Cahuide

Cahuide fue un noble y guerrero inca del siglo XVI, reconocido principalmente por su valentía durante la defensa de la fortaleza de Sacsayhuamán en 1536, en el contexto de la resistencia inca contra la conquista española. Su legado perdura en la memoria histórica de Perú como ejemplo de valentía y resistencia.

Cahuide fue un miembro de la nobleza inca que portaba el título de la élite gobernante conocido como “orejón”, referidos de esta manera por los españoles debido a las grandes perforaciones que estos aplicaban en el lóbulo de sus orejas para luego introducir en ellos grandes discos de oro, como símbolo y distintivo de su privilegiada posición social. Esta condición, sin embargo, también exigía responsabilidad, capacidad de administración y conocimientos bélicos.

Cahuide luchó como comandante de guerra bajo el mando de Manco Inca Yupanqui, el emperador inca rebelde que intentó recuperar Cusco, capital del Imperio, que para entonces se encontraba bajo el poder de los conquistadores españoles.

Durante el sitio de Cusco en 1536, Cahuide lideró la defensa de Sacsayhuamán, una fortaleza y posición estratégica clave para los incas, pues esta se había convertido en su centro de operaciones al ser el lugar desde donde se organizaban los ataques hacia la capital. Los españoles decidieron atacar la fortaleza para debilitar las operaciones de los incas, lo que dio comienzo a la última y más importante batalla de Cahuide.

De las tres torres principales con las que contaba la fortaleza de Sacsayhuamán, Cahuide se encargó de defender personalmente la más alta y de mayor importancia estratégica, conocida como Muyucmarca, lo que hizo con una fiereza, determinación y valentía extraordinarias durante días. Sin embargo, al verse eventualmente rodeado y sin posibilidad de victoria, Cahuide tomó la decisión de arrojarse desde lo alto de la torre, con lo que dejó establecido que prefería la muerte antes que la humillación de convertirse en prisionero de los españoles.

¿Sabías qué?
El verdadero nombre de Cahuide aún es motivo de debate, pues muchos historiadores también lo identifican como Quispe Tito, Titu Cusi Huallpa, Cullash y Surihuamán, entre otros. Su nombre más popular, Cahuide, significa “vigía” o “centinela”, condición que curiosamente coincide con el rol de protector que ejerció durante el sitio a la fortaleza de Sacsayhuamán.
Cahuide en la defensa de Sacsayhuamán contra los españoles, representado con una porra, su arma más característica. Atribución de la imagen: FUEJXJDKHistoria de la conquista del Perú, 1851 Heroica defensa del incaCC BY-SA 4.0

Lempira

Lempira fue un líder perteneciente al pueblo lenca, comunidad originaria que aún en la actualidad habita las regiones del suroeste de Honduras y El Salvador. Se presenta como un icono y una de las figuras más importantes de la resistencia indígena en Honduras, lo que le ha permitido ser reconocido con diversos homenajes en el país.

Se cree que nació alrededor de 1499, creció y se formó entre las montañas del cerro Cerquín, lo que podría hacer referencia a su nombre, que significa “Señor de la sierra” en lengua lenca. Desde muy joven fue testigo de la amenaza que representaban los colonos españoles para la integridad física y patrimonial de su pueblo, por lo que pronto sintió la necesidad de hacer algo al respecto. Su determinación y valentía, y su capacidad para organizar y unir gente a la causa bajo una sola voz, pronto lo llevaron a ser reconocido como un líder para los lenca.

En 1537, bajo la dirección del cacique Entepica, Lempira fue designado para organizar la resistencia contra el ataque español al pueblo lenca en las montañas, orden dada por el gobernador Francisco de Montejo. Lempira logró unir a cientos de miles de guerreros de diversas tribus lencas y formó un gran ejército que se refugió y resistió en fortalezas naturales conocidas como peñoles durante meses, en las cimas de la sierra del suroeste de la actual Honduras.

Hoy en día es comúnmente aceptado que Lempira fue asesinado a traición al intentar negociar la paz con los españoles para proteger a su gente, pero existe otra popular versión documentada por el español Rodrigo Ruiz, donde asegura que fue él quien cortó la cabeza de Lempira en un combate cuerpo a cuerpo, lo que propició la eventual rendición del pueblo lenca.

¿Sabías qué?
La influencia de Lempira para el pueblo de Honduras le ha permitido ser homenajeado de diversas maneras, más allá de llevar su nombre la moneda del país (lempira hondureño) y tener un día del año dedicado en su honor. Uno de los departamentos de Honduras también recibe el nombre de Lempira, además de existir estatuas conmemorativas con su imagen, una novela e incluso una película con el cacique como protagonista que se encuentra en producción desde 2016.
Efigie de Lempira, plasmada en el billete de 1 lempira. Atribución de la imagen: JVC3ETALempiraCC BY-SA 3.0

Anacaona

Anacaona, cuyo nombre significa “flor de oro”, fue una mujer de la nobleza taína nacida a mediados del siglo XV en la isla de La Española. Heredó el control de gran parte de la isla tras la muerte de su su esposo y posteriormente de su hermano, tras lo cual se convirtió en símbolo de la resistencia pacífica y diplomática frente a los colonizadores.

Anacaona fue una mujer indígena taína de la isla de Quisqueya, también conocida como la isla de La Española, conformada actualmente por las naciones vecinas de Haití y República Dominicana. Era hermana de Bohechío, cacique de Jaragua, uno de los cinco cacicazgos y divisiones territoriales indígenas que conformaban la isla durante la llegada de los españoles, y estaba casada con Caonabo, líder del cacicazgo de Maguana, por lo que la herencia de la mujer dentro de la nobleza taína era indiscutible.

Desde joven, Anacaona destacó por su belleza, inteligencia, capacidad diplomática, talento artístico y elocuencia. Fue además especialmente reconocida como una poetisa excepcional dentro de su cultura, donde destacaba su capacidad para componer y recitar areítos, nombre que recibían los cantos y poemas ceremoniales recitados por los antiguos indígenas caribeños, que hacían referencia a los mitos y las memorias del pueblo taíno, y que combinaban poesía, danza y música. Estas formas de expresión eran una parte esencial en la transmisión oral de la historia, la espiritualidad y la cohesión social de la comunidad.

El cacique Caonabo fue apresado por los españoles en 1493 por su ataque hacia el Fuerte Navidad, y falleció tres años después al hundirse el barco en el que viajaba como prisionero, por lo cual Anacaona regresó con su hermano Bohechío a Jaragua. Este falleció años después en algún punto de 1502, por lo que Anacona asumió el mando del mencionado cacicazgo. Su gobierno se caracterizó por la diplomacia y enormes esfuerzos por mantener relaciones pacíficas con los colonizadores españoles, a quienes impresionó con su elegancia, inteligencia y elocuencia. Por ello, organizó banquetes y celebraciones con ellos como invitados y aceptó pagarles tributos en forma de recursos como muestra de su buena voluntad. Si bien es cierto que siempre se mantuvo pacífica y que al principio tuvo mucho interés por la nueva cultura que los colonos ofrecían, sus continuos abusos mermaron progresivamente su entusiasmo.

A pesar de sus constantes esfuerzos por mantener buenas relaciones, todo terminó para Anacaona y muchos integrantes de su comunidad cuando el gobernador Nicolás de Ovando organizó una visita de falsa diplomacia hacia Jaragua en 1503, donde los colonos les tendieron una emboscada y condenaron a la líder indígena a la horca.

¿Sabías qué?
Tanto por su papel en la historia como por ser una de las muy escasas cacicas encargadas de dirigir por sí solas a toda una comunidad, a Anacaona se le han rendido diversos tributos, especialmente en República Dominicana, donde destacan ejemplos como la canción de salsa en su honor del compositor Cheo Feliciano, o la Torre Anacaona 27, uno de los edificios más altos del Caribe.
Representación de Anacaona, cargada y adorada por el pueblo taíno.

Los hermanos Lemoine

Juan Manuel Lemoine y su hermano José Joaquín Lemoine fueron  dos de los principales responsables de iniciar el proceso de independencia de Bolivia. Si bien gran parte de la historia de Juan Manuel se desconoce, es bien sabido que José Joaquín se desempeñó como militar y político patriota hasta su vejez.

La primera y más importante participación militar de los hermanos Lemoine de la que se tiene registro ocurrió durante la revolución de Chuquisaca en 1809, en la cual ambos cumplieron un papel similar y por ello son considerados dos de los principales impulsores de la revuelta. Esta inició tras el arresto del fiscal Jaime de Zudañez por parte del presidente de la Real Audiencia de Charcas Ramón García de León y Pizarro, tras lo cual los hermanos irrumpieron en el templo de San Francisco, con los frailes bajo amenaza, e hicieron sonar las campanas del lugar para reunir al pueblo e iniciar así el levantamiento.

Tras el éxito de la revolución y la consecuente renuncia de Pizarro, la Audiencia, ahora al mando de Juan de Arenales, reorganizó la milicia local y nombró líder del regimiento de Plateros a Juan Manuel, mientras que a José Joaquín lo designó como el jefe del cuerpo de Infantería. A partir de entonces, la Audiencia estableció comunicación con diferentes ciudades del Alto Perú para alentarlas a levantarse contra la Corona española, movimiento acrecentado tras los eventos de la Revolución de Mayo de Buenos Aires en 1810, con lo que los hermanos cooperaron para anexar cada vez más ciudades a la causa.

Durante este proceso, bajo la autoridad de la Junta de Buenos Aires, Juan Manuel fue designado gobernador del territorio de Chiquitos mientras que José Joaquín se unió al Ejército del Norte para continuar los enfrentamientos contra los realistas. Este territorio, sin embargo, fue retomado por los españoles tras la batalla de Huaqui, y Juan Manuel se vio forzado a huir.

Si bien no se cuenta con suficiente información sobre Juan Manuel tras estos eventos, se sabe que José Joaquín continuó con su carrera militar al participar en las batallas de Tucumán, Salta y Sipe-Sipe, por las que fue ascendido. También se desempeñó en política como edecán del gobierno argentino en 1818 y como diputado de la Asamblea y ministro de Hacienda de la ya independiente Bolivia en 1836. Falleció en su tierra natal, Chuquisaca, en 1856.

¿Sabías qué?
La primera esposa de José Joaquín de Lemoine, María Teresa Bustos y Salamanca, fue una de las más fervientes revolucionarias femeninas que participaron en el proceso de independencia de Bolivia. Durante la revolución de Chuquisaca vendió todas sus pertenencias de valor para proveer de armamento al pueblo amotinado, entre varias otras acciones posteriores.
Mapa del virreinato del Río de la Plata y las regiones del Alto Perú a finales del siglo XVIII. Al norte puede observarse la gobernación de Chiquitos, bajo administración de Juan Manuel Lemoine en 1811.

Pedro Arraya y la localidad de Suipacha

Pedro Norberto Arraya fue un coronel criollo con una destacada participación en la historia de Bolivia, tanto en el proceso de independencia como en eventos posteriores. Entre estos acontecimientos destaca curiosamente su vínculo con la localidad de Suipacha, lugar donde ocurrió tanto su muerte como su primera y más grande victoria militar.

En la famosa batalla de Suipacha de 1810, el primero de los conflictos militares que el Ejército del Norte argentino llevó a cabo contra el Ejército realista español durante su primera expedición auxiliadora al Alto Perú, Pedro Arraya fue elegido como el jefe de la división de caballería proveniente de Sud Chichas, su provincia natal, que se unió a la causa, conocida como los Húsares de Chichas y conformada por unos cien jinetes milicianos.

A pesar de ser esta su primera participación oficial en la guerra por la independencia, Arraya destacó por su determinación, resolución y capacidad de mando, gracias a ello logró hacer retroceder y derrotar a gran parte del Ejército realista, cuyo número de efectivos superaba varias veces al de los chicheños, y con lo cual logró contribuir en gran medida a la importante victoria que los patriotas alcanzaron en esta batalla. Desde entonces, Arraya se ganó el respeto y el reconocimiento de otros líderes independentistas, hasta llegar incluso a ocupar cargos políticos.

Sin embargo, en 1837, años después de haberse consolidado la independencia de Bolivia, el nuevo panorama de corrupción y maquinación que ofrecía la ahora formada Confederación Perú-Bolivia le fue desfavorable a Arraya, quien para ese momento ejercía el cargo de gobernador de su natal Mojo. El juez Antonio Suárez logró destituirlo de su cargo para luego ser perseguido debido a un conflicto con otro militar, por lo cual huyó hacia la ciudad de La Quiaca en Argentina. Una vez perseguido y capturado, Arraya fue llevado a la zona de Veladero, en Suipacha, para ser fusilado.

¿Sabías qué?
En enero de 2024 Pedro Arraya fue declarado héroe nacional por la asamblea legislativa plurinacional de Bolivia, según se especifica en el artículo 1 de la ley Nº 1547, en honor a su participación en la batalla de Suipacha. Con este acto también se pretendió popularizar su imagen, ya que usualmente es poco recordado entre los personajes que participaron en la independencia de Bolivia.
Localización de la provincia de Sud Chichas, Bolivia, lugar de nacimiento de Pedro Arraya.

Gregoria Apaza y la revolución indígena

Gregoria Apaza fue una de las más importantes figuras indígenas femeninas dentro de los levantamientos indígenas que precedieron a la época de la guerra de la independencia. Esta líder se destaca en especial por su participación durante el histórico sitio de La Paz y la conquista de Sorata.

Junto a su cuñada Bartolina Sisa y su hermano Julián Apaza, también conocido como Túpac Katari y líder principal de la revolución en ese momento, Gregoria Apaza llevó a cabo el sitio de La Paz el 13 de marzo de 1781, donde comandaron a decenas de miles de combatientes de los pueblos aimara y quechua para invadir los límites de la ciudad y cortar toda comunicación con el exterior, lo que resultó en la muerte de muchos de los sitiados por el hambre y los enfrentamientos. Los líderes se instalaron en El Alto de La Paz para organizar desde allí la operación.

A mediados del período de 109 días que duró el primer cerco de La Paz, Gregoria marchó a Pampahasi bajo el cargo de general, donde se instaló y desde donde comandó la invasión a la localidad de Sorata. Para ello ideó una estrategia en donde utilizó un río del lugar para crear una represa, de manera que se formaran torrentes de agua que impactaran con fuerza sobre sus enemigos y provocaran una inundación. Gracias a ello y a la imbatible dirección de sus tropas, Gregoria conquistó Sorata con éxito.

Cabe destacar que fue durante este tiempo que la general inició una relación sentimental con Andrés Túpac Amaru, otro destacado líder indígena. Sin embargo, tras la conquista de Sorata, Andrés tuvo que partir a Azángano, por lo que la pareja tuvo que separar sus caminos por primera y última vez.

Mientras tanto, en La Paz, Túpac Katari había sido capturado el 17 de octubre por las tropas españolas del comandante José Reseguín. Al enterarse de esta noticia, Gregoria armó su ejército en Sorata y partió hacia la ciudad como refuerzo, solo para encontrar ella también la derrota. Así, Gregoria fue apresada por más de medio año hasta su ejecución en 1782.

¿Sabías qué?
El 5 de septiembre es reconocido como el Día Internacional de la Mujer Indígena. Se eligió esta fecha por ser la misma en la que fueron ejecutadas Gregoria Apaza y su cuñada Bartolina Sisa, las dos principales representantes femeninas de la comunidad, distinguidas por su valor y su papel en la historia.
Gregoria Apaza es una figura de gran importancia para la historia de los pueblos originarios, especialmente la aimara.

El Diario de una residencia en Chile de María Graham

Conocida posteriormente como María Callcott, fue una escritora, ilustradora y naturalista británica, destacada por, entre otras obras, sus memorias acerca de sus experiencias vividas en diferentes partes del mundo. Entre estos destinos destaca Chile, cuya experiencia relató en su libro Diario de una residencia en Chile y el cual se convirtió en un ícono histórico del país.

Tras su estancia en la India e Italia, María Graham emprendió un nuevo viaje junto a su esposo Thomas Graham en 1822, esta vez en dirección a Suramérica. Sin embargo, cerca de su destino, Thomas falleció producto de un cuadro febril y María se vio obligada a desembarcar sola en el puerto de Valparaíso, en Chile, donde decidió quedarse  alrededor de nueve meses.

Fue durante su estancia en este lugar que Graham escribió el libro Diario de una residencia en Chile, en el cual recopiló toda la información que aprendió del país, desde las costumbres locales y la flora presente hasta los más importantes acontecimientos históricos, sociales y políticos que se vivieron en la época, donde incluía además sus impresiones sobre destacadas figuras independentistas como Bernardo O’Higgins, José de San Martín, José Ignacio Zenteno y Thomas Alexander Cochrane, con quienes llegó a entablar amistad. Estos escritos se complementaban con dibujos hechos a mano por la misma Graham que ilustraban aquello de lo que la autora era testigo.

En su primera edición inglesa, publicada en 1824, el libro se encuentra dividido en tres secciones principales: un bosquejo de la historia de Chile a modo de introducción, donde detalla el periodo histórico comprendido entre la conquista de Chile hasta el gobierno de O’Higgins, diversas entradas que describen el aspecto cultural, geográfico y económico del país, acompañadas con sus propias observaciones sobre la condición política del mismo, y finalmente una posdata con comentarios adicionales y un apéndice que registraba los documentos que utilizó en su investigación histórica y los diferentes tipos de plantas que observó. Entre las páginas de este libro destaca además la descripción sobre el terremoto de Valparaíso en noviembre de 1822, uno de los más intensos en la historia del país y el cual Graham experimentó en persona.

Diario de una residencia en Chile ha sido valorado con el tiempo como un libro de importancia trascendental para el país, en especial por su condición como una de sus principales y más icónicas fuentes históricas.

¿Sabías qué?
La importancia del diario trascendió a la cultura popular chilena evidenciada en obras que lo referencian, como la serie de televisión titulada Diario de mi residencia en Chile: María Graham, donde se narra la vida y experiencias de la escritora en el país.

Antonio José de Irisarri y el tratado de Paucarpata

Antonio José de Irisarri fue un militar, escritor y diplomático guatemalteco-chileno que tuvo una muy importante y extensa carrera política durante y posterior al proceso de independencia de Chile. Sin embargo, su contribución al país se vio interrumpida durante la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, a partir del conocido tratado de Paucarpata.

Durante la guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y el Ejército Unido Restaurador, formado por chilenos y peruanos opositores a la Confederación, ambos bandos se disputaron el destino de Perú como territorio compartido con Bolivia o como país soberano respectivamente. El Congreso de Chile envió tropas comandadas por el almirante Manuel Blanco Encalada, acompañado por el coronel Antonio José de Irisarri como consejero privado del líder militar y como representante plenipotenciario del país.

No obstante, al desembarcar en Arequipa para comenzar la invasión, las fuerzas restauradoras se vieron ampliamente superadas por las de la Confederación, comandadas por el general Andrés de Santa Cruz. Como consecuencia, Blanco Encalada e Irisarri se vieron obligados a aceptar un acuerdo de paz entre ambos bandos para asegurar la vida de sus hombres a cambio de que los mismos reconocieran la autoridad de la Confederación y aceptaran no volver a tomar las armas en su contra, acuerdo conocido como el tratado de Paucarpata, por ser este el lugar donde se llevaron a cabo las negociaciones.

Irisarri abrió la primera reunión con el general de la Confederación Ramón Herrera, donde, además de la seguridad de sus hombres chilenos, solicitó también la seguridad de los peruanos restauradores y que no se tomara represalías contra ellos. Los representantes chilenos firmaron el tratado en la segunda reunión, el 17 de noviembre de 1837.

Sin embargo, al regresar las tropas a Chile y al enterarse el Gobierno de lo sucedido, este no reconoció las decisiones de Blanco Encalada e Irisarri en Perú ni aceptó las condiciones del tratado. Como consecuencia, el organismo acusó a Irisarri de traición y fue condenado a muerte en su ausencia, pues para ese momento este aún no había abandonado Perú. En vista de las circunstancias, Irisarri se exilió a Colombia y nunca más regresó a su país.

¿Sabías qué?
El deseo de Irisarri por una vida pacífica y familiar en Chile, sumado a la vieja amistad que compartía con Andrés de Santa Cruz, fue el motivo por el cual Irisarri participó en la expedición en contra de su voluntad.
Retrato de Antonio José de Irisarri.

Los últimos años de Casimiro Marcó del Pont

Francisco Casimiro Marcó del Pont fue un militar y político español, reconocido por ser el último gobernador realista de Chile, antes de ser capturado por el Ejército patriota. A su forzosa dimisión le siguieron varios años de muy precarias circunstancias como prisionero.

La decisiva victoria patriota de la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 marcó el fin de la gobernación de Marcó del Pont, por lo que este, al enterarse del resultado de la contienda y de que el Ejército vencedor iba en camino a Santiago a reclamar su trono, intentó huir a Valparaiso; sin embargo, fue interceptado y capturado en la localidad del Totoral por una avanzadilla patriota que había sido prevenida de la presencia del ahora exgobernador, ya que el apoyo a los independentistas crecía por todo Chile tan rápido como ahora descendía la fidelidad al gobierno español.

¿Sabías qué?
Tras la captura, Marcó del Pont y José de San Martín tuvieron una entrevista secreta, pues el primero solo aceptó entregar su espada y  rendirse por completo ante un oficial de su categoría. Aunque no existe evidencia de ello, la tradición dicta que San Martín, como respuesta a ciertos comentarios discriminatorios que Marcó del Pont hizo en el pasado, se mofó de este durante dicho encuentro con las palabras: ¡Venga esa mano blanca, mi general!

Luego de dos meses bajo custodia patriota, Marcó del Pont fue enviado por San Martín como prisionero a Mendoza. Durante este tiempo, el español redactó una carta donde solicitaba al director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, que lo dejara en libertad a cambio de jurar por su honor que jamás volvería a levantar las armas en contra de la causa independentista; pese a ello, la carta nunca llegó a su destino, y Marcó del Pont fue trasladado desde Mendoza a San Luis junto a otros prisioneros españoles de la batalla de Chacabuco en mayo del mismo año.

En febrero de 1819 se levantó un motín de prisioneros españoles en San Luis en el cual Marcó del Pont, fiel a su palabra, nunca participó, por lo que fue absuelto de ser ejecutado. No obstante, esto no evitó que fuera trasladado nuevamente, esta vez a la hacienda de La Estanzuela, donde fue encarcelado y abandonado. Las precarias circunstancias físicas y emocionales que sufrió en el lugar afectaron gravemente su estado de salud, lo que causó su muerte en 1821.

Retrato de Casimiro Marcó del Pont.

El exilio de Javiera Carrera

Javiera Carrera Verdugo fue una chilena considerada como uno de los más importantes y comprometidos personajes de la causa patriota en la historia de la independencia de Chile. Sin embargo, las disputas internas en el país que involucraban a sus hermanos la sometieron a muy precarias situaciones durante años.

Tras la terrible derrota de la batalla de Rancagua en 1814, en donde los realistas españoles recuperaron el control del país, los supervivientes patriotas y muchos civiles se vieron obligados a exiliarse a Mendoza, en las Provincias Unidas del Río de la Plata, en busca de refugio. Javiera Carrera, a pesar de estar casada en ese momento de un aristócrata español, y por lo tanto no correr peligro, decidió unirse al éxodo con sus compatriotas, incluidos sus hermanos José Miguel, Juan José y Luis, y abandonar a su esposo e hijos.

No obstante, el recibimiento de los Carrera allí fue desfavorable. Habían sido culpados y desprestigiados por los partidarios de O’Higgins, lo que sembró la desconfianza por esta familia en las autoridades rioplatenses e hicieron que fueran trasladados a Buenos Aires en consecuencia.

Allí, Javiera se encontró con graves problemas económicos y su salud comenzó a deteriorarse. Pese a ello, esto no le impidió comenzar una conspiración junto a sus hermanos Juan José y Luis, de la que se cree que era autora intelectual, para destronar a O’Higgins luego de que este recuperara el poder de Chile en la victoria de Chacabuco de 1817, mientras José Miguel se encontraba en Estados Unidos en busca de aliados. Estos planes fracasaron rápidamente, lo que condujo al fusilamiento de Juan José y Luis en 1818, y al destierro de Javiera a la localidad de Luján, para poco después ser recluida en un convento de Buenos Aires.

Logró escapar en 1819 en un barco portugués que se dirigía a Montevideo, y allí se enteró del fusilamiento de su último hermano, José Miguel, en 1821, ya que había causado muchos problemas en las Provincias Unidas del Río de la Plata en su campaña por retomar el poder de Chile. Javiera se encontraba destrozada y en peor estado de salud que nunca, pero se negó a volver a Chile mientras O’Higgins siguiera en el poder. El caudillo abdicó en 1823 y Javiera pudo regresar a su país un año después, donde vivió en paz hasta su fallecimiento en 1862.

¿Sabías qué?
Se dice que fue Javiera Carrera quien, en 1812, bordó la primera bandera de Chile como símbolo de la naciente nación independiente. Su diseño consistía en tres franjas horizontales de color azul, blanca y amarilla respectivamente.
Retrato de Javiera Carrera.