La muerte de Manuel Rodríguez Erdoíza

Manuel Rodríguez Erdoíza fue uno de los más fervientes defensores de la patria durante el período de las guerras de independencia de Chile, por lo que combatió y lideró junto a figuras como José de San Martín y Bernardo O’Higgins. Sin embargo, a pesar de su contribución a la causa, sus diferencias con este último lo condujeron a un funesto destino.

Tras la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, Bernardo O’Higgins retomó el poder de Chile bajo el cargo de director supremo. Rodríguez, cuya enemistad con O’Higgins databa de años atrás, no estuvo de acuerdo con su gobierno y se encargó de manifestarlo con osadía, por lo que, como respuesta a este importuno, el director supremo ordenó su encarcelamiento en la fortaleza de Quillota. Hacia la fortaleza, y en custodia de Rodríguez como prisionero, partió un grupo del batallón Cazadores de los Andes.

La versión más popular declara que el 26 de mayo de 1818, durante el camino a la fortaleza, cerca del pueblo de Tiltil, el teniente del cuerpo militar que lo escoltaba, Antonio Navarro, le disparó a Rodríguez por la espalda con una pistola y luego ordenó a sus hombres que terminaran el trabajo con sus sables y bayonetas, por lo que murió a la corta edad de 33 años; cabe destacar que otras versiones acusan al coronel Rudecindo Alvarado, líder principal de la compañía, de la autoría de los hechos.

El cuerpo fue abandonado en una trinchera, pero un grupo de campesinos que presenciaron el asesinato desde sus escondites lo recuperaron y sepultaron en secreto en una capilla del pueblo.

Más tarde el asesino declaró que había recibido órdenes de sus superiores para realizar este acto de manera extraoficial. Si bien no acusó directamente a O’Higgins de ello, su pasividad ante lo ocurrido y su conocida rivalidad con Rodríguez hicieron sospechar al pueblo. Este descontento, sumado a otros que derivaron de decisiones políticas controversiales, forzó la renuncia de  O’Higgins de su cargo en 1823 y, con ello, marcó el fin del periodo histórico chileno conocido como Patria Nueva.

¿Sabías qué?
El carácter apasionado, sociable, astuto y propenso a la iniciativa de Rodríguez lo hicieron un personaje querido y popular entre el pueblo, un sentimiento que ha perdurado hasta nuestros días para convertirse en la inspiración de múltiples artistas que han sabido reflejarlo en canciones, poemas y películas.
Manuel Rodríguez Erdoíza en el billete de 2.000 pesos chilenos.

Pedro Antonio Olañeta y la batalla de Tumusla

Pedro Antonio Olañeta fue un destacado militar español reconocido por defender de manera abierta y absoluta el sistema realista, por lo que se convirtió en un obstáculo constante para la causa patriota durante la guerra de la independencia latinoamericana. Esta resistencia terminó cuando Olañeta murió en la última de las batallas del Alto Perú: la de Tumusla.

Antecedentes

Pedro Antonio Olañeta nació en 1770 en el antiguo territorio español de Vizcaya, bajo el seno de una familia de comerciantes que se mudó a Suramérica y que logró instalarse cómodamente en diferentes regiones del Alto Perú y el Virreinato del Río de la Plata, una profesión que Olañeta no tardó en adoptar y que le aportó grandes riquezas y propiedades. Al mismo tiempo, se unió a la milicia de Potosí en su juventud, donde pronto consiguió escalar posiciones.

El gran cambio en su vida inició con la Revolución de Mayo en 1810, con una nueva y poderosa dirección en Buenos Aires dispuesta a liberar del yugo de la Corona española al continente y que forzaría a las regiones a elegir bandos; Olañeda, luego de reflexionarlo, se decantó por apoyar a los realistas, pues un cambio en este sistema podría perjudicar su acomodada situación. Desde entonces se desempeñó como un líder militar realista en diversas batallas contra los independentistas, especialmente aquellas destinadas a detener los avances que estos realizaban para tomar el control de las tierras del Alto Perú.

La batalla de Tumusla

La batalla de Ayacucho determinó la derrota de las principales fuerzas realistas y dio pie a la independencia de Perú. Sin embargo, un sector de los españoles no aceptó estos resultados, incluido Olañeta. Él mismo se dirigió con sus tropas al Alto Perú para ofrecer una última resistencia desesperada contra los patriotas. Sin embargo, el coronel Carlos Medinaceli, uno de los hasta entonces subordinados de Olañeta situado en estas tierras, se reveló a favor de los patriotas. Al enterarse, Olañeta salió de inmediato a enfrentarlo, mientras su ahora enemigo reforzaba su ejército en Cotagaita con otros simpatizantes de la causa.

Los dos ejércitos se encontraron a orillas del río Tumusla el 1° de abril de 1825. Los hombres de Olañeta eran más numerosos y estaban mejor armados, pero la estrategia de Medinaceli fue superior, pues logró abatir al líder realista y con ello debilitar y desmoralizar sus tropas, hasta finalizar el combate a las 7 de la tarde con la victoria patriota. Gravemente herido, Olañeda aceptó la derrota y falleció al día siguiente.

¿Sabías qué?
El rey Fernando VII de España nombró a Olañeta como virrey del Río de la Plata en 1825. Sin embargo, esto ocurrió tres meses después de su fallecimiento y sin el conocimiento del rey sobre este suceso, por lo que su investidura nunca pudo efectuarse.
Retrato de Pedro Antonio Olañeta.

Letra del himno de José Ignacio de Sanjinés

José Ignacio de Sanjinés fue un poeta, educador, abogado y político boliviano reconocido por ser el autor de la letra del Himno nacional de Bolivia. De Sanjinés plasmó su fervor patriótico en la letra de su composición, mismo que, tras muy ligeras modificaciones, reproduce actualmente el país y lo representa.

José Ignacio de Sanjinés

José Ignacio de Sanjinés nació 1786 en Potosí, en el Virreinato del Río de la Plata. Se instaló en Sucre desde su juventud, donde se graduó como abogado en 1812. Luego se convirtió en representante nacional de Potosí en las Asambleas Deliberante y Constituyente de 1825 y 1826 para la recién formada patria independiente de Bolivia.

Fue el autor de la letra del himno nacional del país, mientras que Leopoldo Benedetto Vincenti compuso la melodía. El himno se estrenó por primera vez al público el 18 de noviembre de 1845 en la ciudad de La Paz, frente al Palacio de Gobierno, y en 1851 el presidente Manuel Isidoro Belzú decretó esta composición como el himno oficial del país.

LETRA DEL Himno

Coro:

De la Patria, el alto nombre,

en glorioso esplendor conservemos,

y en sus aras, de nuevo juremos:

¡Morir antes que esclavos vivir!

I

¡Bolivianos!: el hado propicio,

coronó nuestros votos y anhelo;

es ya libre, ya libre este suelo,

¡ya cesó su servil condición!

Al estruendo marcial que ayer fuera

al clamor de la guerra horroroso,

siguen hoy en contraste armonioso,

dulces himnos de paz y de unión.

II

Loor eterno a los bravos guerreros

cuyo heroico valor y firmeza,

conquistaron las glorias que empiezan

¡hoy Bolivia feliz a gozar!

Que sus nombres el mármol y el bronce

a remotas edades transmitan,

y en sonoros cantares repitan:

¡Libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!

III

Aquí alzó la justicia su trono

que la vil opresión desconoce,

y en su timbre glorioso se goce

¡Libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!

Esta tierra inocente y hermosa

que ha debido a Bolívar su nombre,

es la Patria feliz donde el hombre

¡goza el bien de la dicha y la paz!

IV

Si extranjero poder algún día

sojuzgar a Bolivia intentare,

al destino fatal se prepare

!como el injusto que en Ingavi sucumbió!

Que los hijos del grande Bolívar

han ya mil y mil veces jurado,

morir antes que ver humillado

¡de la Patria el augusto pendón!

¿Sabías qué?
El Himno nacional de Bolivia sufrió unas muy ligeras modificaciones en su composición en 1852, principalmente en el orden de las estrofas. Desde entonces continúa igual desde hace más de 150 años.
Sello postal de Bolivia en representación del himno, con José Ignacio de Sanjinés y Leopoldo Benedetto Vincenti.

Homenaje a Eduardo Abaroa Hidalgo

Eduardo Abaroa Hidalgo fue un contador y empresario boliviano reconocido en el país por el patriotismo con el que participó durante la guerra del Pacífico luego de ofrecerse como voluntario para integrar la milicia de civiles. Este desempeño lo hizo merecedor de una gran cantidad de homenajes y reconocimientos póstumos.

Antecedentes

Al estallar la guerra del Pacífico en 1879, la cual enfrentó a los aliados de Bolivia y Perú contra Chile, las fuerzas bolivianas reclutaron un grupo de civiles para conformar una milicia que aumentara su poder ofensivo. Eduardo Abaroa Hidalgo fue de los primeros en ofrecerse voluntario, a pesar de no poseer experiencia militar previa. Allí, demostró un gran entusiasmo y tenacidad como la mano derecha del líder de las milicias Ladislao Cabrera durante la guerra.

El mismo año, durante el combate de Calama, se enfrentó solo a las tropas enemigas hasta su último aliento, pues la mayoría de combatientes bolivianos estaban heridos o se habían retirado al verse superados en número. El coronel chileno enemigo reconoció el valor y el patriotismo de Abaroa y pretendió perdonarlo, pero se vio forzado a terminar con su vida por la impasible amenaza que resultó ser el boliviano.

Homenajes

Luego de su muerte, el Ejército de Chile rescató su cuerpo y fue enterrado con honores militares en dicho país; en Bolivia fue condecorado con el grado póstumo de coronel en honor a sus hazañas, fue tratado como un héroe de guerra y, desde entonces, se utilizó su nombre para bautizar instalaciones y localidades del país. En el aniversario número 73 de su muerte, en 1952, el gobierno de Bolivia repatrió sus restos para regresarlos y enterrarlos nuevamente en su país natal.

Algunos de los lugares más destacados que llevan su nombre son la provincia de Eduardo Abaroa en el departamento boliviano de Oruro, la plaza Eduardo Abaroa, que está además adornada con una estatua de bronce con su imagen, y la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa. Además, su rostro se encuentra impreso en sellos postales y en los billetes de 500 pesos bolivianos.

Asimismo, cada 23 de marzo se celebra en Bolivia el Día del Mar, donde se conmemora la pérdida de la porción de territorio sufrida tras la guerra del Pacífico y se rinde homenaje a Eduardo Abaroa con el aniversario de su fallecimiento.

¿Sabías qué?
Cada vez que se hace mención a Eduardo Abaroa, es casi obligatorio mencionar las legendarias palabras que pronunció en sus últimos instantes de vida y que lo hicieron pasar a la historia. Durante el combate de Calama, en la guerra del Pacífico, Abaroa fue herido de gravedad y acorralado por el enemigo, el cual le exigió rendirse. La respuesta de Abaroa ante tal demanda, y a la vez sus últimas palabras documentadas, fue la siguiente: “¡Que se rinda su abuela!”.
Imagen del Eduardo Abaroa Hidalgo en el billete de 500 bolivianos.

Eustaquio Díaz Vélez y las invasiones inglesas

Eustaquio Díaz Vélez fue un líder militar argentino que participó tanto en las guerras de la independencia latinoamericanas como en otros conflictos militares anteriores y posteriores a esta época. Entre sus participaciones se destacan las históricas batallas que lo introdujeron al mundo militar: las invasiones inglesas.

Contexto histórico

Las invasiones inglesas fueron una serie de eventos militares que tuvieron lugar en el Río de la Plata y Buenos Aires a principios del siglo XIX. Estas invasiones fueron protagonizadas por fuerzas británicas en dos ocasiones, en los años 1806 y 1807 respectivamente, con el objetivo de apoderarse del territorio correspondiente al Virreinato del Río de la Plata, en un contexto marcado por las guerras napoleónicas que involucraban a gran parte de Europa.

Primera invasión inglesa

La primera invasión ocurrió en 1806, cuando una expedición británica comandada por el general William Beresford desembarcó en Buenos Aires y tomó la ciudad.

Durante esta etapa, Díaz Vélez se incorporó por primera vez al escenario militar con 23 años al unirse a la milicia local del Cuerpo de Blandengues de la Frontera de Buenos Aires, actividad que realizaba de forma paralela a la de mercader. Aquí se puso al servicio de Santiago de Liniers, con el cual derrotó a las tropas británicas y logró reconquistar la capital. Luego de este suceso, se unió a la Legión de Patricios con el grado de ayudante segundo, ascenso otorgado por su valor y capacidad de liderazgo.

Segunda invasión inglesa

Al año siguiente, en 1807, las tropas británicas realizaron una segunda ofensiva a Buenos Aires bajo el mando del general John Whitelocke. Sin embargo, las defensas argentinas no permitieron que la ciudad fuese tomada de nuevo.

Díaz Vélez fue uno de los defensores de la ciudad junto a los Patricios, comandados por Cornelio Saavedra, gracias a lo cual lograron la rendición definitiva de los invasores europeos. Sus proezas durante estas invasiones, sumadas a la defensa del ahora virrey Liniers ante fuerzas rebeldes que intentaron derrocarlo, le otorgaron el ascenso a capitán y posteriormente a teniente coronel graduado.

¿Sabías qué?
Eustaquio Díaz Vélez fue uno de los personajes independentistas nacidos en Buenos Aires, capital del aquel entonces Virreinato del Río de la Plata, en tener una gran participación en las Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú junto al Ejército del Norte, por lo que actualmente se le valora y rinde homenaje tanto en Argentina como en Bolivia.
Retrato de Eustaquio Díaz Vélez.

José Miguel Lanza y la republiqueta de Ayopaya

José Miguel Lanza fue un destacado líder militar de la revolución boliviana, con grandes participaciones durante las batallas contra los realistas españoles y uno de los firmantes del acta de independencia del país. Gran parte de su presencia en la guerra está respaldada por la agrupación militar que lideró hasta el final: la republiqueta de Ayopaya.

Orígenes

El término “republiqueta” designa una agrupación de guerrilleros revolucionarios con ideales y objetivos independentistas durante la guerra de independencia de Bolivia, ubicados en diferentes regiones del antiguo Alto Perú. La republiqueta de Ayopaya concretamente se encontraba distribuida en una superficie de más de 1.000 km situada entre La Paz, Cochabamba y Oruro, y provista de su propia pero primitiva organización política y social.

Por su parte, José Miguel Lanza inició su carrera militar al unirse al Ejército del Norte en 1810, con el que participó en muchas batallas a partir de entonces contra los ejércitos realistas.

Líder de la republiqueta

José Miguel Lanza llegó a la localidad de Inquisivi en 1821 para incorporarse a la republiqueta; sin embargo, traía órdenes de sus superiores de fusilar y sustituir a José Manuel Chinchilla, líder de la agrupación para ese momento. Una vez ejecutadas las órdenes, se convirtió en el nuevo comandante en jefe y demostró ser el líder más eficiente que la republiqueta haya tenido. Organizó el ejército de una manera más práctica, asignó roles bien definidos que facilitaban la creación de estrategias militares, estableció salarios fijos y se ganó el respeto y la lealtad de sus hombres gracias a su temple, autoridad y entusiasmo.

Durante los años siguientes, Lanza se dedicó a frenar los avances españoles y debilitar sus fuerzas mediante tácticas de guerrilla al situar a los soldados en puntos estratégicos de los caminos de La Paz, Cochabamba y Oruro, ciudades a las que también ayudó a reconquistar en alianza con otros líderes patriotas.

Su última gran acción ocurrió poco después de la victoria de la batalla de Ayacucho a manos de Antonio José de Sucre, cuando se dispuso a tomar La Paz junto a su ejército en enero de 1825 para eliminar los últimos vestigios realistas.

La republiqueta de Ayopaya, como el resto de agrupaciones militares de la misma naturaleza, se disolvió a mediados del mismo año con la declaración de la independencia de Bolivia, momento en el que Lanza se convirtió en el primer presidente de la recién establecida provincia de La Paz.

¿Sabías qué?
El mismo diseño de la bandera que empleó José Miguel Lanza para representar a la republiqueta de Ayopaya fue utilizado posteriormente como símbolo del departamento y ciudad de La Paz, actual capital administrativa de Bolivia.
Bandera de la republiqueta de Ayopaya o bandera de La Paz.

Eustaquio Méndez y la batalla de La Tablada

Eustaquio “Moto” Méndez fue un caudillo del entonces Corregimiento de Tarija reconocido por haber perdido su mano derecha, lo que no le impidió combatir por la independencia de los territorios de la actual Bolivia. Entre todas sus participaciones destaca su papel como caudillo en la más famosa reconquista patriota de Tarija, la batalla de La Tablada.

Antecedentes

Eustaquio Méndez formó parte del cuerpo militar de San Lorenzo desde 1812, en Tarija, al crear y liderar su propio ejército de guerrilla y al apoyar las maniobras del argentino Martín Miguel de Güemes como uno de sus caudillos, hasta alcanzar el grado de capitán comandante de la división de San Lorenzo en 1816. Desde entonces lideró tropas en decenas de batallas por la independencia, especialmente aquellas que consistían en proteger su natal Tarija.

La batalla de La Tablada

El 15 de abril de 1817 dio inicio la batalla de La Tablada, donde las tropas patriotas al mando de Gregorio Aráoz de Lamadrid, líder representante del Ejército del Norte, lucharon por expulsar a las fuerzas realistas apostadas en Tajira y comandadas por Mateo Ramírez. Méndez fue uno de los principales caudillos patriotas bajo las órdenes de Lamadrid durante la batalla y que a su vez comandaban grupos de guerrilleros tarijeños montoneros, expresión que refiere a los hombres a caballo.

Las tropas montoneras que dirigían Méndez y el resto de caudillos, de unos mil milicianos, rodeaban la ciudad para ejercer presión sobre el enemigo, cuyas fuerzas se concentraban en la plaza de Tarija. En ese momento, Lamadrid ejecutó un ataque frontal con una porción de su ejército argentino para que poco después Méndez ejerciera una feroz arremetida con sus hombres por el ala izquierda del lugar y determinar así la derrota de los realistas y la recuperación patriota de la ciudad.

En Tarija actualmente se considera a Méndez como el héroe y protagonista de esta batalla, por lo que el 15 de abril de cada año se celebra el aniversario del evento y se le rinde homenaje al caudillo.

¿Sabías qué?
Actualmente no existe una versión oficial que explique cómo Eustaquio Méndez perdió su mano. Entre las muchas que existen, se dice que tuvo que cortársela él mismo en su juventud ya que se le había enredado en las riendas de una mula que iba a gran velocidad; sin embargo, la versión más popular afirma que se la cortaron como castigo los hombres al mando del general en jefe español José de la Serna, luego de ser capturado en 1818.
Eustaquio Méndez en el billete de 10 bolivianos, la moneda de curso legal de Bolivia.

El Partido Liberal de Eliodoro Camacho

Eliodoro Camacho fue un militar y político boliviano que tuvo una destacada participación en la historia posterior a la guerra de independencia latinoamericana. Entre sus aportes destaca la creación del Partido Liberal de Bolivia, uno de los más importantes e innovadores partidos políticos del país durante los siglos XIX y XX.

Antecedentes

Eliodoro Camacho fue un destacado militar desde su unión a la revolución de José María Linares, con quien rápidamente ascendió a capitán, para luego continuar con cargos de liderazgo en el Ejército durante los gobiernos consiguientes.

Uno de los eventos más importantes que contó con su participación fue la guerra del Pacífico en 1879, donde ejerció como oficial del Estado Mayor durante el altercado militar que enfrentó a la alianza de Bolivia y Perú contra Chile. Como consecuencia de este incidente, tras la salida de Bolivia de la guerra, en el país se crearon corrientes políticas de ideologías opuestas que desembocaron en la creación de partidos políticos de posturas conservadoras y liberales.

El Partido Liberal

En 1883, Camacho fundó el Partido Liberal de Bolivia, el cual presidió y al que proporcionó por escrito las bases en las que se rigieron sus políticas, valores y visión. Este fue el primer partido político oficial creado en Bolivia, pues el Partido Conservador nació como respuesta opositora natural a la iniciativa de Camacho.

La ideología del Partido Liberal estaba enfocada en el modelo político estadounidense. Defendía el derecho a la propiedad privada, la descentralización del poder, la libertad de expresión y religión, la separación entre Iglesia y Estado, y la aceptación legal de matrimonio civil y el divorcio, entre otras posturas propias del liberalismo que han evolucionado con los años.

Durante su liderazgo, Camacho se postuló a la presidencia del país en los años 1884, 1888, y 1892, aunque en todas estas ocasiones fue vencido por sus oponentes del Partido Conservador. Desalentado por estas tres derrotas políticas consecutivas, renunció a la dirección del partido en 1894 en favor de José Manuel Pando, el cual sí logró convertirse en presidente de Bolivia en 1899 como representante del Partido Liberal.

¿Sabías qué?
El Gobierno de Bolivia creó en 1908 la provincia de Eliodoro Camacho en el departamento de La Paz como homenaje a esta figura histórica, especialmente por su participación en la guerra del Pacífico. La elección del departamento no fue al azar, pues en este se ubica la localidad de Inquisivi, lugar de nacimiento de Camacho.
Ubicación de la provincia de Eliodoro Camacho.

Esteban Arze y la batalla de Aroma

Esteban Arze fue uno de los militares cochabambinos más reconocidos durante el proceso de independencia de las tierras de la actual Bolivia. Luego de la famosa toma de Cochabamba en 1810, lideró el ejército que triunfó en uno de los enfrentamientos militares más importantes y beneficiosos para los patriotas cochabambinos: la batalla de Aroma.

Contexto histórico

Esteban Arze fue uno de los principales líderes que dirigieron la Revolución de Cochabamba en 1810, donde el general Francisco del Rivero tomó el mando de la ciudad de Cochabamba y Arze fue designado como uno de sus principales dirigentes militares. A partir de entonces, se unió como un aliado militar a las tropas de la Junta de Buenos Aires, bajo el poder de los independentistas desde mayo del mismo año, que tenía como objetivo para entonces liberar las tierras del Perú y el Alto Perú de la administración española.

Antecedentes

El 6 de octubre de 1810, como eco de la insurrección del 14 de septiembre, la ciudad de Oruro se levantó igualmente en armas para reclamar su independencia. Sin embargo, los realistas enviaron un ejército para reprimir esta insurrección, por lo que la ciudad pidió apoyo a Cochabamba, que respondió mediante el envío de un ejército de unos 2.000 soldados liderados por Esteban Arze.

Batalla de Aroma

Luego de reforzar su ejército en la ciudad, Arze salió el 14 de noviembre al encuentro del ejército realista enviado a controlar Oruro, comandado por el español Fermín Piérola y que constaba de unos 800 hombres. La batalla entre ambas fuerzas se llevó a cabo en las llanuras de Aroma, o Aru uma en aimara, a orillas del río del mismo nombre. La estrategia de Arze y la superioridad numérica de su ejército le otorgó la victoria, lo que obligó a lo que quedaba del ejército realista a retirarse y huir hacia La Paz y con ello asegurar el control patriota en Oruro.

¿Sabías qué?
A pesar de ser uno de los independentistas más reconocidos en representación de Bolivia, su destino fue aciago, pues ciertos desacuerdos y conflictos internos provocaron que fuese exiliado de su propia tierra. Sin embargo, la historia nacional ha sabido reconocer sus méritos, con homenajes de todo tipo que se reflejan incluso en el nombre de una actual entidad territorial, la provincia de Esteban Arze.
Ciudad de Cochabamba en la actualidad, tierra natal de Esteban Arze.

Francisco del Rivero y la Revolución de Cochabamba

El general Francisco del Rivero fue un líder militar cochabambino que luchó contra la Corona española durante el período de revolución del antiguo Alto Perú. Destaca por protagonizar uno de los primeros episodios del proceso de la independencia latinoamericana y uno de los más importantes de la historia del país: la Revolución de Cochabamba.

Antecedentes

Las revoluciones de Chuquisaca y La Paz en 1809 despertaron el espíritu independentista de varios sectores criollos del Alto Perú. Temeroso de que las insurrecciones iniciaran también en su región, el gobernador de Cochabamba, José González de Prada, envió a un grupo de soldados liderados por Francisco del Rivero, de quien sospechaba, a un pueblo cercano a Oruro para sofocar una insurrección iniciada por el cacique Manuel Victoriano Titichoca. Sin embargo, este se retiró sin oponer resistencia; así, Del Rivero vio la oportunidad de reunir milicianos fuera de la ciudad y ponerse en contacto con otros cochabambinos para convencerlos de derrocar a González de Prada y organizar los pasos para llevar a cabo dicho objetivo.

La revolución

El 14 de septiembre de 1810, unos mil soldados reclutados y liderados por Francisco del Rivero, Esteban Arze y Melchor Guzmán irrumpieron en Cochabamba para tomar la ciudad. No obstante, contrario a lo que podría esperarse, no hubo derramamiento de sangre. Las tropas, junto a los civiles ávidos de independencia, rodearon el cuartel general de la ciudad y sus líderes ingresaron en él para someter a González de Prada y reclamar así el control y la autonomía. Este huyó entonces hacia el Perú para luego formarse un cabildo en el lugar que designó a Francisco del Rivero como el nuevo gobernador intendente de Cochabamba.

Desde su nueva posición reconoció la autoridad de la Junta de Buenos Aires que se había formado en mayo de ese mismo año, y autorizó el envío de tropas para apoyar al Ejército Auxiliar en su lucha por liberar las tierras del Perú y el Alto Perú, además de participar en algunas de las batallas.

¿Sabías qué?
A pesar de la enorme participación de Francisco del Rivero durante la Revolución de Cochabamba, por alguna razón, únicamente Esteban Arze es recordado como el líder de la revuelta y es a quien históricamente se le atribuye este logro, para relegar a Del Rivero a un segundo plano.
Bandera de la Revolución de Cochabamba, creada por Francisco del Rivero y Esteban Arze.