Primera y segunda invasiones inglesas

Entre 1806 y 1807 se llevaron a cabo dos intentos de invasiones inglesas por la conquista del virreinato del Río de La Plata, que para ese entonces pertenecía a la Corona española. Ambas acciones militares estuvieron enmarcadas en la guerra anglo-española y acabaron con la derrota de las tropas inglesas.

Primera invasión Segunda invasión
Fecha 1806 1807
Lugar Buenos Aires, dominada por España para entonces. Buenos Aires, dominada por España para entonces.
Beligerantes
  • Virreinato del Río de la Plata.
  • Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda.
  • Virreinato del Río de La Plata.
  • Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda.
Comandantes Virreinato del Río de La Plata
  • Rafael de Sobremonte
  • Santiago de Liniers
  • Juan Martín de Pueyrredón
  • Martín de Álzaga
  • Pascual Ruiz Huid
  • Rafael de Sobremonte
  • Santiago de Liniers
  • Juan Martín de Pueyrredón
  • Martín de Álzaga
  • Pascual Ruiz Huid
Comandantes Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
  • William Carr Beresford
  • Denis Pack
  • Home Riggs Popha
  • John Whitelocke
  • Samuel Auchmuty
  • Charles Stirling
Fuerzas Virreinato del Río de La Plata 8.000 criollos y 3.000 milicianos. Alrededor de 7.000 hombres.
Fuerzas Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda Alrededor de 1.600 soldados con 100 acompañantes. Más de 12.000 soldados.
¿Qué sucedió? Primer ataque inglés

Las tropas inglesas llegaron a la bahía de Montevideo en junio de 1806. Para finales de mes ya habían desembarcado en Quilmes, cerca de Buenos Aires.

 

Huida del virrey

Al conocer la llegada de los ingleses, el virrey Sobremonte huyó de Buenos Aires hacía Córdoba. Los vecinos motivaron su destitución. El 27 de junio, la ciudad se rindió ante Reino Unido. La bandera de los ingleses permaneció 46 días allí.

 

Contraataque

Montevideo inició un plan para expulsar a los invasores y al poco tiempo había unido fuerzas con Santiago Liniers, al mando del gobierno bonaerense. Atacaron el 12 de agosto y lograron la retirada de los británicos.

Ataque a Montevideo

Los ingleses retomaron su plan inicial, esta vez, la ofensiva empezó por Montevideo. En enero de 1807 sitiaron por mar y tierra la ciudad, luego fue tomada.

 

Batalla en Buenos Aires

Liniers fue nombrado virrey y el Cabildo organizó la resistencia tras lo sucedido en Montevideo. A finales de junio de 1807 los ingleses llegaron a Buenos Aires. Finalmente, y luego de una confusa batalla, lo ingleses fueron derrotados.

 

Victoria rioplatense

Los bonaerenses no se conformaron con la retirada de las tropas inglesas, sino que también exigieron al libertad de Montevideo. La rendición británica se firmó el 7 de julio, y con ello acabó el dominio sobre la capital uruguaya.

Resultado Victoria bonaerense, dominada por España. Victoria bonaerense, dominada por España.
Causas
  • La Revolución Industrial trajo consigo un significativo avance tecnológico en Inglaterra, por lo que era necesario un aumento de producción y materia prima. Razón por la que fueron atraídos hacia Buenos Aires, la cual contaba con una importante actividad económica.
  • La necesidad de una nueva colonia, pues se había perdido el dominio sobre el territorio de Estados Unidos.
  • El bloqueo comercial impuesto por Napoleón Bonaparte a Reino Unido imposibilitaba la llegada de materia prima a su territorio.
Consecuencias
  • Los criollos de el Río de La Plata se organizaron de tal manera que pudieron derrotar a Inglaterra.
  • Se inició la idea de independencia de Argentina por parte de los habitantes de Buenos Aires, ya que pudieron defenderse por su cuenta, sin la ayuda del virrey.
  • Inglaterra cambió la estrategia e inició una relación diplomática con el virreinato del Río de La Plata para su beneficio comercial.

 

Real Audiencia de Quito

En el territorio del actual Ecuador, la Colonia propiamente dicha se inició con una partida de nacimiento de doble sentido: el institucional, con el establecimiento de la Real Audiencia de Quito en 1563, como parte del Estado español; y el social, con la llamada Rebelión de las Alcabalas en 1592, en tanto manifestación de los intereses de los sectores locales “americanos” en contra de la legitimidad y alcance de la autoridad real sobre este espacio.

En cuanto a los límites jurisdiccionales, mientras que por el norte el Obispado sólo iba hasta Pasto, pues Popayán era la capital de otra diócesis, la Audiencia incluía, además de Pasto, a Popayán, Cali, Buenaventura y Buga. Por el sur, ocurría lo contrario: el Obispado se extendía hasta San Miguel de Piura, que en lo civil pertenecía a la Audiencia de Lima. En lo que hace a los territorios del oriente amazónico, antes de 1563 ya se habían iniciado las exploraciones e incursiones a esta zona; en los límites de la Audiencia también se incluyeron “todos los territorios que se descubrieren y poblaren”.

El primer presidente de la Audiencia fue el sevillano Hernando de Santillán, quien llegó a Quito en 1564 e instaló inmediatamente esta institución. El doble imperativo a que obedeció el establecimiento de la Audiencia (facilitar el control administrativo de estos territorios y, sobre todo, regular las relaciones entre la sociedad blanca y la sociedad indígena) se encarnó perfectamente en este personaje. Además del presidente, la Audiencia contó con cuatro o cinco oidores o jueces, un fiscal, un escribano, un relator y un portero.

Hernando de Santillán fue el primer presidente de la Audiencia

Entre Lima y Santa Fe

La Audiencia de Quito permaneció como provincia dependiente del Virreinato del Perú desde su creación en el siglo XVI hasta el siglo XVIII, época en la que, frente al adelanto que tuvieron en general las provincias dependientes de los virreinatos americanos y la dificultad que representó para el virrey del Perú ejercer un control más vigoroso en tan dilatado territorio, la Corona decidió crear un nuevo virreinato, el de Santa Fe (Nueva Granada), en mayo de 1717, nombrando como primer virrey a Jorge de Villalonga.

Mediante la cédula de erección de este virreinato se suprimió la Audiencia de Quito, la cual pasó a órdenes de la Audiencia de Santa Fe. Desde ese momento sería esta Audiencia la encargada de conocer y determinar lo relativo a la justicia, el gobierno, la política, el Patronato Regio, la guerra y la real hacienda del distrito de Quito.

En 1723 se suprimió el Virreinato de Santa Fe, con lo cual el territorio de la Audiencia de Quito retornó a los mismos términos en que se hallaba antes de su incorporación al mismo, es decir, pasó a depender del Virreinato del Perú. Posteriormente, fueron varios y extensos los informes que se elaboraron con relación al restablecimiento del Virreinato de Santa Fe; el 20 de agosto de 1739 el rey Felipe V resolvió su restablecimiento y determinó que la Audiencia de Quito perteneciera a él, con el carácter de “subordinada” y dependiente, de manera similar a las demás audiencias con respecto a los virreinatos del Perú y Nueva España. Con los mismos propósitos de política defensiva que se consideraron para la creación primera del Virreinato de Santa Fe en 1717, se determinó entonces por cédula real el control y la defensa militar frente a pretensiones extranjeras.

Por otra parte, ante los innumerables conflictos bélicos que atravesó España en el ámbito europeo durante el siglo XVIII (causantes de crisis que afectaron su economía y su poder), las Reformas Borbónicas de la segunda mitad del siglo supusieron un intento de centralización política y mayor control militar de las colonias americanas. De esta forma, la creación de los virreinatos de Santa Fe y del Río de la Plata (1776) se justificaba por “razones de Estado”.

Mapa del territorio de la Real Audiencia de Quito

La Audiencia de Quito, como unidad menor y dependiente, se vio igualmente enmarcada dentro de estos objetivos y, de esta manera, las regiones de su distrito se articularon política y económicamente de una forma más directa a determinada jurisdicción virreinal. Así, por ejemplo, en el ámbito de las economías regionales, la Sierra Norte se articuló en torno al centro minero de Barbacoas, y, por lo mismo, se vinculó al Virreinato de Santa Fe; la Sierra Sur se relacionaba con el Virreinato del Perú; y la Costa, mediante el auge de su producción cacaotera (1774), permitió ampliar el mercado interno interregional vinculado a las provincias santafereñas o a las pertenecientes al virreinato peruano.

Este constante vaivén por el que atravesó la Audiencia de Quito entre los virreinatos del Perú y Santa Fe permite advertir el verdadero carácter de los cambios político-jurisdiccionales y territoriales que atravesó esta institución durante la Colonia. Esto, a su vez, supone comprender que el proceso de organización de este espacio da cuenta de una “historia jurisdiccional” más que de una “historia de límites”.

Reformas Borbónicas

A finales del siglo XVII, el estado español se había consolidado; el comercio y la producción en sus colonias americanas se habían estancado, las deudas de España habían aumentado y sus rivales imperiales habían crecido mucho, especialmente los ingleses, holandeses y franceses.

Estas fueron razones suficientes para que, bajo el gobierno de los Borbones, se crearan una serie de reformas destinadas a revitalizar el estado y el imperio.

 Tras la muerte del heredero Carlos II, la dinastía francesa de los Borbones asumió el control de la Corona española.

¿Qué son las reformas borbónicas?

Las reformas borbónicas fueron una serie de cambios administrativos, políticos, militares y religiosos que la Corona española, bajo el nombre de la Casa de Borbón, realizó con el objeto de promover el desarrollo económico y comercial.

Causas

Las reformas fueron necesarias para ayudar a modernizar la tecnología y la manufactura en España y también para ayudar a establecer la supremacía española sobre el creciente poder de los criollos que eran las élites locales en el Nuevo Mundo.

 La suposición borbónica del trono español desde 1713 dio inicio a una serie de cambios en la ley y la política.

Las causas principales de estas reformas en los diferentes ámbitos se describen a continuación:

Reformas económicas

Uno de los principales objetivos de las reformas borbónicas era aumentar la producción de productos primarios de exportación en las colonias, el comercio dentro de estas y en España.

La mayor preocupación de la Corona fue la minería, que proporcionó la mayor parte de los ingresos que fluyen en el tesoro español. En un esfuerzo por estimular la producción de plata, en 1736 la Corona redujo su impuesto por la mitad.

También ayudó a asegurar un precio más bajo para el mercurio, financió escuelas técnicas y bancos de crédito, dispensó títulos de nobleza a los propietarios de minas prósperas y facilitó la formación de gremios mineros.

Medidas similares fueron adoptadas para incrementar la producción de oro especialmente en Nueva Granada, que era la principal fuente de oro de la Corona.

Desde 1717, la Corona también creó monopolios estatales sobre la producción y el comercio de tabaco.

Las restricciones reales resultantes sobre la industria y la manufactura en las colonias humedecían gravemente la actividad empresarial colonial, con la excepción de los sectores de la minería, la ganadería y la agricultura orientados a la exportación.

En general, las reformas económicas de Bourbon lograron el objetivo de aumentar la producción, el comercio y los ingresos reales, al mismo tiempo que desmejoraban el sentido de lealtad y fidelidad de la élite y de los subordinados ante la Corona.

Reformas políticas y administrativas

De la mano de las reformas económicas, se produjeron una serie de medidas políticas y administrativas destinadas, una vez más, a aumentar el control real de las colonias. Una serie de reformas administrativas que consistieron en la construcción de dos nuevos virreinatos: el virreinato de Nueva Granada con Bogotá como capital, que fue abolido y luego reestablecido definitivamente en 1739 y el virreinato del Río de la Plata que tenía a Buenos Aires como capital, al cual se anexó el Alto Perú en 1776.

Después de una serie de inspecciones de 1765 a 1771, la Corona trató de debilitar el poder de los criollos, cuya influencia, había crecido demasiado.

La reforma administrativa más sustancial llegó en las décadas de 1760 y 1770, con la creación de una nueva burocracia, una especie de gobernación regional llamada la intendencia, que debía informar directamente al ministro de Indias.

El sistema de intendencia, que amenazaba la autoridad de virreyes y otros altos administradores, fracasó en gran parte, como consecuencia de la inercia institucional que se había desarrollado durante los dos siglos anteriores y la resistencia de los administradores a renunciar a su autoridad.

Reformas Militares

Especialmente después de la captura británica de Manila y La Habana en 1762, la Corona española trató de mejorar su poder militar en todo el imperio.

En respuesta a la creciente violencia que se había manifestado en las revueltas andinas de los años 1740 a 1780, la Corona aumentó el número de soldados y oficiales encargados.

En general, las reformas militares fracasaron en el objetivo de fortalecer los lazos entre España y las colonias, mediante la creación de un gran cuerpo de oficiales criollos que más tarde resultarían instrumentales en las guerras de independencia.

Reformas Religiosas

En 1753, como parte del esfuerzo más amplio para reafirmar la supremacía real, la Corona negoció un convenio con Roma para tener una mayor autoridad real en la nominación y nombramiento de autoridades eclesiásticas.

La reforma borbónica más importante en el ámbito religioso fue la expulsión de los jesuitas de toda la América española en 1767.
La reforma borbónica más importante en el ámbito religioso fue la expulsión de los jesuitas de toda la América española en 1767.

La expulsión de unos 2.200 jesuitas de la América española repercutió por todo el imperio en 1767. Ésta fue una fuente crucial de desencanto entre muchos criollos de élite, lo que condujo a un nuevo enfrentamiento entre la Corona y aquellos cuyo apoyo necesitaría más para perpetuar su imperio americano.

Consecuencias

Todas estas reformas borbónicas económicas, administrativas, políticas, militares y religiosas tuvieron efectos múltiples y contradictorios que, en algunos niveles, acercaron las colonias a España y en otros profundizaron las divisiones.

Las reformas en general fracasaron en lograr los resultados deseados, principalmente al generar diversas quejas entre los criollos de élite contra la autoridad, lo que facilitó la formación de una identidad distintivamente americana y sentó las bases para las guerras de independencia después de la invasión napoleónica de Iberia en 1807 y 1808.

El Quinto Real

Fue un impuesto cobrado por la Corona española, principal fuente de beneficios que España obtuvo de sus colonias. Se fijó en 1504 para ser pagado por 10 años, pero en 1723 fue reducido casi uniformemente al diezmo (10 %). Aunque el quinto fue impuesto oficialmente sobre toda la producción de minerales, en la práctica se recolectó sólo en metales y piedras preciosas.