Arrhenius propuso definiciones precisas de ácido, base y sal basadas en su teoría de la disociación electrolítica.
Para Arrhenius, un ácido es cualquier sustancia que en disolución acuosa da iones H+ (o, para ser más precisos y puesto que estos iones se hidrolizan, iones H3O+), es decir que contiene hidrógeno reemplazable por un metal o por un radical positivo para formar sales; una base es cualquier sustancia que en disolución da iones hidroxilo OH- , es decir que contiene uno más grupos hidroxilo reemplazables por radicales ácidos negativos para formar sales; y una sal es un compuesto que se ioniza dando aniones distintos al ion OH- y cationes distintos al ion H3O+.
Arrehnius se encargó de darle difiniciones a los ácidos, las bases y las sales.
Una sal ácida (NaHSO4, KHCO3, etc.) es la que, además de dar cationes de uno o más metales (sales dobles), da iones H3O+; análogamente, una sal básica (ClSbO, Cl(OH)Ca, etc.) es aquella que, además de los aniones que corresponden a su radical ácido, da aniones OH-. Por oposición a las sales ácidas y a las básicas, las sales normales se denominan sales neutras.
Steve August Arrehnius (1859-1927) fue un reconocido científico sueco.
Los iones H3O+ y OH-, cuya presencia caracteriza respectivamente las disoluciones acuosas de ácidos y de bases, se forman en realidad a partir de moléculas de agua que, respectivamente, incorporan o pierden un ion H+ o, lo que es lo mismo, un protón. Con otros disolventes distintos del agua, los ácidos y las bases se comportarían del mismo modo, es decir cediendo o aceptando protones, pero los iones formados serían distintos en cada caso.
Razonando a partir de estas y similares consideraciones, en 1923, Brönsted y Lowry propusieron, independientemente uno de otro, las siguientes definiciones de ácido y de base: Ácido es toda sustancia que puede ceder protones, y base toda sustancia que puede ganar protones. Es decir, un ácido es propiamente un dador de protones, mientras que una base es un aceptor de protones. Pero, puesto que el proceso de perder o ganar un protón es reversible, el ácido, al perder un protón, se transforma en una base y, a su vez, ésta, al ganarlo, se transforma en un ácido. Así, pues, un ácido y su base correspondiente forman un sistema conjugado.
Ácido Protón + Base
Como un protón no puede tener una existencia libre en disolución, debe incorporarse a otra sustancia que se comporta así como base. Los equilibrios se establecen pues en sistemas conjugados dobles del tipo:
Ácido1 + Base2 Ácido2 + Base1
En los que, cuanto más fuerte es un ácido, más débil es su base conjugada y, cuanto más fuerte es una base, más débil es su ácido conjugado. Ejemplos:
HCl + NH3 NH4 + + Cl-
H2SO4 + H2O H3O+ + HSO4 –
HSO4 – + H2O H3O+ + SO4 –
Es importante saber que se considera un ácido a toda sustancia que puede ceder protones, y base a toda sustancia que puede ganar protones.
Según la teoría de Brönsted y Lowry, un ácido y una base pueden ser tanto compuestos moleculares como iones, y una misma sustancia molecular o iónica puede actuar en un caso como ácido y en otro como base. Por ejemplo, el agua actúa como base frente al cloruro de hidrógeno y como ácido frente al amoníaco. En disoluciones no acuosas se forman iones distintos de los iones H3O+ y OH-, pero el proceso es esencialmente el mismo; así, disueltos en amoníaco, NH3, sustancia que como disolvente tiene un comportamiento muy similar al del agua, los ácidos dan lugar a la formación de iones amonio, NH4 +, y las bases a la formación de iones amida, NH2.
Thomas Martin Lowry (1874-1936)Johannes Nicolaus Bronsted (1879-1947)
La principal dificultad de las definiciones de ácido y base de Brönsted y Lowry es que sólo pueden aplicarse a reacciones que implican la transferencia de un protón, por lo que para que una sustancia pueda actuar como un ácido en el sentido de la definición de Brönsted-Lowry debe contener en su molécula un átomo de hidrógeno ionizable.
Sin embargo, hay muchas reacciones en las que una sustancia que de acuerdo con la teoría de Brönsted-Lowry no sería un ácido se comporta realmente como tal en el sentido más clásico del término (el de formador de sales). Así, por ejemplo, en ausencia de disolvente y, por lo tanto, sin que exista transferencia de protones, el dióxido de carbono, CO2, reacciona con un óxido básico como el óxido de calcio, CaO, para formar una sal:
CaO + CO2 CaCO3
El problema estriba esencialmente en el injustificado papel especial que la teoría de Brönsted-Lowry otorga al protón. Para superar esta dificultad, Lewis propuso en 1923 un innovador concepto de ácido y base. El nuevo punto de vista no tuvo apenas eco en el mundo científico hasta que el propio Lewis volvió a presentar sus ideas más ampliamente desarrolladas en 1938. De acuerdo con esta teoría, un ácido es toda sustancia (molecular o iónica) que puede aceptar un par de electrones, y una base toda sustancia que puede ceder un par de electrones. En otras palabras, un ácido debe tener su octeto de electrones incompleto y una base debe poseer un par de electrones solitarios. Entonces, la unión de un ácido y una base corresponde a la formación de un enlace covalente dativo o coordinado.
El concepto de Lewis propuso corregir los errores de la teoría de Bronsted y Lowry.
El concepto de base propuesto por Lewis coincide esencialmente con el de Brönsted-Lowry, ya que para que una sustancia pueda aceptar un protón (es decir, comportarse como base en el sentido de Brönsted-Lowry) debe poseer un par de electrones no compartidos. Por ejemplo, la molécula de agua, H2O, y el ion cloruro, Cl-, que pueden aceptar un protón, tienen las siguientes estructuras electrónicas:
O sea, que poseen un par de electrones no compartidos que pueden emplear para aceptar un protón, formando, respectivamente, el ion H3O+ y la molécula HCl:
Evidentemente, tanto el agua como el ion cloruro pueden comportarse como bases de Lewis cediendo un par de electrones no compartidos a un ácido. Vemos, pues, que, respecto al concepto de base de la teoría de Brönsted-Lowry, el concepto propuesto por Lewis no amplía de forma significativa el número de compuestos que pueden ser considerados como bases.
Sin embargo, el caso es radicalmente distinto para el concepto de ácido. Para empezar, hay sustancias que son ácidos de acuerdo con la definición de Brönsted-Lowry y que no lo son en el sentido de Lewis. Por ejemplo, para Lewis el HCl no es realmente un ácido sino la combinación de un ácido (H+) y una base (Cl-); ya vimos que el ion Cl- es una base tanto según la definición de Brönsted-Lowry como de Lewis y ahora justificaremos que el ion H+ es un ácido en el sentido de Lewis mediante la reacción:
H+ + H2O H3O+
En la que el H+ acepta un par de electrones de la molécula de agua para formar un ion H3O+, comportándose, por lo tanto, como un ácido. También deben ser considerados como ácidos en el sentido de Lewis los cationes metálicos, que aceptan pares de electrones al hidratarse o solvatarse. Y, volviendo a la reacción que escribimos más arriba entre el dióxido de carbono y el óxido de calcio:
CaO + CO2 CaCO3
También aquí debemos considerar que el CO2 es un ácido en el sentido de Lewis, ya que en esta reacción el átomo de carbono del CO2 acepta en covalencia dativa un par de electrones cedidos por el átomo de oxígeno del CaO:
El modelo de Lewis se utiliza en química orgánica para explicar el comportamiento catalítico de algunos compuestos que son ácidos de Lewis, pero, en general, cuando se estudian reacciones que tienen lugar en disolución acuosa o simplemente que implican una transferencia de protones, la generalización propuesta por Lewis resulta innecesaria y los químicos razonan en estos casos a partir de los conceptos de Arrhenius o de Brönsted-Lowry.
Gilbert Newton Lewis (1875-1946) fue un reconocido fisicoquímico estadounidense.
El cuento es una narración breve de sucesos inventados o ficticios, de carácter sencillo, que puede tener un fin moral o simplemente jocoso. Se diferencia del caso o sucedido en que a aquél se le supone un origen verídico
Si bien existen diferentes clasificaciones, estos son los principales tipos de cuentos:
Cuento maravilloso
Por cuentos maravillosos tradicionales se entiende a todos aquellos cuentos que nos contaban cuando éramos pequeños. Dichas narraciones existen en el folklore popular desde hace siglos y, en un principio se transmitían únicamente de forma oral y en ámbito familiar.
Con el transcurso del tiempo, algunos estudiosos de la literatura tradicional realizaron la labor de recopilar y transcribir todas estas historias. Entre las recopilaciones más conocidas encontramos las de los hermanos Grimm, la de Hans Christian Andersen o las del escritor italiano Collodi, también conocido por ser el creador de Pinocho.
Dichos cuentos, narran historias en las cuales hay una fuerte presencia de elementos fantásticos y, a veces, hasta pueden aparecer personajes temibles, que no existen en la vida real, como ogros, lobos feroces, brujas, etc. Muchas veces trataban de dar algún tipo de enseñanza a los niños. Además, estos relatos se caracterizan por no identificar el tiempo y lugar en el que se desarrolla la historia.
Las brujas son uno de los personajes principales de los cuentos maravillosos
Cuento fantástico
El cuento fantástico narra acciones cotidianas, comunes y naturales; pero en un momento determinado de la historia aparece un hecho sorprendente e inexplicable. Aunque se basa en elementos de la realidad presenta los hechos de una manera distinta al modo habitual de ver las cosas, de una manera asombrosa y, muchas veces, sobrenatural.
Los cuentos fantásticos presentan historias realistas que en algún momento son irrumpidas por hecho sobrenatural.
El cuento fantástico enfatiza en los misterios del hombre y su mundo: el tiempo, los sueños, las dimensiones, la muerte, entre otros. El autor del cuento fantástico toma esos misterios y valiéndose de sus recursos –además de la ausencia de respuestas – logra la incertidumbre. Desde elementos reales revierte la realidad y hace de lo fantástico una posibilidad. El lector se pregunta acerca de la posibilidad de los acontecimientos; el relato es verosímil a pesar de los elementos extraños.
La creatividad empleada por los autores de narraciones fantásticas es tal que hace tambalear el mundo conocido del lector.
Así, a través de los personajes emplean la metamorfosis; da vida a objetos inanimados y adquieren humanidad. Hay alteración en el tiempo y el espacio por medio de traslados, anacronismos, retrocesos, ruptura de leyes físicas, etc.
Un tema recurrente en los cuentos fantásticos es la interrelación entre el sueño y la realidad: sueño dentro de otro sueño, conciencia de que se está soñando, sueños comunes a varias personas; esto se ve claramente en el cuento de Julio Cortázar La noche boca arriba.
Cuento de ciencia-ficción
Los cuentos de ciencia ficción son relatos donde se toman aspectos técnico-científicos que se corresponden al ámbito de las ciencias y también tiene un aditamento de “ficción” porque se conjugan factores reales y posibles que entrañan la inclusión de lo ficticio, con cierta dosis de suspenso.
Este tipo de relatos narran historias, generalmente en el futuro, sobre cómo afectan a un personaje o a una comunidad los avances tecnológicos y científicos.
Estas historias comenzaron a definirse en inglés como science-fiction; la traducción más fidedigna sería “ficción científica” pero con el uso, el término ciencia ficción se impuso y el público de habla castellana identifica al género desde este vocablo.
El escritor estadounidense Ray Bradbury fue uno de los precursores del género de ciencia-ficción.
Cuentos realistas
En el cuento realista el autor busca dar una idea del mundo que lo rodea en todos sus aspectos: material, moral, económico, político y religioso. La realidad del hombre en su esencia y existencia, y la descripción del medio en el que éste se desarrolla como ser social e individual, son las aristas que trabaja este cuento. Las obras resultan a menudo profundas disquisiciones sobre la vida, las creencias, el lenguaje y las tradiciones del hombre. La anécdota deja de ser protagonista y es solamente un pretexto para la descripción de caracteres y de costumbres.
El escritor realista trata de narrar los hechos con objetividad valiéndose de la observación directa. Por lo general utiliza la tercera persona gramatical y adopta la posición de narrador testigo u omnisciente.
Como recurso para construir el verosímil describe detalladamente el escenario en que vive el hombre e incorpora el sentir humano con el objeto de crear un clima de realidad.
El espacio preferido es el ambiente de la burguesía urbana y el contexto rural. El autor se detiene en la observación de los aspectos más prosaicos. El tiempo de la acción es lineal. Las fechas son indicadas con precisión; algunos relatos aparecen desarrollados en un momento histórico determinado. Generalmente, la historia se desarrolla en la misma época del escritor. El ofrecer hitos temporales precisos permite al autor exponer los hechos en orden lógico y poner el acento en la construcción del verosímil que hace a la ficción.
Los cuentos realistas se caracterizan por una descripción detallada de la realidad.
Los personajes aparecen representados genéricamente. El estereotipo, la suma de virtudes y defectos que se reconocen fácilmente, proporciona al escritor los elementos para hacer explícita una doctrina social.
Como recurso para construir el verosímil el narrador realista reproduce el lenguaje de los personajes: habla local, modismos, formas coloquiales. Es importante, además, la mayor inclusión de diálogos como procedimiento para la caracterización de los personajes y su presentación objetiva.
Cuento policial
El relato policial es aquel que, por medio de la deducción lógica, identifica al autor de un delito y revela sus móviles; está constituido de forma tal que se puede llegar a una conclusión a partir de sucesos lógicos precisos. El lector es parte fundamental en este género ya que gracias a su complicidad la historia avanza hacia su conclusión. La lectura se sostiene en tanto el lector es atrapado por el suspenso o la curiosidad de saber qué va a pasar.
Es posible reconocer en esos textos distintos elementos característicos del relato:
Un misterio que parece sin solución.
Un investigador y un criminal; los buenos y los malos. Por lo general son personajes con caracteres bien definidos.
Una metodología que permite descifrar el enigma por medio de la lógica y la observación.
Una parte importante del relato está destinada a mostrar el proceso de razonamiento del investigador.
Una técnica narrativa que mantiene el secreto hasta el momento del desenlace.
Agatha Christie fue una escritora de origen británico muy conocida debido a sus relatos policiales.
Los géneros literarios son los grupos en los que se incluyen aquellos textos que presentan unos rasgos semejantes, es decir, la manera en que podemos clasificar las obras literarias atendiendo a su contenido.
La cuestión de los géneros literarios ha propiciado una cierta polémica. Platón -al abordar la naturaleza de la poesía- distinguió tres géneros: la mimética (dramática), la lírica y la épica. Su discípulo, Aristóteles, partía de la existencia del género literario y consagró un libro, Poética, a estudiar los problemas que plantea la tragedia, que era uno de los géneros en que se dividía la poesía. Aristóteles diferencia los géneros según la forma métrica; según la categoría de los personajes, y según la duración de los acontecimientos. Posteriormente, la aparición de numerosas obras que no cumplían exactamente con los principios enunciados por los autores clásicos llevó a discutir la validez de la clasificación. A pesar de la oposición de muchos autores contemporáneos a que sus obras sean “encasilladas” dentro de un determinado género, la literatura continuó apelando a este recurso, desde las “novelas del Oeste” de la década de 1950 a la “novela histórica”, que alcanzó un gran auge alrededor de 1990.
El concepto de género literario es histórico, ya que se plantea en el momento en que surge un texto distinto a los clasificados con anterioridad. Por ejemplo, el surgimiento y reconocimiento de la novela como género se produce en la Edad Media. Aunque el concepto de género como tal ha tenido sus crisis, ya que ha cambiado y sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, la crítica moderna tiende a aceptar la existencia de los géneros como una institución.
Género narrativo
En los tratados de teoría literaria suelen estudiarse juntos una serie de textos que tienen como rasgo común la narración. Estos textos son la epopeya, el poema épico y la novela (ésta suele considerarse el género narrativo que sustituyó a la épica). La narrativa reúne las obras que relatan hechos reales o ficticios, estructurados dentro de unas coordinadas de espacio y tiempo, y la forma expresiva usada es, fundamentalmente, la narración.
Las novelas son narraciones ficcionales extensas.
A pesar de que todos los textos que se consideran dentro de este género tienen unas características comunes, existen diferencias entre ellos. Mientras que la epopeya es un producto de una edad heroica que refleja toda una etapa cultural, está escrita en verso y, sobre todo, es anónima, la novela lo está en prosa, suele surgir en períodos de decadencia y acostumbra tener un autor concreto.
El poema épico se diferencia de la epopeya en que es de origen individual, el resultado de la labor concreta de un poeta concreto y suele tener unos rasgos poéticos que son bastante distintos de los propios de la epopeya.
Género dramático o teatral
El término teatro procede del griego theatrón, que significa “lugar para contemplar”. El teatro es una rama del arte escénico relacionada con la actuación, donde se representan historias frente a la audiencia. Este arte combina discurso, gestos, sonidos, música y escenografía.
Por otra parte, el teatro es también una categoría literaria que comprende las obras concebidas en un escenario y el edificio donde se representan las piezas teatrales. Desde sus inicios el teatro acompañó al hombre en los momentos más significativos en los rituales chamánicos; cierto es que no puede hablarse de teatro propiamente dicho pero son los antecedentes que precedieron al desarrollo. En primer lugar debemos diferenciar entre texto dramático o teatral y hecho teatral. Como ya se especificó, el primero es una categoría literaria, una obra pensada para ser recreada en un escenario. El hecho teatral es la puesta en escena del texto teatral.
Uno de los antiguos teatros griegos.
El texto se caracteriza por estar dispuesto en forma de diálogo con acotaciones que indican la disposición de los actores, la escenografía e inclusive las luces; es la obra, el valioso aporte de la literatura al complejo hecho teatral. La obra de teatro se describe para ser representada, para que unos personajes creados por un dramaturgo sean interpretados por los actores. Además el texto proporciona las palabras que los personajes dicen y señala los lugares donde actúan, éste –conocido también como libreto – debe ser bastante claro, con un mensaje –o no – para el espectador, sencillo y que no abarque demasiados temas. Los textos dramáticos pueden ser escritos en forma dialogada, en prosa o en verso. La dramática es el único género no exclusivamente literario; las acotaciones que indican movimientos, expresiones faciales, gestos, tono de voz, etcétera, no forman parte del texto literario. Es decir, la dramática tiene una faceta literaria; el texto teatral, lo que dicen los personajes, y otra que es espectáculo; la actuación, la escenografía.
El drama es la expresión de los contrastes y contradicciones de la vida humana; debido a ello se pueden hallar presentes la muerte, el humor, la pasión, el mal, la alegría, la bondad, en definitiva, el amplio abanico de la existencia diaria. El drama no excluye ningún elemento que integra la vida de los seres humanos.
Las temáticas de los textos dramáticos son expresiones de la vida cotidiana.
Género lírico
Estos textos son definidos tradicionalmente como la expresión del mundo emotivo por medio de la palabra escrita u oral. El término griego «poiesis» significaba «crear» y se refiere a todo trabajo artesanal, incluido el que realiza un artista.
Los textos líricos se caracterizan por la subjetividad, es decir, el poeta nos ofrece una parte de su interior, de su visión de la realidad. Cualquier expresión de los sentimientos del autor ante la contemplación de la realidad puede ser considerada lírica: amor, pena, soledad, miedo, fracaso, alegría, desamparo, nostalgia… Esta expresión no puede hacerse de cualquier manera, sino que se suele ver sometida a una gran depuración estilística. Tal como Aristóteles planteara en su Poética, la lírica es el género en el que el autor expresa sus sentimientos y visiones personales.
Los poetas suelen expresar su visión de la realidad mediante sus textos.
Por ello, quizás la característica formal más reconocible de la poesía sea la de estar escrita en verso. Así pues, el poema es la unión de un fondo emotivo y sentimental y de unas determinadas características formales que lo caracterizan a simple vista, incluso ante los ojos de personas que no han leído nunca poesía. Sin embargo, con el tiempo, este modo de expresión se diversificó; podemos encontrar textos líricos escritos en prosa por lo que, su reconocimiento radica en la exposición en primer plano del mundo interno del artista.
Una oración gramatical es un enunciado del acto del entendimiento, según el cual se afirma una cosa de otra. Lo que se afirma es el predicado y el ente al que se atribuye esa afirmación es el sujeto.
Por ejemplo, en la oración “ancha es Castilla”, el sujeto es Castilla y el predicado la afirmación de que es ancha.
Para averiguar el sujeto de una oración hemos de hacer concordar el supuesto elemento, o grupo de elementos que hacen de sujeto, con el verbo en forma personal de la oración.
Si el sujeto no está explícito en la oración, lo llamamos sujeto tácito.
A veces el sujeto no está explícito en la oración sino implícito o elíptico. Por ejemplo, en la oración compramos casas viejas, el sujeto es el que compra, es decir, nosotros, palabra que no figura en la oración. Si el sujeto de la oración es la primera o segunda persona, en general se omite, es decir, se dice creo que tienes razón en vez de yo creo que tienes razón, o bien ¿vendrás mañana? y no ¿tú vendrás mañana? El verbo, con la desinencia, ya lleva implícito la persona que emite la oración, pero en el caso de las terceras personas, tanto en singular como en plural, suele especificarse.
En otras ocasiones el sujeto se omite porque ya ha sido dicho anteriormente o bien porque los hablantes lo sobreentienden, por ejemplo en un diálogo:
– ¿Dónde está tu madre?
– Ha salido.
En la respuesta se sobreentiende que la persona que ha salido es aquella por la que se ha preguntado.
Sin embargo, sin la presencia del predicado, aunque sólo sea de su núcleo, es imposible que exista una oración.
El núcleo del predicado es siempre un verbo
Cuando una oración no puede partirse en sujeto y predicado y constituye una unidad inseparable, como por ejemplo: corre, socorro, etc., se llama unimembre.
Cuando sólo tiene un sujeto y un predicado, la oración se llama simple. En cambio, cuando la oración consta de más de un sujeto y más de un predicado, recibe el nombre de oración compuesta.
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.
Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de algunos tratados, como el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional. El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.
La igualdad, en cualquier condición, constituye uno de los derechos principales de la Declaración de los Derechos Humanos.
Universales e inalienables
El principio de la universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del derecho internacional de los derechos humanos. Este principio, tal como se destacara inicialmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la ONU en 1948, se ha reiterado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones internacionales de derechos humanos. En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, por ejemplo, se dispuso que todos los Estados tuvieran el deber, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Todos los Estados han ratificado al menos uno, y el 80 por ciento de ellos cuatro o más, de los principales tratados de Derechos Humanos, reflejando así el consentimiento de los Estados para establecer obligaciones jurídicas que se comprometen a cumplir, y confiriéndole al concepto de la universalidad una expresión concreta. Algunas normas fundamentales de derechos humanos gozan de protección universal en virtud del derecho internacional consuetudinario a través de todas las fronteras y civilizaciones.
Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en determinadas situaciones y según las debidas garantías procesales. Por ejemplo, se puede restringir el derecho a la libertad si un tribunal de justicia dictamina que una persona es culpable de haber cometido un delito.
Los Derechos Humanos no deben suprimirse, salvo en determinadas circunstancias.
Interdependientes e indivisibles
Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás.
Todos los Derechos Humanos son indivisibles, interrelacionados e interdependientes.
Iguales y no discriminatorios
La no discriminación es un principio transversal en el Derecho Internacional de Derechos Humanos. Está presente en todos los tratados principales y constituye el tema central de algunas convenciones internacionales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y las libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva de categorías tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente. El principio de la no discriminación se complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
La no discriminación es uno de los principios esenciales.
Derechos y obligaciones
Los Derechos Humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los dichos derechos. La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los mismos, o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los mismos contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los Derechos Humanos básicos. En el plano individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos, también debemos respetar los derechos humanos de los demás.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue aprobada por la ONU en 1948, define los derechos básicos del hombre, sin distinción de raza, sexo, lengua, religión o política.
Este documento, firmado en París el 10 de diciembre de 1948, fue aprobado producto de una votación entre 58 países, con 48 votos a favor, 8 abstenciones y 2 ausentes:
Países a favor: Afganistán, Argentina, Australia, Bélgica, Birmania, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, China (Taiwán), Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Holanda, India, Irak, Irán, Islandia, Líbano, Liberia, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Reino Unido, Siria, Suecia, Tailandia, Turquía, Uruguay y Venezuela.
La declaración fue firmada en la sede de la Organización de la Naciones Unidas (ONU).
Artículos
La Declaración incluía los 30 artículos que se detallan a continuación:
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todas las personas nacemos y debemos morir libres.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, apresado ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11
Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13
Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
Artículo 14
En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 15
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 16
Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Todos los seres humanos tienen derecho a elegir su religión, sin importar su nacionalidad.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Artículo 20
Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21
Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
Toda persona tiene derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas, que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo y a la protección contra el desempleo.
Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana, y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26
Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos fundamentales: favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
Los padres tendrán derecho preferente a escoger la educación para sus hijos.
La educación fue uno de los principales temas de la Declaración de los Derechos Humanos.
Artículo 27
Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30
Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
El infarto es el cuadro clínico producido por la muerte de una porción del músculo cardíaco, el cual se produce cuando se obstruye completamente una arteria coronaria. Cuando se produce dicha obstrucción, se suprime el aporte sanguíneo. En consecuencia, el músculo cardíaco se encuentra imposibilitado de obtener oxígeno. Si esto ocurre durante demasiado tiempo, el tejido de esa zona muere y no se regenera. Por ende, al hablar del término infarto se está definiendo a una zona de tejido muerta por deficiencia de aporte sanguíneo.
Un infarto puede ocurrir en cualquier punto de nuestro organismo, con consecuencias más o menos serias según la importancia de la zona afectada. Por ejemplo, son graves los infartos intestinales, cerebrales o pulmonares; mucho menos los del bazo. El más frecuente de todos es el infarto de miocardio. El infarto de miocardio es el producido por oclusión de una arteria coronaria responsable de la irrigación del músculo cardiaco.
Síntomas
El infarto de miocardio se manifiesta con presión en la zona torácica, sensación de agotamiento, cansancio, mareos y dolores o calambres en el brazo izquierdo. Estos dolores no ceden aunque la persona haga reposo. El síntoma principal es el dolor torácico intenso y prolongado, que se percibe como una presión intensa y que puede extenderse a brazos y hombros, espalda e incluso dientes y mandíbula. El dolor se describe como un puño enorme que retuerce el corazón.
A veces la sintomatología puede estar enmascarada, por ejemplo, por trastornos gástricos después de una comida excesivamente abundante. Otras veces puede estar ausente completamente y el diagnóstico se hace casualmente por un electrocardiograma realizado por otros motivos; en general, los síntomas que caracterizan al infarto son imponentes y típicos. La presencia del dolor se explica por la deficiencia de oxígeno en la zona afectada.
El electrocardiograma es el estudio que se realiza para el registro gráfico de las variaciones de potencial eléctrico de la actividad del corazón.
En la fase inicial del proceso a veces hay un momentáneo aumento de la presión arterial debida a estímulos nerviosos y a la introducción en la circulación de adrenalina, una hormona que provoca una constricción de las arterias de algunos distritos orgánicos y una dilatación de las coronarias. Esta es una reacción de defensa del organismo para hacer frente a cualquier situación de emergencia a la que se halle sometido. En general, la presión desciende muy pronto y el paciente entra en colapso, lo cual sucede en gran parte de la disminución de la energía contráctil del corazón lesionado.
El principal síntoma del infarto es el dolor muy intenso en la zona torácica.
El término Taquicardia indica una aceleración de los latidos cardíacos por encima de lo que son los límites normales de un corazón en reposo. Generalmente esta aceleración de los latidos cardíacos es causada por esfuerzos o emociones intensas y raramente por alguna enfermedad.
Síntomas
El síntoma característico son las palpitaciones. Suele percibirse una aceleración del corazón acompañada por una sensación de ansiedad. También pueden presentarse otros síntomas, como dificultad respiratoria, mareos, desmayos y un dolor agudo en el pecho. Otros síntomas que se asocian a casos más severos de taquicardia son la debilidad, los ahogos y el desvanecimiento.
En algunos casos, la taquicardia resulta una gran ayuda para el organismo en situaciones difíciles.
Taquicardia sinusal
La taquicardia sinusal es un fenómeno fisiológico, propio de la vida cotidiana, que ocurre en todos nosotros varias veces al día aunque no lo percibamos. Nuestro organismo tiene la capacidad de adecuarse a las necesidades del momento. Cuando pensamos en la elevada frecuencia de pulsaciones que acompaña a cualquier trabajo que requiera un considerable esfuerzo muscular, significa gasto de energías, que podrán ser utilizadas sólo si llega a los músculos la cantidad adecuada de oxígeno, y por lo tanto, de sangre. Para que haya un mayor aporte de sangre necesaria el corazón deberá aumentar su ritmo de trabajo y acelerar sus latidos.
Durante una emoción el corazón aumenta el ritmo de pulsaciones y el responsable directo del fenómeno es el sistema nervioso simpático: la emoción crea condiciones particulares en los centros nerviosos cerebrales por las cuales el simpático se estimula y, a su vez, induce al corazón a aumentar la frecuencia de los latidos. También ésta es una reacción que tiende a asegurar una reserva de oxígeno al organismo para el caso en que éste tenga que entrar rápidamente en acción.
Taquicardia paroxística
La taquicardia paroxística es un fenómeno anormal, que suele producir una lesión cardíaca. Sin motivos plausibles, de repente el corazón acelera el ritmo de los latidos, alcanzando 160-180 y a veces 200 pulsaciones por minuto. Una vez empezada, la taquicardia no sufre variaciones al pasar del reposo a la actividad o viceversa, dura algunos minutos u horas y desaparece tan repentinamente como llegó.
¿Lo sabías? El tabaco es una de las principales causas de la taquicardia
Cuando las pulsaciones son muy frecuentes o se dan en un corazón ya alterado, dada la brevedad del período diastólico, el llenado del corazón es escaso, por lo que la sangre que lanza en cada sístole es escasa. El corazón responde a la deficiencia de oxígeno con dolor o con una sensación de constricción torácica que se siente en el hemitórax izquierdo. El cerebro reacciona con vértigo, aturdimiento, se nubla la vista y el resto del organismo con sudoración fría, náuseas y dificultad respiratoria.
Las diferencias con la taquicardia sinusal son evidentes. La falta de gradualidad del fenómeno, su aparición en reposo tanto físico como psíquico, su invariabilidad durante la crisis, entre otras.