Guerra Fría

Conflicto ideológico de envergadura internacional, la Guerra Fría dividió el mundo generando conflictos armados y tensiones prolongadas durante más de cuarenta años, siempre al borde de un enfrentamiento nuclear entre superpotencias.

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, un nuevo periodo se inició enfrentando a la Unión Soviética y los Estados Unidos, ambas superpotencias con intereses contrapuestos y una fuerte influencia en extensas regiones del planeta. Sin embargo, esta rivalidad nunca derivó en una lucha directa entre ambos Estados (razón por la cuál se la denominó Guerra Fría), sino que se ubicó más bien en el plano ideológico, con momentos de grandes tensiones debido a la acumulación de cuantiosos arsenales nucleares que se utilizaron fundamentalmente como elementos de disuasión.

El arsenal acopiado durante estos años resultó tan importante que un enfrentamiento directo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética hubiese dado lugar a una verdadera catástrofe nuclear a nivel global. Por esta razón se evitó constantemente llegar a ese punto, valiéndose de diversas técnicas para intentar conseguir el predominio por sobre la otra: la propaganda, la intimidación y el apoyo a fuerzas enfrentadas para instaurar regímenes políticos, fueron algunos de tantos mecanismos.

El término “Guerra Fría” fue empleado por primera vez en 1947 por Bernard Baruch, asistente del entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, y a partir de allí comenzó a emplearse en la prensa y en numerosas publicaciones para hacer referencia al período que se inició con el reparto del sistema político internacional después de la Segunda Guerra Mundial, y que se extendería hasta la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la Unión Soviética en 1991.

Ideologías contrapuestas

La lucha política e ideológica llevada a cabo por los Estados Unidos y la Unión Soviética tuvo su origen en las diferentes concepciones que tenían ambas superpotencias en cuanto al modo de administrar el Estado y su rol en la sociedad.

Por un lado, los Estados Unidos bregaban por un sistema liberal capitalista, en el cual el mercado sea el mecanismo a través del cual se asignen los recursos y se distribuyan las riquezas.

En este sentido, consideraba que el Estado no debía intervenir en el curso de la economía, por lo que los distintos países debían levantar las medidas proteccionistas que pudieran llegar a impedir el desarrollo de un mercado a nivel global.

Sin embargo, lo cierto es que estas medidas nunca fueron llevadas a cabo en su totalidad en el propio territorio estadounidense, donde la inversión de empresas foráneas ha sido severamente controlada por el gobierno, al tiempo que a través de los organismos internacionales impulsaban la apertura de mercados en el exterior.

Por otro lado, la Unión Soviética proponía un sistema en el que se defendiera la existencia de un Estado fuerte, capaz de desarrollar una economía centralizada y planificada. La propiedad privada no debía ser reconocida según estas ideas, por lo que las viviendas, industrias y territorios tendrían que ser administrados por el Estado o el Partido Comunista en su totalidad, con el fin de alcanzar el mejor nivel de vida posible para la población.

En la Unión Soviética no existía la democracia ni la división de poderes, y la oposición política no se encontraba legalizada. Toda la economía se encontraba estatizada para poder ser controlada, incluyendo a la banca, la industria, los medios de transporte, los recursos naturales, la infraestructura, etc. Los trabajadores no poseían libertades para decidir su modo de trabajo, y debían seguir las directivas emanadas desde el poder central, lo cual solía desembocar en la utilización de las fuerzas de seguridad para forzar a los individuos a cumplir con las tareas asignadas. Los elementos de control social incluían desde el empleo de la violencia hasta la presencia en centros de producción de agentes secretos encargados de detectar actos contrarios a los ideales del Partido.

Carrera armamentista

Como ya se mencionó anteriormente, en ningún momento de la Guerra Fría una unidad soviética atacó a una estadounidense o viceversa. Sin embargo, ambas superpotencias reforzaron sus respectivas fuerzas armadas durante este periodo y almacenaron miles de ojivas nucleares y sistemas de cohetes listos para ser usados en caso de que la situación se tensara lo suficiente.

Particularmente en el caso del armamento de destrucción masiva, el incremento se volvió alarmante. Por un lado, los Estados Unidos ya habían desarrollado y empleado bombas atómicas sobre ciudades japonesas, por lo que empezaron a realizar sus primeros ensayos con bombas de hidrógeno en 1952. Al año siguiente los soviéticos harían lo propio, igualando la capacidad ofensiva tras haber conseguido desarrollar su primera bomba atómica en 1949. Con el correr de los años, otros países llegarían a contar con este tipo de artefactos, por lo que, dadas las sólidas alianzas existentes entre los países de los distintos bloques, un ataque nuclear hubiera desencadenado un enfrentamiento que prometía hacer desaparecer la existencia humana tal como la conocemos en la actualidad. Previendo esta posibilidad, el desarrollo de este tipo de armamentos funcionó más como factor de disuasión que como elemento ofensivo.

En este contexto, ambos bloques destinaron importantes recursos a la actualización y ampliación de sus capacidades ofensivas, una carrera armamentista en la que el Estado más perjudicado fue la Unión Soviética debido a que contaba con una economía más frágil, y cada aumento en el presupuesto de defensa significaba un duro revés para la calidad de vida de sus habitantes.

Un mundo dividido

En un panorama internacional sumamente tenso, los diferentes Estados se vieron obligados a tomar posicionamiento frente al conflicto. Bajo el predominio de los Estados Unidos fue gestada a fines de la década de 1940 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un ente político y militar conformado por Canadá y diversos países de Europa Occidental. Por otro lado, los países alineados tras la postura soviética se congregaron en el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, popularmente conocido como Pacto de Varsovia, creado a mediados de la década de 1950 para hacer frente a la formación liderada por Estados Unidos y a la militarización acelerada del bloque occidental.

Sin embargo, también apareció un tercer grupo de Estados que no se sentían interpelados por ninguna de las tendencias ideológicas en pugna y que defendían su neutralidad en una disputa que consideraban como asunto de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Por esta razón, a mediados de la década de 1950 una treintena de representantes de Estados del denominado Tercer Mundo se reunieron en Indonesia para establecer políticas concretas a llevar a cabo en el nuevo escenario surgido con la división del mundo, formando finalmente en 1961 el Movimiento de Países No Alineados.

El conjunto se comprometió a no formar parte de ninguna de las alianzas militares con presencia de los países hegemónicos y a trabajar por la autodeterminación de los pueblos, la reorganización de la economía mundial, la democratización de los organismos multilaterales y el rechazo al imperialismo, entre otros puntos.

Focos de tensión

Los escenarios en los que se montó la Guerra Fría fueron diversos, llegando a darse conflictos en mayor o menor medida en todos los continentes del planeta, algunos de los cuales se extendieron durante varios años.

El sudeste asiático, zona con una poderosa influencia de la Unión Soviética, sufrió dos enfrentamientos importantes. Por un lado, la invasión de la República Democrática de Corea (Corea del Norte, Estado socialista) a la República de Corea (Corea del Sur, aliado liberal) en junio de 1950, una guerra que duró tres años y que concluyó con las negociaciones de las partes, estableciendo la frontera entre ambas en el paralelo 38, es decir, en el mismo punto que se consideraba desde antes del conflicto.

Otro de los conflictos de la región se inició en Vietnam, donde al igual que en Corea, el país se encontraba dividido en la República Democrática de Vietnam (“Vietnam del Norte”, de tendencia comunista), y la República de Vietnam (“Vietnam del Sur”), que apoyada por los Estados Unidos, intervino militarmente en 1965 para detener el debilitamiento del territorio liberal vietnamita. Sin saberlo, habían ingresado en un conflicto para el cual no se encontraban realmente preparados, y tras diez años de enfrentamiento armado debieron retirarse del país.

Medio Oriente también fue un escenario de importantes hostilidades entre ambos bloques. La ocupación militar soviética de Afganistán (1979) y el enfrentamiento, tanto en su territorio como en Pakistán e Irán, con las fuerzas de resistencia entrenadas y financiadas por los Estados Unidos, provocó numerosas bajas hasta 1989, año en que la Unión Soviética se retira.

En América Latina, la Guerra Fría se trasladó a modo de dictaduras militares y movimientos guerrilleros que azotaron al continente durante décadas. Una de las principales causas que llevó a este escenario fue el triunfo de la revolución cubana en 1959 y la implementación en la isla caribeña de un gobierno de carácter socialista a escasos kilómetros del territorio estadounidense, quienes consideraron que ese suceso sería inspirador para una serie de revoluciones en el resto del continente.

Fidel tomó el poder tras encabezar la Revolución Cubana.

Para contrarrestar el malestar general en la población latinoamericana, implementaron un programa de ayuda económica y social denominado Alianza Para el Progreso, a través del cual el gobierno estadounidense llegó invertir más de 2.000 millones de dólares para financiar viviendas, servicios educativos, sanidad, frenar los altos índices inflacionarios, mejorar la balanza de pagos y proveer asistencia técnica en el continente.

Ernesto Che Guevara, revolucionario argentino, formó parte de la Revolución Cubana de 1959.

Por el otro, para intentar frenar el avance de las ideas socialistas, se implementó la Doctrina de Seguridad Nacional, medida por medio de la cual se instaba a los diversos gobiernos de la región a emplear sus respectivas fuerzas armadas para combatir los movimientos que favorecieran la instalación de un foco marxista en América. Bajo este programa, agentes estadounidenses comenzaron a entrenar a numerosos militares de los distintos países en la Escuela de las Américas, una institución emplazada en Panamá, donde se instruía a los miembros de las fuerzas sobre el modo de actuar contra la subversión, enseñándose desde tácticas militares y modos de hacer propaganda hasta técnicas de tortura que serían ampliamente utilizadas por las diversas dictaduras y gobiernos democráticos latinoamericanos.
Sin embargo, el hecho de que los Estados Unidos viera su zona de influencia vulnerada por el líder guerrillero Fidel Castro, quien buscaba apoyo de la Unión Soviética a escasos kilómetros de su territorio, llevó a que se diera uno de los conflictos más tensos de la Guerra Fría en Cuba.

La denominada Crisis de los Misiles, se inició en 1962 cuando aviones espías estadounidenses descubrieron que la potencia comunista había desplegado tropas en la isla caribeña y había emplazado rampas de lanzamiento de misiles apuntando hacia el norte. En este contexto, el presidente de Estados Unidos, John Kennedy, dispuso en forma inmediata de numerosos recursos militares para iniciar un bloqueo sobre Cuba, impidiendo que las embarcaciones soviéticas finalizaran la construcción de las plataformas nucleares. La amenaza era clara: si las naves de la Unión Soviética intentaban llegar a la isla o forzar el bloqueo impuesto por los estadounidenses, serían atacadas, lo que desencadenaría un enfrentamiento abierto entre las dos superpotencias y una probable guerra nuclear.

John F. Kennedy (1917 – 1963), presidente estadounidense y figura central de la Invasión de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles de Cuba.

Finalmente, el 26 de octubre las partes llegaron a un acuerdo que comprometía también otros escenarios sensibles de la Guerra Fría. La Unión Soviética se comprometió a retirar en forma inmediata sus instalaciones en Cuba a cambio de la promesa de los Estados Unidos de no invadir dicha isla ni permitir que ningún aliado lo haga, levantar el bloqueo naval y retirar los sistemas de misiles que habían sido desplegados en Turquía. En base a dichos acuerdos, los soviéticos tampoco podrían invadir el territorio turco.

Pero es probable que uno de los símbolos más representativos de la Guerra Fría haya sido el Muro de Berlín, una extensa muralla de unos 160 kilómetros que dividía en dos a la capital alemana y al país entero, demarcando el límite entre la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana.

Berlin Wall

La construcción fue pensada por los socialistas para evitar las migraciones masivas hacia el sector occidental, por lo que comenzó a construirse en forma sorpresiva en 1961, entre la noche del 12 y 13 de agosto, dividiendo calles, casas y familias.

En 1989, luego de 28 años de haberse construido, el muro sería derribado por miles de personas que se congregaron en una revuelta producida en un contexto de disgusto general por el gobierno de la Republica Democrática Alemana y que, en un clima de debilidad, arrastró la renuncia de una gran cantidad de funcionarios y el fin de las restricciones en el país.

Con la reunificación de Alemania, quedaba plasmada la debilidad del sistema soviético frente al capitalismo y las ideas liberales, y se iniciaba la cuenta regresiva para el final de la era soviética y por lo tanto, de la Guerra Fría.
Mientras tanto, el descontento popular que provocaba la situación social y económica en los territorios bajo dominio de la Unión Soviética, llevó a que Ucrania consiguiera su independencia en el mes de diciembre de 1991, siendo seguida por Estonia, Lituania, Moldavia, Letonia, Bielorrusia y Rusia. En este contexto de debilidad, Mijaíl Gorbachov, presidente ejecutivo, debe renunciar a su cargo, iniciándose una nueva etapa en la historia mundial, signada por la disolución de la Unión Soviética y el fin del mundo bipolar.

Antiguas civilizaciones: Egipto

Esta civilización misteriosa y fascinante que data de hace más de 5000 años constituye uno de los pilares sobre los cuales se ha constituido uno de los legados más importantes de la humanidad. Su historia continúa asombrando a arqueólogos que encuentran en este territorio una fuente de descubrimientos interminable que continúa revelando incógnitas.

ORIGEN

En el origen de esta civilización tiene un papel preponderante el Río Nilo, que con sus 6695 kilómetros de longitud garantizó una tierra rica y fértil. Tuvo su comienzo con la unificación de varias poblaciones agrícolas que se dispusieron a lo largo del valle del Nilo en el 5500 a.C., dedicándose también a la ganadería. Durante este período que se inició en la etapa denominada predinástica (correspondiente al período entre el 4000 y el 3000 antes de Cristo) se asentó la cultura Naqada, de la cual se han hallado distintas piezas de cerámica. Entre los avances de esta etapa se destacan algunas construcciones y el uso del mortero de cal. El estado unificado fue obra de Menes, primer faraón, que se encargo de unir tanto al Alto como al Bajo Egipto en el año 3150 a.C., dando lugar a las dinastías.

¿Sabías qué...?
Los egipcios y los mesopotámicos se pueden considerar como los padres de la ciencia, ya que desde finales del milenio IV a.C., desarrollaron unos conocimientos que sirvieron de base a los griegos.

CRONOLOGÍA

La civilización del Antiguo Egipto permaneció a lo largo de un período de más de 3000 años que por lo general se acuerdan entre la unificación del estado por parte del primer faraón en el 3150 a.C. hasta el 31 a.C., año que con la conquista del Imperio romano implicó el fin del Egipto Ptolemaico y la desaparición del Egipto unificado. Si bien no existe un acuerdo respecto a la exactitud de las fechas, se ha establecido una división por períodos histórico que comienza en una etapa correspondiente al origen, el Período Predinástico, que va del 5500 a.C. al 3200 a.C., que luego da lugar al Período Arcaico.

PERIODO ARCAICO (3100 a.C. – 2700 a.C.)

Durante este período la capital histórica de Nejen (capital del Alto Egipto) se traslado a la ciudad de Menfis por la proximidad con el delta del Nilo. Se trato de una etapa con un marcado carácter militar, que se manifestaba en la defensa del ataque de los grupos nómadas que asolaban la frontera occidental, además de un proceso de expansión donde se absorbieron las ciudades de Elefantina y Siena. Se explotaron lo yacimientos minerales de la región y se afirmo la asimilación entre el Alto y el Bajo Egipto. A lo largo de este período gobernó la primera y segunda dinastía, a los que se considera unificadores de Egipto en un largo proceso que se inicia con la figura mítica de Menes, o el primer faraón en la lista cronológica de reyes, Narmer (3050 a.C.). Desde el punto de vista religioso se trata del origen de figuras como el dios benefactor Osiris, o de la lucha entre Horus y Seth.

IMPERIO ANTIGUO (2700 – 2250 a.C.)

Menfis pasa a ser durante esta etapa la capital del Antiguo Egipto, de hecho la denominación Egipto proviene del nombre del principal templo (Hat Ka Ptah) en Menfis, que los griegos tradujeron como Aegyptos. También implicó la consolidación del sistema político, cultural y religioso; iniciándose con la tercera dinastía y extendiéndose hasta las séptima y octava dinastía inclusive. Las pirámides, colosales monumentos representativos de esta cultura, fueron construidas de forma numerosa para la sepultura faraónica durante esta etapa, siendo ejemplos representativos los casos de los faraones Keops (Gran Pirámide de Gizah), Kefrén (Pirámide de Jafra) y Micerino (Pirámide de Micerino). Sin embargo, el desgaste generado en la administración por la construcción de estos monumentos, fue uno de los factores que llevaron a debilitar la imagen del sector gobernante y a gestar un fuerte proceso de descentralización llamado Primer Período Intermedio. El faraón Pepy II fue el último faraón de importancia de esta etapa.

Pirámides de Gizah.

PRIMER PERIODO INTERMEDIO (2250 – 2050 a.C.)

Periodo donde cobró relevancia el papel de los Nomos, subdivisiones territoriales de Egipto que eran administradas por unidades administrativas llamados nomarcas. La debilidad de la monarquía en el final del Imperio Antiguo por la mala administración y la larga permanencia de Pepy II en el poder. Por otro lado, una serie de invasiones asiáticas y hambrunas fortalecieron el poder de los nomarcas y quitaron protagonismo a la realeza. Sin embargo, esto no indica que se trate de una etapa de decadencia, ya que hubo un marcado interés por la literatura y un crecimiento de las clases medias en ciudades como Heracleópolis y Tebas. Esta etapa abarca a las dinastías VII, VIII, IX, X y XI y finaliza cuando Mentuhotep II unifica a todo Egipto bajo su mando.

IMPERIO MEDIO (2050 – 1800 a.C.)

Una vez efectuado el proceso de unificación por parte del gobernante tebano Mentuhotep II se inicia esta etapa, que constituye un periodo de prosperidad y abundancia. Es a lo largo de estos años que se logra una importante expansión del Imperio Egipcio y se aplican algunos avances tecnológicos a partir de proyectos de irrigación. Por otro lado se fortalecen los lazos con poblaciones cercanas para fortalecer vínculos económicos con África, Asia y la zona mediterránea. Se trata de una etapa que comprende a las dinastías XI y XII, finalizando con la derrota de los egipcios en mano de los hicsos, pueblos conformados por libios y cananeos que aprovecharon las internas políticas del faraón Amenemhat I.

Estatua de Ramses II en el templo de Luxor.

SEGUNDO PERIODO INTERMEDIO (1800 – 1550 a.C.)

Esta etapa se encuentra dominada principalmente por poblaciones hicsas, que son las encargadas de los procesos de descentralización que se gestaron, definiendo como capital a Avaris (actual Tell el-Daba). Durante este periodo de dominación extranjera se introduce el uso del bronce e instrumentos bélicos como arcos o armaduras. Abarca desde las dinastías XIII a la XVII y finaliza con la declaración de la independencia por parte de los dirigentes egipcios de Tebas.

TERCER PERIODO INTERMEDIO (1070 – 656 a.C.)

Durante esta etapa se da una división política entre el Alto y el Bajo Egipto: por un lado se encontraba Tanis en el Bajo y Tebas en el Alto. Esta fragmentación dio lugar a un fortalecimiento del poder de los sacerdotes en distintas regiones de Egipto y se practica una oleada expansionista que llega hasta los territorios de Palestina e Israel, siendo célebre la captura de los tesoros del Rey Salomón. Sin embargo, las internas políticas que se dieron entre las dinastías XXII y XXIII dieron lugar a una crisis que los hizo presa de otra potencia contemporánea, Asiria, dando lugar a una larga serie de enfrentamientos.

¿Sabías qué...?
Los egipcios llevaban a cabo la práctica de la momificación porque creían en la inmortalidad del espíritu humano.

POLÍTICA

La figura central del poder político en el Antiguo Egipto era el faraón, que en la escala jerárquica se encontraba en el centro de la vida egipcia. Su importancia radicaba en que se lo consideraba un dios vivo (Horus) al que se había dotado de forma de hombre. Era innombrable y su carácter sagrado era tal que no se le podía mirar a los ojos. A partir de su figura se ramificaba un complejo estado administrativo que tenía la función de organizar a cada uno de los sistemas que integraban el reinado. En la escala jerárquica continuaba el cargo de Visir o Primer Ministro, que era el encargado de representar al faraón en la administración de los asuntos estatales, que a su vez se subdividía en varias subdelegaciones como el transporte de mercancías o la recaudación de impuestos. Para el visir trabajaban los escribas y los funcionarios, cuya tarea burocrática consistía en la escritura en papiros de todo aquello que sea de relevancia para la administración. Este modelo se replicaba en los gobiernos locales correspondientes a los nomos.

A menudo el sacerdocio exigía desde los nomos la autonomía para descentralizar el poder, cuestión que llevo a fuertes disputas civiles.

CULTIVOS

Además de las ventajas aportadas por las obras hidráulicas, que derivaron en las primeras manifestaciones de aritmética y geometría aplicada, los pobladores del delta mejoraron también el laboreo de los campos utilizando la fuerza animal para arrastrar los pesados arados de madera. Gracias a esto, la civilización egipcia fue una de las primeras en hacer del cultivo del cereal, principalmente trigo, cebada y sorgo, una labor cotidiana, sistemática e intensiva. El grano conseguido se almacenaba en tinajas y otros contenedores de barro y se utilizaba para la elaboración de pan y, tras su fermentación, cerveza.

EL CAMPESINADO

La mayoría de los egipcios cultivaba los campos. De esta manera, la actividad agrícola era fundamental, pero su ciclo no ocupaba todo el año, de manera que los campesinos podían ser obligados a trabajar en las obras de irrigación o en la construcción de templos, palacios o sepulcros de los reyes. También podían integrar los contingentes militares que resguardaban las fronteras egipcias de los ataques de los nómadas libios o asiáticos, o de los nubios del sur.
Estos “servidores” no eran libres en el sentido tradicional de la palabra, pero tampoco pueden considerarse como esclavos, ya que no eran propiedad de ningún noble ni podían ser comprados ni vendidos. Muy por el contrario, a cambio de cumplir sus obligaciones con el faraón recibían una paga e incluso podían ser ascendidos. Además, como los talleres y el comercio dependían directamente también del estado, los artesanos y mercaderes formaron parte durante siglos de esta masa de “trabajadores voluntarios”.

EL SISTEMA DE RECAUDACIÓN

El departamento de impuestos, organizado en una eficiente red de agencias presentes a lo largo de todo el país, regulaba los tributos y cargas que los propietarios de bienes debían pagar al estado. Todo parece indicar que los títulos de propiedad de la tierra ya estaban bien documentados en el Imperio Antiguo y que existían dos clases de propiedades: las pertenecientes al faraón y las que se hallaban en manos privadas y debían rendir cuentas al soberano.

El gobierno impuso diversos impuestos que, al no existir moneda, eran pagados en especie, con trabajo o mercancías. De esta forma, los tributos en especie eran guardados en los almacenes reales y servían para pagar un salario a los funcionarios, mantener los costosos cultos realizados por los sacerdotes y construir obras públicas de todo tipo.

RELIGIÓN

En líneas generales se puede hablar de dos factores que definieron a la religión egipcia: por un lado la inmortalidad del alma y por el otro la creencia en los dioses.

• La inmortalidad
La creencia de que los egipcios contaban con dos partes espirituales, el ka, la fuerza vital, y el ba, la parte espiritual, llevo a establecer que la unión de estas partes se daba una vez terminada la vida en la tierra. Por tal razón existía una búsqueda de preservar el cuerpo a través de distintos procesos que respondían al sector social al que pertenecían. Así, mientras los sectores más precarios debían enterrar a sus muertos en el desierto, donde el calor y la arena secaban los cuerpos; los sectores nobles y acaudalados podían ser objeto del complejo sistema de momificación, que consistía en la extracción de los órganos para luego cubrirlo con resinas que lo preservaban, cubriéndolo luego con lino. A menudo eran enterrados junto a sus riquezas que serían trasladadas al más allá. El corazón permanecía en el cuerpo del muerto porque se trataba de la garantía de entrada al reino de Osiris, si Anubis juzgaba que el corazón era indigno lo enviaba al monstruo Ammit que lo devoraba, pero si lo consideraba “apto” podía continuar su viaje.

• Creencia en los dioses
El panteón egipcio es uno de los más ricos de la antigüedad, pudiendo llegar a reunir un número de casi 2000 divinidades. Este número se logra debido a que en el momento en que se realizó la unificación del estado egipcio, ya existían deidades locales que fueron absorbidas. A lo largo de la historia el panteón fue modificado numerosas veces, llevando a que en las primeras etapas cobren más relevancia Ptah y el mito de Horus y Seth, mientras que en dinastías posteriores se quiso instalar a Amón-Ra bajo un sistema monoteísta. En los nomos se adoraban dioses particulares de la región pero, además, existían dioses menores que convivían cotidianamente en cada hogar. Los egipcios creían que el espíritu de los dioses se encontraba alojado dentro de los templos que se les dedicaban, que a menudo se trataba de monumentos colosales colmados de riquezas, con una estatua del dios correspondiente.

Representación de Anubis y Horus.

PRINCIPALES DIVINIDADES

• Amón: representa al calor del sol como energía vivificante, simbolizando la germinación de las semillas y la vida renaciente. Era patrono de la ciudad de Tebas, donde era venerado como divinidad magna y creador de todas las cosas.

Amón.

• Ra: demiurgo, su nombre es el nombre del Sol y es el dador de vida, responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Era representado como un hombre con cabeza de halcón, sobre la cual portaba el disco solar. Sus cuatro facultades se denominaban Hu (el gusto y la palabra), Maa (la visión), Sedyem (el oído) y Sia (el entendimiento y el tacto).

• Isis: esposa de Osiris que fue denominada como “Gran diosa madre”, además de “Diosa de la maternidad y del nacimiento”. Es representada a través de la Luna y su animal consagrado es la vaca. Simbolizaba a la fertilidad de la tierra de Egipto y era fecundada anualmente por las crecidas del río Nilo.

Isis.

• Osiris: hermano y esposo de Isis, es el dios egipcio de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo. Fue el que animó y fecundó a toda la naturaleza, civilizó a Egipto, fundó la ciudad de Tebas y educó al pueblo en las leyes, artes y agricultura. Casi siempre aparece momificado, con un rostro verde o negro que indica su nexo con la vegetación y con el ciclo de la vida y la muerte.

Osiris.

• Horus: es representado como un halcón o un hombre con cabeza de halcón, con la doble corona. Hijo de Osiris e Isis, su figura simboliza al sol naciente.

 

Horus.

• Anubis: hijo de Neftis, aparece representado como un dios con cabeza de chacal que frecuentemente acompaña a Isis. Se trata del dios consagrado de los muertos que conducía a las figuras desencarnadas al otro mundo, siendo el guardián de las momias y el cuidador de los sepulcros.

Anubis.

• Bast: entre sus funciones se encontraba la de proteger al hogar, simbolizando el calor fecundante del sol. Era representada con la forma de un gato doméstico o como una mujer con cabeza de gato.

Bast.

• Khnum: es representado como hombre con cabeza de carnero y sus atributos los hacen el dios alfarero que modelaba con lodo del Nilo a las personas.

Khnum.

• Seth: también denominado Tifón, es el hermano de Osiris y personifica al mal, la esterilidad y al hombre que actúa de forma brutal o impía. Su patronazgo se extendía a la violencia irracional representada por las sequías, las guerras y las tormentas.

Seth.

• Ptah: se trata de la deidad de Menfis, representado con una barba recta y un sudario. Sus poderes sanadores se debían a que era conocido como el “dueño de la vida”, además de ser protector de los arquitectos y los artesanos.

• Thot: tenía cabeza de ibis y se caracterizaba por su inteligencia, que le dio la inspiración divina a la creación del universo. Fue el inventor de la escritura, patrón de los escribas, de las artes y las ciencias.

¿Sabías qué...?
Los egipcios usaban semanas de 10 días, pero nosotros hemos heredado las semanas de 7 días de los romanos.

EL PERÍODO MONOTEÍSTA

Un intervalo corto del monoteísmo conocido como atonismo ocurrió bajo el reinado de Amenofis IV, que cambió su nombre por Akhenatón, enfocado en la deidad egipcia del sol Atón. En su intento por imponerlo en todo el país, Akhenatón proscribió la veneración de otros dioses, llegó incluso a destruir los templos dedicados a Amón y construyó una nueva capital, Amarna.

Sin embargo, el cambio religioso perduró solamente hasta que fue destronado, restableciéndose luego el antiguo culto a Amón. Por ser este cambio muy impopular fue rápidamente proscrito. Ahora bien, tras la extinción del Imperio Nuevo, Amón fue desplazado por el culto a los dioses locales. Ante el desprestigio de los faraones, el pueblo prefirió aquellos dioses y espíritus personales y la magia, aunque la fe en la vida eterna hizo renacer el culto a Osiris.

El panteón egipcio original perduró como fe dominante, hasta la imposición del cristianismo copto y, posteriormente, del Islam. Asombrosamente, el pueblo egipcio apenas opuso resistencia a la difusión del cristianismo, debido a que encontraron satisfactorias sus promesas de salvación personal y sus enseñanzas sobre igualdad social. El fin de la religión egipcia llegó en el siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio Romano.

En este papiro pintado a mano por Akhenatón se puede apreciar al faraón junto a su esposa Nefertiti y una hija haciendo una ofrenda al Sol.
La máscara funeraria de Tutankhamón pesa 11 kilos y está hecha de oro, obsidiana, vidrio, turquesa, lapislázuli, cuarzo y cornalina.

LA TUMBA DE TUTANKHAMÓN

El nombre de Tutankhamón resulta famoso para todo el mundo por el excepcional descubrimiento de su tumba y su rico ajuar funerario encontrados en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter. Dado el incalculable valor y la cantidad de los objetos hallados, constituye uno de los descubrimientos arqueológicos con más publicidad de la historia de la egiptología.

La relevancia que posee Tutankhamón no se debe a los acontecimientos de su reinado, que fue breve e intrascendente comparado con el de otros grandes reyes como Tutmosis III o Ramsés II sino que en nuestro tiempo se produce con el tardío descubrimiento de su tumba real, hasta el momento la única encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y prácticamente intacto.

Tumba de Tutankhamon.

Llegada de los europeos a América

Conmemorado de múltiples formas en toda América y España, este día aparece como uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad al modificar para siempre el mapa del territorio conocido. Las consecuencias hacia los pueblos originarios y la cosmovisión europea provocaron un impacto del cual aún pueden sentirse sus olas. 

Para conocer un poco más tenemos que situarnos en el siglo XV, etapa de cambios culturales y sociales, de violentas guerras e ilustres monarcas. Los avances en las áreas científicas y artísticas preparaban el terreno para el Renacimiento, que no por casualidad fue llamado por los historiadores “El siglo de las innovaciones”. En Europa, territorio de ciudades milenarias y rutas donde se comerciaba desde oro hasta pan a través de vías marítimas, surgiría la inquieta figura de Cristóbal Colón, a quién también lo podemos conocer como Cristóforo Colombo en italiano o Christophorus Colombus en latín.

Colón navegó junto a su padre las costas del Mediterráneo como “mercader pasajero”.

Una figura misteriosa

Cuando pensamos en Colón lo planteamos como un enigma porque poco se sabe de su nacimiento y las peripecias de su vida antes de los viajes oceánicos, además de que tampoco se sabe demasiado de su formación intelectual y de los verdaderos motivos para encaminarse en el ambicioso proyecto que lo llevó a descubrir América. Se cree entre algunos historiadores que Colón encubrió deliberadamente su origen: se levantaron voces y teorías que afirmaban que el almirante sería de origen gallego, otros indicaban que su nacionalidad era francesa, otros que era de origen catalán y otros que era extremeño. Además se ha conjeturado con que podría haber sido andaluz, vasco, inglés, corso e incluso griego, noruego o croata.

Sin embargo, lo cierto es que la gran mayoría sostiene que era genovés. Su padre Domenico Colombo, fue un comerciante en lanas y vinos al que Cristóbal acompañó de joven en sus viajes. Entre sus varias ocupaciones primero fue mercader, luego marino y finalmente capitán en la flota del príncipe Renato de Anjou, momento en que logró recorrer el Mar Mediterráneo. La parte más conocida de su vida comienza en el año 1476, cuando se salva milagrosamente tras haber sido atacado por el pirata francés Colón el Viejo o Casenove luego de un viaje comercial a Inglaterra. La batalla se libró frente al cabo San Vicente y, según se cuenta, Cristóbal Colón salvó su vida logrando alcanzar la playa de Lagos a nado, aferrándose a un remo que le sirvió para cubrir casi dos leguas largas que lo separaban de la tierra.

Este arribo accidental a las tierras portuguesas fue fundamental para su formación como marino. Allí se envolvió en leyendas marítimas como las de las islas de San Brandán, Brasil, Antilia o isla de las Siete Ciudades, con la promesa de riquezas y fama, tras los peligros que implicaba atravesar el “Mare Tenebrosum”. Además emprendió numerosos viajes comerciales que lo llevaron desde Guinea a Islandia, donde escuchó sobre las expediciones que se habían proyectado hacia el oeste a Terranova. Tras asentarse en Porto Santo conoció a su esposa entre los años 1479 y 1480, Doña Felipa de Moniz. Su trato con la clase alta a la que ella pertenecía le garantizó obtener contactos para sus futuros proyectos, a pesar de que la relación no perduró demasiado ya que muere en el año 1485 con un único hijo, Diego Colón.

Una nueva ruta

Desde Portugal comenzó a establecer lo que sería el proyecto para realizar su gran gesta. Su plan consistía en dirigirse a Oriente por una ruta opuesta a la tradicional, o sea en dirección occidental. En Europa desde las fabulosas narraciones de Marco Polo se conocía la existencia de los ricos países Orientales, cuyo mayor representante era el reino del Gran Khan. Además, las nociones de riquezas en el Lejano Oriente venían confirmadas por el comercio activo que habían tenido Bizancio y Alejandría. Pero desde 1453 el comercio de Levante (cercano a Oriente) sufrió un golpe decisivo por la caída de Constantinopla en manos de los turcos. Este avance obligó a buscar una ruta alternativa debido a que comenzaron a resentirse económicamente las principales repúblicas mercantiles italianas e incluso ciudades como Barcelona. Ya los portugueses buscaban otra ruta desde los tiempos de Enrique el Navegante, que hallaron al llegar a Calicut y enlazar con la India a espaldas de los turcos. Pese a conocer los esfuerzos de los brillantes navegantes que le precedieron, Colón creía que existía un camino más corto.

Marco Polo (1254 -1324), célebre marino que influenció a Colón.

Para llevar a cabo esto propuso al rey de Portugal, Juan II, que patrocinara su proyecto. Pero sus planes fueron rechazados debido que creyeron que la idea carecía de interés y ya era conocida. Decepcionado con esta decisión de la corte de Lisboa en 1484 Colón decide abandonar el territorio portugués y trasladarse a España. En enero de 1486 a partir de las recomendaciones del duque de Medinaceli se dirigió a la residencia de la corte en Córdoba, donde comenzó a tener el interés de los reyes. Debido a que estaban ocupados en la guerra contra Granada no le prestaron suficiente atención, aunque crearon una junta con la finalidad de estudiar científicamente esos proyectos que tenían aires proféticos y misteriosos. Tras vivir un tiempo en Córdoba, Colón volvió a Portugal para ver que su proyecto era nuevamente rechazado por Juan II.

Finalmente Colón lograría la aceptación de los Reyes Católicos el 17 de abril de 1492, consiguiendo un contrato en el que se cedía a Colón el almirantazgo de la mar, el virreinato y gobierno de las tierras que se descubrieran, la quinta parte de las mercancías y la décima de los metales y piedras preciosas que se extrajeran. Además se le extendió a Colón un pasaporte de tanta importancia como el contrato y la carta dirigida al Gran Khan para que pudiera presentarse al soberano de la India, ya que se creía que dominaba todo el Oriente.

Mapa ptolomeico de Nicholas Germanus.

Para diagramar su proyecto Colón se basó en los estudios del matemático florentino Paolo del Pozzo Toscanelli, que había demostrado matemáticamente que la Tierra era esférica, idea ya sostenida por Eratóstenes y Ptolomeo. Toscanelli apuntaba a la posibilidad de que se pudiera llegar a Asia a través del Atlántico. Sin embargo, los cálculos del matemático, astrónomo y cosmógrafo italiano se basaban en la idea de que la tierra tenía una circunferencia de 29.000 kilómetros, en lugar de los 40.000 reales. En consecuencia Colón estimaba que entre las Canarias y Cipango (actualmente Japón) había una distancia de 2.400 millas marinas cuando en realidad hay 10.700. Esta confusión fue lo que sin lugar a dudas llevo a que Colón creyera que se encontraba en las islas asiáticas cuando en verdad se encontraba en el Caribe.

Mapa atribuido a Toscanelli en el que se habría basado Colón.

Un nuevo horizonte

De las tres embarcaciones que emprendieron el viaje, sólo una, la Santa María fue contratada. Las dos carabelas, la Pinta y la Niña iban tomadas por embargo. La Santa María era una nao y no una carabela mientras que la Niña, que efectivamente era una carabela, tenía la vela redonda y la Pinta sólo conservó su aparejo latino hasta Canarias. Esta pérdida de los rasgos originales de la embarcación indica que las carabelas ya comenzaban a estar en desuso para ese entonces.

Tras escuchar una misa y comulgar en la iglesia de San Jorge, la expedición partió el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos de Moguer hacia las Islas Canarias. Durante esta travesía se rompió el timón de la Pinta y tuvieron que reparar la nave en la isla de Gomera, teniendo que encarar nuevamente hacia el mar recién el 6 de septiembre. A diferencia de los exploradores portugueses, que navegaban siempre cerca de la costa, Colón se encamino hacia el Océano sin hacer caso de las leyendas que aún se conservaban del Medioevo: entre los peligros se mencionaba a la Hidra, peces voladores, el Kraken, pulpos gigantes, serpientes marinas, calamares de enormes dimensiones, además de fenómenos como nieblas que podían ocultar islas enteras, lugares donde las leyes físicas y naturales se rompían, y fuegos fatuos que rodeaban las naves.

Hasta el 22 de septiembre el viaje continuó sin mayores inconvenientes con un tiempo “como de abril en Andalucía”, según indicó Colón en su diario –sólo conocido a través de la versión del padre Fray Bartolomé de las Casas-. Respecto a su diario, también hay que aclarar que el almirante llevaba dos diarios: uno en el que indicaba la verdadera cantidad de leguas recorridas y otro en el que contaba menos para que sus hombres no se espantasen ni se impacienten en caso de que el viaje se estuviera extendiendo más de lo estipulado. Tras dos falsas alarmas, que incluyen una confusión con el horizonte del cielo el 25 de septiembre, y un motín que tuvo que ser apaciguado el 10 de octubre, en la noche del 11 al 12 de octubre Colón y el marinero Pedro Rodríguez distinguieron una luz. A la madrugada siguiente, desde la Pinta, el marinero Juan Rodríguez de Triana –inmortalizado como Rodrigo de Triana- gritó ¡Tierra! anunciando uno de los hechos más importantes de la historia de la humanidad: América había sido descubierta.

 No obstante, Colón creyó que había llegado a la India porque nunca pensó que existiese un continente interpuesto entre Europa y Asia. Esto se debía a que se basó en las teorías de Toscanelli, para quién la Tierra era bastante más reducida de lo que realmente es. A esto sumemos el detalle de que según recientes estudios América no fue descubierta el 12 de octubre, sino que en realidad ocurrió el 13, pero como es un número asociado a la mala suerte decidió modificar la fecha.

La primera isla que pudieron divisar fue la que los nativos llamaban Guanahani, que Colón bautizó con el nombre de San Salvador (cuya ubicación actual aún es desconocida), una de las islas que integran el archipiélago de las Bahamas. Colón desembarco con las banderas desplegadas y tomó inmediatamente posesión de aquellas tierras en nombre de los reyes de España. Pero se llevó una sorpresa al ver que no había comerciantes chinos como preveía, sino que se encontró con una gente “mansa” que no son ni “negros ni blancos” sino que son “del color de los canarios”. Todos ellos andaban “desnudos como la madre que los pario”, no superaban los treinta años, y tenían “muy hermosos cuerpos y muy buenas caras”, según lo apuntaba Colón en su diario de viaje. Con ellos se intercambiaban papagayos e hilos de algodón en ovillos y azagayas, por cascabeles y cuentas de vidrio y además los nativos no traían armas ni las conocían. Pero no había ni rastros del oro y las piedras preciosas que el almirante esperaba encontrar, así como tampoco había señales de las bestias legendarias sobre las cuales se le había advertido en los relatos. En lugar de ello sólo podían encontrarse papagayos, como lo apunta en su diario.

No tardarían en surgir problemas: una maniobra del timonel de la Santa María hizo encallar la nao la noche del 24 al 25 de diciembre, en un bajío que se situaba en el territorio del jefe indígena Guacanagarí. Con los restos de la nave perdida se construyó allí un fuerte al que denominaron Navidad –o Natividad-, primera fundación española en tierras del Nuevo Mundo. Quedaron encargados de su defensa cuarenta hombres al mando de Diego de Arana, hermano de Beatriz, la madre de Fernando Colón.

Con Yañez Pinzón como segundo, el almirante salió de Navidad el 2 de enero de 1493. A partir de allí su retorno resultó más largo y accidentado debido principalmente a los enfrentamientos entre los indígenas que el Almirante llevaba en su embarcación y sus hombres; además de una enorme tempestad que separó a ambas naves en pleno Atlántico. La Niña se vio en tales peligros que sus hombres, temiendo el naufragio, arrojaron un barril al mar con la relación del viaje. Una vez pasada la tormenta se pudo avistar el 15 de febrero la isla de Santa María, en las Azores, y desde allí mantuvo su curso hacia Lisboa, en cuyo puerto ingresó el 4 de marzo.

Fray Bartolomé de las Casas (1484 – 1566), figura que documentó los viajes de Colón y luego denunció las atrocidades cometidas por los españoles.

Una expedición turbulenta

Para su segundo viaje Colón tuvo fines claramente colonizadores, con lo cual comenzaba un proyecto que iba a explorar un mundo nuevo. Trece meses después del primer viaje hacia lo desconocido, partía de Cádiz una nueva expedición compuesta de aproximadamente mil quinientos hombres entre los cuales se encontraba el hermano del almirante, Diego Colón. Además de un grupo de especialistas, iban una serie de personajes para representar a España ante los grandes señores de las tierras que se abordasen. En los diecisiete barcos de esta nueva armada que se dirigía al nuevo continente, no sólo se embarcaron con armas y víveres, sino también con gran cantidad de animales domésticos, plantas, semillas, instrumentos de labranza y adornos que tenían la finalidad de ser intercambiados con los nativos.

La flota salió del puerto Gaditano el 25 de septiembre de 1493 con la Marigalante, en la cual viajaba Colón como nave capitana. Tras descubrir una serie de pequeñas islas de las Pequeñas Antillas a las cuales les fue dando distintos nombres, el 8 el almirante bautizaba a la isla mayor, conocida hoy como Puerto Rico, con el nombre de San Juan Bautista y desde allí partió hacia La Española, donde desembarcó el 22.

Cuatro días después se dirigió al lugar donde había establecido su fuerte, Navidad, pero el panorama que encontró allí fue desolador. Busco en vano a Diego de Arana entre las cenizas y los cadáveres que señalaban el destino de la que había sido la primera fundación en tierra americana. El médico sevillano Diego Álvarez Chanca calculó que la guarnición española había perecido dos meses antes a manos de los indígenas del cacique Caonabó.

Para su segundo viaje Colón tuvo la finalidad de colonizar y predicar el catolicismo en las tierras descubiertas en el primer viaje.

Una vez abandonado este paraje, Colón se dirigió al oeste y el 7 de diciembre fundó la primera ciudad del nuevo mundo: La Isabela, en honor de la reina de Castilla. Pero este asentamiento se despobló poco tiempo después: su clima destemplado estaba vulnerando la salud de los hombres del almirante y el mismísimo Colón cayó enfermo por la misma causa. Esto llevó a que algunos de sus segundos exploraran los nuevos territorios buscando oro, como Alonso de Ojeda, o nuevas islas, como es el caso de Jamaica.

Sin embargo, la resolución de Colón de alejarse de la ciudad que había fundado para organizar una junta de gobierno en La Española desencadenó una rebelión de sus hombres. A esto hay que sumar que el almirante ya se había deshecho de 12 de sus naves con la finalidad de deshacerse de aquellos hombres enfermos y aquellos que atentaban contra la expedición. En aquella ocasión envió la noticia de que había encontrado oro, pero como los marineros no llevaron ante los españoles más que la noticia, sus detractores comenzaron a tratarlo de farsante.

Para resolver la situación en La Isabela nombró como adelantado a su hermano Bartolomé, que llegaba de Europa con su oficio de cartógrafo. Pero el resultado fue desastroso. Más que una ayuda, su hermano fue una carga y sirvió de pretexto para que los españoles se sublevaran, haciendo que algunos de los marineros huyeran a España con tres de los barcos para quejarse del mal gobierno de Colón y su familia.

Al mismo tiempo, en el centro de la isla ocurría una insurrección indígena que tuvo que ser dominada por las armas. Este nuevo conflicto tuvo consecuencias desastrosas para el almirante, no sólo por la cantidad de muertos sino también porque llegó a oídos de los Reyes Católicos, quienes decidieron enviar como visitador a Juan de Aguado el 9 de abril de 1495. La misión de Aguado era “aguar todos los placeres y prosperidad del almirante”, tomándole una exhaustiva declaración sobre los progresos hechos. Ante tal panorama Colón decidió que lo más razonable era regresar a España.

Por lo tanto el almirante volvió a Europa el 10 de marzo de 1496 con Aguado en el primer barco construido en tierra americana, y el 11 de junio desembarcó en Cádiz. A diferencia de aquella primera vez en que se había presentado con toda la pompa ante los reyes luego del descubrimiento, en esta ocasión se presentó vistiendo sayal de franciscano, cuerda al cinto y pie desnudo, como señal de la gravedad de las acusaciones que pesaban sobre él.

Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, los Reyes Católicos.

En tierra celestial

Contra todo pronóstico, y a pesar de que los resultados de sus viajes no resultaron muy positivos, se le facilitó a Colón el medio para organizar una tercera expedición que en esta ocasión sería colonizadora y descubridora. Así fue que con la Real Confirmación de las Capitulaciones de Santa Fe en mano, el marino genovés salió con seis naves desde Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498, rumbo a las Canarias. Debido a su vocación por explorar nuevas tierras se dirigió más hacia el sur que la ruta pautada, y descubrió así el 31 de julio una isla a la que dio el nombre de Santísima Trinidad (actual isla Trinidad) en la cual se encontró con otro tipo de nativos.

Continuando su viaje por esta nueva ruta el Almirante se encontró con la desembocadura del Orinoco, donde adivinó encontrarse ante un nuevo continente al que bautizó con el nombre de Tierra de Gracia y que en sus sueños era el Paraíso Terrenal. Junto a sus hombres llegó a la península de Paria, en el golfo de las Perlas, el 5 de agosto de 1498. Con el descubrimiento de la boca del Orinoco Colón creyó hallarse ante un gran río asiático pero, lo más importante, también indicó el momento en el que por primera vez en la historia los españoles se internaron en el continente sudamericano. Comprendiendo que la tarea de recorrer el territorio excedía sus posibilidades, el almirante volvió a La Española tras descubrir la isla Margarita el 15 de agosto. El último día de agosto ancló en la playa de La Isabela, donde se enteró que su hermano Bartolomé había fundado la ciudad de Santo Domingo en recuerdo del nombre de su padre.

Pero el destino se le presentaría poco promisorio en la isla ya que se organizó una nueva sublevación de descontento que Colón sofocó con dificultad y motivó a que los reyes enviaran al comendador de Calatrava, Francisco de Bobadilla, en calidad de investigador oficial. Cuando llegó a Santo Domingo el 23 de agosto de 1500 realizó un voluminoso proceso, hizo apresar a Colón y sus parientes y los mando encadenados a España. A diferencia de lo que se cree habitualmente, Colón no hizo el viaje encadenado: se le libero de los grillos apenas salieron de Santo Domingo y Alonso Vallejo, su custodio, le trató caballerosamente durante todo el trayecto. El resultado del proceso por los errores de gobierno cometidos por Colón y sus dos hermanos lo término favoreciendo, debido a que la Reina consideró que el comendador se había excedido en sus funciones. Además le brindó el apoyo necesario para realizar un nuevo viaje, aunque le quitó su sueldo y los cargos de Virrey y Gobernador.

Tormentas, enfrentamientos y enfermedad

Una vez confirmada la posibilidad de un cuarto viaje, partió de Cádiz el 9 de mayo de 1502 con cuatro embarcaciones. En esta ocasión el almirante salió de España con la misión de explorar y la prohibición expresa de aproximarse a La Española, hacia donde ya se había dirigido otra expedición comandada por Nicolás de Ovando con veinte naves. El hecho de que se lo nombrara como gobernador general de las islas violaba lo pautado entre la familia de Colón y los reyes, cuestión que abrió a conflictos que no terminarían de resolverse hasta el siglo XIX.

Una vez realizada la escala en las Canarias y atravesar las Pequeñas Antillas, la avería de una de sus naves forzó al almirante a dirigirse a La Española. Pero Ovando no le permitió desembarcar y fue en vano el anuncio de que se aproximaba un enorme temporal. Las consecuencias se vieron dos días después, el 11 de julio: la tempestad destruyó veinte de las veintiocho naves con las que Bobadilla retornaba a España, causando una innumerable cantidad de muertes entre los cuales figura la del mismo comendador. De las tripulaciones que se salvaron se encuentra el convoy Aguja, que llevaba todo el oro que se le debía a Colón. Esto dio lugar al mito que señalaba que el almirante había convocado la tormenta con magia para vengarse de Bobadilla.

Por su parte Colón se había refugiado en Azua, al occidente de la isla, y sufrió unos pocos desperfectos que no fueron impedimento para explorar las costas ístmicas del mar Caribe. Como consecuencia de este viaje descubrió la isla de Guanaja en la entrada del Golfo de Honduras; el cabo de Caxinas; el cabo Gracias a Dios; un río al que le puso el nombre de Desastre porque perdió una barca allí; el poblado de Cariai en las tierras de Costa Rica, y la costa de Veragaua en Panamá, a la que pretendió colonizar pero no pudo debido a la resistencia de los nativos de la zona. Continuando su viaje descubrió la bahía de Portobelo y siete días después se abasteció en un lugar al que precisamente denominó Bastimentos para que el 26 de diciembre ingrese a la bahía de Retrete, donde se refugió por el mal tiempo reinante.

El temporal retuvo a Colón más tiempo del que esperaba y esto llevó a que haya escasez de víveres y mal carácter entre los tripulantes, además de que los navíos quedaron en tan mal estado como la salud de sus hombres. Finalmente, la expedición partió de Retrete a comienzos de enero de 1503 y el día 6 llegó a una boca del río que denominó Belén por la fecha. Allí intentó una nueva colonización pero nuevamente fue repelido por la hostilidad de los indígenas, obligándolo a abandonar uno de sus barcos dañado por la carcoma. Viendo que no podía efectuar ninguna fundación, el almirante volvió cansado y enfermo a Santo Domingo para reparar los barcos, aprovisionarse y continuar desde allí su viaje a España. Sin embargo Ovando decidió no ayudar a Colón en nada de lo que pedía, obligándole a permanecer un año en la costa norte de Jamaica con múltiples carencias de provisiones. Gracias a la intervención de Diego Méndez, que navegó en canoa hasta La Española, Ovando envió dos carabelas de socorro. Finalmente, el 15 de agosto de 1504, el almirante y sus hombres llegaron a Santo Domingo desde donde partieron con lo que quedaba de la cuarta expedición el 12 de septiembre, y el 7 de noviembre desembarcaron en Sanlúcar de Barrameda.

Los tiempos cambian

Con el carácter abatido por la muerte de la Reina Isabel ocurrida el 24 de noviembre y aquejado por un ataque de gota, Colón se alejó definitivamente de cualquier tipo de emprendimiento político y expedicionario debido a que ya no contaba con los mismos favores bajo la regencia del Rey Fernando. Pero las rutas ya estaban abiertas y la empresa transatlántica marchaba por sí sola, sin la necesidad del estimulo del envejecido almirante. Colón no tardo en realizar su reclamo por aquello que le correspondía de acuerdo al documento de las Capitulaciones de Santa Fe, es decir, el décimo de las entradas en Indias, el octavo de sus provechos comerciales o los sesenta mil escudos de oro que había dejado en Santo Domingo, pero esto resultó en vano a pesar de que también realizó repetidos memoriales.

En julio de 1505, después de haber rechazado la sugerencia real de cambiar el almirantazgo por el señorío de la villa de Carrión de los Condes (Palencia), Colón dictó un codicilo en Segovia por el cual instituía el mayorazgo a favor de su hijo Diego. No obstante, nadie atendió su pedido porque el reino gobernado provisionalmente por el viejo rey católico se encontraba en un estado caótico debido a que esperaba a su soberana, Doña Juana. Tras escribir sus Últimas Voluntades nuevamente, Colón murió el 21 de mayo de 1506 pronunciando “In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum” (En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu).

Universalis Cosmographia, obra de 1507 de Martin Waldseemuller donde aparece la denominación América.
América

El legado del que fuera uno de los mejores marinos de todos los tiempos gracias a su habilidad práctica e intuitiva, desencadenó una sangrienta fiebre de colonizadores que se dirigían a las nuevas tierras en busca de oro y tierras para la corona, inaugurando una nueva etapa que comienza con la denominación del continente ¿Por qué América? La respuesta se remite a una cuestión de tiempos: el florentino Américo Vespucio conoció el continente entre 1499 y 1502 sin siquiera haberlo pisado y mantuvo un contacto epistolar con Martin Waldseemuller, un profesor de geografía de Lorena. Dado que sus obras fueron conocidas entre 1504 y 1507, y el relato del Tercer Viaje de Colón recién fue conocido en 1508, Waldseemuller propuso en su obra feminizar el nombre de Américo, para corresponder a los nombres femeninos de Asia y Europa.

Antigua Roma

Surgida a partir de la fundación de la ciudad de roma en la península itálica, ocurrida hacia el siglo VIII a. C, la civilización romana se expandió territorialmente hasta abarcar desde gran bretaña al Desierto del Sahara y desde la península ibérica al Éufrates.

Coliseo Palatino.

LAS ETAPAS

La civilización romana, perteneciente a la Edad Antigua, como la Antigua Grecia, el Antiguo Egipto y la Mesopotamia (civilizaciones que la antecedieron e influyeron en su cultura, sobre todo Grecia), mantuvo su vigencia durante doce siglos, iniciándose como una monarquía con influencia etrusca para luego pasar a ser una república latina y finalmente el gran Imperio Romano que dominó Europa Occidental y los alrededores del Mar Mediterráneo.

LA MONARQUÍA

La ciudad de Roma se fundó el 21 de abril del año 753 a. C. quedando instaurada a partir de entonces la monarquía. Este sistema perduró hasta el año 509 de la misma era, cuando Tarquino el Soberbio, el último rey, fue expulsado para dar paso así a la República Romana. Ver infografía, páginas 45 a 47.

De esa etapa es escasa la documentación con que se cuenta, de modo que es poco lo que se puede afirmar terminantemente. Lo escrito sobre este periodo de la historia data del tiempo de la República y el Imperio y está basado fundamentalmente en las leyendas de Virgilio (Eneida) y Tito Livio (Ab Urbe condita). Pero si bien los orígenes de la monarquía no son precisos, puede afirmarse según investigaciones arqueológicas y lingüísticas, que fue la primera forma de gobierno que adoptó la ciudad.

Según la cronología de Varrón, durante los 243 años que duró la monarquía, Roma fue gobernada por siete reyes, con un promedio de 35 años por cada reinado; sin embargo estas son cifras cuestionadas porque la expectativa de vida en aquel tiempo debió dificultar esta posibilidad. Lamentablemente la acción violenta de los galos que saquearon la ciudad después de la batalla de Alia, en el 309 a. C. destruyó todos sus registros históricos y con ellos el testimonio que echara luz sobre el tema. Por esta razón tampoco hay certeza acerca del momento en que la monarquía pasó a manos de los etruscos, e incluso hay estudiosos que niegan que esto haya sucedido, y sostienen en cambio que sólo se trataría de alguna familia de origen etrusco que habría accedido a la realeza sin que esto implicara un control de los etruscos sobre los latinos.

Foro Romano. Allí se desarrollaba la vida pública, cultural y económica del Imperio.

Los reyes

Las funciones del rey eran ejecutivas, judiciales y religiosas; también intervenía en cuestiones legislativas, pero de manera acotada porque de estas cuestiones se ocupaba el Consejo de Ancianos o Senado, con derecho a veto sobre las leyes propuestas por el rey. Las leyes debían además pasar por otra instancia que era la de la Asamblea o Curia, órgano integrado por todos los ciudadanos en edad militar.

Los reyes eran elegidos por el pueblo, con la sola excepción de Rómulo, que ejerció su reinado por el derecho que le daba haber sido el fundador de Roma. La elección hecha por el pueblo era de por vida, sin intromisión de fuerzas militares, lo que llevó a los historiadores antiguos a sostener que el rey se elegía por sus virtudes y no por su ascendencia. El alcance de su poder es difícil de discernir. Hay autores que creen que el poder supremo residía en el pueblo, en tanto el rey era sólo el jefe del ejecutivo; otros afirman que el poder soberano estaba en el rey y que al Senado y al pueblo sólo les quedaba el control sobre cuestiones menores.

Al fallecer el monarca y hasta la elección del siguiente se producía un interregno (interregnum) durante el que el Senado podía convocar y designar a un interrex para que ocupe el cargo durante un periodo corto, generalmente menos de un año, y mantener de esta manera los auspicios sagrados, en tanto el trono permanecía vacante.

El senado

Para balancear el poder del rey, los romanos crearon la institución del Consejo de Ancianos (Senado), conformado por miembros electos por cada gens1, con carácter vitalicio. El número de miembros era invariable, pues las sucesivas familias surgían de un tronco común, de manera que integraban alguna de las gens ya existentes, lo que hacía invariable el número de senadores.

Pero esta regla tenía una excepción que se daba ante la muerte de un senador. En ese caso el rey estaba facultado para nombrar un sustituto temporal hasta que la gens designara al nuevo miembro. Partiendo de esta norma excepcional terminaron concediendo al rey la elección de los senadores.

El senado actuaba como órgano consultivo y a pesar de que en principio era elegido por el pueblo, el rey lo convocaba a menudo para considerar sus propuestas. Las reuniones del órgano se realizaban en el foro, en la sala llamada bule. Allí decidían a quien correspondía la responsabilidad de manejar las entradas de dinero, y a quien la de enfrentar al rey.

1. Las gens habrían estado constituidas por varias familias procedentes de un antepasado común y regidas por un patergentis, constituyendo un eslabón intermedio entre la familia y las civitas.

LA REPÚBLICA ROMANA

La república se inició tras la caída de Tarquino el Soberbio en el año 509 a. C. y se mantuvo por más de 450 años, hasta que, los conflictos políticos desatados por el control del poder, llevaron a una serie de guerras civiles que desembocaron en la instauración de la forma de gobierno imperial.

El origen de la palabra “república” proviene de las voces latinas res: cosa; pública: pueblo. Es decir que desde la etimología de la palabra con que se nombraba al régimen instaurado, se anunciaban sus pilares, la representatividad y la participación política, desterrando así el poder absoluto de la etapa anterior. El afianzamiento de las nuevas instituciones de gobierno y justicia, llevan a una etapa de esplendor que permiten que Roma se expanda merced a su poderoso ejército. La nueva república impone su dominio en una extensa zona que incluye territorios en Europa meridional, Asia Menor y África septentrional. La característica de la conquista es la asimilación de la cultura de los pueblos conquistados, hecho que convierte a Roma en la depositaria de la cultura de la antigüedad. Pero la exclusión de la plebe en el reparto de poder trajo consigo un conflicto entre esta clase y los patricios, que se iría agravando con los años hasta culminar con el establecimiento del régimen imperial.

Monedas romanas.
LAS INSTITUCIONES REPUBLICANAS

El cambio institucional no implicó la desaparición completa de las antiguas instituciones monárquicas, sino, en muchos casos, su adaptación a la nueva forma de gobierno. Los principales organismos de entonces fueron:

1. Los Cónsules: Eran elegidos anualmente en número de dos por la asamblea popular. Su poder se asemejaba al del rey durante la monarquía, a ellos correspondía la dirección suprema del Estado en tiempos de paz y de guerra, la consulta a los dioses, la convocatoria del Senado y de la Asamblea Popular, así como la administración de justicia. Al controlarse mutuamente, los cónsules evitaban la usurpación del poder por parte de uno de ellos. Cuando finalizaban su mandato debían rendir cuenta de sus actos de gobierno ante la Asamblea.
Las leyes contemplaban una situación excepcional: en caso de emergencia y peligro nacional debían nombrar un dictador con poderes absolutos que no podía durar en el cargo más de seis meses.

2. El Senado: Esta institución que venía del tiempo de la monarquía, durante la república mantuvo sus atribuciones y se afianzó como organismo consultivo. Se ocupaba de aconsejar a los cónsules, dirigir el ordenamiento interior y la política exterior.

3. Las Asambleas: Existían tres tipos de asambleas:

  • Asamblea Curial: Estaba conformada por patricios que comprendían 30 curias, en cada una de las cuales se votaba por cabeza para obtener así la opinión de la mayoría. Constituyó la asamblea más antigua.
  • Asamblea Centurial: La formaban los ciudadanos bajos sistema militar, agrupados de a cien con un voto por agrupación. Sus reuniones eran presididas por los cónsules, a quienes tenían la responsabilidad de elegir, además de dictar leyes.
  • Asamblea Tribal: En estas asambleas se reunía la plebe agrupada en tribus, de ahí que sus acuerdos (que tenían fuerza de ley) se llamaran plebiscitos. Correspondía a sus atribuciones la de nombrar a los Tribunos de la Plebe.

IMPERIO ROMANO

Esta etapa se inició en el año 29 a. C. con la llegada al gobierno de Augusto (Octavio), y se mantuvo vigente hasta el año 476 d. C., cuando se produjeron las invasiones bárbaras.
Los emperadores impusieron el absolutismo concentrando todos los poderes, político, militar, religioso y administrativo.
El Imperio abarcó territorios en tres continentes, sur y oeste de Europa, oeste de Asia y norte de África.

Los comienzos

Tras derrotar a Marco Antonio en Egipto poniendo fin a los enfrentamientos internos, Octavio pasó a ser el hombre fuerte del mundo romano. Así fue que hizo su entrada triunfal en Roma en agosto del año 29 a. C. iniciando un periodo de paz tras un siglo de conquistas y guerras civiles. Por este motivo el pueblo y el Senado le rindieron honores otorgándole los títulos de Imperator, Gran Pontífice, Príncipe del Senado, Augustus (persona sagrada) y César, que era el nombre de su padre adoptivo. De esta forma Octavio se convirtió en el primer emperador de Roma con el nombre de Augusto, por eso la historia recuerda esta etapa, la más brillante de las letras y el arte latino, como “El siglo de Augusto”.

Coliseo Romano.
¿Sabías qué...?
La mano de obra esclava potenció el desarrollo de la minería.

El gobierno de Augusto

Emperador Augusto.

Augusto se ocupó de reorganizar el gobierno introduciendo grandes reformas. Para avanzar en sus propósitos pasó la legalidad a un plano meramente formal, logrando mediante maniobras políticas el control sobre los funcionarios y las instituciones. Así fue que maniató al Senado, las Asambleas y las Prefecturas, logrando que actuaran según su conveniencia. A la nobleza le permitió conservar las riquezas en tanto en lo político fuera sumisa al emperador. La clase media desapareció y creció en número la plebe, con una gran mayoría de desocupados subsidiados por el Estado por medio de donaciones en dinero, cereales, agua y juegos y espectáculos públicos. Los influyentes obtuvieron cargos en el Senado, o en las finanzas, o como gobernadores de provincias menores y prefecturas. En tanto los esclavos, que habían aumentado considerablemente por las guerras de conquista, se ocupaban de las tareas domésticas, la agricultura, la minería y las construcciones.

Entre las actividades productivas la que se vio perjudicada fue la agricultura, ya que la concentración de grandes extensiones de tierra en pocas manos (latifundio) hizo que los campesinos que quedaron sin tierra migraran a la ciudad. En cambio creció la minería gracias a las provincias conquistadas y a la gran cantidad de mano de obra esclava, y se benefició el comercio con la creación del puerto de Ostia que facilitaba el tráfico entre Oriente y Occidente.

Los sucesores

Con Augusto se inauguró la dinastía Julio-Claudia, que representa el esplendor del Imperio Romano. Esta etapa termina en el año 68 con Nerón, continuando un periodo de inestabilidad que culmina con el año de los cuatro emperadores, del que emerge como vencedor Vespasiano, inaugurando la dinastía Flavia, de origen no patricio. Luego se suceden, entre los años 96 y 180 los llamados “cinco emperadores buenos”, Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio, en un tiempo llamado “edad de plata”.

Finalizada esta etapa asume Septimio Severo y con él comienza el periodo de la monarquía militar que culmina en la anarquía durante el siglo III, que se prolonga hasta la llegada de Dioclesiano, tras un largo periodo de luchas por el poder de los emperadores que eran nombrados por sus legiones sucediéndose ininterrumpidamente.

Caída del Imperio

A Dioclesiano, quien ostentó el poder entre el año 284 y el 305, le tocó la tarea de reorganizar el Imperio instituyendo la tetrarquía. Su sucesor, Constantino el Grande, quien institucionalizó el cristianismo como religión oficial, será el último emperador del imperio unificado, pues poco después Teodosio divide el imperio entre sus hijos, Arcadio y Honorio, estableciéndose el Imperio Romano de Oriente, con sede en Constantinopla, y el de Occidente, con su sede tradicional, Roma.

Entre las razones de la caída está la rapiña soldadesca cada vez más barbarizada.

Razones de la caída

Los historiadores llevan siglos debatiendo acerca de las razones de la caída del Imperio Romano. Según la teoría tradicional, que es a la que adhiere la mayoría, los rasgos más importantes pueden resumirse en 7 puntos:

1. Ruina económica: depreciación monetaria, carestía y contracción de la actividad, en especial de la comercial, lo que conduce a la autarquía.

2. Guerras civiles e intensificación de las rapiñas de una soldadesca cada vez más barbarizada.

3. Plagas pestíferas y despoblación.

4. Desórdenes internos, revueltas sociales, bandidaje terrestre y marítimo (piratería sajona).

5. Abandono de tierras y expansión de la vinculación personal (colonato).

6. Luchas de poder entre el ejército bárbaro y los funcionarios civiles romanos por la dirección del Estado, con victoria de los militares: surgen diversos caudillajes.

7. Destrucción de las clases privilegiadas e imposición del dominio del campo sobre la ciudad.

CLASES SOCIALES

La organización social consagraba la desigualdad, lo que generó una tensión entre las clases que actuó como motor de su historia. Las clases que se distinguieron fueron cinco: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. El núcleo de los conflictos estaba dado por la tensión entre patricios y plebeyos, y en menor medida por la rebelión de los esclavos.
Pero no fue una sociedad estática sino que durante el transcurso de su historia hubo cambios y evolución.

CULTURA

La cultura romana se forjó en el intercambio con civilizaciones diferentes y muy desarrolladas como la griega, la mesopotámica y la egipcia. Estas culturas contribuyeron a la formación de la cultura y arte de los romanos. Pero a su vez, la instauración del latín como lengua de todo el imperio, hizo que su cultura se expandiera detrás de sus conquistas, llegando hasta la más alejada de las provincias fronterizas.
Se destacaron en la tecnología, los edictos de los pretores, las disposiciones del senado, de la asamblea popular y de los emperadores y las opiniones de los jurisconsultos romanos. Los principios fundamentales se han incorporado a la legislación de todos los pueblos civilizados por Roma.

GUERRAS PÚNICAS

Tuvieron lugar entre los años 264 y 146 a. C. como resultado del enfrentamiento entre Roma y Cartago. El nombre de Púnica viene de latín y hace referencia los cartagineses, descendientes
de los fenicios.
El motivo de las guerras, tres en total, fue el interés de la República Romana por extender el control territorial sobre Sicilia, para entonces bajo dominio cartaginés. Cartago era una potencia naval que dominaba el Mediterráneo Occidental; Roma era una potencia en ascenso, pero sin poderío naval. El desarrollo de los enfrentamientos llevó más de cien años y cientos de miles de muertos de ambos bandos, al cabo de los cuales Roma conquistó Cartago, arrasó la ciudad capital y se erigió en el Estado más poderoso del Mediterráneo ya que, simultáneamente vencía en las Guerras de Macedonia y en la Guerra Romano-Siria.

Cartago.

Neoliberalismo

El neoliberalismo, también conocido como institucionalismo o modelo neoliberal, es un término que se define como aquella teoría económico-política con la que se pretende lograr la máxima reducción de la intervención del Estado. En términos económicos, se encuentra asociado al libre comercio, los mercados abiertos, la privatización, la desregulación y la disminución del tamaño del sector público al incrementar la influencia del sector privado en la sociedad moderna.

CONCEPTO

Este término es general y poco específico; por lo mismo, raras veces es comprendido. En Latinoamérica, por ejemplo, las agrupaciones de izquierda utilizan el término como blanco de críticas contra la globalización, el capitalismo y el libre mercado, sin especificar claramente qué es lo que entienden por el modelo neoliberal dada la amplia gama de modos en los que se puede presentar. De hecho, es utilizado peyorativamente para criticar las políticas de liberalización del sector privado tendientes a aumentar su rol en la economía.

El término neoliberalismo fue introducido a finales de 1930 por los liberales europeos para promover una nueva forma de liberalismo económico levemente intervenido, político y social, que buscaba corregir las deficiencias que llevaron al crack del mercado de valores en 1929. Acuñado por el académico alemán Alexander Rüstow, entonces se definió para remarcar “la prioridad del sistema de precios, el libre emprendimiento, la libre empresa y un estado fuerte e imparcial”.

Ahora bien, el modelo neoliberal encontró su origen durante la década de 1980, como resultado de los problemas con otros modelos. De hecho, economistas como Milton Friedman, Friedrich Hayek, Ludwig von Mises y Carl Menger sentaron las bases teóricas para su aplicación. No obstante, entre los adherentes al nuevo consenso hubo diferencias en la forma y la profundidad para aplicar el modelo, razón por la cual el neoliberalismo en la actualidad es un término extremadamente amplio. Ejemplo de ello es la serie de medidas tomadas por los Estados Unidos durante la década de 1990 agrupadas en el llamado Consenso de Washington, que rescatan algunos aspectos del neoliberalismo, como la disminución en la intervención del Estado en materia económica, pero que siguen apoyando el funcionamiento de un Estado desarrollado en otras materias.

Desde otro punto de vista, se puede entender al neoliberalismo como un movimiento que surge como una posible respuesta al realismo. Aún cuando surge como contrapartida a ciertos aspectos del realismo, ambos movimientos comparten la idea de que las diferentes naciones actúan por interés propio; sin embargo, se oponen a la mirada pesimista que los realistas tienen en torno a la imposibilidad de la cooperación mutua entre los diferentes países del mundo, planteando, por su parte, que las naciones pueden participar unidas por una misma causa, a fin de obtener mejores resultados en relación a sus objetivos e intereses.

Edificio del Banco Mundial en Washington D. C., Estados Unidos.

Dentro de las ideas base del neoliberalismo se encuentra el énfasis en el desarrollo económico de las naciones, logrando el crecimiento máximo de la producción nacional. Todo esto se plantea a fin de lograr enfrentar con éxito los conflictos tanto económicos como sociales. El desarrollo económico del neoliberalismo se logra a través de un mercado dinámico en el que exista una fuerte actividad por parte del sector privado y en el que el gobierno actúe como un organismo subsidiario mínimo, y no como un actor que juegue el rol de control. En otras palabras, según sus preceptos, sería efectivo un gobierno que se posicione en lo posible, en contra de la intervención económica.

POLíTICAS NEOLIBERALES

El neoliberalismo propone que se deje en manos de los particulares o empresas privadas el mayor número de actividades económicas posible. Igualmente propone una limitación del papel del Estado en la economía; la privatización de empresas públicas y la reducción del tamaño del Estado, es decir, una reducción del porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) controlado o administrado directamente por el Estado. Respecto al derecho laboral, mercantil y las regulaciones económicas generales, el neoliberalismo propugna la “flexibilización” laboral, la eliminación de restricciones y regulaciones a la actividad económica, la apertura de fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros y la reducción del tamaño del Estado.

Sede central del Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) en Washington, DC.

Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos o ideólogos neoliberales –en principio recomendaciones a países tanto industrializados como en vías de desarrollo– incluyen:

• Políticas monetarias restrictivas: Aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero hasta lograr una inflación cercana a cero y evitar el riesgo de devaluaciones de la moneda. Los partidarios del neoliberalismo creen que estas medidas evitan los llamados ciclos del mercado.

• Políticas fiscales restrictivas: Aumentar los impuestos sobre el consumo y reducir los impuestos sobre la producción, la renta personal y los beneficios empresariales. También se propone eliminar regímenes especiales y disminuir el gasto público.

• Liberalización/desregulación: Los partidarios de políticas neoliberales defienden la liberalización o desregulación para el comercio y para las inversiones por considerarlas positivas para el crecimiento económico. Igualmente se considera positiva la eliminación de muchas reglas y restricciones, reduciéndolas a un mínimo necesario. En particular abogan por aumentar la movilidad de capitales y la flexibilidad laboral.

• Privatización: Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficaces que los públicos y que el Estado –para ser más eficiente– debe permitir que el sector privado sea el encargado de la generación de riqueza.

En todos los casos, los teóricos denominados neoliberales afirman que la mejor manera de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad; como liberales, “mediante el beneficio individual, promueven alcanzar el beneficio de toda la sociedad”.

CARACTERÍSTICAS DEL NEOLIBERALISMO

Para los pensadores clásicos del liberalismo económico la idea del bien común era el sustento sobre el que se establecían sus principios que –pese a todas las críticas que pudieran hacerse– justificaban su orden económico hacia un fin enclavado en la comunidad. Para los neoliberales, en cambio, el carácter de sus principios no está enclavado en el mejor orden posible dentro de la sociedad, sino que proyecta una idea de dominio y poder al margen del significado del hombre y de sus auténticas aspiraciones de bien común o bien individual. Desde esta perspectiva, el neoliberalismo es el testimonio de una serie de premisas económicas de orden global; es la imagen de un orden global uniforme de acuerdo con una serie de fundamentos profundamente despersonalizados del bien común en las sociedades.

En líneas generales, las características principales del neoliberalismo son las siguientes:
• Defender un mercado altamente competitivo;
• Aceptar la intervención del Estado en la economía, como árbitro o promovedor de la libre competencia, despojándolo de la posibilidad de garantizar los bienes comunes mínimos que se merece todo ciudadano;
• Oponerse al acaparamiento y a la especulación;
• Oponerse a la fijación compulsiva de salarios por el Estado.
• Rechazar la regulación de precios por el Estado, ya que deben fijarse en base a la relación oferta/demanda.
• Eliminar subsidios.
• Oponerse al gasto público burocrático, privatizando empresas bajo la premisa de que la administración privada es mejor que la pública.
• Defender el libre comercio internacional.
• Defender la libertad de contratación del trabajo y la libre movilidad de los factores de producción.
• Expresar una política de ajuste y apertura.

En su conjunto, las características del neoliberalismo provocan una concentración mayor de la riqueza y del poder económico en manos de una minoría privilegiada y dejan sin protección a la mayoría de la población. Los defensores de este sistema afirman que estos ajustes producen, a largo plazo, un crecimiento que elevaría los niveles de ingreso y resolvería la situación de los desfavorecidos.

CONCLUSIÓN

En los últimos años, el neoliberalismo ha tomado posesión de los esquemas conceptuales que caracterizaron a la doctrina del liberalismo, dando lugar a una serie de confusiones entre ambas concepciones. Las ideas legadas por Adam Smith y David Ricardo y demás, estaban sustentadas en un interés genuino por restringir la actuación del poder político con el único fin de alcanzar el bien común. Por lo tanto, el carácter con el que el neoliberalismo surgió en épocas recientes obedece a circunstancias propias de una época que dio fuerza a los postulados económicos fundados en el liberalismo clásico pero llevados a su extremo máximo, caracterizado primordialmente por la profunda despersonalización del bien común y enclavado en la individualización del beneficio.

Las ideas en torno al neoliberalismo responden a mecanismos propios de la economía de mercado. Más allá de las meras conceptualizaciones que le dan sustento, sólo debemos observar al neoliberalismo bajo la óptica de una serie de políticas que implantan los distintos Estados bajo las pautas de organismos y actores mundiales muy poderosos, lo que tiene resultados globales en dos direcciones: por un lado, en sus directrices económicas mundiales; por el otro, en los resultados económicos propios de su aplicación en el mundo, principalmente en aquellos países con altos niveles de pobreza, marginación y subdesarrollo. Visto desde esta perspectiva, el neoliberalismo es una manifestación propia del capitalismo que pretende presentarse como un hecho irremediable en el destino de las naciones y cuya puesta en práctica es puramente dogmática.

Montoneros

En reclamo a la dictadura más sangrienta que se recuerde en la Argentina surgieron las “Madres de Plaza de Mayo” y su rondas semanales a la plaza pidiendo por sus hijos desaparecidos, entre los que se cuentan dirigentes, militantes y simpatizantes de Montoneros.

¿Qué fue Montoneros?

Una organización político militar argentina fundada en 1967. En sus orígenes estuvo vinculada al nacionalismo católico, pero un tiempo después se integró al Movimiento Peronista y colaboró desde la lucha armada con el retorno del General Perón, exiliado por entonces en Madrid, España.

¿Quiénes fueron sus fundadores?

Entre sus fundadores se contaban Fernando Abal Medina, Carlos Gustavo Ramus, José Sabino Navarro, Emilio Mazer, Carlos Capuano Martínez, Norma Arrostito y Mario Eduardo Firmenich, militantes del nacionalismo católico que fueron virando en su postura ideológica hacia el socialismo, para terminar integrándose al Movimiento Peronista.

¿A qué se debe su nombre?

Su nombre es un homenaje y marca a su vez la continuidad histórica con las formaciones político militares conducidas por los caudillos provinciales durante el siglo XIX, como Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza y Felipe Varela, identificados con el federalismo, en disputa con el centralismo de los unitarios.

Mario Eduardo Firmenich, fundador y último jefe montonero.

¿De qué manera conformaron su ideología?

La fueron conformando con elementos de la doctrina peronista, el marxismo, el guevarismo, todo impregnado de una fuerte influencia católica devenida de sus orígenes y de su vínculo con los curas pertenecientes al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, quienes difundían la llamada “teología de la liberación”.

¿En qué consistió su primera acción pública?

Su primera acción pública fue el secuestro del general Pedro Eugenio Aramburu, perpetrado el 29 de mayo de 1970. Aramburu había encabezado la llamada Revolución Libertadora, que depuso al presidente constitucional general Juan Domingo Perón mediante un golpe de estado en setiembre de 1955. El secuestro terminó en el asesinato del militar el 1º de junio de 1970, hecho que fue reivindicado por Montoneros en su primer comunicado público.

¿Cómo se integraron al peronismo?

Empezaron a trabajar en superficie, en ámbitos universitarios y luego barriales, captando cuadros bajo la consigna “Luche y vuelve”, clave en su estrategia de crecimiento cuantitativo. La consigna se refería a la vuelta del general Perón de su exilio en España.

General Juan Domingo Perón
Montoneros tuvo su propia prensa, valiéndose de los medios para difundir sus ideas y acciones.

¿Cómo se contactaron con el general Perón?

La conducción de Montoneros decidió enviar a Madrid al dirigente juvenil Rodolfo Galimberti con una carta de presentación ante Perón explicando sus objetivos de convertirse en el brazo armado del Movimiento Peronista. Perón entendió que podían ser útiles a su estrategia de presión sobre el gobierno de facto de la llamada Revolución Argentina, en el poder desde 1966, y aceptó su colaboración.

¿Cómo interpretó este acercamiento la dirigencia montonera?

Lo interpretó como un respaldo a sus expectativas de encaminar el peronismo hacia la construcción del socialismo en la Argentina, lo que estaba muy lejos de las ideas de Perón.

¿Cuándo comienzan las disputas internas en el peronismo?

A mediados de 1971 el gobierno de facto conducido por el general Agustín Lanuse convoca al Gran Acuerdo Nacional y fija las bases para un retorno democrático amañado; las condiciones dificultan la presentación de Perón como candidato a presidente. Por decisión del líder proscripto, el peronismo forma un frente electoral, el Frente Justicialista de Liberación Nacional (FREJULI), y postula como candidato a un dirigente histórico, Héctor José Cámpora. Aquí comienza la disputa por los cargos electivos, y los roces entre Montoneros y los sectores ortodoxos del peronismo se hacen cada vez más frecuentes y violentos. Pero Montoneros empieza a sacar ventaja de su buena relación con Cámpora.

¿Cuál fue el resultado de las elecciones?

Se llevan a cabo el 11 de marzo de 1973 y en ellas se impone el FREJULI por un amplio margen. Cámpora asume la presidencia el 25 de mayo de ese año con una Plaza de Mayo, lugar histórico de concentraciones populares en Buenos Aires, ocupada por los grupos afines a Montoneros.

¿Qué ocurre con Montoneros durante la breve gestión de Cámpora como presidente?

Ocuparon cargos institucionales claves en el gobierno lo que, sumado a la influencia que ya tenían en los sectores juveniles, llevan a la organización a su mejor momento.

¿Cuándo se produce el retorno de Perón?

Ante las crecientes dificultades por los enfrentamientos entre las facciones internas, Perón retorna el 20 de junio de 1973. En Buenos Aires se prepara un gran recibimiento con una concentración en Ezeiza, en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional.

¿Qué ocurre en Ezeiza?

Se produce un enfrentamiento violento entre los distintos sectores, un intenso tiroteo que impide a Perón acercarse al lugar. El peronismo está partido, de un lado Montoneros y sus aliados, del otro, el resto del movimiento. Las posiciones son irreconciliables y la disputa será violenta.

La frustrada recepción al General Perón se organizó en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

¿Cómo es la relación con Perón después de los acontecimientos de Ezeiza?

La misma noche de su regreso Perón habla por cadena nacional y en un discurso severo establece como prioridad la recuperación de la conducción del movimiento, lo que se entiende como un claro distanciamiento de las corrientes de izquierda. Ante esta situación, Cámpora renuncia dejando el campo libre para que Perón pueda llegar a la presidencia.

¿Cuál es la reacción de Montoneros ante la nueva situación?

Aunque públicamente dicen seguir apoyando al gobierno, hacia dentro recrudece un duro debate en el que se discute la continuidad dentro del Movimiento Peronista. Mientras tanto, el 23 de setiembre de 1973 la fórmula Perón-Perón (Isabel Martínez de Perón) se impone con más del 60% de los votos en las elecciones presidenciales.

El asesinato del líder sindical José Ignacio Rucci fue un golpe sin retorno para la relación de los montoneros con Perón.

¿Qué acontecimiento marca definitivamente la retirada de Montoneros del Movimiento Peronista?

El acontecimiento es el asesinato del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) José Ignacio Rucci, ocurrido el 25 de setiembre de 1973 y cometido por un comando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Hasta entonces FAR y Montoneros eran dos organizaciones distintas, aunque con buenas relaciones entre sí, pero luego de este hecho se unificaron, con lo que los montoneros aceptaban la responsabilidad política del atentado contra Rucci, pues entendían que de esa manera presionaban a Perón para que les diera cabida en el nuevo gobierno. Sin embargo Perón tomó el atentado como un ataque personal y endureció su posición, lo que desató una confrontación sangrienta entre las partes.

¿Cuándo se produce la ruptura?

Más que una ruptura fue una expulsión lisa y llana, y se produjo el 1 de mayo de 1974 cuando durante los festejos del Día del Trabajador, el presidente Perón habló a la multitud que ocupaba la Plaza de Mayo desde el balcón de la Casa Rosada (sede del gobierno) y ante los cánticos ofensivos contra su persona que entonaban las columnas movilizadas por Montoneros, los llamó estúpidos e imberbes, lo que ocasionó, luego de algunos disturbios, que se retiraran del acto.

¿Qué decisión tomó la conducción nacional de la organización después de la muerte de Perón?

Perón murió el 1 de junio de 1974 y fue sucedido por su viuda, María Estela Martínez (Isabelita), lo que decidió a Montoneros a pasar a la clandestinidad. Esto fue comunicado públicamente en una conferencia de prensa ofrecida a fines de setiembre de 1974 por los dirigentes Mario Firmenich, José Pablo Ventura y Juan Carlos Dante Gullo, entre otros.

¿Cuál fue la consecuencia del pase a la clandestinidad?

El pase a la clandestinidad dejó desprotegido al grueso de los militantes que quedaron expuestos, primero a los comandos de la Asociación Anticomunista Argentina (AAA), que respondía a José López Rega, hombre fuerte del gobierno de Isabel, y más tarde, cuando el gobierno constitucional fue depuesto por un golpe cívico-militar encabezado por las Fuerzas Armadas, a la barbarie de la represión ilegal. Los dirigentes mientras tanto escaparon al exilio.

¿Qué fue la contraofensiva montonera?

Fue el intento de Montoneros de retornar a la acción armada. Para eso dispusieron el trasladando de cuatro pelotones que fueron entrenados previamente en Líbano. Llegaron a la Argentina en 1979 y realizaron un par de operaciones contra funcionarios del equipo económico del gobierno. Pero todo terminó en un desastre, los guerrilleros terminaron muertos o desaparecidos en poco tiempo. Al año siguiente volvieron a intentarlo, pero un pelotón completo fue secuestrado y desaparecido en marzo de 1980 apenas ingresó al país. En total se calcula que en la contraofensiva Montoneros perdió un centenar de combatientes.

¿Dónde se refugió la dirigencia?

Sus dirigentes más importantes, Firmenich, Vaca Navaja y Perdía, después de pasar por México y Cuba se trasladaron a Europa desde donde continuaron conduciendo los restos de la organización hasta 1983, cuando se produjo el retorno democrático a la Argentina.

¿Qué pasó con estos tres dirigentes en tiempos de democracia?

Fueron procesados por la justicia argentina que consiguió, merced al impulso que dio el gobierno del doctor Raúl Alfonsín a las causas, que fuesen detenidos y condenados a treinta años de prisión. En diciembre de 1992 el presidente Carlos Menem los indultó y recuperaron su libertad. De Montoneros ya no quedaba más que el polémico recuerdo.

María Estela Martínez (Isabelita), viuda y sucesora del general Perón en la presidencia en 1974.

La primera enciclopedia

Las enciclopedias son parte esencial de nuestra vida académica. Desde pequeños acudimos a ellas para ir formándonos en diferentes áreas. Les presentamos el origen de la primera enciclopedia y la importancia que implicó su creación.

ANTECEDENTES DE LA ENCICLOPEDIA

«En esta obra no se encontrarán… los conquistadores que han destruido la Tierra, sino los genios inmortales que la han iluminado. […] Aun los nombres de los príncipes y de los grandes personajes no tienen derecho a ocupar un lugar en la Enciclopedia, excepto en virtud de los beneficios que le hayan hecho a la ciencia; la Enciclopedia le debe todo al talento y nada a los títulos. Es la historia del espíritu humano, no de la vanidad».
Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers (1751-1772); París, Francia.

Desde que el hombre comenzó a conocer el mundo en el que vivía, construyó el conocimiento clasificando todos los objetos que estudiaba. Desde el mismo momento en que ese saber fue acrecentándose, también se gestó la idea de reunirlo todo de tal manera que aquello que quisiéramos conocer, estaría al alcance de la mano en un solo lugar.

Ilustración del interior de la Biblioteca de Alejandría, según evidencias arqueológicas.

Los primeros lugares en los que fue almacenándose el conocimiento serían las academias griegas, aunque el primer espacio que realmente podemos considerar como un antecedente a la clasificación cuidada del saber fue la Biblioteca de Alejandría; una de las siete maravillas del mundo antiguo. Esta biblioteca llegaría a albergar unos 700.000 manuscritos, y cuyo catálogo abarcaba matemática, astronomía, geometría, mecánica y medicina.

Plinio el Viejo. Su Historia natural, escrita hacia el 77 a. C., es considerada la publicación más antigua de la historia.
Portada del Dictionnaire de Trévoux (1704-1771), una obra muy ecléctica dirigida y redactada por jesuitas franceses que fue ampliándose y ganando cada vez más prestigio.

Así las cosas, diferentes autores siempre trataron de compilar todo el conocimiento del momento. Entre ellos encontramos a Plinio “El Viejo” en el año 77 con los 37 libros de su Historia Natural; aunque esta obra no contaba con un método de búsqueda organizado y estaba volcada a la narrativa. El orden y la clasificación por categorías implican una comprensión profunda del tema. Entre los años 627 y 630 hallamos la obra de San Isidoro de Sevilla, Originum sive etymologiarum libri viginti (Etimologías), que consta de 20 libros en los que se recopilaba ciencia, revelaciones, origen y significados. Otro antecedente importante es el Suda del mundo mediterráneo; un compendio histórico escrito en griego por eruditos bizantinos del siglo X, ordenado alfabéticamente y con 30.000 entradas. Como último antecedente lejano podemos citar en China los 22.877 manuscritos reunidos entre 1403 y 1408 por los 2.000 eruditos reclutados por el emperador Yongle de la dinastía Ming.

Sir Francis Bacon en 1618.

LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA ENCICLOPEDIA ACTUAL

En el siglo XIII aparece la figura de Roger Bacon, un monje franciscano inglés cuyos conocimientos del griego y otros idiomas orientales lo llevaron a traducir importantes obras del Mundo Antiguo; consideraba que era sumamente importante los escritos en su idioma original. En el año 1267 se publica su Opus Maius que desarrollaba un método de confirmación de información para categorizar en ciencias, filosofía, moral y ética; era una obra con saberes de fuerte carga religiosa y sería el germen para el establecimiento del método científico y una clasificación un poco más ordenada.

El filósofo y político inglés Francis Bacon, publica en 1605, Of the proficiency and advancement of learning, divine and human. En este escrito establece que existen dos árboles de conocimiento: el humano y el divino. Aquí, indudablemente, se percibe la influencia de la Summa Teologicæ de Santo Tomás de Aquino.

Para el siglo XVIII el editor André Le Breton estaba en la búsqueda de dos autores para traducir Cyclopaedia de Ephrain Chambers y la empresa recaería entonces en las manos de Denis Diderot y Jean Le Rond D´Alembert.

Retrato de Denis Diderot (1713-1784) según el pintor francés Louis-Michel van Loo.

Cyclopaedia pretendía reunir todo el conocimiento de la época, organizada en 47 artes y ciencias. Si bien Ephrain Chambers se había basado en las categorías descritas por Francis Bacon, introdujo varias ramas de los dos árboles principales del conocimiento –el humano y el divino– por lo que tanto Diderot como D´Alembert no estuvieron de acuerdo con la clasificación que tenía esta obra. Ambos retornarían a la fuente original para, no sólo traducir sino ordenar nuevamente todo el material con el fin de no tener objeciones religiosas ni filosóficas; el argumento religioso se los daría la Summa Teologicæ y el argumento epistemológico lo aportaría D´Alembert al lograr una acabada cohesión entre ciencias y artes tomando como parámetro a John Locke.

Esta enciclopedia sería conocida como el “texto supremo de la Ilustración” y modificaría para siempre la manera de concebir al mundo.

Retrato de Jean le Rond D’Alembert (1717-1783).

LA OBRA DE DIDEROT Y D´ALEMBERT

Los autores de la que se considera la primera enciclopedia iniciaron un trabajo monumental como alternativa al Diccionario de Trévoux de los jesuitas, pero no lo hicieron solos. Diderot desarrollaría lo concerniente a la historia de la filosofía, además de tener un marcado interés por la tecnología; para ello apelaría a autores como Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Du Marsais y Daubenton. D´Alembert se abocaría a la matemática, el abate Morellet a la teología, Buffon a las ciencias de la naturaleza, Paul-Joseph Barthez a la medicina, Quesnay y Turgot a la economía y el caballero de Jaurcourt ayudaba a Diderot en cuestiones de redacción y edición.

Portada de L’Encyclopédie (1751).

Si tuviéramos que definir de alguna manera las tendencias filosóficas predominantes en esta enciclopedia, serían el empirismo y el sensualismo, ambas características de la Ilustración. Como lo dijimos previamente, Diderot emplearía la imagen del árbol del conocimiento apreciado por la escolástica medieval y recuperada por Francis Bacon; y se basaría en esa clasificación de las facultades y las ciencias tan difundida en su momento. Este hecho no deja de ser paradójico ya que la imagen bíblica del Génesis se invierte al reunir en una obra el saber humano y asociarlo a esa figura. El conocimiento ahora estaría al alcance de todos.

Diderot era un soberbio analítico que registraría todo ordenándolo con criterio racional y alfabético sin ningún tipo de reservas. La gran novedad que establece Diderot es la utilización de las referencias a los objetos y las palabras para que el lector pueda abordar fácilmente ese gran espacio de saberes.

Imagen de la estructura en la que la enciclopedia organizaba el conocimiento humano. Tenía tres ramas principales: memoria, razón e imaginación.

El 28 de junio de 1751 se imprimieron 2.000 ejemplares del primer volumen para enviárselos a los suscriptores. La Enciclopedia triunfó en toda Europa y varios países, incluida Rusia, buscaron hacerse de ella rápidamente.

Diderot debió esconderse por el año 1752 al publicarse el tomo II pues fue precedido de un gran escándalo que llevaría a la suspensión de la publicación. Sin embargo, en 1753 aparecería el tomo III y éste sería condenado por el Consejo del rey: ya desde el primer tomo la enciclopedia había puesto en tela de juicio el derecho divino de la realeza. Los tomos IV, V y VI se publicaron en 1754, 1755 y 1756 respectivamente.

Retrato de Voltaire hacia 1718. El famoso escritor francés colaboraría en L’Encyclopédie en los artículos referidos a historia, literatura y filosofía.

El mismo Rousseau acabaría publicando una respuesta violenta en contra de los artículos de la enciclopedia cuando, en 1757, se publicó el tomo VII el artículo “Ginebra” escrito por D’Alembert. En 1759, se prohíbe definitivamente la Enciclopedia y el privilegio otorgado para publicar de 1748 fue anulado, con la orden de devolver el dinero a los suscriptores. A modo de indemnización, Le Breton editaría dos volúmenes diferentes que se le enviarían a cada uno de ellos. D’Alembert, Marmontel y Duclos se retiraron. Diderot continuaría solo durante siete años. En 1766 se editarían los diez últimos volúmenes. El último de los once volúmenes de grabados aparecería en 1772. Pero a partir del volumen VIII, Diderot ignoraría que todos los ejemplares se verían sometidos a la censura del editor Le Breton, que, sin embargo, dejó que los volúmenes se publicaran.

La obra de Diderot y sus colaboradores impulsó la producción de enciclopedias quedando como símbolo del espíritu de la Ilustración. Desde el catolicismo, se intentaría borrar todo recuerdo de la primera enciclopedia: el abate Jacques-Paul Migne (1800-1875), fundador de la Biblioteca Universal del clero y editor de faraónicas colecciones de textos de padres de la Iglesia griega y latina, publicaría una Enciclopedia eclesiástica (1851-1859) de 66 volúmenes. Esfuerzo inútil ya que actualmente no se tienen registros de esta última empresa, salvo en círculos especializados.

La enciclopedia daría lugar también a otros trabajos como la enciclopedia filosófica realizada por Hegel y Fichte, ambos hijos de la filosofía de la Revolución Francesa y de la Ilustración.

Louis Jaucourt, médico, filósofo y escritor francés, quien contribuyó de manera importantísima en L’Encyclopédie de Diderot y D’Alembert al aportar más de 17.266 artículos.

INFLUENCIA DE LAS ENCICLOPEDIAS

Ponemos un orden en el mundo clasificándolo, es decir, tenemos un conocimiento enciclopédico de nuestro entorno. En el mundo antiguo, el hombre era definido como un ser bípedo que conocía de acuerdo a las observaciones que hacía y lo que se preguntaba; con el advenimiento de la enciclopedia, se cambia la forma de clasificación ya que se rompen las fronteras entre lo conocido y lo incognoscible, y ya no es necesario pasar por la experiencia para conocer algo.

A partir de la Ilustración el conocimiento tiene mayor relevancia que la religión; la fe en la ciencia llega para arrebatarle el poder a la Iglesia. Existe una revalorización de los pensadores y es algo que el mismo Diderot especificaría en su obra.

Surgen modernas disciplinas académicas en el siglo XIX y las instituciones se adaptan a esa forma de conocer: es la cosmovisión actual, la nuestra. Finalmente, la estructura mental del mundo occidental, el pensamiento, sería cincelado por el filo acerado del enciclopedismo; la primera enciclopedia había iniciado el camino de manera irrevocable.

Santo Tomás de Aquino: la fe y la razón

Si bien a la Edad Media se la caracterizó como oscurantista, de ese período puede rescatarse el desarrollo de la escolástica. El máximo representante de esta rama de la filosofía es, sin duda alguna, Tomás de Aquino. En este artículo abordaremos algunos aspectos de su pensamiento.

INTRODUCCIÓN

«Para empezar a entender la filosofía tomista, o la católica, se debe caer en la cuenta de que su elemento primero y fundamental radica enteramente en la alabanza de la Vida, en la alabanza del Ser, en la alabanza de Dios como creador del mundo. Todo lo demás viene mucho después, y está condicionado por múltiples complicaciones, como la caída o la vocación de ser héroes.»
Gilbert K. Chesterton

En la historia del conocimiento humano, la relación entre la razón y la fe nunca fue fácil; los estudiosos de cada vertiente siempre buscaron, a la manera de los sofistas, tratar de prevalecer uno sobre otro. Esto sería así hasta la aparición de Santo Tomás de Aquino, quien buscaría la manera de conciliar ambas posturas.

Para comenzar a entender cómo es que pudo llegar a abordar estos problemas, se hace necesario conocer un poco el pensamiento medieval del que abrevó. En éste aparecen tres grandes religiones monoteístas de profunda tradición filosófica: la judía, cuyo máximo representante fue Maimónides; la musulmana, de la mano de Averroes; y el mismo Tomás de Aquino, que surge del cristianismo. A esta rama de la filosofía se la conoce como escolástica.

LA ESCOLÁSTICA

El término proviene de “escolástico” y alude a quien enseña en una escuela, más específicamente, a quien enseñaba artes liberales –como ciertas orientaciones filosóficas– en las escuelas monacales.

La escolástica es la fase principal –aunque no la única– del pensamiento filosófico medieval que predomina durante el siglo VII hasta el siglo XVI; algunos autores afirman que incluso llega a parte del siglo XVII.

Generalmente se encuentra dividida en tres períodos: el primero, que puede ser considerado como teológico; el último, que desemboca en el empirismo; y el segundo, fuertemente influido por el pensamiento aristotélico y en donde se encuadra Tomás de Aquino, quien establece claramente la línea divisoria entre filosofía y teología.

El marco doctrinal del que parte Tomás de Aquino se basa en San Agustín, el neoplatonismo y la dialéctica de Aristóteles; éste había irrumpido en el siglo XIII de la mano de las primeras traducciones griegas, judías y musulmanas. Así las cosas, sus ideas se encontrarían enfrentadas a la Escuela Franciscana. Algunos autores considerarían a este eclesiástico como el padre de la llamada Alta escolástica.

Ilustración de San Agustín. Además de las fuentes propiamente religiosas (las Escrituras y las definiciones dogmáticas de la Iglesia Católica), Santo Tomás se apoyaría en las obras teológicas de este autor.

LOS CAMINOS DE LA FE Y LA RAZÓN

«Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est.»
(“Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo”)
Santo Tomás de Aquino

El mayor aporte de Tomás de Aquino fue la autonomía relativa de la razón con respecto a la fe; a partir de él, la teología se separaría definitivamente de la esfera del razonamiento humano, por lo que este último quedaría apartado de la posibilidad de refutar a la fe.

Una de sus afirmaciones establece que la fe y la razón coinciden, pues tanto el saber revelado como el saber racional tienen el mismo origen y que, por ello, no pueden contradecirse. El teólogo y filósofo va explicar, pues, que los conflictos que se originan entre ambas devienen entonces de los errores de la razón. Así, argumenta que en el hombre intervienen tanto espíritu como cuerpo, y que debido a ello, estaría integrado por problemas psicológicos y filosóficos; el cuerpo aprehende a través de los sentidos y el alma o espíritu por medio del intelecto, ergo, nuestro conocimiento procede tanto de las cosas sensibles como de las inteligibles: conocemos tanto a través de los sentidos como del intelecto.

Santo Tomás de Aquino fue el principal representante de la escolástica y una de las figuras más importantes de la teología sistemática, una disciplina teológica cuyo fin era formular una coherente y racional presentación de la fe y creencias cristianas.
Estatua de Aristóteles. El gran filósofo griego fue una enorme influencia en el pensamiento de Santo Tomás.

Así las cosas, Tomás de Aquino va a partir de la Metafísica del Ser de Aristóteles, la nueva estructura de Avicena con respecto a la distinción entre esencia (essentia) y ser (esse) además de las ideas de Platón sobre la participación, causalidad y los grados del Ser.

Esta base lo lleva a establecer determinados principios básicos:

  • Dios es el tema primero, es decir, la teología.
  • La finalidad del hombre es la salvación.
  • El fin último o principio está en los principios anteriores; la teología y la salvación.
  • La filosofía no es sabiduría sino que ésta radica en Dios.
  • Lo racional descansa en saber algo, de alguna manera; pero las revelaciones o saber revelado no se avienen a la razón.
  • Lo revelado y las ideas no reveladas constituyen el saber en su conjunto.
  • El esfuerzo por saber parte de la razón.

A partir de estos principios, va a desarrollar sus argumentaciones, la base de su pensamiento, por lo que sería más conocido: las cinco vías expuestas en Summa Teologicæ que intentan demostrar la existencia de Dios.

Estatua de Averroes en Córdoba (España). Sus escritos sobre filosofía y leyes islámicas fueron de gran trascendencia en el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento.

LAS CINCO VÍAS TOMISTAS

«Nuestro conocimiento natural empieza por los sentidos. De ahí que nuestro conocimiento natural sólo pueda llegar hasta donde le lleva lo sensible. Lo sensible no puede llevar a nuestro entendimiento hasta ver la esencia divina, pues las criaturas son efectos de Dios que no se pueden equiparar al poder de la causa. De ahí que el conocimiento que se tiene a partir de lo sensible no puede llegar a conocer todo el poder de Dios. Consecuentemente, tampoco puede ver su esencia. Pero, como quiera que son efectos dependientes de Él como causa, en este sentido podemos partir de los efectos para saber que Dios existe; así como lo que es necesario que haya en El por ser la primera causa de todo, por encima de todo lo causado. Por lo tanto, podemos conocer la relación existente entre Él y las criaturas, esto es, la relación de causa en todas ellas; y también podemos conocer la diferencia existente entre Él y las criaturas, esto es, que Él no es nada de lo que ha sido causado por El. Y no es nada de todo eso porque le falte algo, sino porque lo supera todo.»
Santo Tomás, Summa Teologicæ I, cuestión 12, artículo 12

La Summa Teologicæ es considerada por muchos la mejor obra de Santo Tomás de Aquino y en la cual aborda la demostración de la existencia de Dios; evidente para el creyente, pero no así para todos los hombres. No lo hace apelando exclusivamente a la fe, sino a la razón, en consonancia con  la tradición filosófica medieval sobre el problema.

La demostración de la existencia de Dios, ofrecida en una formulación sintética a través de las así llamadas “Cinco Vías”, es uno de los aspectos más innovadores de la doctrina tomista.

Para comprender su pensamiento debemos partir de la idea de Dios. La demostración de su existencia se hace necesaria y posible. Necesaria, porque la existencia de Dios no es algo evidente; la evidencia sólo sería posible si tuviésemos una noción apropiada de la esencia divina, entonces, su existencia estaría necesariamente incluida en su esencia. Dios es un ser infinito, y como no tenemos concepto del infinito, nuestro espíritu finito no puede ver la necesidad de existir que su infinitud misma implica; no se puede razonar esta existencia que no podemos comprobar. La existencia de Dios no es vista y tampoco es evidente. Sólo se puede preguntar a la experiencia sensible, la cual nos llevaría a esta verdad fundamental gracias a razonamientos que capten lo real existente. Hay que buscar en las cosas sensibles, cuya naturaleza nos proporcionaría un punto de apoyo para elevarnos a Dios.

Todas las pruebas tomistas ponen en juego dos elementos distintos: la constatación de una realidad sensible que requiere una explicación, y la afirmación de una causalidad, que tiene por base a esta realidad sensible y por cúspide a Dios. Esto se comprobaría fehacientemente a través de las cinco vías, cinco argumentos a posteriori que muestran a las criaturas divinas como efectos (aunque el hecho de que los argumentos sean a posteriori sea una de las críticas a Summa Teologicæ), es decir, a Dios como causa de todo a través de la analogía y la reflexión detallada sobre la causalidad. Veámoslas en detalle:

Primera Vía o del Primer Motor Inmóvil: Podemos ver a través de los sentidos que existen cosas que se mueven. Todo lo que se mueve es movido por algo más. Todo movimiento tiene una causa, y esta causa debe ser exterior al ser que está en movimiento. No se puede ser motor y movido, hay que buscar el motor que es movido a su vez por otro, y así sucesivamente. De esta manera debe admitirse, o bien que la serie de causas es infinita y no tiene un primer término –pero entonces no habría explicación sobre la existencia del movimiento–, o bien que la serie es finita y existe un primer movimiento, un motor, y ese primer motor es Dios.

Segunda Vía o de Las Causas Eficientes: Nada puede ser causa eficiente de sí mismo. Así las cosas, toda causa eficiente supone otra, la cual, a su vez, supone otra. Pero estas causas no mantienen entre sí una relación accidental; por el contrario, se condicionan según un orden determinado, y precisamente por eso cada causa eficiente da verdaderamente cuenta de la siguiente. No es posible que la serie continúe hasta el infinito, tiene que haber, en definitiva, una causa eficiente que no tenga a su vez causa eficiente alguna, que sea la primera para poder explicar a la que está en el medio de la serie y a la última de la serie; y esta primera causa eficiente sería Dios.

Tercera Vía a partir de lo contingente o necesario, el argumento cosmológico: Afirma que vemos que hay cosas que, si bien existen o son, podrían no existir o ser; es decir: cosas contingentes. Poder existir o no existir es no tener una existencia necesaria; ahora bien, lo necesario no necesita de causa para existir y, precisamente porque es necesario, existe por sí mismo; pero lo posible no tiene en sí mismo la razón suficiente de su existencia; y si no hubiera absolutamente nada más que seres posibles en las cosas, nada habría. O bien todo es contingente o bien hay algo necesario. No es posible que todo sea contingente. Así pues, hay algo necesario. Para que lo que podría ser sea, es necesario antes algo que sea y que lo haga ser. Es decir, si hay algo, es que en alguna parte existe algo necesario. Ahora bien, también aquí este necesario exigirá una causa o una serie de causas que no sea infinita; y el ser necesario por sí mismo, causa de todos los seres que le deben su necesidad, no puede ser otro que Dios.

Cuarta Vía o de la jerarquía de las cosas, el argumento de los grados de perfección que se observan en los seres: Vemos que hay cosas más o menos verdaderas, más o menos buenas, más o menos nobles. Percibimos en lo sensible la existencia de tales grados. Pero el más y el menos suponen un término de comparación, que es lo absoluto. Hay pues, una verdad y un bien en sí, es decir, a fin de cuentas, un ser en sí que es causa de todos los demás seres, un ser sumamente perfecto, en acto puro, un ser por esencia y al que llamamos Dios.

Retrato de Maimónides. Su conciliación entre la fe y la razón dirigida a quienes vacilaban entre las enseñanzas de la religión judía y las doctrinas de la filosofía aristotélica fue de gran influencia en el mundo musulmán y en la escolástica cristiana tomista en particular.

Quinta Vía o del orden o finalidad de las cosas, el argumento teológico: Todas las cosas se mueven hacia un fin, y ello aunque sean cosas carentes de conocimiento de su fin. La regularidad que manifiestan sus movimientos indica que su movimiento está ordenado a conseguir algo, que realizan un papel; en otras palabras, que hay un orden del mundo. Esta regularidad no puede ser más que intencional y deseada. Ahora bien, aquello que no tiene conocimiento sólo puede actuar por un fin si es dirigido por algo inteligente. Puesto que las cosas naturales carecen de conocimiento, es preciso que alguien conozca por ellos, y a esta inteligencia primera, ordenadora de la finalidad de las cosas, del mundo, llamamos Dios.

Como podemos observar, Tomás de Aquino concilia la fe y la razón quitando de la ecuación la invalidación implícita de una u otra. A través de las cinco vías pretendió, además, demostrar la existencia de Dios más allá de toda duda. De todos los filósofos que buscaron hacerlo fue, quizá, quien mayor éxito tuvo. Con todo, lo más destacable sería esa separación entre teología y filosofía que ya no daría marcha atrás.

VIDA Y LEGADO DE TOMÁS DE AQUINO

Nació en las inmediaciones de Aquino, al norte de Nápoles, en el castillo de Roccasecca, hijo y nieto de la nobleza guerrera. Sus padres, Landolfo de Aquino y Teodora de Teate, eran de origen lombardo y normando. Tuvo seis hermanos varones, guerreros y políticos, y cuatro hermanas, tres se casaron con condes y Marotta, la mayor, fue benedictina y abadesa. Reinaldo, un hermano de Tomás, es el primer poeta en lengua italiana, precursor del “dolce stil nuovo”.

Sus primeros estudios fueron en la abadía de Monte Cassino y más tarde en la Universidad de Nápoles. Allí ingresaría en 1243 a la orden dominicana. Entre 1245 y 1248 estudió en París bajo la tutela de Alberto Magno; siguió estudiando con él hasta 1252, pero esta vez en la ciudad de Colonia. Desde ese año y hasta 1259 enseñó en París como lector y recibió el título de maestro en teología. Ese mismo año regresaría a Italia y profesaría en Agnani, Orviento y Roma.

Fotografía actual de la abadía de Fossanova o Fossa Nuova, monasterio cisterciense italiano ubicado a unos 67 km. al sudeste de Roma, lugar en el que murió Santo Tomás de Aquino.
Alberto Magno, destacado teólogo, geógrafo y filósofo, cuya labor sentó las bases para el trabajo de su discípulo Santo Tomás de Aquino.

Profesó nuevamente en París de 1269 a 1272; ese mismo año se dirigió a Nápoles para organizar los estudios teológicos de su orden. El Papa Gregorio X lo llama para asistir al Concilio de Lyon y fallece mientras se encontraba en camino en el convento de cistercienses de Fossanova.

Fue canonizado por Juan XXII, en Aviñón, en julio del 1323. Pío V lo proclamó Doctor de la Iglesia, en 1567. De forma ininterrumpida, todos los Papas y Concilios han recomendado la doctrina y el estilo de Santo Tomás a los estudiosos católicos. Ya en 1323 Juan XXII lo presentaba como modelo de sabiduría.

Santo Tomás de Aquino vivió menos de cincuenta años pero dejó un legado de más de sesenta obras. Se encontraron diversas copias manuscritas en casi todas las bibliotecas de Europa; con la invención de la prensa, se multiplicarían las ediciones en Alemania, siendo la “Summa Teologicæ” una de las primeras obras importantes impresas.

Las obras de Santo Tomás pueden clasificarse como filosóficas, teológicas y apologéticas, la mayoría de ellas escritas entre los años 1252 y 1272. Dentro de sus obras filosóficas, podemos encontrar comentarios referentes a Aristóteles, así como también comentarios del teólogo escolástico y obispo del siglo XII Pedro Lombardo en la mayoría de sus escritos teológicos.

 

Los virreinatos

El virreinato constituyó la máxima expresión territorial y político-administrativa que existió en la América española. Debido a las grandes extensiones de sus posesiones en América, la Corona Española recurrió entonces a la división por virreinatos y así garantizar el dominio y la autoridad real en el nuevo continente.

CAUSAS DE SU CREACIÓN

Conforme los conquistadores fueron ganando tierras para la corona española también fueron en aumento sus peticiones de cargos ya que la corona los recompensaba otorgándoles títulos de gobernadores y capitanes generales, aunque pronto se haría evidente que podían llegar a surgir fuertes señoríos en sus posesiones indianas.

La inexistencia de fronteras entre las primeras gobernaciones y su continua expansión gracias a la suma de conquistas daría lugar a que surgieran conflictos entre los gobernadores. Para controlar esta situación y para unificar regiones se planteó la necesidad de crear una instancia superior que garantizara la unidad y cohesión de los nuevos territorios. Así, dentro de la institución virreinal quedaron comprendidas las demás instancias de gobierno y administración: las audiencias, las gobernaciones, las alcaldías mayores o corregimientos y los municipios o cabildos.

Escudo del Virreinato de Nueva España.

EL VIRREY

El virrey era el título con el que se conocía al responsable de administrar y gobernar, como representante y en nombre de la corona española, un país o una provincia. De este modo, y ejerciendo plenamente las prerrogativas regias, su figura tuvo especial importancia por la enorme acumulación de territorios que, debido a su dispersión y la imposibilidad de comunicaciones rápidas, no podía gestionarse de forma centralizada.

Así las cosas, el virrey poseía atribuciones administrativas, militares, judiciales y financieras. En su persona, pues, reunía tres atribuciones: gobernador, capitán general y presidente de la audiencia, cargos que debía desempeñar en el marco de una compleja relación con las demás autoridades.

Edificio actual del Cabildo de Buenos Aires, ayuntamiento municipal de la capital del Virreinato del Río de la Plata.

EL VIRREINATO COLOMBINO

En primera instancia, el primer virreinato otorgado en América recayó en la figura de Cristóbal Colón, según consta en las Capitulaciones de Santa Fe concedidas por los Reyes Católicos antes de que el famoso almirante iniciara su primer viaje rumbo a las Indias. Así como en su condición de almirante le correspondía el mando y la jurisdicción sobre las aguas de la Mar Oceánica (hoy Océano Atlántico), en su calidad de virrey ejercería el poder sobre las tierras descubiertas y por descubrir.

Los Reyes Católicos: Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla.

Sin embargo, el llamado Virreinato colombino tuvo una corta duración, ya que desde un primer momento los Reyes Católicos restringieron las facultades del almirante, y pese a que su hijo Diego obtuvo el cargo de manera honoraria, terminó extinguiéndose definitivamente en 1536.

EL VIRREINATO DE NUEVA ESPAÑA

Tras la destrucción del Imperio Azteca y el sometimiento de los nativos, los conquistadores españoles se dispusieron a derribar la antigua capital azteca, Tenochtitlán, y fundar una nueva ciudad de aspecto europeo, la actual Ciudad de México, que se convertiría en la capital del Virreinato de Nueva España. De este modo, y con la construcción de la nueva capital, España puso especial énfasis en la europeización de los territorios recién conquistados, introduciendo instituciones políticas occidentales, con el objetivo de afianzar su dominio en la región. Una vez derribados los últimos vestigios de dominación indígena a manos de Hernán Cortés, designado como Capitán General de la región, la metrópoli decidió constituir estos nuevos territorios como un virreinato, delegando la función de virrey sobre Antonio de Mendoza, en 1536.

Retrato de Antonio de Mendoza y Pacheco, primer virrey de la Nueva España.

En su máxima extensión, el Virreinato de Nueva España ocupó toda América Central y las Antillas, y llegó a abarcar territorios propios del centro y sur de los actuales Estados Unidos y Filipinas. Ahora bien, el impacto demográfico producido tras la conquista sería enorme. De hecho, un alto porcentaje de la población nativa moriría a causa de las enfermedades traídas desde Europa, tales como la viruela o la tuberculosis. Por otra parte, los sistemas de trabajo forzado a los que fueron sometidos los indígenas aceleraron el retroceso demográfico iniciado durante los primeros años de la conquista.

Las haciendas y las grandes propiedades en el Virreinato de Nueva España tuvieron su apogeo en el siglo XVII y ocuparon gran parte del centro de México, en especial el Bajío. En la imagen se puede apreciar una sección del Acueducto de Zacatecas.

En el plano económico, en el Virreinato de Nueva España obtuvo especial relevancia la minería y el comercio. Asimismo, otras actividades importantes fueron la agricultura (maíz, cacao y otros productos originarios de la antigua Mesoamérica), y la ganadería (introducida por los europeos, quienes trajeron la mayor parte de los animales criados).

El descubrimiento de numerosos yacimientos mineros captó entonces la atención de la Corona, que inmediatamente dispuso su explotación. De estos yacimientos, pues, se extraían materiales tales como el oro, la plata, el cobre y el hierro. Con todo, la creación de ciudades mineras, en torno a las minas, produjo el surgimiento de nuevas explotaciones agrícolas y ganaderas dedicadas a su abastecimiento. Las principales minas de Nueva España fueron la de Zacatecas (1546), Pachuca (1552), Fresnillo y Guanajuato (1554), y finalmente San Luis Potosí (1592).

Por su parte, la regulación comercial quedaría en manos de la Casa de Contratación con sede en Sevilla. De hecho, el monopolio y las políticas proteccionistas impuestas por la metrópoli impidieron el óptimo desarrollo por todo el virreinato. El comercio directo con otras zonas del imperio estaba prohibido, con lo cual muchas medidas proteccionistas conducirían al apogeo de actividades ilícitas tales como la piratería o el contrabando.

La minería produjo un importante flujo de actividad económica que ocasionó el crecimiento de la Nueva España al generarse empleos para gran cantidad de la población.

EL VIRREINATO DE NUEVA GRANADA

El Virreinato de Nueva Granada abarcó los actuales territorios de Ecuador, Colombia, Panamá y Venezuela. Fue creado mediante Real Cédula el 27 de mayo de 1717 uniendo la Real Audiencia de Quito, la Capitanía General de Venezuela y la Real Audiencia de Santa Fe. De hecho, la Corona se vio obligada a constituir este nuevo virreinato por dos razones principales: era la zona más importante de producción aurífera y su estratégica posición le permitía enfrentar con efectividad el contrabando y la piratería. La ciudad de Bogotá, pues, pasó a ser la capital del nuevo virreinato, convirtiéndose de esta manera en uno de los principales centros de actividad de las posesiones del imperio en América.

Retrato de Pedro Mesía de la Cerda, quinto virrey de Nueva Granada.

Su fundación obedece a la nueva política borbónica de reorganización administrativa y de reforma y modernización de los sistemas de extracción y comercialización de materias primas obtenidas de las colonias. De existencia intermitente, el Virreinato de Nueva Granada fue disuelto y vuelto a formar en numerosas ocasiones: tras su primera fundación en 1717, fue disuelto por dificultades económicas en 1724; refundado en 1740, fue nuevamente disuelto por los independentistas que se hicieron con el poder en 1810 y recuperado por Fernando VII en 1816. Finalmente, sería reemplazado por una nueva entidad, la Gran Colombia, tras ser definitivamente disuelto por los independentistas en torno a 1822.

Presidencias de Santa Fe y Quito antes de la conformación del Virreinato de Nueva Granada en 1717.

EL VIRREINATO DEL PERÚ

El Virreinato del Perú sería la entidad político-administrativa fundada en 1542 tras el sometimiento del Imperio Inca. Así, en su máxima extensión, abarcaría territorios que actualmente se corresponden con Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, y parte de Argentina y Chile. De este modo, los primeros asentamientos comenzaron a desarrollarse tras la captura de Cuzco, principal ciudad inca, por parte de Francisco Pizarro, en 1534.

Estatua de Francisco Pizarro en Trujillo, España.

Fruto del choque de intereses entre los distintos conquistadores, el virreinato vivió cuarenta años de caos administrativo, principalmente como consecuencia del desigual reparto de la tierra. No obstante, a mediados del siglo XVI, Francisco de Toledo, virrey del Perú, lograría encauzar la situación y establecer un marco administrativo estable, que se prolongaría durante todo el período colonial.

Quizás una de las particularidades más significativas del Perú estuvo en la temprana explotación de los metales preciosos, cuyo centro más importante fue el cerro rico de Potosí, descubierto por los españoles en 1545.

Durante el siglo XIX, época en la que se suceden los distintos alzamientos independentistas a lo largo del continente, el Virreinato del Perú se mantendría como principal bastión de los realistas, hasta su disolución, en 1824, tras la Batalla de Ayacucho. Asimismo, el Perú sería también testigo de los alzamientos de Túpac Amaru II y Túpac Katari, precedentes de la futura emancipación latinoamericana.

Batalla de Ayacucho.
Mapa del Virreinato del Río de la Plata alrededor de 1783.

EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

El Virreinato del Río de la Plata fue creado en 1776 por orden de Carlos III. Nacido de una escisión del Virreinato del Perú, integró los territorios de las gobernaciones de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán y Santa Cruz de la Sierra, el corregimiento de Cuyo de la Capitanía General de Chile y los corregimientos de la provincia de Charcas. De este modo, abarcó los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay, y partes del sur de Brasil y el norte de Chile. Su capital se situó en Buenos Aires, fundada en 1580 por Juan de Garay.

Las causas de la creación de este virreinato surgieron de la necesidad de la metrópolis de defender sus posesiones al sur del continente de las ambiciones de otras potencias coloniales, como Inglaterra y Portugal. Al encontrarse toda esta zona bajo administración del Virreinato del Perú, el tráfico entre Lima y Buenos Aires era muy lento y hacía difícil organizar la defensa de Buenos Aires en caso de un eventual ataque.

La economía en este virreinato seguía el modelo extractivo-exportador, y al igual que el resto de los virreinatos y la propia metrópolis, se mostró ajeno a la proto-industrialización surgida en el siglo XVIII. La ganadería, asentada principalmente en Buenos Aires, constituyó una importante actividad económica. Por su parte, la minería no ocupaba el lugar preferencial que poseía en el resto de los virreinatos, aunque la actividad minera se limitaba a una serie de yacimientos explotados en la actual Bolivia, y desde el puerto de Buenos Aires se exportaban enormes cantidades de oro y plata llegadas, principalmente, del Alto Perú. El comercio, centrado en la exportación de ganado y derivados, cereales, oro y plata, estaba fuertemente regulado por la metrópolis, lo cual favoreció la proliferación de actividades contrabandistas. La actividad comercial estaba en manos de unos pocos españoles, los cuales a su vez, detentaban gran parte del poder político.

Retrato de Pedro de Cevallos, primer virrey del Río de la Plata.

Real Audiencia de Quito

En el territorio del actual Ecuador, la Colonia propiamente dicha se inició con una partida de nacimiento de doble sentido: el institucional, con el establecimiento de la Real Audiencia de Quito en 1563, como parte del Estado español; y el social, con la llamada Rebelión de las Alcabalas en 1592, en tanto manifestación de los intereses de los sectores locales “americanos” en contra de la legitimidad y alcance de la autoridad real sobre este espacio.

En cuanto a los límites jurisdiccionales, mientras que por el norte el Obispado sólo iba hasta Pasto, pues Popayán era la capital de otra diócesis, la Audiencia incluía, además de Pasto, a Popayán, Cali, Buenaventura y Buga. Por el sur, ocurría lo contrario: el Obispado se extendía hasta San Miguel de Piura, que en lo civil pertenecía a la Audiencia de Lima. En lo que hace a los territorios del oriente amazónico, antes de 1563 ya se habían iniciado las exploraciones e incursiones a esta zona; en los límites de la Audiencia también se incluyeron “todos los territorios que se descubrieren y poblaren”.

El primer presidente de la Audiencia fue el sevillano Hernando de Santillán, quien llegó a Quito en 1564 e instaló inmediatamente esta institución. El doble imperativo a que obedeció el establecimiento de la Audiencia (facilitar el control administrativo de estos territorios y, sobre todo, regular las relaciones entre la sociedad blanca y la sociedad indígena) se encarnó perfectamente en este personaje. Además del presidente, la Audiencia contó con cuatro o cinco oidores o jueces, un fiscal, un escribano, un relator y un portero.

Hernando de Santillán fue el primer presidente de la Audiencia

Entre Lima y Santa Fe

La Audiencia de Quito permaneció como provincia dependiente del Virreinato del Perú desde su creación en el siglo XVI hasta el siglo XVIII, época en la que, frente al adelanto que tuvieron en general las provincias dependientes de los virreinatos americanos y la dificultad que representó para el virrey del Perú ejercer un control más vigoroso en tan dilatado territorio, la Corona decidió crear un nuevo virreinato, el de Santa Fe (Nueva Granada), en mayo de 1717, nombrando como primer virrey a Jorge de Villalonga.

Mediante la cédula de erección de este virreinato se suprimió la Audiencia de Quito, la cual pasó a órdenes de la Audiencia de Santa Fe. Desde ese momento sería esta Audiencia la encargada de conocer y determinar lo relativo a la justicia, el gobierno, la política, el Patronato Regio, la guerra y la real hacienda del distrito de Quito.

En 1723 se suprimió el Virreinato de Santa Fe, con lo cual el territorio de la Audiencia de Quito retornó a los mismos términos en que se hallaba antes de su incorporación al mismo, es decir, pasó a depender del Virreinato del Perú. Posteriormente, fueron varios y extensos los informes que se elaboraron con relación al restablecimiento del Virreinato de Santa Fe; el 20 de agosto de 1739 el rey Felipe V resolvió su restablecimiento y determinó que la Audiencia de Quito perteneciera a él, con el carácter de “subordinada” y dependiente, de manera similar a las demás audiencias con respecto a los virreinatos del Perú y Nueva España. Con los mismos propósitos de política defensiva que se consideraron para la creación primera del Virreinato de Santa Fe en 1717, se determinó entonces por cédula real el control y la defensa militar frente a pretensiones extranjeras.

Por otra parte, ante los innumerables conflictos bélicos que atravesó España en el ámbito europeo durante el siglo XVIII (causantes de crisis que afectaron su economía y su poder), las Reformas Borbónicas de la segunda mitad del siglo supusieron un intento de centralización política y mayor control militar de las colonias americanas. De esta forma, la creación de los virreinatos de Santa Fe y del Río de la Plata (1776) se justificaba por “razones de Estado”.

Mapa del territorio de la Real Audiencia de Quito

La Audiencia de Quito, como unidad menor y dependiente, se vio igualmente enmarcada dentro de estos objetivos y, de esta manera, las regiones de su distrito se articularon política y económicamente de una forma más directa a determinada jurisdicción virreinal. Así, por ejemplo, en el ámbito de las economías regionales, la Sierra Norte se articuló en torno al centro minero de Barbacoas, y, por lo mismo, se vinculó al Virreinato de Santa Fe; la Sierra Sur se relacionaba con el Virreinato del Perú; y la Costa, mediante el auge de su producción cacaotera (1774), permitió ampliar el mercado interno interregional vinculado a las provincias santafereñas o a las pertenecientes al virreinato peruano.

Este constante vaivén por el que atravesó la Audiencia de Quito entre los virreinatos del Perú y Santa Fe permite advertir el verdadero carácter de los cambios político-jurisdiccionales y territoriales que atravesó esta institución durante la Colonia. Esto, a su vez, supone comprender que el proceso de organización de este espacio da cuenta de una “historia jurisdiccional” más que de una “historia de límites”.