La selección argentina de fútbol

El fútbol es sin dudas el deporte más popular en Argentina. Por eso, no sorprende que su selección haya estado durante toda su historia entre las más destacadas a nivel mundial. Campeona de dos mundiales (1978 y 1986) y finalista de otros 3 (1930, 1990 y 2014), han sabido llevar la celeste y blanca jugadores de la talla de Mario Alberto Kempes, Diego Maradona, Gabriel Batistuta y Lionel Messi.

Primeros años

En 1930, la selección argentina participó por primera vez en un campeonato mundial de fútbol. Con un equipo todavía amateur, llegó a la final, que perdió frente al seleccionado uruguayo -local- por 4 goles a 2.

En 1958, el equipo de Argentina se clasificó para el Mundial de Suecia, dejando atrás a Bolivia y a Chile. Luego de su brillante actuación en el Sudamericano de Chile del año anterior, donde arrasó con todos los rivales, las expectativas eran muy altas, pero los resultados fueron decepcionantes: una derrota por 6 a 1 frente al combinado checoslovaco significó el final de una esperanza, y también de toda una época del fútbol nacional.

Los campeonatos mundiales de Inglaterra (1966) y Alemania (1974) significaron nuevas decepciones. De modo que para el Mundial de 1978, y a pesar de la notoria ventaja que suponía jugar de local, no parecía haber demasiadas esperanzas de éxito para el seleccionado argentino. Sin embargo, la Junta militar que por entonces gobernaba en Argentina había convertido la organización de este campeonato Mundial, y la posible obtención del título, en un asunto de primera importancia para el Estado.

Más allá de las sospechas que todavía pesan sobre la legitimidad del título, lo cierto es que César Luis Menotti plasmó un equipo altamente competitivo, donde se destacaban figuras como Ubaldo Fillol, Daniel Passarella y Mario Kempes. Este conjunto venció en la final al combinado holandés por 3 a 1, con dos goles de Kempes y uno de Daniel Bertoni, obteniendo así la primera Copa del Mundo para Argentina.

 

Argentina obtuvo de la mano de Mario Kempes el Mundial 1978, el único disputado en su país.

Bajo las estelas de Maradona y Messi

En 1982, en España, casi con el mismo equipo más el importante agregado de Diego Maradona, la selección no consiguió pasar de las primeras rondas. En el siguiente Mundial, celebrado en México en 1986, bajo la dirección técnica de Carlos Salvador Bilardo y con el deslumbrante Maradona en el cenit de su carrera, Argentina derrotó en la final a Alemania por 3 a 2, con goles de José Luis Brown, Jorge Valdano y Jorge Burruchaga, otro de los jugadores destacados de esa selección, y obtuvo de este modo su segunda Copa del Mundo.

 

El Mundial 1986 significó la consagración eterna de Diego Armando Maradona.

En Italia, en 1990, otra vez con Bilardo y Maradona al frente del equipo, Argentina llegó nuevamente a la final, gracias también a la acertada actuación de su arquero, Sergio Goycochea, consagrado como especialista en atajar penales. Esta vez el triunfo fue para Alemania. En 1994, en Estados Unidos, el equipo, que dirigía Alfio Basile, con el beneficioso antecedente de haber ganado las dos ediciones de la Copa América previas al Mundial, no pudo pasar más allá de las primeras rondas, pese a contar con un plantel altamente jerarquizado, en el que se destacaban Claudio Caniggia, Fernando Redondo, Gabriel Batistuta y, una vez más, Diego Maradona.

Lo mismo ocurrió en Francia 1998, con el equipo dirigido por Daniel Passarella, y en Corea-Japón 2002, por Marcelo Bielsa, quien fue el director técnico del primer equipo ganador del oro olímpico en Atenas 2004, triunfo que Argentina repitió en las Olimpiadas de Pekín 2008. Los anteriores trofeos olímpicos de fútbol se remontaban a Amsterdam 1928 y Atlanta 1996, ocasiones en las que la selección se hizo con la medalla de plata.

En el Mundial de Alemania 2006, el equipo dirigido por José Pekerman -que como técnico de los seleccionados sub-20 había ganado tres campeonatos mundiales- perdió ante Alemania en cuartos de final, en un partido en el que jugó un jovencísimo Lionel Messi.

Para el Mundial de Sudáfrica 2010 fue convocado como director técnico Diego Armando Maradona, quien organizó un equipo de jugadores con gran reconocimiento en el fútbol europeo, entre los cuales destacaban Messi, Carlos Tévez y Gonzalo Higuaín. En esa ocasión, el equipo albiceleste volvió a perder con Alemania en cuartos de final, y quedó en quinto lugar en los resultados definitivos.

Mayores logros obtuvo la selección en el Mundial 2014, celebrado en Brasil, donde llegó a disputar nuevamente el trofeo máximo frente a Alemania, que en el tiempo complementario de la final se impuso por un gol a cero. En esta edición del campeonato, en la que el equipo argentino fue dirigido por Alejandro Sabella, además de la excelente participación de Lionel Messi (nombrado mejor jugador del torneo), sobresalieron las figuras de los centrocampistas Ángel Di María y Javier Mascherano, que resultaron determinantes en el camino hacia el subcampeonato.

 

Argentina perdió la final del Mundial 2014 a manos de Alemania por 1-0. El gol fue marcado por Mario Gotze en el segundo tiempo de la prórroga.

Quino

Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino, es un dibujante nacido el 17 de julio de 1932 en la ciudad de Mendoza, Argentina. Hijo de emigrantes andaluces, aprendió los primeros rudimentos del dibujo junto a su tío Joaquín Tejón, pintor y diseñador gráfico.

Inició estudios de Bellas Artes en su ciudad natal, pero marchó a Buenos Aires antes de acabarlos, en 1950. Cuatro años después debutó como dibujante en el semanario bonaerense Esto es. Durante su juventud colaboró en las principales revistas de humor argentinas (Rico Tipo, Tía Vicenta) y algunas españolas (Triunfo).

Además de la argentina, Quino posee la nacionalidad española.

Mafalda

En 1962, Quino creó su personaje de cómic más famoso, aparecido por primera vez en el semanario de Buenos Aires Primera plana: se trata de Mafalda, la niña lúcidamente analítica que junto a su pandilla de amigos pondrá en clave de humor, con una inocencia demoledora, profundas reflexiones y duras críticas a la sociedad. Surrealista a veces, siempre inteligente y con un estilo de líneas sencillas, su contundente sátira le supuso graves problemas durante la dictadura argentina, hasta el punto de que acabó por abandonar el personaje en 1973. Sin embargo, la fama del personaje perduró internacionalmente, y en 1993 Mafalda protagonizó una serie de dibujos animados de 104 episodios de un minuto de duración, que recreaban sus tiras de prensa.

Mafalda apareció por primera vez en 1962

Otros títulos

Ha recopilado su obra en los libros Mundo Quino (1967), Bien gracias, ¿y usted? (1976), Hombres de bolsillo (1977), Gente en su sitio (1978), Déjenme inventar (1983), Humano se nace (1991), ¡Qué mala es la gente! (1996), Esto No es Todo (2001), ¡Qué presente impresentable! (2004), La aventura de comer (2007) y ¿Quién anda ahí? (2012), entre otros títulos. En 2014 fue merecedor del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Juan Manuel Fangio

Juan Manuel Fangio nació el 24 de Junio de 1911 en la ciudad de Balcarce, provincia de Buenos Aires, Argentina. Es, sin duda, el mejor automovilista de velocidad de la historia de dicho país y uno de los mejores de la historia.

Tras su exitoso paso por el turismo de carretera, Juan Manuel Fangio comenzó en 1949 su excepcional carrera como piloto en pruebas de circuito, que lo convirtió en uno de los nombres esenciales de la historia del deporte argentino. Se puede asegurar que en muchos rincones del mundo el nombre de Argentina se oyó por primera vez asociado a los trofeos automovilísticos ganados por este campeón irrepetible. Debutó aquel año en Mar del Plata, donde consiguió su primera conquista. Meses más tarde, en San Remo, Italia, obtuvo su primer triunfo europeo.

Fue campeón de la Fórmula 1 en cinco oportunidades.

Comenzó así su indiscutible hegemonía en la Fórmula 1, la más alta categoría de competencia automovilística internacional. En 1951, a bordo de un Alfa Romeo, ganó su primer título mundial, imponiéndose al italiano Alberto Ascari. El año 1954, con un Maserati primero y con un Mercedes Flecha de Plata después, ganó su segundo título, dejando en segundo lugar a otro gran piloto argentino: José Froilán González.

Al año siguiente, con el mismo modelo de vehículo, aventajó al británico Stirling Moss, uno de sus más enconados y persistentes rivales. En 1956 volvió a obtener la corona como piloto de Ferrari y al año siguiente, otra vez con Maserati, se consagró por quinta vez campeón del mundo, en una inolvidable faena en el circuito alemán de Nürburgring.

En 1958 se retiró de las competencias automovilísticas. Todavía a principios del siglo XXI seguía siendo el más ganador de los 22 argentinos que hasta entonces habían competido en Fórmula 1.

Fiestas regionales argentinas

Las fiestas regionales se diferencian de otras celebraciones por el hecho de que han sido creadas para canalizar la natural expansión de productores y trabajadores en el momento en que recogen los frutos de un año de labor. Tienen, además, una consecuencia añadida, ya que estas fiestas incrementan el turismo, convirtiéndose en otra fuente de ingresos para la región.

Fiesta del Mar

La conocida popularmente como “Fiesta del Mar” es una celebración de pescadores que se realiza en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, la última semana de enero, con objeto de rendir homenaje a los que han perecido en el mar y para pedir protección en los futuros viajes. Además de los pescadores, se reúnen allí los habitantes de la ciudad y los turistas.

Cada año, en la ciudad de Mar del Plata, una nueva “Reina del Mar” es elegida.

Los fieles se concentran en la iglesia de El Salvador, ubicada cerca del puerto, y asisten a las misas de esa semana. El último día se efectúa una procesión por mar con la imagen de El Salvador en la proa de una de las embarcaciones participantes. El puerto es adornado con banderines, estandartes y globos de colores, y en sus típicas cantinas se sirven comidas italianas preparadas con pescados y mariscos, que se acompañan con vino, al tiempo que se entonan canzonetas y se bailan tarantelas.

Fiesta de la Vendimia

La Fiesta de la Vendimia se celebra en la ciudad de Mendoza, a fines de marzo o principios de abril. Se prolonga durante una semana y se conmemora la culminación de la cosecha de la uva.

Durante la Fiesta de la Vendimia se conmemora la culminación de la cosecha de la uva.

A la ciudad llega desde su santuario la imagen de la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos, acompañada en procesión por grupos de trabajadores agrícolas mendocinos, hasta el lugar en que se ha instalado el altar para la ceremonia de la bendición de los frutos. Cuando termina la ceremonia, un hombre y dos mujeres ofrendan a las autoridades el primer vino de la cosecha. Luego se inicia el “carrusel de la vendimia”, desfile de carrozas alegóricas que portan a sus reinas y cortes. Entre las reinas departamentales, elegidas previamente en respectivos concursos, se corona a la Reina de la Vendimia.

La Virgen de la Carrodilla, más conocida como la patrona de los viñedos.

Censo Nacional de Población Argentino en el 2001

El Censo Nacional de Población realizado en 2001 determinó que el país reunía algo más de treinta y seis millones doscientos mil habitantes; esto significa que, en los diez años transcurridos desde el censo inmediatamente anterior, la población se había incrementado en más de tres millones y medio de personas.

El crecimiento que ha tenido la población argentina puede ser caracterizado como lento, tanto si se lo compara con el registrado hace cien años como si se toman como referencia las tasas alcanzadas por otros países de América Latina.

La Constitución Argentina señala que existe una necesidad de hacer un censo de población cada diez años.

Al observar los resultados de los diferentes censos, es indudable que se ha producido una desaceleración persistente, asociada a la interrupción del flujo migratorio que ocasionó, entre mediados del siglo XIX y comienzos de la década de 1930, un impactante aumento en el número de habitantes del país.

Motivos del aumento de la población

El incremento de la población depende fundamentalmente de dos factores: su crecimiento vegetativo, es decir, la diferencia entre la cantidad de nacimientos y de muertes producidos en determinado período, y los flujos migratorios, favorables o no, ocurridos en el mismo período de tiempo en la región que se considera.

Este último componente explica el asombroso aumento entre los censos de 1869 y 1947. Desde esta medición hasta comienzos del siglo XXI hubo una relativa estabilidad, con una tasa promedio anual que se coloca alrededor del 10,1 por mil y resulta ser una de las más bajas de América Latina. Dicha situación proviene, por un lado, de un sorprendente descenso en el volumen de ingreso neto de inmigrantes y, por otro, de una evidente desaceleración de la tasa de crecimiento vegetativo.

Este último fenómeno se relaciona con una baja en los índices de fecundidad, y por ende de natalidad, y un estancamiento de la tasa bruta de mortalidad, características demográficas del mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial, con una fuerte preponderancia en las sociedades con mayor desarrollo económico.

Evolución de la población argentina a través de los censos nacionales

Mundial de fútbol Brasil 2014

Entre los días 12 de junio y 13 de julio de 2014, Brasil acogió la XX edición del que puede considerarse como principal evento deportivo mundial después de los Juegos Olímpicos: la Copa Mundial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), más popularmente conocida como Mundial de fútbol. En esta ocasión, la decepción de la hinchada local, que vio relegado su equipo a la cuarta plaza del torneo, solo tuvo parangón con la euforia de los seguidores alemanes, cuya selección se proclamó campeona del mundo por cuarta vez.

Un desafío económico para Brasil

Las grandes citas deportivas suelen ser ocasión para publicitar los logros materiales alcanzados por los países organizadores; en este sentido, aún queda cercano el recuerdo de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, que sirvieron de escaparate a la potencia económica de la nueva China.

Otro tanto ocurrió con el Mundial de Brasil 2014, puesto que la República brasileña, primera potencia económica de América Latina, figura en el llamado Grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), estados con un acelerado crecimiento del producto interior bruto (PIB) que están llamados a ganar un protagonismo creciente en el mundo global de las próximas décadas.

Gracias a este crecimiento material pudo afrontar Brasil el elevado coste del Mundial, cifrado oficialmente por el gobierno brasileño en 28.000 millones de reales (alrededor de 13.000 millones de euros). Ese monto fue dedicado tanto a la edificación o reforma de los estadios donde se jugaron los partidos, como a la construcción de nuevos viales y otras obras públicas.

Estadio Maracaná, sede de la final de la Copa.

A pesar de la euforia deportiva, y aun patriótica, suscitada por el Mundial en buena parte de la sociedad brasileña, esta no fue ajena a las críticas por el inmenso desembolso crematístico que supuso el evento, y al cual deben sumarse los gastos generados por los Juegos Olímpicos de 2016, con sede en Río de Janeiro. Sobre todo si se consideran los escándalos de corrupción que rodearon, entorpecieron y en buena medida desprestigiaron los preparativos de ambos eventos.

Con ocasión de la Copa de Confederaciones, disputada en Brasil en junio de 2013, estallaron en el país multitudinarias protestas que denunciaban la inmensa diferencia entre el presupuesto dedicado a los fastos futbolísticos y el gasto público en programas sociales, así como las prácticas fraudulentas que impregnaban todas las esferas de la vida política y administrativa del país. Tal dimensión alcanzó este movimiento que la presidenta de la República, Dilma Rousseff, se vio obligada a promulgar una severa ley anticorrupción, acompañada de la promesa de una reforma constitucional que consolidara los derechos civiles y sociales.

Otro motivo de polémica constituyeron los desalojos forzados de numerosas personas que vivían en barrios pobres -las favelas- cercanos a los escenarios deportivos del Mundial. La medida fue muy criticada por distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos, y añadió nuevos motivos de polémica en torno al evento deportivo.

La “Brazuca”

La FIFA recurrió a las nuevas tecnologías para garantizar la certeza de las decisiones arbitrales y la justicia de los resultados deportivos, evitando las polémicas que han acompañado en ediciones anteriores a jugadas de resultado incierto y trascendencia decisiva.

El Mundial 2014 fue el primero en utilizar balones inteligentes, capaces de indicar si han traspasado por completo la línea de gol. Para servir esta información, el balón disponía en su interior de un sistema electrónico de apenas 1,5 cm, que enviaba señales de radio a una computadora, la cual remitía el dato a un reloj de pulsera especial que llevaba el árbitro en su muñeca. Todo este proceso se efectuaba en menos de un segundo. El sistema fue probado con éxito en 2005, con ocasión de la Copa Mundial Sub-21 disputada en Lima (Perú).

El modelo de balón inteligente usado en Brasil recibió el nombre de Brazuca y fue desarrollado por dos conocidas empresas alemanas, dedicada una a la computación, la otra al diseño y fabricación de material deportivo.

La Brazuca fue la pelota utilizada en todos los partidos del mundial.

Sedes y participantes

Por lo que respecta a los escenarios de la competición deportiva, el Mundial de Brasil tuvo 12 sedes, las ciudades de Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Curitiba, Fortaleza, Manaos, Natal, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro, Salvador y Sao Paulo.

Participaron en la competición 32 selecciones en representación de otras tantas federaciones nacionales de cinco continentes, agrupadas en ocho grupos para la fase de liguilla: A (Brasil, Croacia, México y Camerún), B (España, Holanda, Chile y Australia), C (Colombia, Grecia, Costa de Marfil y Japón), D (Uruguay, Costa Rica, Inglaterra e Italia), E (Suiza, Ecuador, Francia y Honduras), F (Argentina, Bosnia-Herzegovina, Irán y Nigeria), G (Alemania, Portugal, Ghana y Estados Unidos) y H (Bélgica, Argelia, Rusia y Corea del Sur).

Los partidos fueron dirigidos por un plantel internacional de 25 árbitros.

Los equipos favoritos

El campeonato se presentaba más reñido que en competiciones anteriores, con varios aspirantes de peso a ganar el título mundial.

Brasil es la selección nacional con más copas del mundo en su haber: ha ganado el trofeo en cinco ocasiones, pero la última fue en 2002, por lo que la afición canarinha, que apoyó masivamente a sus jugadores, consideraba este Mundial como una ocasión de oro para seguir encabezando la lista de campeones.

España, por entonces vigente campeona del mundo y de Europa; Argentina, que suma dos copas mundiales y cuenta en sus filas con Lionel Messi, considerado el mejor jugador del mundo; y Alemania, tricampeona y siempre poderosa, eran los tres rivales más temidos del país anfitrión en la lucha por el triunfo.

Lionel Messi fue nombrado el mejor jugador del torneo, pero no pudo alzarse con el trofeo.

A la zaga de los anteriores figuraba el país europeo con más entorchados futbolísticos, Italia, cuatro veces campeona del mundo, que no contaba en esta edición con un equipo de la categoría de ocasiones anteriores pero siempre es un adversario temible, sobre todo por su dominio del juego táctico. A su nivel se encontraba un grupo de selecciones de potencial nada desdeñable, como Portugal (con Cristiano Ronaldo, Balón de Oro de 2013, que disputa a Messi la supremacía mundial individual), Inglaterra, Francia (como la anterior, una vez campeona del mundo), Holanda (en tres ocasiones subcampeona) y Uruguay (bicampeona), pero que de entrada no parecían candidatas al título.

El desenlace

La gran sorpresa de la primera fase fue la eliminación de España, que perdió con poca gloria su entorchado mundial, derrotada contundentemente por Holanda (1-5) y Chile (2-0), aunque se despidió con un triunfo intrascendente contra Australia (3-0). El otro sobresalto estuvo en el grupo D, donde Inglaterra e Italia se quedaron en la cuneta, desbancadas de la clasificación por Costa Rica y Uruguay.

Una vez resueltas las eliminatorias de octavos y cuartos, las semifinales fueron disputadas por las selecciones de Alemania, Brasil, Holanda y Argentina. Los germanos se deshicieron con una facilidad humillante de Brasil, a la que vapulearon ante su público por 7-1. Por su parte, los argentinos tuvieron que recurrir a la tanda de penaltis para superar a Holanda, tras acabar el tiempo reglamentario con empate a cero.

La frustración de la hinchada canarinha tocó fondo en la final de consolación, cuando su equipo se vio desbordado por los jugadores holandeses, que se impusieron por 0-3.

La gran final se disputó en el impresionante -y legendario- marco escénico del Estadio Maracaná de Río de Janeiro. En el primer tiempo, la maestría táctica de Javier Mascherano y las apariciones repentinas de Lionel Messi mantuvieron a los alemanes un tanto remisos, carentes del empuje ofensivo demostrado en partidos anteriores. Sin embargo, la fuerza y disciplina de los germanos, unida a la calidad de sus principales jugadores, acabaron imponiéndose en el segundo período, ampliado en la prórroga. El único gol del partido fue marcado por Götze en el minuto 113 de juego. Una diana para Alemania, pues le valió su cuarto campeonato mundial de fútbol.

Salud mental

En el marco de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657 se reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona. Se debe partir de la presunción de capacidad de todas las personas. El Estado reconoce a las personas con padecimiento mental, entre otros, el derecho a que dicho padecimiento no sea considerado un estado inmodificable.

La modalidad de abordaje propuesta –en el capítulo V de la Ley Nacional de Salud Mental Nª 26.657- consiste en la construcción de la Red de Servicios con Base en la Comunidad, que implica una nueva manera de gestión de la demanda en el seno de comunidad. Se considera el paradigma de Salud Mental Comunitaria, integrador de diversas disciplinas como la psiquiatría, la psicología, el trabajo social, la terapia ocupacional, el saber de la comunidad y la del propio usuario, entre otros como el trabajo intersectorial, solidario, participativo y territorial, es el modelo a seguir.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incorpora a la definición de Salud Mental la vivencia subjetiva del bienestar dando cuenta de la construcción activa de dicho proceso (Salud – Enfermedad como proceso).

La pérdida de la Salud Mental como relativo equilibrio e integración del pensar – sentir – actuar, da lugar a cuadros de sufrimiento mental. (Ver definición de sufrimiento mental).

Información complementaria: trastornos mentales o psiquiátricos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25% de la población de las grandes ciudades necesita o necesitará apoyo durante su vida y los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en nuestra región. El alcohol es en Latinoamérica y el Caribe el principal factor de riesgo para la salud de la población por encima del tabaco. La depresión y el alcohol son los problemas más frecuentes en salud mental.

Los llamados trastornos psiquiátricos pueden afectar parcial y transitoriamente la vida de una persona. Con los apoyos comunitarios necesarios la recuperación es posible. Según el Informe Mundial de la Salud-OMS 2001: “A la luz de los avances técnicos y científicos, las reformas sociales y las nuevas legislaciones en el mundo, no hay motivo ético, científico o social que justifique la exclusión de la persona con trastorno mental de la sociedad”.

Sobre el encierro

Todas las personas tenemos derecho a recibir la atención de salud que necesitamos, con el acompañamiento de nuestros afectos, en nuestra comunidad, según la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, suscripta por la Argentina en las Naciones Unidad en 2007 y ratificada por el Congreso Nacional en 2009.

La internación es considerada como un recurso terapéutico de carácter restrictivo, y sólo puede llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el resto de las intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o social -salvo en aquellas excepciones que por razones terapéuticas debidamente fundadas establezca el equipo de salud interviniente-, según la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657.

“La atención de la salud mental en el hospital psiquiátrico representa una respuesta médica y social inapropiada a los trastornos mentales que perpetúa el estigma y el aislamiento”. (Salud Mental en la Comunidad, OPS: 2010).

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación (Argentina)

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Oesterheld, el aventurador

Héctor Germán Oesterheld es la figura que revolucionó la historieta de aventuras en nuestro país. Los protagonistas de sus historias son hombres comunes que se ven transformados a raíz de un suceso extraordinario. El escritor Juan Sasturain nos acerca una mirada sobre este gran aventurero de la historieta argentina.

Por Juan Sasturain

En los sueños comienzan las responsabilidades” (Delmore Schwartz).

Héctor Oesterheld fue un notable contador de aventuras y, por sobre todas las cosas, un hombre bueno y sensible. En ese orden o en otro: un hombre bueno que manifestaba su sensibilidad contando aventuras, si se quiere. Un hombre sensible que contaba aventuras que no necesariamente “terminaban bien” pero que dejaban en claro que había razones suficientes para sentirse cerca de sus personajes buenos. Es decir: sus buenos no necesariamente ganaban.

Otra manera más precisa de decirlo: Oesterheld era un hombre ético que además escribía. La vida no era para él una cuenta de resultados o una carrera por llegar antes o ser el mejor. No buscó ni la riqueza ni el poder. Quiso ser coherente, escribir y vivir de acuerdo y sin contradicción con lo que creía. Eso es muy valioso y cuesta caro. Y se gana respeto y admiración y memoria como esta; pero se paga como en su caso, con la muerte violenta.

Este hombre digno, bueno y coherente, que fue el mejor escritor de aventuras que dio este país, además de un ejemplo para muchos de nosotros, murió asesinado como un perro.

Aventurarse

Cuando Oesterheld escribía –desde los primeros cuentitos infantiles en La Prensa o la colección Bolsillitos, a sus historietas militantes puras de los últimos meses de la clandestinidad– no imaginaba ni inventaba ni conjeturaba; Oesterheld aventuraba. Toda su vida fueron formas de aventurar. Aventurar es imaginar, suponer, proponer con riesgo: poner la convicción y el cuerpo detrás de la imaginación, de la invención. Es decir, hacerse cargo de lo que se crea (y se cree). Oesterheld fue un aventurador. Uno que concibió la vida como una aventura y la vivió hasta las últimas consecuencias.

Vale la pena recordar que para Oesterheld y sus lectores deslumbrados, y en muchos casos consecuentes –los que teníamos 12 años, por ejemplo, cuando vimos a Juan Salvo golpearse el pecho como Tarzán bajo la nevada en la puerta de su casa–, la aventura no es el pelotudeo (irresponsable o no) de vivir peligrosa o gratuitamente fuera de reglas o de fronteras conocidas; metiéndose en líos o cambiando de trenes, de minas, de camas o de causas, sino otra cosa un poco más sutil: tener una aventura es encontrarse en una coyuntura en que está comprometido el sentido último de la vida personal y reconocerlo.

Es decir: no es algo que simplemente le pase a alguien sino que es algo que alguien elige que le pase.

El disparador es lo que se llama una situación límite, en la que el hombre puesto a decidir opta o puede optar entre la verdad, el sentido, o la burocrática alternativa de quedarse en el molde. Y ese es el héroe de Oesterheld. El héroe no existe antes de que las cosas sucedan, no tiene un físico ni una aptitud ni una cualidad particular: es un hombre común al que las circunstancias ponen a prueba y, en su reacción, se revela para los demás y sobre todo para sí mismo como un héroe.

Es el que está a la altura del desafío –miedo incluido, derrota incluida– y sigue ahí, se hace cargo de lo que cree, de lo que sueña, de sus convicciones y, sobre todo y como disparador, de sus sentimientos.

En Oesterheld el punto de partida es siempre la cotidianidad: la vida común, el hombre o el muchacho comunes, los afectos, la casa, el trabajo, el oficio, el barrio, la familia, los amigos, la diversión; también la rutina. De ahí sale el tipo, salgo yo, sale él. Y le pasa algo, se encuentra con algo o con alguien y todo se le revela, se le da vuelta la vida, que se convierte en otra cosa.

El doctor Forbes, Cirilo Zonda, Caleb Lee, Rolo Montes, Bob Gordon, el jubilado Luna, Ezra Winston, Juan Salvo y sus compañeros de truco antes, y el guionista que escribe en la noche, después… el mismo Ernie Pike. Todos, al asumir la realidad nueva se transforman. En eso consiste la aventura.

A veces se encuentran con una circunstancia extrema –la guerra, la Invasión–; con un hombre excepcional (moralmente ejemplar, de una pieza) como Kirk, Rockett o Ticonderoga; o simplemente con alguien poseedor de una sabiduría especial, fruto de experiencias más allá de lo humano convencional como Sherlock Time, Mort Cinder o el Eternauta de la segunda parte. Ese contacto es el hecho clave.

La parábola de Oesterheld –de persona a personaje y de nuevo a persona, indisolublemente ligados– está mostrada de un modo ejemplar en la evolución del guionista receptor de la historia en El Eternauta original (y en sus avatares posteriores). Porque si bien Juan Salvo, que pasa de simple padre de familia a combatiente heroico contra la Invasión, es el típico héroe oesterheldiano surgido de las circunstancias, no cabe duda de que, en este caso, el receptor del relato –como le sucedía a Ernie Pike– también se modifica.

El guionista narrador deberá contar lo que le contaron como única manera de tratar de evitarlo… Lo notable es que en El Eternauta II Germán ya no es el guionista receptor sino el coprotagonista: “se metió en la historieta”, y ya no lo vienen a buscar para que cuente sino que lo vienen a buscar para que pelee… Paradójica, penosa o maravillosamente, en el último episodio de El Eternauta –que se realizó sin la participación de Oesterheld, ya desaparecido por la dictadura– aparece y “actúa” Germán, devenido personaje independiente, aunque ya el autor que figuraba en la tapa no esté más… Elaventurador había pasado de la historia cotidiana a la historieta y de esta a la historia a secas.

Unos cuentan para vivir y él lo hizo –y tan bien– durante muchos años; otros, viven solo para contarlo o cuentan después lo que no supieron vivir. Alguien tiene que vivir para contar lo que otros hicieron. En su caso, ejemplar, murió para que contemos cómo vivió hasta sus últimas consecuencias lo que contaba.

Juan Sasturain es periodista, guionista de historietas, escritor y conductor de TV (Ver Para Leer yContinuará, este último por Canal Encuentro). En la década de 1980 dirigió la célebre revista Fierro. Publicó las novelas Manual de perdedores I y II, Arena en los zapatos, Los sentidos del aguaParecido S.A.,Los dedos de Walt DisneyBrooklin & Medio y La lucha continúa. Entre sus libros de relatos se cuentan El día del arqueroEl domicilio de la aventuraZenitramLa mujer ducha y Buscados vivos. Nació en González Chávez, provincia de Buenos Aires. Licenciado en Letras, fue docente en las universidades de Buenos Aires y de Rosario. Como periodista, ha colaborado en ClarínLa OpiniónHum®, y Página/12, entre otros medios.

Fuente: http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=109052&referente=docentes

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