Estructura de los cuentos

El género literario de la narración está comprendido por diferentes subgéneros, como la novela, el relato y el cuento. Los diferentes tipos en los que se clasifica este último están divididos en las mismas partes, en donde cada una relata una etapa concreta de la historia. Este conjunto de partes se conoce como la estructura de un cuento.

¿Qué es un cuento?

El cuento es una obra narrativa caracterizada por ser relativamente corta. El diccionario lo describe como una narración en prosa más corta que una novela que generalmente involucra pocos personajes y se enfoca en causar un efecto impactante a nivel emocional en el lector más que en relatar una trama compleja y profunda.

Características propias de un cuento

  • Es relativamente breve, por lo general más corto que una novela.
  • Involucra pocos personajes en su historia.
  • Se escribe generalmente en prosa.
  • Hace énfasis en incorporar elementos de ficción, aunque puede inspirarse en hechos reales o involucrar este tipo de hechos en la historia.
  • Posee un sólo conflicto y trama principal a diferencia de la novela, que posee subtramas y conflictos secundarios en su desarrollo.

¿Cómo se encuentra estructurado un cuento?

Tal y como sucede con toda obra literaria del género narrativo, como la novela, la historia o trama que relata un cuento se compone de tres segmentos principales y fundamentales, independientemente del tipo de cuento que se plantea:

  • Introducción

    Es la primera parte del cuento, donde se presentan todos los personajes principales que participan en la historia y sus situaciones básicas. Contiene el nivel primario de caracterización, donde se exploran los antecedentes y personalidades de los personajes. En este segmento también se presenta el problema ante el lector u oyente, que es lo que impulsa la historia.

  • Nudo

Como su nombre lo indica, el nudo es el momento donde el o los personajes tienen algún conflicto o situación que deben resolver. Es decir, el nudo comienza cuando se produce un quiebre o cambio en la historia.

  • Desenlace

    Es la tercera y última parte del cuento, también conocida como resolución. Es cuando el problema planteado en la trama es resuelto. En este punto todos los elementos de la historia se unen y conducen inevitablemente al final de la narración.

Otros expertos concuerdan el cuento en cinco partes, según los elementos que estructuran las obras dramáticas, como lo son las películas:

  • Exposición

    Segmento donde se presentan e introducen el escenario, los personajes principales y la situación que los involucrará en la historia.

  • Complicación

    Momento en el que se presenta el conflicto alrededor del cual girará la historia y que eventualmente será resuelto por los personajes.

  • Acción creciente

    Segmento que sigue al planteamiento del conflicto y en el que la tensión y el suspenso crecen progresivamente.

  • Clímax

    Es el momento en el que la acción creciente llega a su pico más alto y el punto de mayor interés en términos de conflicto. Es, además, el momento decisivo para el protagonista y su compromiso con el curso de la acción.

  • Resolución

    Es el segmento en el que finaliza el clímax y, con él, la historia. Se enfoca en cómo el conflicto planteado previamente es resuelto por completo.

Los cuentos se comparten de manera escrita y oral.

Tipos de cuento

  • Acción y aventura

    Tipo de cuento en donde la historia conduce al protagonista a involucrarse en eventos arriesgados, y donde se verá obligado a envolverse en combates y batallas para lograr su objetivo junto a otros sucesos atípicos de la vida cotidiana.

  • Absurdo o surrealismo

    Tipo de cuento en donde la dinámica de la historia desafía el razonamiento lógico y común, e incluso el propósito y sentido más básico de la vida. En ocasiones se encuentra relacionado a la comedia.

  • Comedia

    Tipo de cuento que relata una serie de eventos divertidos o cómicos con el objetivo de hacer reír al receptor. A menudo se relaciona y mezcla con muchos otros tipos de cuento.

  • Fantasía

    Tipo de cuento que relata historias que involucran fuerzas fantásticas, sobrenaturales o mágicas, diferentes a los elementos comunes presentes en la vida real.

  • Ciencia ficción

    Tipo de cuento similar al fantástico, que utiliza la comprensión científica para explicar el universo en el que se desarrolla. Generalmente incluye o se centra en capacidades fantásticas que las computadoras y máquinas son capaces de realizar dentro de la realidad que plantea la historia.

  • Drama

    Tipo de cuento que se enfoca en la seriedad de los eventos de su historia, junto con el desarrollo en profundidad de personajes realistas que deben lidiar con luchas internas y emocionales.

Existe otro tipo de clasificación:

  • Cuento popular

    Este tipo de cuento tradicional se solía compartir de forma oral, por ello se caracteriza por presentar múltiples interpretaciones, aunque persiste la estructura básica. Generalmente el autor del cuento es de identidad desconocida.

  • Cuento literario

    Tipo de cuento cuyo contenido se encuentra plasmado de forma escrita, ya sea en libros u otros medios. Al encontrarse registrado su contenido, no puede ser alterado. El autor también suele figurar en dicho registro, por lo que su identidad suele ser conocida.

¿Sabías qué...?
Los precursores del cuento fueron las leyendas, historias míticas, fábulas y anécdotas que estuvieron presentes en varias comunidades antiguas de todo el mundo. Estas piezas cortas existieron principalmente en forma oral y se transmitieron de esta manera de una generación a otra.
Los hermanos Grimm

Estos escritores alemanes de los siglos XVIII y XIX fueron los principales difusores de un gran número de los cuentos clásicos más famosos de la era actual, como “Caperucita Roja” y “Blancanieves”. El sencillo pero firme planteamiento de sus cuentos ejemplifica a la perfección la introducción, el nudo y el desenlace de una historia.

 

Verboides

En nuestro sistema de lenguaje cotidiano, un verbo es una palabra que representa una acción y que al conjugarse, cambia morfológicamente para especificar número, género, modo, persona y tiempo; sin embargo, existen formas que adoptan estos verbos que actúan como la excepción a esta regla. Estas formas son conocidas como verboides.

¿Qué son los verboides?

Los verboides son los verbos no finitos, es decir, verbos no definidos en cuya morfología no está plasmada la persona, el género, el modo, el número o el tiempo verbal, salvo excepciones. Por este motivo, generalmente, no muestran relación gramática con el sujeto de la oración; es decir, que no pueden funcionar como el verbo del predicado de dicha oración.

Además, al ser configurados de esta manera, adquieren una función distinta a la de verbo dentro de la oración, y según sea el caso, pueden ser tratados como sustantivos, adjetivos o adverbios.

Los verboides también son conocidos como verbos no finitos, verbos no definidos, verbos indefinidos y formas no personales del verbo.

Características de los verboides

  • No pueden cumplir la función del verbo del predicado en una oración principal, salvo pocas excepciones.
  • Pueden cumplir la función de sustantivos, adjetivos o adverbios dentro de la oración, según sea el caso.
  • Salvo excepciones, no indican ni expresan tiempo, persona, género, modo o número, a diferencia de los verbos y sus conjugaciones.
  • Son invariables, es decir, no cambian su morfología independientemente de la función que cumplan en la oración.
  • Según el tipo de verboide poseen diferentes sufijos específicos que los identifican como tales.

Principales tipos de verboides

– Infinitivos:

Es la forma más básica de un verbo, y no indica en su morfología la persona, número, género, modo o tiempo de la acción que realiza el sujeto. Pueden ser fácilmente identificados por poseer las terminaciones o sufijos -ar, -er o -ir. Ejemplos: caminar, comer, dormir, etc.

El infinitivo suele tomar la función de sustantivo de la oración, es decir, el nombre que identifica al sujeto o al objeto de la oración, que es quien realiza la acción o en quien recae la acción respectivamente.

El infinitivo cumple su rol de sustantivo de diferentes formas:

  • Infinitivo como sujeto:

    Aquel que realiza la acción, representada por otro verbo.

Ejemplos:

Olvidar los mejores momentos de tu vida es casi imposible.

Pensar en hamburguesas abre mi apetito.

Curar una herida requiere de mucha destreza.

 

  • Infinitivo como objeto/complemento directo:

    En quien recae la acción del verbo.

Ejemplos:

Mi hermana quiere aprender las tablas de multiplicar.

No deseo salir tan tarde.

Debo comenzar la dieta.

 

  • Infinitivo como modificador de un nombre:

    Sustantivo en infinitivo que complementa a otro sustantivo en la oración.

Ejemplos:

No comprendo el hecho de proceder de este modo.

Me da la impresión de tener un agujero en el estómago.

La importancia de preparar profesionalmente a las personas suele ser subestimada.

 

  • Infinitivo como modificador de un adjetivo:

    Sustantivo en infinitivo que complementa a un adjetivo en la oración.

Ejemplos:

Esta información es fácil de procesar.

Es imposible adivinar en el primer intento.

Es prudente pensar antes de hablar.

 

  • Infinitivo como modificador de un adverbio:

    Sustantivo en infinitivo que complementa a un adverbio en la oración.

Ejemplos:

Antes de entrar, primero debes tocar el timbre.

Lejos de resolver el problema, lo empeoró.

Quizás haber abierto esta caja de chocolates no fue una buena idea.

Dos aspectos a tener en cuenta son que, en varios casos, estos verboides deben ir acompañados de una preposición para darle sentido gramatical a la oración (de, sin, etc) y, en otras ocasiones, el infinitivo del verbo haber puede unirse a un verboide participio para formar un infinitivo compuesto e indicar así pasado o anterioridad (haber vivido, haber gastado, etc). En ambos casos el infinitivo continúa su rol como sustantivo.

– Gerundios: forma derivada del verbo que funciona gramaticalmente como un adverbio, pues se conjuga junto a otros verbos en la oración para expresar alguna circunstancia en concreto. Estos verbos serán quienes aporten la persona, el número y el tiempo al sentido de la oración, pues el gerundio en sí carece de estas características. Pueden ser identificados por poseer las terminaciones o sufijos -ando o -endo. Ejemplos: caminando, comiendo, durmiendo, etc.

El gerundio, en su rol de adverbio, puede cumplir con dos funciones diferentes en la oración:

  • Simultaneidad:

    El gerundio se utiliza junto a cualquier forma conjugada del verbo estar para indicar que ambos derivados verbales ocurren de forma simultánea.

Ejemplos:

Los niños están jugando en el parque

Mis grupos de música favoritos estaban tocando en la plaza la semana pasada.

Está lloviendo a cántaros.

 

  • Modo:

    El gerundio se utiliza junto a la forma conjugada de un verbo de acción para indicar modo, es decir, cómo o de qué forma se está llevando a cabo dicha acción.

Ejemplos:

Mi hermano limpia moviendo la escoba de un lado para el otro.

Ella conversa alzando la voz.

Dibujaba sonriendo mientras recordaba el paisaje.

En ambos casos el gerundio transmite un efecto de continuidad, que indica que la acción que se lleva a cabo no posee un final concreto.

– Participios: forma derivada del verbo que funciona gramaticalmente como un adjetivo, ya que puede ser utilizado para describir el estado o característica. Son identificados por poseer las terminaciones y sufijos -ado e -ido en el caso de los participios regulares, y las terminaciones -cho, -to y -so para los participios irregulares.

El participio posee dos formas básicas de cumplir su rol de adjetivo:

  • Participio como modificador del sustantivo:

    Participio que actúa como un adjetivo que complementa y describe al sustantivo de la oración.

Ejemplos:

Un señor mareado me dijo que no volvería a subir a un barco.

El árbol talado se convertirá en papel y madera.

La computadora encendida muestra varios documentos abiertos.

  • Participio como predicativo subjetivo:

    Estado del participio en el que, como adjetivo, complementa tanto al sujeto como al verbo del predicado.

Ejemplos:

La moneda cayó parada.

El tesoro es custodiado.

Esa persona parece confundida.

¿Sabías qué...?
La palabra verboide no existe oficialmente, y por lo tanto no posee un lugar ni una definición en el diccionario de la Real Academia Española. El término se acuñó de manera informal en base a su practicidad y a sus raíces etimológicas: verbum, traducido como palabra en latín, y el sufijo de origen griego -oide, que significa apariencia o imagen.
Participio, la excepción a la regla

Curiosamente y, al igual que los adjetivos comunes, el participio es el único tipo de verboide que puede indicar género y número en su morfología, por lo que se convierte automáticamente en una excepción a la regla de los verboides. Por ejemplo: construido/construida, construidos/construidas.

Análisis semántico y morfológico

A lo largo de los años, la sociedad se ha visto en la necesidad de establecer criterios de clasificación que le den orden y sentido a aquello que comunicamos; por ejemplo, clasificar una palabra según su significado o su forma y estructura. Es aquí donde entran, respectivamente, los análisis semántico y morfológico de la lengua.

Semántica y análisis semántico

Antes de poder definir el análisis semántico, primero debemos saber qué es la semántica. La semántica es todo aquello referente al estudio y posterior comprensión del significado de las palabras, frases, oraciones, párrafos e incluso símbolos, aplicados en un lenguaje natural o artificial.

Así pues, el análisis semántico es el proceso de agrupar estructuras sintácticas como oraciones, frases o párrafos como un todo, para luego relacionar cada palabra del conjunto con su significado lingüístico y así darle un sentido global; dicho de otro modo, es el acto de procesar el significado de cada palabra de un texto para la comprensión del significado práctico del contexto de dicho texto.

Morfología y análisis morfológico

Tal y como en el caso anterior, es necesario identificar antes el significado de la morfología de las palabras. En lingüística, la morfología de las palabras consiste en su forma y estructura; se refiere a las distintas variantes que puede presentar cada palabra y  dependerá de las unidades gramaticales por las que esta esté formada.

Por lo tanto, el análisis morfológico es el estudio a nivel estructural de las palabras que se encuentran dentro de una oración o un texto; cómo están formadas, cómo se construyen, a qué tipo o categoría pertenece, la relación que comparten entre sí dentro de un mismo idioma o lenguaje, y la función gramatical que cumplen en el texto según dicha estructura.

 

De la estructura de las palabras dependerá su significado. Así, la semántica y la morfología trabajan en conjunto para construir los pilares del lenguaje que utilizamos diariamente para comunicarnos.

¿Qué hay tener en cuenta para realizar un análisis semántico?

Ya que el objetivo del análisis semántico es comprender el significado de una frase o párrafo dentro de un idioma determinado, el primer y fundamental paso para poder realizar esto consiste en identificar el significado de cada palabra de forma individual para luego relacionar y comparar estos significados con otros de forma que el contexto en el que se sitúan pueda cobrar sentido. Estas relaciones entre palabras se dividen en los siguientes criterios de clasificación semántica:

  • Hiperonimia e hiponimia:

    Consisten en dos criterios de clasificación que establecen entre sí una cierta jerarquización semántica, pues el significado de una palabra, conocida como hiperónimo, abarca o incluye el significado de otras palabras, conocidas como hipónimos. Ambos criterios de clasificación establecen una relación en donde un conjunto de palabras son versiones más específicas (hipónimos) de otro término cuyo significado es más general y ambiguo (hiperónimo).

Ejemplos:
Hiperónimo: animal.

Hipónimos: perro, gato, elefante, caballo, león, etc.

Hiperónimo: color.

Hipónimos: azul, rojo, verde, violeta, amarillo, etc.

Hiperónimo: fruta.

Hipónimos: naranja, pera, manzana, uva, plátano, etc.

  • Monosemia:

    Consiste en el criterio de clasificación que abarca el grupo de palabras que poseen un único significado, por lo que siempre hacen referencia al mismo ser, objeto o hecho único y específico dentro de cualquier contexto en el que se encuentren.

Ejemplos:
abogado, teléfono, paraguas, sandía, átomo, mesa, etc.

  • Homonimia y polisemia:

    Consisten en dos criterios de clasificación en donde una misma palabra puede tomar significados diferentes según el contexto en el que esté situada. Se diferencian entre sí en que en palabras homónimas, dos significados de orígenes etimológicos distintos coincidan en manifestarse como una misma palabra de idéntica pronunciación y en muchos casos de idéntica estructura, mientras que en la polisemia, a pesar de tener distintos significados, la palabra posee un único origen etimológico.

Ejemplos:

Homonimia: llama (animal; luz producida por combustión), vaca y baca (animal; soporte usado en vehículos), lengua (órgano; sistema de comunicación), hola y ola (saludo; onda de agua).

Polisemia: canino (animal; diente), estrella (cuerpo celeste; artista), planta (vegetal; parte inferior del pie), sierra (herramienta; elevación de terreno).

  • Meronimia y holonimia:

    Consisten en dos criterios de clasificación, en donde el significado de una palabra (merónimo) consiste en la descripción de una de las partes que pueden conformar el significado o representación de otra palabra (holónimo). No deben confundirse con la hiperonimia y la hiponimia.

Ejemplos:

Holónimo: bicicleta.

Merónimos: rueda, pedal, sillín, manillar, etc.

Holónimo: árbol.

Merónimos: tronco, hojas, ramas, raíces, etc.

Holónimo: esqueleto.

Merónimos: peroné, omóplato, cráneo, costilla, etc.

  • Sinonimia:

    Criterio de clasificación en donde dos o más palabras estructuralmente distintas poseen el mismo significado.

Ejemplos: veloz/rápido – alumbrar/iluminar – danza/baile – partir/dividir – boda/matrimonio.

  • Antonimia:

    Criterio de clasificación en donde una o más palabras poseen directamente el significado opuesto al significado de otra.

Ejemplos: día/noche – alegre/triste – grande/pequeño – calor/frío – mucho/poco.

  • Denotación:

    Criterio de clasificación en donde la palabra analizada en cuestión, dentro del contexto, adquiere el significado literal y objetivo que indica el diccionario.

Ejemplo: la naranja es rica en vitamina C – la palabra “naranja” se refiere, tal y como figura en el diccionario, a la fruta cítrica obtenida del árbol del naranjo.

  • Connotación:

    Criterio de clasificación en donde la palabra analizada en cuestión, dentro del contexto, adquiere un significado subjetivo, distinto al del diccionario, que dependerá de lo que la persona que la utiliza quiera decir.

Ejemplo: mi hermano encontró a su media naranja – la palabra “naranja” adquiere un significado distinto a su significado literal, pues en este caso hace referencia a una pareja sentimental con la que se tiene mucho en común.

Una vez establecida la relación entre las palabras es necesario realizar un segundo análisis al texto para así identificar el sentido que este adquiere como un todo, determinar si el texto cobra un sentido literal o metafórico, y reconocer el idioma en el que es plasmado.

¿Qué hay tener en cuenta para realizar un análisis morfológico?

Para analizar morfológicamente un texto es necesario identificar las categorías gramaticales que lo componen, es decir, cómo se clasifica cada palabra según su estructura y, a su vez, la función que cumple dicha palabra en base a dicha estructura. Para este análisis se toman en cuenta los siguientes tipos de palabras:

  • Adjetivo:

    Es el conjunto de palabras que se utilizan para describir al sustantivo y atribuirle una determinada característica.

Ejemplos: redondo, alto, rojo, corto, suave, rubio, inteligente, etc.

  • Adverbio:

    Es el conjunto de palabras que modifican o califican un adjetivo, verbo, otro adverbio u oraciones para expresar tiempo, lugar, circunstancia, manera, cantidad, causa, grado, etc.

Ejemplos: ayer, bastante, rápidamente, también, nunca, debajo, etc.

  • Artículo:

    Es el conjunto de palabras utilizadas junto a un sustantivo para determinarlo, señalarlo y especificarlo gramaticalmente. Comparten con éste su género y su número.

Ejemplos: él, la, los, las, un, una, unos, unas.

  • Conjunción:

    Es el conjunto de palabras, invariables morfológicamente, que se utilizan para conectar palabras, ideas y oraciones dentro de un texto.

Ejemplos: sin embargo, y, más, pero, ya, que, etc.

  • Preposición:

    Es el conjunto de palabras, invariables morfológicamente, usualmente cortas, que se utilizan para conectar distintos tipos de palabras entre sí de forma que el conjunto resultante complemente la idea del texto y genere un sentido gramatical.

Ejemplos: a, ante, para, hacia, hasta, según, sin, etc.

  • Pronombre:

    Es el conjunto de palabras que pueden funcionar por sí mismas como un sustantivo sin que este último esté presente, y que se refieren a los participantes en el texto o a alguien o algo mencionado en otra parte del texto.

Ejemplos: él, ella, nosotros, nuestro, tuyo, vosotros, este, eso, etc.

  • Sustantivo:

    Es el conjunto de palabras diferentes a los pronombres que se utilizan para nombrar e identificar a cualquier clase de persona, animal, lugar, hecho o cosa.

Ejemplos: perro, casa, silla, ordenador, amistad, pelota, España, Juan, etc.

  • Verbo:

    Es el conjunto de palabras utilizadas para describir una acción, ocurrencia o estado del sujeto. Los verbos son alterados morfológicamente para indicar quién realiza la acción y cuándo es realizada.

Ejemplos: vivir, trabajar, comer, correr, construir, escalar, escuchar, etc.

Ejemplo de análisis morfológico

El gato maúlla en la sala

  • El: artículo (definido, masculino, singular)
  • gato: sustantivo (común, masculino, singular)
  • maúlla: verbo (3° persona, singular, presente de indicativo del verbo maullar)
  • en: preposición
  • la: artículo (definido, femenino, singular)
  • sala: sustantivo (común, femenino, singular)
¿Sabías qué...?
Una palabra puede presentar una estructura morfológicamente correcta, pero sin tener ningún sentido semántico en el idioma castellano, caso conocido como “palabra agramatical”. Algunos ejemplos de estas palabras sin sentido son “desdormir” e “imbello”.
Los orígenes de la semántica y la morfología

La palabra “semántica” fue utilizada por primera vez entre los siglos XIX y XX por quien es considerado su padre y fundador, el filólogo francés Michel Bréal. Así mismo, la palabra “morfología” se atribuye al poeta y escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien muchos años antes la utilizó para describir el estudio de la estructura de los seres vivos.