rudeza de la tierra y el clima, además de hacer un boceto de la capital colombiana: Bogotá. Miguel Cané se asombra por la poca cantidad de personas en una capital de origen español como aquella, en pleno siglo XVIII.
En su escrito queda plasmado el sentimiento religioso bogotano, como así también la hospitalidad y el carácter escéptico de su pueblo –según juicio del escritor–, destacando principalmente el valor del indio colombiano. De hecho, Cané realiza una semblanza del cachaco, algo así como el “calavera” porteño, los abundantes duelos en defensa del honor. Considera atractiva y espiritual a la mujer de Bogotá pero finalmente concluye que no es una ciudad que fuera apta como residencia para extranjeros aunque más tarde la calificara como “tierra de poesía”.
Ese conocimiento profundo de América puede verse en su visión de las “dos Américas”: la América atlántica del este, de características innovadoras, y la América pacífica del oeste, más conservadora. Ese concepto sería desarrollado en 1940 por el ensayista e historiador colombiano Germán Arciniegas en un estudio más detallado. Esta comparación de ideas es desplegada por el estudioso Emilio Carillas en 1986 quien, a su vez, opone al periodista y poeta Martín García Merou.
Miguel Cané publicaría su libro de viajes primero en el viejo continente porque allí existía un amplio mercado que había inaugurado Alexander von Humbolt. El mérito de estos escritos radicaría en que fueron los primeros consumados sin un fin científico o utilitarista. Viendo minuciosamente los escritos de Cané, el dejo sentimental y clasista se filtra en sus páginas; la repugnancia estética que le provoca la esclavitud habla de un espíritu con tendencia a las ideas liberales. De Venezuela dirá que es dueña de una delicadeza exquisita en sus letras y citará como prueba a Andrés Bello.
Como todo representante de la generación del 80 tiene al continente europeo como faro y vuelve sobre la dicotomía “Atraso vs. Progreso”. No verá demasiado piadosamente a Bolívar, a diferencia de Merou que lo piensa como hijo de la Revolución francesa en América. Y es que Miguel Cané hará algo que José Martí evitará: intentar comprender Venezuela, cayendo inevitablemente en las comparaciones con su propio país. Aunque el cariño que profesa por Colombia se trasluce en cada página.
“Esa simpatía responde a varias causas. En primer lugar, los recuerdos de la lucha de la independencia. Todos conocemos aquella rivalidad caballeresca, que tenía por teatro la vieja Lima, entre los oficiales colombianos y los argentinos, entre los vencedores de Boyacá y los vencedores de Chacabuco. Antagonismo de héroes, combates de cortesía, como habría dicho un heraldo de armas del siglo XV. Los colombianos tenían por jefe a Bolívar, los argentinos a San Martín y todos comprendían que esas dos glorias no cabían en el continente. Los colombianos traían marcadas en las heridas de la carne y muchos en las del corazón, las huellas del largo batallar en las llanuras de Venezuela y en los cerros granadinos contra la fuerza, la arrogancia y el valor español. Los argentinos recordaban la incomparable hazaña del paso de los Andes, cuando, en las alturas donde mora el cóndor, había librado combates inmortales.”
Notas de viaje sobre Venezuela y Colombia, 1907, Capítulo XII, El regreso. Miguel Cané.
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Miguel Cané nace en la actual Montevideo el 27 de enero de 1851. Sus padres fueron Miguel Cané y Eufemia Casares, y fue el segundo hijo del matrimonio. Su padre le trasmite la admiración por Europa y el gusto por la escritura. En 1863 ingresa al Colegio Nacional de Buenos Aires y el recuerdo de esos años originaría uno de sus mejores trabajos: Juvenilia (1882). Subtitulada Memorias de un estudiante, es un relato en primera persona; se trata de una obra marcada por la nostalgia, en la que el acento coloquial construye un puente sesgado e irónico al mundo de la infancia, un cuadro de las costumbres y los hábitos de la clase social argentina a la que pertenecía.
Darían forma a su personalidad la lectura de folletines y el contacto con el profesor y luego rector del Colegio Nacional, Amadeo Jacques. De hecho, Jacques lo acercaría al análisis de las modernas corrientes del pensamiento, en especial el Positivismo, haciéndolo un ávido lector. Más tarde se descubrirá ateo, melómano y periodista. El periodismo le aporta sencillez a su estilo y lo forma como cronista de su generación.
A los 17 años comienza su carrera de abogado y pasa a ser redactor de La Tribuna, lo que le posibilita que en febrero de 1870 acompañara a Domingo Faustino Sarmiento a Entre Ríos para entrevistarse con Urquiza. Poco después conoce Europa. En 1972 se doctoró en Jurisprudencia.
No cumplía aún los 20 años, cuando publica en La Tribuna una sección que titula “Párrafos”. Páginas breves, casi fragmentos. Esta designación inicial incluye toda la prosa de Cané. Casi todas sus obras son colecciones de artículos periodísticos nacidos en el mismo acontecimiento. Sus espontáneas páginas, sin reelaboración, deben leerse como una agradable charla entre el escritor y el lector.
Aunque Cané no escribe para las muchedumbres como sus admirados Dickens y Shakespeare, no restringe su auditorio sino que lo amplia e incluye al lector culto porteño.
En 1873 dirige El Nacional, que apoya a la candidatura presidencial de Nicolás Avellaneda. Con el triunfo de éste iniciará entonces su segundo viaje a Europa. A su regreso, se casa con Sara Beláustegui y será elegido diputado provincial. En 1876 ocupa una banca en el Congreso Nacional. Así, Cané desarrollaría una importante actividad política como legislador, intendente de Buenos Aires, ministro de Relaciones Exteriores y ministro argentino en París.
En 1876 edita sus Ensayos; en ese mismo año nace su primer hijo. Luego asumió la representación diplomática ante los gobiernos de Colombia y Venezuela, cargo en el que permanecería por dos años. Como resultado de esa salida del país surgió su libro En Viaje.
En 1898 presentó un proyecto legislativo que proponía deportar a los inmigrantes que tuvieran militancia política o sindical; propuesta conservadora y radical para alguien quien se describía con tendencias liberales. En 1900 fue nombrado decano de la Facultad de Filosofía y Letras.
No era un escritor profesional; hombre culto, distinguido, partidario del humor cargado de cierto escepticismo, escribió sobre las impresiones de sus viajes, de los países en los que le había tocado residir debido a sus cargos diplomáticos, de sus lecturas, y de los acontecimientos a los que fue testigo o protagonista; esos apuntes serían los que después formarían la mayor parte de su producción. No puede decirse que fuera un escritor que originara grandes obras literarias del canon pero su espíritu de hombre de mundo dejaría un registro que bocetaría de manera fiel el retrato de una época.
Falleció en Buenos Aires en 1905.
El virreinato constituyó la máxima expresión territorial y político-administrativa que existió en la América española. Debido a las grandes extensiones de sus posesiones en América, la Corona Española recurrió entonces a la división por virreinatos y así garantizar el dominio y la autoridad real en el nuevo continente.
CAUSAS DE SU CREACIÓN
Conforme los conquistadores fueron ganando tierras para la corona española también fueron en aumento sus peticiones de cargos ya que la corona los recompensaba otorgándoles títulos de gobernadores y capitanes generales, aunque pronto se haría evidente que podían llegar a surgir fuertes señoríos en sus posesiones indianas.
La inexistencia de fronteras entre las primeras gobernaciones y su continua expansión gracias a la suma de conquistas daría lugar a que surgieran conflictos entre los gobernadores. Para controlar esta situación y para unificar regiones se planteó la necesidad de crear una instancia superior que garantizara la unidad y cohesión de los nuevos territorios. Así, dentro de la institución virreinal quedaron comprendidas las demás instancias de gobierno y administración: las audiencias, las gobernaciones, las alcaldías mayores o corregimientos y los municipios o cabildos.
EL VIRREY
El virrey era el título con el que se conocía al responsable de administrar y gobernar, como representante y en nombre de la corona española, un país o una provincia. De este modo, y ejerciendo plenamente las prerrogativas regias, su figura tuvo especial importancia por la enorme acumulación de territorios que, debido a su dispersión y la imposibilidad de comunicaciones rápidas, no podía gestionarse de forma centralizada.
Así las cosas, el virrey poseía atribuciones administrativas, militares, judiciales y financieras. En su persona, pues, reunía tres atribuciones: gobernador, capitán general y presidente de la audiencia, cargos que debía desempeñar en el marco de una compleja relación con las demás autoridades.
EL VIRREINATO COLOMBINO
En primera instancia, el primer virreinato otorgado en América recayó en la figura de Cristóbal Colón, según consta en las Capitulaciones de Santa Fe concedidas por los Reyes Católicos antes de que el famoso almirante iniciara su primer viaje rumbo a las Indias. Así como en su condición de almirante le correspondía el mando y la jurisdicción sobre las aguas de la Mar Oceánica (hoy Océano Atlántico), en su calidad de virrey ejercería el poder sobre las tierras descubiertas y por descubrir.
Sin embargo, el llamado Virreinato colombino tuvo una corta duración, ya que desde un primer momento los Reyes Católicos restringieron las facultades del almirante, y pese a que su hijo Diego obtuvo el cargo de manera honoraria, terminó extinguiéndose definitivamente en 1536.
EL VIRREINATO DE NUEVA ESPAÑA
Tras la destrucción del Imperio Azteca y el sometimiento de los nativos, los conquistadores españoles se dispusieron a derribar la antigua capital azteca, Tenochtitlán, y fundar una nueva ciudad de aspecto europeo, la actual Ciudad de México, que se convertiría en la capital del Virreinato de Nueva España. De este modo, y con la construcción de la nueva capital, España puso especial énfasis en la europeización de los territorios recién conquistados, introduciendo instituciones políticas occidentales, con el objetivo de afianzar su dominio en la región. Una vez derribados los últimos vestigios de dominación indígena a manos de Hernán Cortés, designado como Capitán General de la región, la metrópoli decidió constituir estos nuevos territorios como un virreinato, delegando la función de virrey sobre Antonio de Mendoza, en 1536.
En su máxima extensión, el Virreinato de Nueva España ocupó toda América Central y las Antillas, y llegó a abarcar territorios propios del centro y sur de los actuales Estados Unidos y Filipinas. Ahora bien, el impacto demográfico producido tras la conquista sería enorme. De hecho, un alto porcentaje de la población nativa moriría a causa de las enfermedades traídas desde Europa, tales como la viruela o la tuberculosis. Por otra parte, los sistemas de trabajo forzado a los que fueron sometidos los indígenas aceleraron el retroceso demográfico iniciado durante los primeros años de la conquista.
En el plano económico, en el Virreinato de Nueva España obtuvo especial relevancia la minería y el comercio. Asimismo, otras actividades importantes fueron la agricultura (maíz, cacao y otros productos originarios de la antigua Mesoamérica), y la ganadería (introducida por los europeos, quienes trajeron la mayor parte de los animales criados).
El descubrimiento de numerosos yacimientos mineros captó entonces la atención de la Corona, que inmediatamente dispuso su explotación. De estos yacimientos, pues, se extraían materiales tales como el oro, la plata, el cobre y el hierro. Con todo, la creación de ciudades mineras, en torno a las minas, produjo el surgimiento de nuevas explotaciones agrícolas y ganaderas dedicadas a su abastecimiento. Las principales minas de Nueva España fueron la de Zacatecas (1546), Pachuca (1552), Fresnillo y Guanajuato (1554), y finalmente San Luis Potosí (1592).
Por su parte, la regulación comercial quedaría en manos de la Casa de Contratación con sede en Sevilla. De hecho, el monopolio y las políticas proteccionistas impuestas por la metrópoli impidieron el óptimo desarrollo por todo el virreinato. El comercio directo con otras zonas del imperio estaba prohibido, con lo cual muchas medidas proteccionistas conducirían al apogeo de actividades ilícitas tales como la piratería o el contrabando.
EL VIRREINATO DE NUEVA GRANADA
El Virreinato de Nueva Granada abarcó los actuales territorios de Ecuador, Colombia, Panamá y Venezuela. Fue creado mediante Real Cédula el 27 de mayo de 1717 uniendo la Real Audiencia de Quito, la Capitanía General de Venezuela y la Real Audiencia de Santa Fe. De hecho, la Corona se vio obligada a constituir este nuevo virreinato por dos razones principales: era la zona más importante de producción aurífera y su estratégica posición le permitía enfrentar con efectividad el contrabando y la piratería. La ciudad de Bogotá, pues, pasó a ser la capital del nuevo virreinato, convirtiéndose de esta manera en uno de los principales centros de actividad de las posesiones del imperio en América.
Su fundación obedece a la nueva política borbónica de reorganización administrativa y de reforma y modernización de los sistemas de extracción y comercialización de materias primas obtenidas de las colonias. De existencia intermitente, el Virreinato de Nueva Granada fue disuelto y vuelto a formar en numerosas ocasiones: tras su primera fundación en 1717, fue disuelto por dificultades económicas en 1724; refundado en 1740, fue nuevamente disuelto por los independentistas que se hicieron con el poder en 1810 y recuperado por Fernando VII en 1816. Finalmente, sería reemplazado por una nueva entidad, la Gran Colombia, tras ser definitivamente disuelto por los independentistas en torno a 1822.
EL VIRREINATO DEL PERÚ
El Virreinato del Perú sería la entidad político-administrativa fundada en 1542 tras el sometimiento del Imperio Inca. Así, en su máxima extensión, abarcaría territorios que actualmente se corresponden con Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, y parte de Argentina y Chile. De este modo, los primeros asentamientos comenzaron a desarrollarse tras la captura de Cuzco, principal ciudad inca, por parte de Francisco Pizarro, en 1534.
Fruto del choque de intereses entre los distintos conquistadores, el virreinato vivió cuarenta años de caos administrativo, principalmente como consecuencia del desigual reparto de la tierra. No obstante, a mediados del siglo XVI, Francisco de Toledo, virrey del Perú, lograría encauzar la situación y establecer un marco administrativo estable, que se prolongaría durante todo el período colonial.
Quizás una de las particularidades más significativas del Perú estuvo en la temprana explotación de los metales preciosos, cuyo centro más importante fue el cerro rico de Potosí, descubierto por los españoles en 1545.
Durante el siglo XIX, época en la que se suceden los distintos alzamientos independentistas a lo largo del continente, el Virreinato del Perú se mantendría como principal bastión de los realistas, hasta su disolución, en 1824, tras la Batalla de Ayacucho. Asimismo, el Perú sería también testigo de los alzamientos de Túpac Amaru II y Túpac Katari, precedentes de la futura emancipación latinoamericana.
EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA
El Virreinato del Río de la Plata fue creado en 1776 por orden de Carlos III. Nacido de una escisión del Virreinato del Perú, integró los territorios de las gobernaciones de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán y Santa Cruz de la Sierra, el corregimiento de Cuyo de la Capitanía General de Chile y los corregimientos de la provincia de Charcas. De este modo, abarcó los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay, y partes del sur de Brasil y el norte de Chile. Su capital se situó en Buenos Aires, fundada en 1580 por Juan de Garay.
Las causas de la creación de este virreinato surgieron de la necesidad de la metrópolis de defender sus posesiones al sur del continente de las ambiciones de otras potencias coloniales, como Inglaterra y Portugal. Al encontrarse toda esta zona bajo administración del Virreinato del Perú, el tráfico entre Lima y Buenos Aires era muy lento y hacía difícil organizar la defensa de Buenos Aires en caso de un eventual ataque.
La economía en este virreinato seguía el modelo extractivo-exportador, y al igual que el resto de los virreinatos y la propia metrópolis, se mostró ajeno a la proto-industrialización surgida en el siglo XVIII. La ganadería, asentada principalmente en Buenos Aires, constituyó una importante actividad económica. Por su parte, la minería no ocupaba el lugar preferencial que poseía en el resto de los virreinatos, aunque la actividad minera se limitaba a una serie de yacimientos explotados en la actual Bolivia, y desde el puerto de Buenos Aires se exportaban enormes cantidades de oro y plata llegadas, principalmente, del Alto Perú. El comercio, centrado en la exportación de ganado y derivados, cereales, oro y plata, estaba fuertemente regulado por la metrópolis, lo cual favoreció la proliferación de actividades contrabandistas. La actividad comercial estaba en manos de unos pocos españoles, los cuales a su vez, detentaban gran parte del poder político.
Los invitamos a dar un recorrido por la historia, economía, cultura, paisajes y ciudades más imponentes del continente con mayor extensión latitudinal.
A simple vista, podemos advertir que el continente americano se divide en tres: América del Norte, América Central y América del Sur. Alberga 35 países, se extiende desde el océano Glacial Ártico (norte) hasta el Cabo de Hornos (sur) ocupando gran parte del hemisferio occidental de la Tierra.
Es el segundo continente más grande, después de Asia; pero, es la masa de tierra más extensa del planeta. ¿Lo habías percibido? Observa que América no se fracciona naturalmente. Cubre el 8.3% de la superficie total del planeta y representa el 30.2% de la tierra emergida. Y como si esto fuera poco: concentra el 12% de la población humana, convirtiéndose en el cuarto continente más poblado.
Respecto a su relieve, éste se dispone en sentido norte-sur. Al oeste, las cordilleras; en el centro, grandes llanuras; y al este, los sistemas montañosos más antiguos. Los ríos se agrupan en tres vertientes: los del océano Glacial Ártico, que se caracterizan por permanecer helados gran parte del año; los del océano Atlántico, que son largos y caudalosos; y los del océano Pacífico que son muy cortos porque nacen en montañas próximas al mar.
Los climas están casi todos presentes en el continente: clima frío polar, alrededor del Círculo Polar ártico y en el extremo meridional (sur) de América del Sur; clima de alta montaña, en las cumbres más elevadas y en los altos valles andinos; climas templados, en América del Norte y en los países del Cono Sur; clima mediterráneo, por California (Estados Unidos) y Chile; y climas cálidos en las latitudes más bajas en torno al ecuador.
DIVISIÓN POLÍTICA
América actualmente está subdividida políticamente en 35 Estados Nacionales soberanos, un Estado Libre Asociado a Estados Unidos (Puerto Rico) y otros 24 territorios dependientes.
¿Estado o Nación?
Estos términos no son sinónimos. Estado se refiere a la autoridad que ejerce la soberanía política sobre un determinado territorio y la población que allí habita. Nación hace referencia a una comunidad de personas que comparten una historia, una lengua y cultura. Ejemplo: Argentina es un Estado y allí habita la nación mapuche; Guatemala es un Estado y allí habita la nación de los mayas. Como se puede deducir de los ejemplos, no todas las naciones se han organizado en Estados.
¿Cómo se demarcan los territorios de los países?
La separación entre los Estados se determina con límites, que en la mayoría de los casos, se acuerdan luego de largos y complejos procesos. Lamentablemente, en muchos casos, los límites son producto de cruentas guerras. Pero también, hay Estados que han acordado los límites mediante negociaciones pacíficas que se plasman en tratados.
Factores que sustentan los límites
• Elementos naturales (montañas, ríos).
• Líneas imaginarias (paralelos, meridianos).
• Líneas acordadas por las partes para delimitar los territorios de dos o más Estados.
BREVE HISTORIA DEL CONTINENTE
Los primeros pobladores del continente habrían llegado desde Asia por el Estrecho de Bering; no confirmamos este dato porque hay divergencias de opiniones entre los historiadores. Recientes estudios, realizados por el Dr. Müller-Beck, indican que los primeros habrían cruzado el estrecho hace cien mil años.
Estos primeros pobladores se organizaban en bandas nómades, es decir, no se afincaban en un territorio, sino que se desplazaban por el continente en busca de mejores condiciones climáticas o alimentos. Se dedicaban a la caza y a la recolección. A esta etapa de la historia se la llama Paleolítico y se la da por finalizada tras el descubrimiento de la agricultura, una práctica que contribuyó notablemente a la evolución de estas bandas nómades.
El siguiente periodo recibe el nombre de Arcaico. Se caracteriza por la creación de sociedades más complejas y la construcción de ciudades. Como se puede apreciar, los hombres dejaron de ser nómades para transformarse en sedentarios, es decir, para permanecer en un determinado sitio. Así se fueron forjando las primeras civilizaciones americanas y, con la consolidación de éstas, se inició una nueva etapa en la historia: el período formativo.
¿Se imaginan viviendo durante la etapa de formación de una ciudad?
Como quizás estén pensando, fue necesario establecer normas para regular las relaciones entre los individuos. Ellos debían unirse y organizarse para proteger los recursos naturales y establecer derechos de propiedad sobre los campos de cultivo.
La siguiente etapa recibe el nombre de Período Clásico; tuvo lugar el nacimiento, apogeo y declive de la cultura Maya. Las grandes ciudades crecieron considerablemente, al igual que el conocimiento científico. El siguiente periodo es llamado Posclásico o Precolombino; comprende la formación de los pueblos en América tal como fueron encontrados por los europeos en 1492.
Un dato curioso…
Cuando Colón llegó a América, pensó que estaba en el continente asiático, es por eso que, durante varias décadas, los textos de la época se refirieron a América como “Las Indias”.
Cabe aclarar, que los pobladores de América y de Europa se desconocían entre sí. Y fueron los de Europa los que atravesaron el océano en busca de nuevas tierras. Fue el 12 de octubre de 1492 cuando Europa recibió la primera noticia de la existencia de América, que fue anunciada por Colón tras arribar a Guanahaní (Bahamas).
A partir de entonces, comienza la conquista y colonización europea. El resultado general fue una enorme mortandad de indígenas que se ha llegado a estimar en 95% (Dobyns, 1983). Pero, se necesitaban hombres que labraran tierras, que buscaran oro, que poblaran el extenso territorio. Por eso, a partir del siglo XVII los portugueses, anglo-sajones, franceses y holandeses secuestraron alrededor de 60 millones de africanos, de los cuales unos 12 millones llegaron vivos a América donde fueron reducidos a la esclavitud.
En este marco, los pobladores americanos tenían el deseo de ser libres e independientes. Fue así que hacia el siglo XVIII comenzaron las primeras revoluciones “Comuneras” contra el poder español. Posteriormente, en el siglo XIX, comenzó el proceso de independencia en América Latina.
En 1776 lograron independizarse las Trece Colonias -embrión de EEUU- de Inglaterra, con la ayuda de Francia. Este acontecimiento, sumado a los efectos de la Revolución Francesa y la decadencia española, llevaron a los criollos a entablar las primeras luchas por la independencia. Así, tras un período de luchas dirigidas por Bolívar y San Martín, gran parte de América alcanzaría la independencia.
IDIOMAS
La historia y la extensión del continente permite vislumbrar que coexisten varias lenguas; la mayoría son de origen indígena, sin embargo, los idiomas más hablados actualmente fueron instaurados por los colonizadores europeos: el español, el inglés, el portugués y el francés.
Día Internacional del Indígena
La Asamblea General de las Naciones Unidas, instauró como fecha de celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas el 9 de agosto de cada año.
¿QUIÉN FUE AMÉRICO VESPUCIO?
Era un mercader italiano; nació en Florencia, Italia en 1454. En honor a su nombre, se bautizó el continente americano. Si bien él no fue quién “descubrió” América, fue el encargado de advertir, a la vieja Europa, que las tierras halladas por Colón no eran las asiáticas, sino que formaban parte de una “cuarta pars” del mundo.
Cristóbal Colón murió creyendo que había llegado a las Indias, sin sospechar que aquellas islas de las que había tomado posesión en nombre de la Corona de Castilla pertenecían a un nuevo continente. Por su parte, Américo Vespucio también murió sin conocer los efectos de su revolucionaria noticia: la póstuma gloria, derivada de ese bautismo casual, para él y para su linaje.
¿Cómo descubrió Vespucio que se trataba de un nuevo continente?
Lo descubrió viajando.
Américo fue uno de los colaboradores, que hacia 1492, organizaron la primera expedición de Colón. Representaba los intereses comerciales de los Medici (familia burguesa, de comerciantes y banqueros) y prestaba servicio a Juanoto Berardi, un florentino dedicado al comercio de oro y esclavos y proveedor de productos que las naves necesitaban para emprender las travesías.
En 1496, tras la muerte de Berardi, Américo decidió dedicarse a la navegación. Así es que realizó varios viajes a América, entre 1499 y 1502. Llegó a las costas de Venezuela, de Brasil y también fue el primero en llegar al Río de la Plata; luego, bordeando la costa en dirección sur, arribó a la Patagonia, cerca del estrecho que poco después descubrió Hernando de Magallanes. Comprobó así que las tierras descubiertas no eran una prolongación de la península asiática, sino un nuevo continente.
Las experiencias del viaje las narró, en 1502, en una carta dirigida a Lorenzo di Pier Francesco de Médici, con el título Mundus Novus. Además escribió a todos sus amigos, lo que lo hizo conocido en Europa. En 1507, el geógrafo Martín Waldseemüller propuso que se diera al Nuevo Mundo el nombre de América, en homenaje a Américo, que era, según él, el verdadero descubridor del Continente.
AMÉRICA LATINA – AMÉRICA ANGLOSAJONA
Históricamente, América se diferencia en: América Latina y América Anglosajona. Esta división surgió a mediados del siglo XIX, cuando se introdujo el concepto de América Latina, indicando así la unidad de los países de lenguas latinas y su distancia con América Anglosajona.
El estudio más completo sobre este tema lo realizó Arturo Ardao, filósofo e historiador uruguayo (1912 -2003).
Cabe destacar que para llegar a la idea que hoy se tiene de América Latina, pasarían muchos años y en el camino se fueron adoptando diversas designaciones. Ardao, dice al respecto que “la idea y el nombre de América Latina pasa por un proceso de génesis que recorre las mismas tres etapas que la idea y el nombre de América. En el caso de América lo constituyó el descubrimiento; en el de América el proceso fue más lento y doloroso”.
América Latina: Actualmente, se entiende que es el conjunto de países colonizados por las naciones latinas, es decir, España, Portugal o Francia. Geográficamente comprende desde el Río Bravo (México) hasta Tierra del Fuego (Argentina), e incluye las islas del Caribe; aunque existan zonas del Caribe, Centro y Suramérica que fueron dominadas por Inglaterra u Holanda. Por otro lado, se excluye de este concepto a las regiones de Norteamérica en Canadá y Estados Unidos que fueron colonizadas por Francia y España. En conclusión, la denominación resulta un tanto difusa y es por eso que suele sostenerse que la división América Latina – América Anglosajona responde a categorías geopolíticas.
América Anglosajona: Así se designa, habitualmente, a Canadá y Estados Unidos (sin Hawái), ambas ex-colonias británicas. Es un concepto que se utiliza en contraposición a América Latina. Una vez más, debemos destacar que la designación no es precisa ya que amplios territorios que integran América Anglosajona, como California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Utah, Colorado, Wyoming, Florida, Luisiana y parte de Canadá fueron colonias francesas o españolas y por lo tanto, no son de origen anglosajón. Incluso en Québec, capital de Canadá, el francés es la única lengua oficial.
EL CANAL DE PANAMÁ
En el segundo párrafo de esta nota, dijimos que “América no se fracciona naturalmente” y esto es así porque la masa continental sólo se divide en el istmo de Panamá mediante un canal construido hacia el siglo XX: el famoso Canal de Panamá.
La historia de este canal se remonta a los primeros exploradores de América quienes valoraron la oportunidad única que ofrecía el istmo para crear una vía acuática entre los océanos Atlántico y Pacífico. Los primeros bocetos del canal, lo desarrollaron los colonizadores. Pero, transcurrirían algunos años para que se diera inicio a la construcción.
Hacia el final de los años 1800, los avances en tecnología y la disponibilidad de inversiones, fueron factores decisivos para el comienzo de la construcción. Francia comenzó con el proyecto; incluso, realizaron grandes excavaciones, pero fracasaron. Por consiguiente, Estados Unidos, continuó con la iniciativa y alcanzó los objetivos, inaugurando el canal en 1914.
El Canal de Panamá costó a los estadounidenses aproximadamente $375.000.000, incluyendo los $10.000.000 pagados a Panamá y los $40.000.000 pagados a la compañía francesa, convirtiéndose así en el proyecto más costoso asumido por el país hasta ese momento.
Datos Técnicos – Canal de Panamá
Longitud: 81 km.
Ancho: 91-300 m.
Profundidad: 12,5-13,7 m.
LAS MEGALÓPOLIS DE AMÉRICA
El diccionario de la Real Academia, define megalópolis como ciudad gigantesca. El término fue acuñado por el geógrafo francés, Jean Gottmann, en 1961 para describir el corredor urbano densamente poblado del noreste de Estados Unidos.
A continuación, los invitamos a dar un paseo por algunas de las ciudades más grandes de América.
Ciudades primadas
Se les llama así a las ciudades que concentran, en cada país, un porcentaje muy alto del total de la población. Ejemplo: La capital de Uruguay, Montevideo, aglutina algo más del 40% de la población total del país.
MONTREAL
Montreal, Canadá. Es la mayor ciudad de la provincia de Québec. Es uno de los principales centros industriales, comerciales y culturales de Norteamérica.
TORONTO
Toronto, Canadá. Es la ciudad más grande del país y es considerada como una de las principales ciudades financieras del mundo. Es famosa por la Torre CN, con 553 metros de altura.
BOSTON
Boston, Estados Unidos. Es una de las ciudades más antiguas del país. Fue fundada en 1630 por colonizadores procedentes de Inglaterra. Actualmente, concentra más de 625 mil habitantes.
NUEVA YORK
Nueva York, Estados Unidos. Es uno de los principales centros mundiales de comercio y finanzas. Allí se concentran 8,4 millones de personas en un área de 830 Km2.
WASHINGTON
Washington D.C, capital de Estados Unidos. Allí se encuentra la sede del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, de la Organización de los Estados Americanos, del Banco Interamericano de Desarrollo y de otras instituciones nacionales e internacionales.
SAN FRANCISCO
San Francisco, Estados Unidos. La ciudad cuenta con más de 800 mil habitantes en 121 km2 e incluye varias islas localizadas dentro de la bahía, una de las más famosas es Alcatraz.
LOS ÁNGELES
Los Ángeles, Estados Unidos. Según el censo de 2010 cuenta con más de 3,7 millones de habitantes en un área de 1.214,9 Km2.
MIAMI
Miami, Estados Unidos. Tiene la mayor concentración de bancos internacionales de todo Estados Unidos; el puerto alberga el mayor volumen de cruceros en el mundo; y se erige como una ciudad de importancia en materia de finanzas, comercio, medios de comunicación, entretenimiento, arte y comercio internacional.
CIUDAD DE MÉXICO
México, D.F, es la capital de México. Es uno de los centros financieros y culturales más importantes de América y del mundo.
CARACAS
Caracas, capital de Venezuela. Cuenta con una población de 6 millones de habitantes, convirtiéndose en la ciudad más poblada del país. Alberga dos de los rascacielos más altos de América del Sur.
RÍO DE JANEIRO
Río de Janeiro, Brasil. Es la segunda ciudad más poblada del país y uno de los principales centros económicos, de recursos culturales y financieros. Es conocida mundialmente como la “Ciudad Maravillosa” ya que albergó la Copa Confederaciones 2013 y la Jornada Mundial de la Juventud 2013, además es la ciudad donde tendrá lugar la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
SAN PABLO
San Pablo, Brasil. Cuenta con una población de más de 20 millones de habitantes, es una de las ciudades más pobladas del mundo. Los brasileños la definen como “la ciudad que no puede parar”.
BUENOS AIRES
Buenos Aires, capital de Argentina. Es un área metropolitana donde viven más de 2 millones de habitantes.
LOS LUGARES MÁS VISITADOS EN AMÉRICA LATINA
ACTIVIDADES ECONÓMICAS PRIMARIAS EN AMÉRICA LATINA
Las actividades primarias son aquellas que convierten los elementos naturales en recursos que permitan satisfacer las necesidades humanas. Las más importantes en América son: la agricultura, la ganadería, la explotación forestal, la minería y la pesca.
Agricultura: Existen diversos tipos de cultivos, por ejemplo, de frutas, de hortalizas, de algodón… Éstos no pueden desarrollarse en cualquier lugar ya que sólo prosperan en determinado suelos y condiciones climáticas. En este sentido, podemos distinguir los siguientes tipos de cultivos en América Latina.
• Cultivos tropicales: son lo que requieren altas temperaturas y humedad para su desarrollo. Prosperan en las zonas con clima cálido y húmedo de América tropical. Ejemplo: el algodón, el cacao, el plátano (banana) y la caña de azúcar.
• Cultivos templados: se desarrollan en áreas con climas templados. Ejemplo: los cereales.
• Cultivos mediterráneos: prosperan en las zonas con clima templado y seco. Requieren de una intensa radiación solar. Ejemplo: cultivos de vid o del olivo.
Ganadería: En Latinoamérica el ganado es alimentado principalmente con pastos. Por este motivo, esta actividad se realiza en los lugares que se dispone de este recurso natural. Por ejemplo: en la llanura pampeana y en las praderas uruguayas.
Explotación forestal: En América hay grandes áreas boscosas, principalmente en las zonas cálidas y frías donde la humedad es suficiente para el crecimiento de los árboles. A partir de ellos se extraen numerosos productos como madera, caucho y celulosa.
Minería: Esta actividad consiste en la extracción de rocas, minerales e hidrocarburos (petróleo y gas). En América ha cobrado relevancia desde la época de la conquista europea; las riquezas de los yacimientos de oro y plata acrecentaron el interés de los europeos por el continente. Durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, la expansión de la industria eléctrica impulsó, por ejemplo, la producción de cobre y estaño en Bolivia y en el norte de Chile. En América, hay yacimientos mineros en explotación en la zona montañosa del oeste y en los Macizos de Guayana y de Brasilia. También hay de hidrocarburos en México, Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina. Por su parte, en algunos países la actividad minera es la más importante; es el caso de México, Venezuela, Bolivia y Chile.
Pesca: Es una actividad de gran importancia en muchos países americanos ya que la mayoría cuenta con costa sobre el océano. Comúnmente, extraen peces, crustáceos y otros tipos de animales acuáticos.
ACTIVIDADES SECUNDARIAS Y TERCIARIAS EN AMÉRICA
El sector económico secundario es el que transforma la materia prima, extraída o producida en el sector primario, en productos de consumo o en bienes que serán utilizados en otros ámbitos del sector secundario. Se integran en este sector, por ejemplo, la industria y la construcción.
En América gran número de ciudades han crecido gracias a los procesos de industrialización. Así, se generó una migración del campo a la ciudad cuando se instalaron industrias en los centros urbanos. La expansión de la industrialización y la urbanización se produjo en distintas épocas y con diferentes características en América Anglosajona y en América Latina.
Sector terciario se le llama a la producción de bienes no materiales o servicios. Se integran en este sector, por ejemplo, los servicios financieros, la salud, los espectáculos. Actualmente el sector servicios ha registrado un importante crecimiento, que, incluso, ha superado a la industria. En América más de la mitad de la población se halla ocupada en el sector terciario.
Sector cuaternario
En América Anglosajona, la expansión de los servicios originó este sector que abarca la producción de servicios altamente calificados, como por ejemplo, la investigación y el desarrollo de tecnología “de última generación”.
PROBLEMAS AMBIENTALES
• Degradación de los suelos agrícolas.
• Sobreexplotación de los yacimientos minerales.
• Deforestación. Tala indiscriminada.
• Sobreexplotación pesquera.
• Contaminación ocasionada por diversos factores, tales como: vertidos de desechos industriales en ríos o mares, emisión de gases tóxicos, alto nivel de ruido en las grandes metrópolis.
Es evidente que existen implicaciones entre la lengua y el poder político. La lengua o la modalidad de lengua usada en el ejercicio del poder se convierte en prestigiosa y este prestigio es especialmente importante cuando el poder político se extiende por territorios donde se habla una lengua o variedad de lengua diferente.
Esta conexión entre lengua y poder político se advirtió ya en la Península con la expansión del castellano por territorios en que se hablaban otras lenguas neolatinas. Del mismo modo, con el descubrimiento de América la lengua española se impuso como lengua de los nuevos territorios.
La lengua se impone a los pueblos conquistados, al igual que se imponen la cultura y las costumbres. Los grandes imperios a lo largo de la historia han demostrado que el proceso de culturización de los pueblos sometidos es fundamental para la integración de estos. Sin embargo, este proceso puede conllevar la desaparición de las culturas y las lenguas autóctonas.
El análisis de la situación en España refleja distintas situaciones. Cataluña, con un pasado histórico y literario brillante, nunca ha dejado de hablar catalán. En el País Vasco, en cambio, el área de uso del euskera se había reducido progresivamente y parecía condenado a la extinción.
Además, en Cataluña, las lenguas en contacto, catalán y español, son dos lenguas neolatinas y, por lo tanto, la adquisición de una conociendo la otra es relativamente fácil; mientras que en el País Vasco, con dos lenguas sin relación de parentesco, sucede exactamente lo contrario.
Dado el carácter emblemático que para los vascos tiene su lengua, su defensa se convierte en una cuestión vital. En Galicia, el gallego, también lengua neolatina, ha tenido una historia similar a la del catalán.
España, al igual que gran parte de los Estados europeos, ha vivido un último siglo de reivindicaciones nacionalistas basadas en la lengua. Esto ha hecho que muchas lenguas no hayan desaparecido, sino que, por el contrario, se hayan desarrollado y actualmente sean lenguas de enseñanza, de estudio universitario, de cultivo literario y de uso político.
Convivencia de lenguas
Con frecuencia la coexistencia de lenguas en un mismo territorio se debe a factores históricos, como la conquista de un pueblo, pero también se produce por la presión cultural y económica, o se debe al movimiento migratorio hacia las zonas más industrializadas. En cualquier caso, el territorio presenta situación de bilingüismo o plurilingüismo, es decir, de convivencia de dos o más lenguas que, en teoría o de forma ideal, no presentan predominio de una sobre la otra.
Sin embargo, esta coexistencia de lenguas se puede presentar de forma problemática, en especial cuando se da una situación de dominio entre los pueblos, y esto se traduce en opresión lingüística y falta de libertad en el uso de la lengua.
Cuando la convivencia de lenguas adquiere la dimensión de conflicto, se produce el fenómeno de la diglosia.
Bilingüismo
El bilingüismo es la situación en que se encuentra una comunidad que emplea dos lenguas distintas para cubrir exactamente los mismos cometidos comunicativos colectivos e individuales, públicos y privados.
Sin embargo, esta situación es teórica, ya que siempre una de las lenguas ejerce sobre la otra cierta influencia y, por tanto, el bilingüismo puede alcanzar un número infinito de grados.
Para que existiera un pueblo bilingüe real, todos los hablantes de ese pueblo deberían ser bilingües puros y para ello todos deberían usar las dos lenguas indistintamente y con igualdad de oportunidades.
En realidad, esta situación no se da. Por lo general, los hablantes suelen ser monolingües, y si no lo son, una de las dos lenguas predominará en algunos usos y la otra en otros. Así, un hablante bilingüe adoptará la lengua materna, por ejemplo, para su comunicación familiar y la otra lengua, por ejemplo la enseñada en la escuela, para hablar con los compañeros, escribir una solicitud de empleo o dar una conferencia; esta situación ya no cumple con los requisitos del bilingüismo que se podría considerar puro.
El hecho de poder expresarse en dos lenguas no implica bilingüismo, sino plurilingüismo. El hablante plurilingüe piensa solo en una lengua y cuando sueña o se enfada usa esa lengua y no la otra (u otras) que también conoce; esto es signo de que esa es su lengua.
Los Estados en los que se habla más de una lengua no pueden ser calificados de bilingües o trilingües, ya que cada una de las lenguas tiene su propio dominio y cubre una determinada porción del territorio; se establecen, por tanto, áreas lingüísticas diferenciadas dentro del Estado, y las lenguas podrán ser todas oficiales en el ámbito general, cada una en su propia zona, o solo una para todo el territorio, pero este hecho no hace bilingüe un Estado. Será más adecuado hablar de Estados con dos o más lenguas.
Diglosia
La diglosia implica una evaluación de dos lenguas en términos de rango social: lengua A (lengua alta) y lengua B (lengua baja) a las que se asigna distintas funciones. La lengua A será la que se utilice en los actos públicos, en los contactos comerciales, en la enseñanza, en los grandes medios de comunicación y en la rotulación de los espacios urbanos; mientras que la lengua B quedará relegada al ámbito de las relaciones familiares, de los festivales folclóricos y, con algo de suerte, tendrá alguna presencia en las revistas y emisoras locales.
Por tanto, la lengua A será vehículo de cultura y patrimonio común, mientras que la lengua B, al verse reducida a una función social irrelevante, tenderá a desaparecer a pesar de ser la lengua propia de un pueblo.
Históricamente, la diglosia se ha producido en numerosas ocasiones y parece que es la causa de la extinción de muchas lenguas: el latín, por ejemplo, se impuso como lengua del Imperio (lengua A) y desplazó al umbro, al osco, al galo y a las lenguas peninsulares prerromanas (lenguas B), entre otras.
La presión que una lengua alta ejerce sobre otra socialmente baja es tan intensa que puede llegar a provocar la desaparición de la lengua baja. El proceso de sustitución es largo y complejo. La lengua hablada en la primera infancia y en el ámbito familiar suele mantenerse como lengua propia y personal a lo largo de toda la vida, incluso si se aprenden y usan otras lenguas con más prestigio social. Sin embargo, en una sociedad en la que convivan lenguas en una situación de diglosia, el cambio de una lengua a otra se suele producir de una forma más sencilla. Si un hablante de la lengua baja contrae matrimonio con un hablante de la lengua alta, incluso si ambos conocen las dos lenguas, es probable que adopten como lengua común la lengua socialmente más prestigiosa, y es probable también que sea esa la que transmitan a sus hijos, lo que significará que el hablante de la lengua baja acabará probablemente, con el tiempo, cambiando de lengua.
La diglosia puede ser combatida si se da la conciencia lingüística adecuada en los hablantes y en la sociedad. La defensa de la lengua B puede frenar su extinción, y esto será posible si esta se muestra como vehículo de cultura, como lengua de enseñanza en todos sus niveles y como lengua de los medios de comunicación.
La normalización lingüística es el conjunto de procesos que una comunidad lingüística inicia y desarrolla para construir las condiciones necesarias que aseguren el uso normal de su lengua y su estabilidad futura. Este proceso generalmente comporta la sustitución del uso de la lengua A por el de la lengua B en las funciones más públicas.