Camilo Henríquez y la Aurora de Chile

Camilo Henríquez fue un sacerdote, escritor y político chileno que, a diferencia de la mayoría de personajes independentistas, los cuales ejercían acciones militares, contribuyó a la causa a través de las letras y las palabras. Para ello utilizó, entre otras de sus obras, el primer periódico del país: la Aurora de Chile.

La imprenta aterrizó en Chile en 1811. Como un hombre versado en letras y una gran motivación por difundir su ideología política centrada en defender las iniciativas independentistas que ya se habían puesto en marcha con la Primera Junta Nacional de Gobierno en 1810, Henríquez fundó en 1812 el primer periódico de Chile, al cual bautizó como la Aurora de Chile. El gobierno de José Miguel Carrera lo nombró entonces primer redactor y editor del periódico, gracias a lo cual se estrenó su primer artículo el 13 de febrero del mismo año. Este recibió el nombre de Prospecto, y en él se especificaba la intención del periódico de sembrar una identidad y unos valores propios al país con sus publicaciones, independientes del mando y la influencia españoles.

Así, durante poco más de un año, la Aurora de Chile publicó 58 números en donde hablaba abiertamente sobre los principios de la soberanía, ideas filosóficas propias y de otros autores, y otros temas de interés para la nación como la industria, el comercio, el derecho constitucional y la instrucción pública, lo que demostraba la gran cultura de Henríquez y su deseo por brindar información al pueblo en todos los ámbitos.

El último número se publicó el 1° de abril de 1813, debido a que el mismo gobierno se dedicó a censurar su contenido en más de una ocasión. Por ello, cinco días después, Henríquez publicó un nuevo periódico, El Monitor Araucano, de objetivos muy similares al anterior.

¿Sabías qué?
Junto a José Miguel Infante, Manuel de Salas y Manuel José Gandarillas, el rostro de Camilo Henríquez figura en el Monumento a los Escritores de la Independencia, ubicado en el Parque Forestal de Santiago de Chile, un obelisco de mármol que rinde homenaje a aquellos personajes que lucharon por la independencia del país con la pluma y no con la espada.
Monumento a los Escritores de la Independencia, con la imagen del fray Camilo Henríquez.

La muerte de Manuel Rodríguez Erdoíza

Manuel Rodríguez Erdoíza fue uno de los más fervientes defensores de la patria durante el período de las guerras de independencia de Chile, por lo que combatió y lideró junto a figuras como José de San Martín y Bernardo O’Higgins. Sin embargo, a pesar de su contribución a la causa, sus diferencias con este último lo condujeron a un funesto destino.

Tras la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, Bernardo O’Higgins retomó el poder de Chile bajo el cargo de director supremo. Rodríguez, cuya enemistad con O’Higgins databa de años atrás, no estuvo de acuerdo con su gobierno y se encargó de manifestarlo con osadía, por lo que, como respuesta a este importuno, el director supremo ordenó su encarcelamiento en la fortaleza de Quillota. Hacia la fortaleza, y en custodia de Rodríguez como prisionero, partió un grupo del batallón Cazadores de los Andes.

La versión más popular declara que el 26 de mayo de 1818, durante el camino a la fortaleza, cerca del pueblo de Tiltil, el teniente del cuerpo militar que lo escoltaba, Antonio Navarro, le disparó a Rodríguez por la espalda con una pistola y luego ordenó a sus hombres que terminaran el trabajo con sus sables y bayonetas, por lo que murió a la corta edad de 33 años; cabe destacar que otras versiones acusan al coronel Rudecindo Alvarado, líder principal de la compañía, de la autoría de los hechos.

El cuerpo fue abandonado en una trinchera, pero un grupo de campesinos que presenciaron el asesinato desde sus escondites lo recuperaron y sepultaron en secreto en una capilla del pueblo.

Más tarde el asesino declaró que había recibido órdenes de sus superiores para realizar este acto de manera extraoficial. Si bien no acusó directamente a O’Higgins de ello, su pasividad ante lo ocurrido y su conocida rivalidad con Rodríguez hicieron sospechar al pueblo. Este descontento, sumado a otros que derivaron de decisiones políticas controversiales, forzó la renuncia de  O’Higgins de su cargo en 1823 y, con ello, marcó el fin del periodo histórico chileno conocido como Patria Nueva.

¿Sabías qué?
El carácter apasionado, sociable, astuto y propenso a la iniciativa de Rodríguez lo hicieron un personaje querido y popular entre el pueblo, un sentimiento que ha perdurado hasta nuestros días para convertirse en la inspiración de múltiples artistas que han sabido reflejarlo en canciones, poemas y películas.
Manuel Rodríguez Erdoíza en el billete de 2.000 pesos chilenos.

Padre de la Constitución

Nicolás de Araníbar Fernández Cornejo fue un destacado abogado, magistrado y político peruano que vivió entre 1767 y 1851. Su trayectoria se caracterizó por su participación en la independencia y la consolidación de la república peruana, así como por su labor como presidente del Primer Congreso Constituyente, senador, ministro y presidente de la Corte Suprema.

Escudo de armas del Perú (1821-1825).

1798

Obtuvo el título de abogado ante la Real Audiencia del Cuzco.

1812

Fue elegido diputado por Arequipa ante las Cortes Generales de España, pero no viajó para asumir el cargo.

1813

Se desempeñó como alcalde de la primera nominación del ayuntamiento provincial de Arequipa.

1814

Ratificó su título de abogado ante la Real Audiencia de Lima.

1821

Fue designado como auditor general de guerra por el virrey José de la Serna.

1822

Actuó como diputado constituyente de la República del Perú por Arequipa.

1823

Asumió la presidencia del Primer Congreso Constituyente del Perú del 20 de febrero al 20 de abril.

1829

Ocupó el cargo de senador de la República por Arequipa y fue diputado por la misma provincia.

1832

Se desempeñó como ministro de Gobierno y relaciones Exteriores del Perú desde el 5 octubre hasta el 13 de noviembre.

1835

Ejerció como presidente de la Corte Suprema del Perú desde el 24 de agosto de 1835 al 24 de agosto de 1836.

1839

Presidió la Corte Suprema del Perú por segunda vez, desde el 24 de agosto de 1839 al 24 de agosto de 1840.

1842

Ocupó la presidencia de la Corte Suprema del Perú en tercera ocasión, desde el 24 de agosto de 1842 hasta el 24 de agosto de 1843.

1851

Fue presidente de la Corte Suprema del Perú por cuarto período, desde el 7 de enero al 10 de julio.

¿Sabías qué?
Después de consolidarse la independencia, Nicolás de Araníbar Fernández Cornejo fue designado como decano del Colegio de Abogados de Lima en 1827 y también fue nombrado como vocal interino de la Corte Superior de Justicia.

Manuel Lorenzo de Vidaurre

Fue un destacado jurista, político y escritor peruano, que vivió entre 1773 y 1841. Es considerado uno de los precursores reformistas de la independencia del Perú, defendió los principios de libertad, igualdad, soberanía popular y división de poderes. Su obra jurídica y política fue muy importante para la consolidación del Estado peruano y el desarrollo del derecho constitucional.

Palacio de Justicia en Lima, Perú.

1797

Se graduó en Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

1810

Se trasladó a España como representante de Perú en las Cortes de Cádiz y fue designado oidor de la Audiencia de Cuzco.

1823

Regresó a Perú después de viajar por Francia, Inglaterra y Estados Unidos, y publicó sus obras Cartas americanas y Plan del Perú, en las que detallaba sus ideas sobre la independencia y la organización del país.

1825

Se convirtió en el primer presidente de la Corte Suprema de Justicia del Perú, cargo que ocupó en tres ocasiones.

1827

Asumió el cargo de ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, fue diputado y presidente del Congreso Constituyente del Perú.

1828

Fue exiliado a Estados Unidos por su oposición a la constitución vitalicia de Bolívar.

1832

Volvió a ser ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores durante el gobierno de Gamarra.

1836 – 1839

Fue ministro plenipotenciario en Ecuador durante la Confederación Perú-Bolivia.

1840

Ocupó el cargo de decano en el Colegio de Abogados de Lima y fue vicerrector de la Universidad de San Marcos.

OBRAS PRINCIPALES

Manuel Lorenzo de Vidaurre contribuyo a la formación del Derecho y la Constitución del Perú. Entre sus obras principales se encuentran:

Obras del ciudadano Manuel de Vidaurre: una colección de cuatro volúmenes que recoge sus escritos sobre diversos temas políticos, jurídicos, económicos y sociales, publicada en Puerto Príncipe en 1821.
Plan del Perú: un libro donde expone sus ideas sobre la independencia y la organización del Perú, basadas en el racionalismo, el liberalismo y el constitucionalismo, publicado en Filadelfia en 1823.
Cartas americanas: una serie de cartas dirigidas a los habitantes de América, donde analiza la situación de las colonias españolas y propone reformas para mejorar su administración, publicada en Filadelfia en 1823.
Proyecto de constitución para la República Peruana: un documento donde presenta su propuesta de constitución para el Perú, inspirada en los modelos de Estados Unidos y Francia, publicada en Lima en 1827.
Proyecto de Código Civil Peruano: un proyecto de código civil que elaboró entre 1834 y 1836, donde establece las normas jurídicas para regular las relaciones civiles entre los ciudadanos, basado en los principios de libertad, igualdad y seguridad.

¿Sabías qué?
Manuel Lorenzo de Vidaurre fue el primer peruano en publicar un libro en los Estados Unidos. Se trata de su obra Plan del Perú. Este libro fue escrito en Cádiz en 1810, pero publicado en Filadelfia en 1823, junto con sus Cartas americanas.

La administración de Francisco de Paula Sanz

Francisco de Paula Sanz fue el gobernador de Potosí durante el mandato de varios virreyes del Virreinato del Río de la Plata. Se convirtió en una figura controvertida hasta su muerte en 1810 a manos de los independentistas, período en el que se destacó, más que sus predecesores, en la particular gerencia de su territorio.

¿QUIÉN FUE?

Paula Sanza fue nombrado gobernador intendente de Potosí en 1788. Desde este cargo se convirtió en una figura controvertida, ya que, por un lado, se describe como una persona altruista y generosa, de gran apoyo a las obras de caridad y con una capacidad administrativa sobresaliente que otorgó grandes riquezas y beneficios al territorio; mientras que, por otra parte, demostró una crueldad sin precedentes en contra de los hombres de los pueblos originarios subordinados, a los cuales hacía trabajar hasta la muerte, y una brutal represión de las iniciativas independentistas.

ESTRATEGIAS ADMINISTRATIVAS

Entre sus estrategias administrativas destacó el fortalecimiento de la actividad de las minas de plata de Potosí, que para entonces se encontraba en decadencia, al reorganizar las estructuras operativas e introducir nuevas técnicas: mejoró la amalgamación de los minerales, limitó el uso del limitado mercurio utilizado para la extracción de plata, optimizó el traslado de material desde la península y disminuyó el número de trabajadores indígenas empleados, a costa de una mayor carga de trabajo.

A través del Código Carolino, un documento que reflejaba el programa a llevar a cabo con respecto a las minas, hacía referencia a limitar la libertad de los dueños de las instalaciones que procesaban el mineral extraído al asignar una tasa máxima a los alquileres y al aumento en el número de trabajadores, plan que fue rechazado en 1797.

¿Sabías qué?
El Cerro Rico, montaña ubicada en Potosí y bajo administración de Paula Sanz en su momento, fue la mayor mina de plata de la época colonial entre los siglos XVI y XVIII, pues alrededor del 80 % de la plata de todo planeta provenía de aquí.
Cerro Rico, en Potosí.

Pedro Antonio Olañeta y la batalla de Tumusla

Pedro Antonio Olañeta fue un destacado militar español reconocido por defender de manera abierta y absoluta el sistema realista, por lo que se convirtió en un obstáculo constante para la causa patriota durante la guerra de la independencia latinoamericana. Esta resistencia terminó cuando Olañeta murió en la última de las batallas del Alto Perú: la de Tumusla.

Antecedentes

Pedro Antonio Olañeta nació en 1770 en el antiguo territorio español de Vizcaya, bajo el seno de una familia de comerciantes que se mudó a Suramérica y que logró instalarse cómodamente en diferentes regiones del Alto Perú y el Virreinato del Río de la Plata, una profesión que Olañeta no tardó en adoptar y que le aportó grandes riquezas y propiedades. Al mismo tiempo, se unió a la milicia de Potosí en su juventud, donde pronto consiguió escalar posiciones.

El gran cambio en su vida inició con la Revolución de Mayo en 1810, con una nueva y poderosa dirección en Buenos Aires dispuesta a liberar del yugo de la Corona española al continente y que forzaría a las regiones a elegir bandos; Olañeda, luego de reflexionarlo, se decantó por apoyar a los realistas, pues un cambio en este sistema podría perjudicar su acomodada situación. Desde entonces se desempeñó como un líder militar realista en diversas batallas contra los independentistas, especialmente aquellas destinadas a detener los avances que estos realizaban para tomar el control de las tierras del Alto Perú.

La batalla de Tumusla

La batalla de Ayacucho determinó la derrota de las principales fuerzas realistas y dio pie a la independencia de Perú. Sin embargo, un sector de los españoles no aceptó estos resultados, incluido Olañeta. Él mismo se dirigió con sus tropas al Alto Perú para ofrecer una última resistencia desesperada contra los patriotas. Sin embargo, el coronel Carlos Medinaceli, uno de los hasta entonces subordinados de Olañeta situado en estas tierras, se reveló a favor de los patriotas. Al enterarse, Olañeta salió de inmediato a enfrentarlo, mientras su ahora enemigo reforzaba su ejército en Cotagaita con otros simpatizantes de la causa.

Los dos ejércitos se encontraron a orillas del río Tumusla el 1° de abril de 1825. Los hombres de Olañeta eran más numerosos y estaban mejor armados, pero la estrategia de Medinaceli fue superior, pues logró abatir al líder realista y con ello debilitar y desmoralizar sus tropas, hasta finalizar el combate a las 7 de la tarde con la victoria patriota. Gravemente herido, Olañeda aceptó la derrota y falleció al día siguiente.

¿Sabías qué?
El rey Fernando VII de España nombró a Olañeta como virrey del Río de la Plata en 1825. Sin embargo, esto ocurrió tres meses después de su fallecimiento y sin el conocimiento del rey sobre este suceso, por lo que su investidura nunca pudo efectuarse.
Retrato de Pedro Antonio Olañeta.

Sacerdote constituyente

Manuel Villarán Loli fue un destacado clérigo y político peruano que dedicó su vida al servicio público y al activismo social. Su incansable labor como sacerdote católico lo llevó a ser elegido diputado y se convirtió en un influyente actor político y social de su época. Su legado perdura como un ejemplo de integridad e idealismo y dejó una huella imborrable en la historia del Perú.

Escudo Nacional del Perú.

1800

Ingresó al Seminario de Santo Toribio en Lima.

1808

Obtuvo el grado de bachiller en Cánones en la Universidad de San marcos.

1815

Logró el doctorado en Sagrada Teología en la misma universidad.

1820

Alcanzó el doctorado en Leyes y fue ordenado sacerdote.

1821

Participó en la firma del Acta de la Declaración de la Independencia en su calidad de profesor de San Marcos.

1824

Fue designado como miembro de la comisión para redactar el estatuto de la universidad de Trujillo y recibió la medalla cívica por sus servicios a la causa libertadora.

1833

Fue elegido diputado constituyente por Huaylas.

1839

Presidió el Congreso General de Huancayo, que ratificó la Constitución de 1839.

AMISTAD CON LOS LIBERTADORES

La amistad de Manuel Villarán Loli con Simón Bolívar y José de San Martín fue un lazo histórico que se consolidó durante la lucha por la independencia de América del Sur. Durante este período, estableció estrechos lazos con Bolívar y San Martín, quienes eran reconocidos como los principales líderes independentistas de la región. Villarán fue un leal colaborador de San Martín y también mantuvo una buena relación con Bolívar, su amistad se basaba en su compromiso compartido con la independencia de América del Sur y la creación de naciones soberanas y democráticas en la región. La amistad entre estos tres personajes fue un ejemplo de generosidad, respeto y patriotismo que dejó una huella profunda en la historia de América del Sur.

¿Sabías qué?
Manuel Villarán Loli fue el líder inaugural de la Convención Nacional del Perú, un órgano constituyente que se estableció en Lima el 12 de marzo de 1834. Villarán encabezó la primera sesión y después fue seleccionado de forma unánime para presidir la convención, cuyo propósito era elaborar una nueva constitución y calmar la situación política del país. A pesar de esto, su gestión fue breve ya que tuvo que hacer frente a la oposición de los militares y la amenaza de una invasión boliviana. Finalmente, renunció a su cargo el 12 de abril de 1834, siendo sucedido por Tomás Diéguez de Florencia.

Letra del himno de José Ignacio de Sanjinés

José Ignacio de Sanjinés fue un poeta, educador, abogado y político boliviano reconocido por ser el autor de la letra del Himno nacional de Bolivia. De Sanjinés plasmó su fervor patriótico en la letra de su composición, mismo que, tras muy ligeras modificaciones, reproduce actualmente el país y lo representa.

José Ignacio de Sanjinés

José Ignacio de Sanjinés nació 1786 en Potosí, en el Virreinato del Río de la Plata. Se instaló en Sucre desde su juventud, donde se graduó como abogado en 1812. Luego se convirtió en representante nacional de Potosí en las Asambleas Deliberante y Constituyente de 1825 y 1826 para la recién formada patria independiente de Bolivia.

Fue el autor de la letra del himno nacional del país, mientras que Leopoldo Benedetto Vincenti compuso la melodía. El himno se estrenó por primera vez al público el 18 de noviembre de 1845 en la ciudad de La Paz, frente al Palacio de Gobierno, y en 1851 el presidente Manuel Isidoro Belzú decretó esta composición como el himno oficial del país.

LETRA DEL Himno

Coro:

De la Patria, el alto nombre,

en glorioso esplendor conservemos,

y en sus aras, de nuevo juremos:

¡Morir antes que esclavos vivir!

I

¡Bolivianos!: el hado propicio,

coronó nuestros votos y anhelo;

es ya libre, ya libre este suelo,

¡ya cesó su servil condición!

Al estruendo marcial que ayer fuera

al clamor de la guerra horroroso,

siguen hoy en contraste armonioso,

dulces himnos de paz y de unión.

II

Loor eterno a los bravos guerreros

cuyo heroico valor y firmeza,

conquistaron las glorias que empiezan

¡hoy Bolivia feliz a gozar!

Que sus nombres el mármol y el bronce

a remotas edades transmitan,

y en sonoros cantares repitan:

¡Libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!

III

Aquí alzó la justicia su trono

que la vil opresión desconoce,

y en su timbre glorioso se goce

¡Libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!

Esta tierra inocente y hermosa

que ha debido a Bolívar su nombre,

es la Patria feliz donde el hombre

¡goza el bien de la dicha y la paz!

IV

Si extranjero poder algún día

sojuzgar a Bolivia intentare,

al destino fatal se prepare

!como el injusto que en Ingavi sucumbió!

Que los hijos del grande Bolívar

han ya mil y mil veces jurado,

morir antes que ver humillado

¡de la Patria el augusto pendón!

¿Sabías qué?
El Himno nacional de Bolivia sufrió unas muy ligeras modificaciones en su composición en 1852, principalmente en el orden de las estrofas. Desde entonces continúa igual desde hace más de 150 años.
Sello postal de Bolivia en representación del himno, con José Ignacio de Sanjinés y Leopoldo Benedetto Vincenti.

Homenaje a Eduardo Abaroa Hidalgo

Eduardo Abaroa Hidalgo fue un contador y empresario boliviano reconocido en el país por el patriotismo con el que participó durante la guerra del Pacífico luego de ofrecerse como voluntario para integrar la milicia de civiles. Este desempeño lo hizo merecedor de una gran cantidad de homenajes y reconocimientos póstumos.

Antecedentes

Al estallar la guerra del Pacífico en 1879, la cual enfrentó a los aliados de Bolivia y Perú contra Chile, las fuerzas bolivianas reclutaron un grupo de civiles para conformar una milicia que aumentara su poder ofensivo. Eduardo Abaroa Hidalgo fue de los primeros en ofrecerse voluntario, a pesar de no poseer experiencia militar previa. Allí, demostró un gran entusiasmo y tenacidad como la mano derecha del líder de las milicias Ladislao Cabrera durante la guerra.

El mismo año, durante el combate de Calama, se enfrentó solo a las tropas enemigas hasta su último aliento, pues la mayoría de combatientes bolivianos estaban heridos o se habían retirado al verse superados en número. El coronel chileno enemigo reconoció el valor y el patriotismo de Abaroa y pretendió perdonarlo, pero se vio forzado a terminar con su vida por la impasible amenaza que resultó ser el boliviano.

Homenajes

Luego de su muerte, el Ejército de Chile rescató su cuerpo y fue enterrado con honores militares en dicho país; en Bolivia fue condecorado con el grado póstumo de coronel en honor a sus hazañas, fue tratado como un héroe de guerra y, desde entonces, se utilizó su nombre para bautizar instalaciones y localidades del país. En el aniversario número 73 de su muerte, en 1952, el gobierno de Bolivia repatrió sus restos para regresarlos y enterrarlos nuevamente en su país natal.

Algunos de los lugares más destacados que llevan su nombre son la provincia de Eduardo Abaroa en el departamento boliviano de Oruro, la plaza Eduardo Abaroa, que está además adornada con una estatua de bronce con su imagen, y la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa. Además, su rostro se encuentra impreso en sellos postales y en los billetes de 500 pesos bolivianos.

Asimismo, cada 23 de marzo se celebra en Bolivia el Día del Mar, donde se conmemora la pérdida de la porción de territorio sufrida tras la guerra del Pacífico y se rinde homenaje a Eduardo Abaroa con el aniversario de su fallecimiento.

¿Sabías qué?
Cada vez que se hace mención a Eduardo Abaroa, es casi obligatorio mencionar las legendarias palabras que pronunció en sus últimos instantes de vida y que lo hicieron pasar a la historia. Durante el combate de Calama, en la guerra del Pacífico, Abaroa fue herido de gravedad y acorralado por el enemigo, el cual le exigió rendirse. La respuesta de Abaroa ante tal demanda, y a la vez sus últimas palabras documentadas, fue la siguiente: “¡Que se rinda su abuela!”.
Imagen del Eduardo Abaroa Hidalgo en el billete de 500 bolivianos.

Eustaquio Díaz Vélez y las invasiones inglesas

Eustaquio Díaz Vélez fue un líder militar argentino que participó tanto en las guerras de la independencia latinoamericanas como en otros conflictos militares anteriores y posteriores a esta época. Entre sus participaciones se destacan las históricas batallas que lo introdujeron al mundo militar: las invasiones inglesas.

Contexto histórico

Las invasiones inglesas fueron una serie de eventos militares que tuvieron lugar en el Río de la Plata y Buenos Aires a principios del siglo XIX. Estas invasiones fueron protagonizadas por fuerzas británicas en dos ocasiones, en los años 1806 y 1807 respectivamente, con el objetivo de apoderarse del territorio correspondiente al Virreinato del Río de la Plata, en un contexto marcado por las guerras napoleónicas que involucraban a gran parte de Europa.

Primera invasión inglesa

La primera invasión ocurrió en 1806, cuando una expedición británica comandada por el general William Beresford desembarcó en Buenos Aires y tomó la ciudad.

Durante esta etapa, Díaz Vélez se incorporó por primera vez al escenario militar con 23 años al unirse a la milicia local del Cuerpo de Blandengues de la Frontera de Buenos Aires, actividad que realizaba de forma paralela a la de mercader. Aquí se puso al servicio de Santiago de Liniers, con el cual derrotó a las tropas británicas y logró reconquistar la capital. Luego de este suceso, se unió a la Legión de Patricios con el grado de ayudante segundo, ascenso otorgado por su valor y capacidad de liderazgo.

Segunda invasión inglesa

Al año siguiente, en 1807, las tropas británicas realizaron una segunda ofensiva a Buenos Aires bajo el mando del general John Whitelocke. Sin embargo, las defensas argentinas no permitieron que la ciudad fuese tomada de nuevo.

Díaz Vélez fue uno de los defensores de la ciudad junto a los Patricios, comandados por Cornelio Saavedra, gracias a lo cual lograron la rendición definitiva de los invasores europeos. Sus proezas durante estas invasiones, sumadas a la defensa del ahora virrey Liniers ante fuerzas rebeldes que intentaron derrocarlo, le otorgaron el ascenso a capitán y posteriormente a teniente coronel graduado.

¿Sabías qué?
Eustaquio Díaz Vélez fue uno de los personajes independentistas nacidos en Buenos Aires, capital del aquel entonces Virreinato del Río de la Plata, en tener una gran participación en las Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú junto al Ejército del Norte, por lo que actualmente se le valora y rinde homenaje tanto en Argentina como en Bolivia.
Retrato de Eustaquio Díaz Vélez.