El término “edecán” proviene del francés aide-de-camp, que significa “ayudante de campo”. Hacia el siglo XIX, Simón Bolívar eligió a personas de alto rango militar para que sirvieran como sus ayudantes o edecanes, estas personas tenían su absoluta confianza y lo asistieron en las tareas más significativas de la guerra. Eran hombres honorables que siempre fueron leales al Libertador.
UN POCO DE HISTORIA
La palabra “edecán” apareció por primera vez en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española en 1791. El vocablo de origen francés ya era de uso común en la milicia española, pues desde mucho antes ya era empleado para designar a los ayudantes de campo en tiempos de guerra.
Definición de “edecán” por al RAE (1791)
EDECAN. s. m. Milic. Oficial militar, cuyo oficio es llevar y comunicar en el ejército las órdenes del General de quien es EDECAN. Es voz francesa modernamente introducida; pero admitida ya por el uso común en la milicia española. Antes se llamaban Ayudantes, y así los nombra siempre el Marques de Santa Cruz en sus Reflexiones Militares. Præfecti castrorum adjutor.
Dado que el siglo XVIII estuvo marcado por campañas castrenses y períodos de guerras, la palabra “edecán” formó rápidamente parte fundamental de vocabulario propio de las maquinarias militares.
AYUDANTES DE BOLÍVAR
La vida del Libertador estuvo repleta de episodios de batallas, revoluciones y exilios. Para superar con éxito estos eventos, Bolívar contó con múltiples edecanes durante toda su trayectoria política y militar. Por ejemplo, durante la batalla de Carabobo (1821) los edecanes fueron los tenientes coronel Diego Ibarra, Felipe Álvarez, Manuel Ibáñez y León Umaña; y los capitanes Andrés María Álvarez, Daniel F. O´Leary, José Ignacio Pumar, Celedonio Medina y Anacleto Clemente, entre otros.
¿Sabías qué?
Diego Ibarra Rodríguez del Toro (1798-1852) fue un militar del Ejército patriota y el primer edecán de Simón Bolívar por muchos años durante las guerras por la independencia de los pueblos de América.
Carlos de Montúfar, hijo de Juan Pío de Montúfar (presidente de la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito y precursor de la independencia nacional) fue un coronel y patriota ecuatoriano, considerado uno de los libertadores del país. Su carrera militar inició durante su permanencia en España y terminó en el territorio de la actual Colombia, mientras era coronel y ayudante general del ejército de Simón Bolívar.
Batalla de Bailén (1808)
Tras la invasión napoleónica a España, se inició la guerra de la Independencia española. Montúfar participó en la batalla de Bailén como ayudante del principal jefe militar español, el general Francisco Xavier Castaños. España salió victoriosa y Napoleón tuvo su primera derrota militar.
Sitio de Zaragoza (1808)
Fueron dos asedios ocurridos en la ciudad de Zaragoza. Allí pelearon las tropas del primer Imperio francés de Napoleón Bonaparte contra las fuerzas españolas de la dinastía Borbón. Terminó con la retirada de las fuerzas francesas.
Batalla de Somosierra (1808)
Los franceses obtuvieron la victoria en este conflicto y Napoleón logró ingresar a Madrid. No obstante, la participación de Montúfar destacó por su heroísmo.
¿Sabías qué?
La Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino eligió a Montúfar como comisionado regio en Ecuador, donde la revolución quiteña debilitaba el dominio colonial. El objetivo era llevar la paz a su país y guíar a los líderes hacia el nuevo sistema constitucional del Imperio español. Al llegar a Quito, Montúfar fue arrastrado por las filas revolucionarias, decidió unirse a la causa patriota y luchar contra los españoles.
Batalla de El Panecillo (1812)
Este cruel combate se llevó a cabo en el cerro El Panecillo de Quito, donde se enfrentaron las tropas realistas de Toribio Montes y Sámano y los defensores de Quito comandados por Carlos de Montúfar. Resultó en la victoria realista y Montúfar se vio obligado a salir de la ciudad.
Los escapes de Montúfar
Tras huir de Quito, Montúfar se trasladó a la ciudad de Ibarra. A finales de 1812 fue capturado y desterrado a España. Allí logró escaparse y viajar hasta Panamá, donde se incorporó a las fuerzas del libertador Simón Bolívar.
Batalla de la Cuchilla del Tambo (1816)
En este conflicto lucharon las tropas independentistas de Nueva Granada y las tropas de la Corona española en Popayán, Colombia. La derrota de los patriotas representó el fin de la Primera República. Montúfar fue capturado, condenado a muerte y ejecutado por la espalda por ser considerado un traidor.
El proceso de independencia latinoamericana, que inició casi simultáneamente entre los países que conforman el continente, trajo consigo personajes que hoy día son considerados padres de la Patria. Este es el caso de los legendarios libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, cuyas personalidades distintas no les impidieron compartir la valentía por la libertad que desterró para siempre al Imperio español de las tierras americanas.
Simón Bolívar
José de San Martín
Nombre completo
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco.
José Francisco de San Martín y Matorras.
Fecha de nacimiento
24 de julio de 1783.
25 de febrero de 1778.
Fecha de defunción
17 de diciembre de 1830 (47 años).
17 de agosto de 1850 (72 años).
Causa de la muerte
Tuberculosis. Aún existen dudas sobre si esta fue la verdadera causa de su muerte.
Muerte natural.
Nacionalidad
Española (1783 – 1811)
Venezolana (1811 – 1819)
Grancolombiana, de la Gran Colombia, país formado por las actuales Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela (1819 – 1830)
Peruana (1824 -1830)
Boliviana (1825 – 1830)
Rioplatense, del Virreinato del Río de La Plata, que formaba parte de la Corona española (1778 – 1810)
Argentina (1810 – 1850)
Chilena (1818 – 1850)
Peruana (1824 – 1850)
Orígenes familiares
Aristocracia.
Campesinado.
Oficios
Militar y político.
Militar y político. Sus cargos militares predominaron significativamente por sobre los políticos.
Títulos más importantes
“Libertador y Padre de la Patria de Venezuela”, presidente de Venezuela, presidente de la Gran Colombia, dictador de Guayaquil y dictador de Perú.
“Libertador y Padre de la Patria de Argentina”, protector y fundador de la República de Perú, comandante en jefe del Ejército de Chile.
Logro más notable
Es uno de los principales responsables de la liberación e independencia de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, sometidos hasta entonces por el yugo del Imperio español.
Es uno de los principales responsables de la liberación e independencia de Argentina, Chile y Perú, sometidos hasta entonces por el yugo del Imperio español.
Venezuela ha sido la cuna de grandes próceres de la independencia nacional y regional. Dos de sus más grandes ejemplos son Simón Bolívar, “El Libertador”, y José Antonio Páez, “El Centauro del Llano”, ambos reconocidos por su participación en la emancipación de Hispanoamérica frente al Imperio español.
Simón Bolívar
José Antonio Páez
Nombre completo
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco.
José Antonio Páez Herrera.
Nacimiento
24 de julio de 1783.
Caracas, Venezuela.
13 de junio de 1790.
Portuguesa, Venezuela.
Ocupación
Político y militar.
Político y militar.
Rango militar
Capitán general.
General.
También llamado
“El Libertador”.
“El Centauro del Llano”.
Firma
Padres
Don Juan Vicente Bolívar y Doña María Concepción Palacios y Blanco.
Juan Victorio Páez y María Violante Herrera.
Primeros años
Nació en Caracas en el seno de una familia acomodada. Su padre falleció cuando él tenía tres años, y seis años después falleció su madre. Quedó al cuidado de sus abuelos y más tarde de su tío Carlos Palacios.
Nació en Curpa, actual estado Portuguesa. Su familia era humilde, numerosa y de origen canario. Años más tarde se internó en los llanos de Apure mientras huía de un incidente y aprendió los oficios del llanero y ganadero.
Educación
Asistió a la escuela pública administrada por el Cabildo de Caracas, donde Simón Rodríguez fue su maestro. Luego asistió a la Academia de Matemáticas del padre Andújar.
A los 8 años fue enviado por su madre a estudiar en una pequeña escuela de Guama. Sin embargo, la verdadera escuela de Páez fue el mismo llano apureño y su estirpe fue la del llanero.
Trayectoria militar
Coronel de los Reales Ejércitos.
Comandante de Barranca.
Brigadier de los Ejércitos de la Unión y Ciudadano de la Nueva Granada.
Capitán General de los Ejércitos de Venezuela.
General de División.
Capitán General de la Confederación de la Nueva Granada.
Parte del escuadrón de caballería dirigido por Manuel Antonio Pulido.
General del Departamento de Venezuela.
Jefe del Ejército Nacional.
Jefe Militar del Departamento de Venezuela.
Rechazó un ascenso a capitán.
Conflictos
Guerras de independencia hispanoamericanas.
Batalla del Yagual.
Batalla de las Queseras del Medio.
Batalla de Carabobo.
Batalla de las Mucuritas.
Batalla de Naguanagua.
Logros
Inspiró y participó en la batallas de las guerras de independencia hispanoamericanas.
Lideró el movimiento político La cosiata.
Firmó el Tratado de Coche.
Cargos presidenciales
Presidente de Venezuela (1813 – 1814).
Presidente de Venezuela (1817 – 1819).
Presidente de la Gran Colombia (1819 – 1830).
Presidente de Bolivia (agosto – diciembre de 1825).
Presidente de la República de Perú (1824 – 1827).
Presidente de la Provincia Libre de Guayaquil (11 de julio- 31 de julio de 1822).
Las principales transformaciones políticas de Venezuela en el siglo XIX se llevaron a cabo a través de tres congresos, uno que declaró la independencia, otro que ratificó el sistema federal y el más significativo que se realizó en 1830 con la finalidad de legitimar la separación de Venezuela de la Gran Colombia.
Contó con la asistencia de varios diputados provenientes de algunas dependencias del país:
Ramón Ayala, Pedro Machado, Alejo Fortique, José Luis Cabrera, Manuel Quintero, Pedro Pablo Díaz, José María Vargas, Ángel Quintero, Francisco Javier Yanes y Andrés Narvarte por Caracas
Antonio José Soublette y Juan Álvarez por la provincia de Guayana.
José Tadeo Monagas, Eduardo Antonio Hurtado y Matías Lovera por Barcelona.
Juan José Pulido, Antonio Febres Cordero, Ramón Delgado, Bartolomé Balda y Francisco Unda por Barinas.
Ramón Troconis, Ricardo Labastida y Juan Evangelista González por Maracaibo.
José Grau por Cumaná.
Miguel Peña, Vicente Michelena, José Hilario Cistiaga, Andrés Albizu, José Manuel de los Ríos, José Manuel Landa, Diego Bautista Urbaneja y Francisco Toribio Pérez por Carabobo.
Juan de Dios Picón, Juan de Dios Ruiz y Agustín Chipia por Mérida.
José María Tellería y Manuel Urbina por Coro.
Rafael de Guevara por Margarita.
Domingo Navas Spínola por Apure.
Directiva
Estuvo formada por Francisco Yanes como presidente y Andrés Narvarte como vicepresidente; los secretarios fueron Manuel Muñoz y Rafael Acevedo.
Propósitos del Congreso
Tuvo como finalidad separar a Venezuela de la Gran Colombia y proclamar una nueva Constitución, basada en un sistema de gobierno central federal y así contribuir con la eliminación de los fueros eclesiásticos y militares, el otorgamiento de los derechos a los ciudadanos, el establecimiento de la división de los poderes del Estado en Ejecutivo, Legislativo y Judicial y la prohibición de la reelección inmediata de los presidentes, entre otros. Esta Constitución estuvo vigente por 27 años.
Valencia como sede del Congreso
Esta provincia fue escogida como sede del evento, debido a que era el lugar donde residía José Antonio Páez quien era el Jefe Civil y Militar del Departamento de Venezuela; además en este lugar tuvo origen el movimiento separatista conocido como La Cosiata, que ocurrió entre los años 1826 y 1829.
Constitución de 1830
Finalmente, el Congreso proclamó la nueva Constitución de Venezuela, por lo que los objetivos de Páez se cumplieron y luego de la disolución de la Gran Colombia se catalogó como el primer Presidente Constitucional de Venezuela.
¿Sabías qué...?
Con esta Constitución se mantuvo la pena de muerte, ya que los legisladores la consideraron como necesaria.
Esta Constitución estaba formada por un preámbulo y 228 artículos distribuidos en 28 títulos; en ella,se estableció que el territorio nacional comprendía todo aquello que hasta 1810 se señaló como Capitanía General de Venezuela. Ante esto, la república quedaba independizada de cualquier dominio extranjero y no podía ser establecida como patrimonio personal de ninguna familia o persona.
Títulos de la Constitución Venezolana
TITULO 1. De la nación Venezolana y de su territorio.
TITULO 2. Del Gobierno de Venezuela.
TITULO 3. De los Venezolanos.
TITULO 4. De los deberes de los Venezolanos.
TITULO 5. De los derechos políticos los Venezolanos.
TITULO 6. De las elecciones en general.
TITULO 7.De las asambleas parroquiales.
TITULO 8. De las Asambleas, o Colegios Electorales.
TITULO 9. Disposiciones comunes a las asambleas parroquiales y colegios electorales.
TITULO 10. Del Poder Legislativo.
TITULO 11. De La Cámara de Representantes.
TITULO 12. De la Cámara del Senado.
TITULO 13. De las funciones económicas y disposiciones comunes a ambas Cámaras.
TITULO 14. De las atribuciones del Congreso.
TITULO 15. De la formación de las leyes y de su promulgación.
TITULO 16. Del Poder Ejecutivo.
TITULO 17. Del Consejo de Gobierno.
TITULO 18. De los Secretarios del despacho.
TITULO 19. Del poder judicial.
TITULO 20. De la Suprema Corte de Justicia.
TITULO 21. De las Cortes Superiores de Justicia.
TITULO 22. Disposiciones generales en el orden judicial.
TITULO 23. De la administración interior de las provincias.
TITULO 24. De los gobernadores de provincia y jefes de cantón.
TITULO 25. De la fuerza armada.
TITULO 26. Disposiciones generales.
TITULO 27. Del juramento de los empleados.
TITULO 28. De la observancia, interpretación, y reforma de la Constitución.
La Constitución de 1830 declaraba como venezolanos a los hombres que habían nacido en el territorio nacional o que eran de padre o madre venezolanos nacidos en territorio de la Gran Colombia, y para que lograran disfrutar de los derechos ciudadanos requerían además:
Estar casado o ser mayor de 21 años.
Tener una propiedad raíz con un rendimiento anual de cincuenta pesos, o bien, ejercer alguna profesión u oficio cuyo ingreso al año llegara a los cien pesos.
Poderes del Estado
La división de los poderes del Estado quedaron de la siguiente manera: Poder Ejecutivo ejercido por el Presidente de la República, el vicepresidente y algunos ministros; el Poder Legislativo constituido por el Congreso Nacional y el Poder Judicial representado por la Corte Suprema, las Cortes Superiores y los Tribunales menores.
La República de la Gran Colombia fue un hermoso proyecto bolivariano que para su consolidación necesitaba de la unidad de todos los factores influyentes de la época, pero eso era casi una utopía en las condiciones de las primeras décadas del siglo XIX. Bolívar intentó todo para salvarla, pero la tiranía fue la solución deseada por muchos.
¿Tiranía o democracia?
La tiranía es un régimen que a diferencia de las democracias no garantiza los derechos humanos de los ciudadanos y el poder se concentra en grupos pequeños que mantienen métodos autoritarios de gobierno. Por su parte un régimen político lo constituye el conjunto de las instituciones que participan de la forma de llegar al poder y su ejercicio como tal, como es el caso del Consejo Electoral, los ministerios, tribunales y otras instituciones. Los gobernantes, ciudadanos, líderes de grupos sociales y partidos políticos, son actores que participan en el juego político, en base a reglas preestablecidas que pueden ser escritas, como es el caso de las constituciones y otras leyes, o tácitas, provenientes de la costumbre y la práctica política.
¿Sabías qué...?
El federalismo es la organización de un país en distintos estados que tienen amplias competencias propias y se deben a un gobierno central.
En los regímenes democráticos existe la igualdad de derechos y la libertad participativa en los asuntos político-sociales, considerados estos valores insustituibles. En cambio, en una tiranía, las garantías constitucionales y la fuerza ejercida por los grupos de poder sobre otros grupos se manifiesta en forma autoritaria. El autoritarismo es una ideología basada en la desigualdad entre los ciudadanos, la jerarquización de las sociedades y la obediencia incondicional de los sometidos al orden de poder conformado como un bien superior.
Dictadura, democracia oligárquica y totalitarismo
En una dictadura la característica esencial es la concentración del poder político y las funciones de gobierno en una persona o un pequeño grupo. Ese grupo de poder, generalmente son militares, que ejercen el gobierno por tiempo indefinido, rompiendo las reglas preestablecidas y haciendo caso omiso de las leyes. Se consolidan en el poder utilizando métodos represivos, como la persecución, el encarcelamiento y hasta la muerte de los opositores. De esta forma logran mantener las grandes masas alejadas de la práctica de la política.
La democracia oligárquica, por su parte, se caracteriza por la conformación de una alianza entre el grupo en el poder y la minoría oligárquica, que tiene las posibilidades de alcanzar los votos, ya que los puestos principales son elegibles. De esta forma se manipulan los resultados o se logra la participación de menos votantes. Este sistema no respeta el consenso y la voluntad popular. Generalmente aparece en sistemas agrícolas y mineros que mantienen tradiciones y ritos religiosos muy marcados.
Cuando una sociedad es regida por un partido político que ejerce su poder y, mediante una ideología oficial, impone su programa y fusiona estado y sociedad, llevando la política al ámbito privado, estamos en presencia del totalitarismo. Lo esencial para mantener el poder en este sistema es la unidad de todos los miembros de la sociedad, a los que se adoctrina y se aterroriza, mediante el uso de la fuerza policíaca y la propaganda en los medios de comunicación masiva y las escuelas.
Gobernar mediante decretos
Desde el 24 de junio de 1828 hasta marzo de 1830, Simón Bolívar gobernó la Gran Colombia mediante decretos presidenciales, obviando la Constitución. Esta forma de ejercer el poder es una característica de las dictaduras.
Bolívar: ¿Demócrata o dictador?
Luego de su actividad de gobierno en Ecuador y Perú, Bolívar regresa, en 1826, a Colombia, donde asume la presidencia. Pero, ¿qué encuentra el Libertador? Las fuerzas estaban divididas, la dispersión y las conspiraciones se sucedían. El propio vicepresidente fue uno de los sublevados. Existían dos posiciones bien diferenciadas: de una parte los conservadores, empeñados en que Bolívar mantuviera un régimen unitario, mediante medidas fuertes para el mantenimiento del orden. Por otra parte, Santander y sus partidarios apoyaron la política liberal. Estos lucharon por más derechos cívicos y una forma de gobierno federal. Bolívar convocó a una Asamblea en Ocaña con el fin de modificar la Constitución, de forma tal que le diera mayores poderes al presidente, pero no logró sus objetivos, la Asamblea se disolvió sin llegar a ningún acuerdo, con el argumento de que el objetivo de Bolívar era crear una monarquía con visos de república.
¿Sabías qué...?
En junio de 1828 la Asamblea, controlada por los bolivarianos, concedió poderes dictatoriales a Bolívar.
El centralismo como antesala de la dictadura
Bolívar llegó a Colombia con la experiencia de los acontecimientos de Perú y en poco tiempo conoció un proceso similar en este territorio. Por ello se convenció de la necesidad de mantener y fortalecer el centralismo. Dejó atrás las medidas populistas, la liberación de esclavos y las movilizaciones del pueblo. Con el apoyo de los conservadores, tomó medidas de corte autoritario. Estas medidas fueron el resultado de las acciones para evitar movilizaciones populares liberales. Primó entonces el centralismo y conservadurismo.
Simón Bolívar expresó en uno de sus mensajes:
“No aspiremos a lo imposible no sea que por elevarnos sobre la región de la libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto”.
Al constituirse la República Bolivia, Bolívar quiso poner en práctica sus ideas elaborando y proponiendo una Constitución con instituciones cercanas a la monarquía. Entre otras cosas planteó el cargo vitalicio de presidente y que el de los senadores fuera hereditario, así como también propuso otras instituciones propias de los sistemas monárquicos. Aunque Bolívar no desistió de sus ideas y planes, en esta ocasión no logró convencer a los bolivianos y su proyecto fue rechazado también por otros países.
Un objetivo no logrado.
La dictadura
La salvación de la República, para muchos, estaba en aplicar la dictadura. Por ello le pedían a Bolívar que gobernara con mano dura y con plenos poderes. Una de las primeras acciones que realizó fue la de suprimir el cargo de vicepresidente. Además permitió la reapertura de los antiguos monasterios, reinició el cobro de impuestos a los indígenas y aumentó las tasas de los impuestos a las importaciones.
Después del atentado…
La dictadura se tornó más recia luego del atentado. Fueron ejecutados 14 supuestos conspiradores y Santander y sus amigos allegados fueron deportados como medida preventiva para evitar nuevos hechos.
Santander, que desde sus inicios se había opuesto a esa política, se enfrentó violentamente a Bolívar, tratando incluso de asesinarlo. Varios uniformados penetraron armados al Palacio de Gobierno y, si no lograron sus fines fue gracias al valor de Manuelita Sáenz, que enfrentó a los atacantes y permitió que Bolívar escapara por una puerta trasera de la habitación donde se hallaba.
Problemas que tuvo que enfrentar Bolívar:
– Movimiento separatista en Venezuela liderado por el general José Antonio Páez.
– Insurrección al sur de Nueva Granada.
– Invasión de Perú.
Causas de la desintegración de la Gran Colombia:
-Intereses oligárquicos regionales.
-Gran extensión del territorio que conformaba la Gran Colombia.
-Intereses de Gran Bretaña y Estados Unidos.
El Congreso Admirable
En un último intento por evitar la separación de Venezuela y Colombia, Bolívar organizó un Congreso, con el fin de modificar la Constitución para poder gobernar. La Constitución se aprobó, pero Bolívar comprendió que sólo lograría la unidad de Colombia con su renuncia al mando y así lo hace. Sin embargo los venezolanos se negaron a recibirlo y hablar con él, mientras permaneciera en territorio colombiano. Finalmente Venezuela se separa de la Gran Colombia.
La Batalla de Pichincha significó más que la independencia de Quito y el inicio de la liberación de otros territorios del dominio español en Suramérica, fue también un ejemplo de sacrificio y heroísmo de los quiteños, guayaquileños, colombianos y de los habitantes de otras regiones del continente. Entre los muchos hombres que se destacaron en la contienda gloriosa se destacó Abdón Calderón, que recibió heridas que le causaron la muerte y aun así no dejaba de arengar a la tropa.
Nacimiento de un Héroe
El 30 de julio de 1804 nació en Cuenca Abdón Calderón Garaycoa, un niño que estaría llamado a convertirse en Héroe. Fue bautizado al día siguiente de nacer. Sus padres fueron el cubano Francisco Calderón, contador de las Cajas Reales y funcionario del gobierno español en Cuenca, y la guayaquileña Manuela de Jesús de Garaycoa y Llaguno, perteneciente a una de las más influyentes familias de Guayaquil.
¿Sabías qué...?
Los miembros del batallón al que perteneció Abdón Calderón decidieron no tener, en lo adelante, capitán.
A pesar de ser funcionario de la metrópoli, Francisco Calderón apoyó el movimiento patriótico de 1809. Por esta posición fue hecho prisionero y enviado a Guayaquil, Cuenca y Machala. Cuando se estableció la Junta Superior de Gobierno, en 1810, fue liberado y se incorporó al Ejército Independentista de Quito, con el grado de coronel. Participó activamente, como parte de los radicales, en la campaña de 1811-1812. Fue fusilado, en Ibarra, al ser éstos derrotados en el Combate de El Panecillo.
Francisco fue un ejemplo a seguir de su hijo Abdón, debido a su recta trayectoria y la acción realizada el día en que iba a ser ejecutado, que pidió, como última voluntad, que le quitaran la venda de sus ojos y le entregaran el escapulario al futuro Héroe de Pichincha.
Los golpes en la vida de Abdón Calderón
Tras la muerte del padre, con sólo ocho años de edad, Abdón tuvo que enfrentar las penurias de la pobreza. Al ser incautados los bienes de su padre, su madre quedó en la miseria y murió un año más tarde, en Guayaquil.
¿Sabías qué...?
En las revistas militares, al mencionarse el nombre de Abdón Calderón, la tropa contestaba: “Murió gloriosamente en el Pichincha, pero vive en nuestros corazones”.
Los estudios
Los años de niñez en Guayaquil transcurrieron tranquilos para Abdón, que estudió con muy buenos resultados con profesores de la talla de Vicente Rocafuerte, quien fuera su pariente al casarse, en 1842, con su hermana, dos años menor, Baltazara Calderón.
De los estudios a la guerra
El nueve de octubre de 1820, cuando estalla la insurrección por la independencia en Guayaquil, Abdón sólo tiene 16 años de edad. José Joaquín Olmedo, el ilustre escritor y político, creó un ejército al que llamó División Protectora de Quito, que tenía como fin luchar por la independencia de las vecinas audiencias. El joven, de inmediato se alista en la tropa. Allí alcanzó el grado de subteniente del Batallón de Voluntarios de la Patria. El patriota Ignacio Salazar fue su jefe inmediato.
Con la victoria de Camino Real, un mes después del triunfo de la revuelta en Guayaquil, donde se destacó el joven patriota por su valor, fue ascendido a teniente. El coronel Luis Urdaneta lo elogió grandemente. Entre 1820 y 1822 participó en los combates siguientes: la primera derrota de Huachi, la de Tanizagua, la victoria de Cone, la segunda derrota de Huachi, el avance de Guayaquil a Cuenca y de Cuenca a Quito. Es por ello que cuando participó en la Batalla del Pichincha, Abdón Calderón, a pesar de su juventud, ya era todo un veterano conocedor de la guerra.
Una victoria y dos temores
Con el triunfo de Pichincha Ecuador se liberó del dominio español, pero Bolívar temía al realismo, que continuaba en el poder del Alto y Bajo Perú y tratarían de reconquistar los derechos perdidos en la Gran Colombia.
Cronología de los combates
Camino Real
Huachi 1
Tanizagua
Babahoyo
Yaguachi
Huachi 2
Guayaquil – Cuenca
Pichincha
El fin de una vida y el comienzo de la inmortalidad: la Batalla de Pichincha
El 24 de mayo de 1822 se produjo la histórica Batalla de Pichincha. La participación de Abdón Calderón en este hecho ha sido objeto de orgullo para los cuencanos y ecuatorianos en general. Este joven de 18 años de edad recibió cuatro heridas de bala ese día. Pero a pesar de las heridas decidió permanecer en la primera línea de combate, arengando a la tropa de su batallón y portando la bandera azul de Guayaquil.
La revancha de Abdón por la muerte de su padre
Abdón Calderón heredó de su padre el sacrificio, la valentía, el desprendimiento y el patriotismo y a su muerte juró vengar la afrenta infame ocasionada por los realistas en San Antonio de Ibarra.
A la primera herida la recibió en el brazo derecho, tomó la espada con la mano izquierda y continuó combatiendo; recibió otro balazo en el brazo izquierdo que le interesa un tendón y le rompe el antebrazo, por lo que tiene que soltar la espada que fue colocada en su vaina por un sargento; continuó al mando de la Compañía cuando recibió un tercer balazo, esta vez en el muslo izquierdo, que le fracturó el hueso. En ese estado, arremetió contra el enemigo, recibiendo un cuarto balazo en el muslo derecho que le astilló el hueso. Cayó desfallecido al suelo, inmóvil. Sus compañeros lo trasladaron al campamento, donde lo tendieron en el suelo. Un soldado le calmó la sed y lo asistió. Al día siguiente lo trasladaron a Quito y lo asistieron en el Hospital San Juan de Dios, donde falleció finalmente.
Algunos historiadores han afirmado que murió en el combate, pero lo cierto es que fue trasladado herido a Quito, donde murió catorce días después, el 7 de junio de 1822. Según los médicos, la causa de la muerte de Calderón fue, además de las complicaciones de lacepticemia en sus heridas, la deshidratación por disentería, al ingerir comida dañada y no querer retirarse del combate para recuperarse.
Honores post mortem
Antes de morir, en su Informe de los Resultados de la Batalla, del 28 de mayo, el mariscal Antonio José de Sucre escribió: “…hago una particular memoria de la conducta del teniente Calderón, que habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas, no quiso retirarse del combate. Probablemente morirá, pero el Gobierno de la República sabrá compensar a la familia los servicios de este oficial heroico”.
Cuando Simón Bolívar llegó a Quito, unos días después de la victoria, y conoció los hechos ocurridos, ascendió póstumamente a Abdón Calderón al grado de Capitán.
El gobierno de Juan José Flores se desarrolló bajo métodos militaristas y dictatoriales y, aunque mantuvo la unidad del territorio y alcanzó algunos logros políticos y sociales, no logró el apoyo popular. En marzo de 1846 se produjo la Revolución Marcista que derrocó a Flores e inició a una etapa de gobiernos constitucionales, conocidos como civilistas.
Los orígenes de una etapa
Aciertos y desaciertos caracterizaron la etapa florista de la historia ecuatoriana, pero los errores no fueron evidentes hasta que no se comparó con la etapa en que gobernó el país Vicente Rocafuerte. Su elección se produjo en el mes de agosto por el período de un cuatrienio, considerado el más fecundo en la historia republicana ecuatoriana. Rocafuerte representó los intereses de los ricos hacendados y comerciantes, fundamentalmente costeños, pero su programa alcanzó otras regiones del país.
En cuanto al sector productivo, fueron establecidas medidas de libre circulación de los productos de la agricultura y la pequeña industria, como responsabilidad del poder ejecutivo. En el campo de la educación se creó la Dirección General de Estudios y se fundaron varias instituciones educativas, como fue el caso del primer colegio para mujeres. Se organizaron programas universitarios y las cátedras dentro de éstas.
Rocafuerte logró cambios profundos en las estructuras públicas, porque no sólo fue un militar exitoso, sino un intelectual formado en las ideas más liberales y revolucionarias de Europa. Además, se relacionó con los más importantes hombres de ciencia de la época. Este contraste entre un militar y un intelectual produjo una concientización en las fuerzas sociales del país.
José Joaquín de Olmedo: actor de la revolución
Todos los procesos sociales necesitan de ideólogos que los proyecten y los impulsen. Vicente Ramón Roca, Gabriel García Moreno, Pedro Moncayo, Vicente Rocafuerte, José María Urbina, José Joaquín de Olmedo y otras figuras de reconocida postura cívica lideraron el derrocamiento de Flores. Entre los mencionados se destacó la figura del poeta Olmedo, que escribió los más potentes versos para exaltar la imagen de El Libertador, mientras participó activamente en la política ecuatoriana, siendo uno de los miembros del triunvirato que inició la etapa posterior al florismo.
La Carta de la Esclavitud
Juan José Flores convoca a una Asamblea Constituyente con la esperanza de mantener el régimen dictatorial y perpetuarse en el poder. Como resultado del cónclave se aprueba una Constitución a la que los opositores llamaron la Carta de la Esclavitud. Esta fue la gota que derramó la copa y que desató una lucha por expulsar del poder a Flores.
¿Sabías qué...?
Con la Abolición de la Esclavitud no se eliminó el racismo, la pobreza y la discriminación de los negros en Ecuador.
Los cabecillas organizaron las acciones y planearon el levantamiento general, pero el pueblo enardecido no esperó y hubo que adelantar los acontecimientos, por lo que se iniciaron enfrentamientos el 5 de marzo en toda la ciudad de Guayaquil, repercutiendo en otros lugares del país, especialmente en Quito.
Se tomaron las calles
El día seis el pueblo se lanzó a las calles. El apoyo a los principales dirigentes del movimiento fue masivo. Al día siguiente era imposible contener la avalancha de gente. Ante los hechos, el gobernador Espantoso renunció frente a la Junta Popular formada, que exigió la renuncia del presidente Flores.
El triunvirato
La victoria popular concluyó en la formación de un gobierno provisorio compuesto por tres representantes, Olmedo, por Quito; Roca, por Guayaquil y Noboa, por Cuenca. Flores reaccionó, lógicamente defendiendo los intereses, privilegios y propiedades, tanto suyos como de sus colaboradores. Pero fracasó ante la fuerza y la cantidad de simpatizantes que ganó la Revolución en todo el territorio ecuatoriano.
En La Elvira, hacienda perteneciente a la provincia Los Ríos, se refugiaron Flores y sus seguidores. Allí se libraron fuertes enfrentamientos. Los días 17 y 18 de junio se firmó el Convenio de la Virginia, donde Juan José Flores reconoció la victoria de los marcistas y entregó el gobierno de la República.
Bandera del 6 de marzo de 1845
Al triunfar la Revolución del 6 de marzo de 1845, se adoptó una nueva bandera que formaba tres cuarteles paralelos al asta, blancos los de ambos extremos y azul el del centro. Aparecen tres estrellas que representan los departamentos de la época: Quito, Guayaquil y Cuenca.
Gobiernos constitucionales
A partir de 1845 aparecieron gobiernos electos y ajustados a la Constitución, que ejercieron el poder ejecutivo como civiles y no desde posturas militaristas. Primero apareció un Gobierno Provisorio, que en menos de nueve meses preparó el camino para los siguientes gobiernos electos.
Gobiernos civilistas
Períodos
Gobierno Provisorio
-José Joaquín de Olmedo
-Vicente Ramón Roca
-Diego Noboa y Artela
6 de marzo de 1845
8 de diciembre de 1845
-Vicente Ramón Roca
Presidente Constitucional
8 de diciembre de 1845
15 de octubre 1849
-Manuel de Ascásubi Encargado del Poder
15 de octubre de 1849
7 de diciembre de 1850
-Diego Noboa
Presidente Constitucional Interino
8 de diciembre de 1850
13 de septiembre de 1851
-José María Urbina
Jefe Supremo
Presidente
13 de septiembre de 1851
15 de octubre de 1856
-Francisco Robles
Presidente Constitucional
16 de octubre de 1856
31 de agosto de 1859
Principales características de cada gobierno
Vicente Ramón Roca Rodríguez
-Apoyó la educación, la cultura y la libertad de prensa, tanto hablada como escrita.
-Se repararon carreteras y puentes en las provincias de Pichincha y Cotopaxi.
-Mejoró el alumbrado y el malecón de Guayaquil.
-Se construyó la Iglesia Matriz de Latacunga.
Manuel de Ascásubi y Matheu
-Restableció el crédito público y las finanzas, suspendidos por los gobiernos militaristas.
-Fundó las escuelas dominicanas populares.
-Introdujo el método lancasteriano en la educación.
-Mejoró los hospitales.
-Fundó una Escuela de Obstetricia en la ciudad de Cuenca.
-Restableció la Escuela Náutica en Guayaquil.
-Construyó un puente sobre el rio Jubones que facilitó el comercio en la zona.
-Mejoró el método y la claridad en la Contabilidad Fiscal.
-Impulsó las artes y los trabajos manuales.
Diego Noboa y Arteta
-Funda el 26 de marzo de 1851 la Provincia de Cotopaxi.
-Se preocupó, en su corto mandato, por mejorar la vialidad.
José María Urbina Viteri
-Aprobó la manumisión de los esclavos, el 27 de septiembre de 1852.
-Expulsó a los jesuitas del territorio ecuatoriano en 1852.
-Definió y orientó la economía ecuatoriana.
-Creó el Ejército Nacional conformado por negros.
¿Sabías qué...?
Uno de los primeros decretos del presidente Urbina, en 1851, fue el de abolir totalmente la esclavitud.
Francisco Robles García
-Construyó varia obras marítimas y carreteras.
-En 1857 fundó el Instituto Científico de Latacunga, el Colegio la Unión; el Instituto de Señoritas, en Loja; en 1858 los Colegios Bolívar, de Ambato y Benigno Malo, de Cuenca.
-Multiplicó las escuelas primarias.
-Dispuso la protección legal gratuita de los indígenas, por parte abogados de pobres y agentes fiscales.
-Permitió el establecimiento de las hermanas de la Caridad.
-Aprobó el Código Civil, en 1861.
– Dispuso la reparación de los daños causados por el terremoto que asoló Quito en marzo de 1859, medida que lo hizo muy popular.
El fin de la etapa civilista
Las contradicciones siempre presentes en la historia ecuatoriana se profundizan en el año 1856, cuando Urbina sucede a Robles en la presidencia. Las negociaciones desastrosas con extranjeros en las que se arrienda Galápagos, las reclamaciones de territorios orientales de Ecuador por parte del Perú, y el bloqueo que hace esta nación al importante puerto de Guayaquil son acciones que llevaron a un descontento popular que terminó con revueltas seccionales en 1859.
Los civilistas
La Revolución Civilista del 6 de marzo de 1845 recuperó la libertad ciudadana de los ecuatorianos.
Quito, Cuenca, Guayaquil y Loja forman gobiernos autónomos, dividiendo una vez más la nación, como resultado de la práctica de intereses sectarios de las oligarquías regionales. La crisis se mantuvo por más de un año.
En ese contexto aparece, como figura política, Gabriel García Moreno, quien se propone llegar al gobierno para aplicar una política anticlerical y liberal que permita la unidad nacional y el desarrollo agrícola de Ecuador. Con el apoyo de Juan José Flores, García Moreno toma la Sierra y Guayaquil, logrando reunificar nuevamente al país.
Los marcistas
La rebelión nacionalista llevada a cabo contra Juan José Flores ocurrió en el mes de marzo, por eso sus partidarios fueron conocidos como “marcistas”.
Así, con la llegada de García Moreno al poder, se concluye la etapa de los gobiernos civilistas.
El sueño de Bolívar de hacer de América una sola nación tuvo su expresión en el proyecto de la Gran Colombia. En medio de las luchas por la independencia se logró la unidad, en un solo gobierno, de lo que hoy son las repúblicas de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Inicialmente recibió el nombre de Colombia, pero los historiadores, para distinguirla de lo que en la actualidad es ese país, le llamaron la Gran Colombia.
Bolívar, el principal promotor
La idea de unir en una sola nación los pueblos que iban adquiriendo su independencia de España fue de El Libertador. Lo que es actualmente Colombia constituyó el llamado Distrito del Centro, hasta que en 1830 pasó a llamarse República de Nueva Granada. En 1861 retoma su nombre original, Colombia, que se empleó en honor a Cristóbal Colón, considerado el descubridor de América.
La fundación
En 1819, en la localidad de Angostura, se reunió el Congreso que recibió ese nombre, en el que ocurren dos hechos importantes: la designación de Simón Bolívar como Presidente de la República y la unión de Venezuela y Nueva Granada. Luego fueron anexados los territorios de lo que hoy es Ecuador, de este modo, se constituyó lo que se conoció como la Gran Colombia.
El territorio
La Gran Colombia abarcó los territorios de Colombia, Venezuela y Panamá al norte, y Guayaquil y la cuenca del río Amazonas por el sur.
Administrativamente se dividió en tres regiones: la antigua Capitanía General de Venezuela, la Audiencia de Santa Fe de Bogotá y la Audiencia de Quito, al norte, centro y sur, respectivamente.
La Gran Colombia adopta las ideas de la Revolución Francesa en su estructura de gobierno, con la división de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. La forma republicana de gobierno, que fue representado por el Presidente de la República, los ministros y representantes de los diferentes territorios; el Congreso, como órgano legislativo y la Corte Suprema y los tribunales y jueces de toda la República.
Las decisiones se tomaban de manera unitaria y no federada, con el fin de mantener la integridad. Esta fue una decisión importante, ya que el ejemplo de otros países demostró que, con la existencia de caudillos e intereses contrapuestos, no se podía mantener y consolidar la unidad deseada.
A estos representantes se les denominó gobernadores e intendentes, según fuera de provincias o de municipios.
Francisco de Paula Santander
Bolívar, por sus extraordinarios méritos y su desprendimiento, fue nombrado Presidente, pero al marcharse a Perú para continuar la campaña independentista en el sur y conducir el gobierno, no pudo atender los asuntos colombianos, por lo que delegó en su Vicepresidente Santander para que quedara en su lugar.
Las ideas liberales con las que éste condujo el ejecutivo, traducidas en la práctica con la adopción de juntas proteccionistas a la agricultura, el libre comercio, la declaración de la ilegalidad del trabajo gratuito de los indígenas, el salario mínimo y los impuestos directos, así como la eliminación del tributo a los indígenas, preocupó a Bolívar, al considerar que estas medidas radicales provocarían malestar en las clases terratenientes que apoyaban al movimiento independentista.
El Congreso Anfictiónico
El principal enemigo de la independencia no lo constituyó la metrópoli, sino la falta de unidad de los líderes y caudillos criollos. A pocos años de fundada la Gran Colombia y liberados otros territorios, se hizo necesario tomar medidas para evitar el peligro que se cernía sobre los pueblos libres.
Bolívar, con una visión panamericanista, convocó a los gobiernos de los países constituidos al Congreso Anfictiónico de Panamá, en 1826. A pesar de los esfuerzos integracionistas de Bolívar no se lograron los objetivos de la convocatoria.
Ecuador: sacrificio y lucha
En la segunda década del siglo XIX, a Ecuador lo integraban Quito, Cuenca y Guayaquil. En 1822 se logró la independencia de Ecuador, pero se mantuvo la guerra al sublevarse la región de Pasto. Un año después se produce un levantamiento al mando del indígena Agustín Agualongo, un caudillo que combatió a favor del Rey de España. Bolívar lo derrota a mediados de julio, en Ibarra, donde fue fusilado.
Ecuador aportó grandes recursos y hombres para la independencia y liberación de Perú y Bolivia, así como para la paz de Pasto. Se estimó en tres veces mayor la contribución del Departamento Sur que la del resto de Colombia. Finalmente, el país quedó arruinado y la población disminuida a medio millón de habitantes.
¿Sabías qué...?
Perú y Bolivia nunca formaron parte de la Gran Colombia, aunque fueron independizadas por Simón Bolívar.
Conflictos internos
El resultado de la política de Santander, que fue anticipado por Bolívar, produjo en los latifundistas quiteños una afectación considerable en sus producciones, disturbios internos y limitaciones para el comercio. La presión sobre El Libertador para cambiar el rumbo de los acontecimientos no se hizo esperar.
A diferencia de Quito, donde se produjeron hechos de rechazo, Guayaquil se beneficiaba con las medidas de Santander y por ello mantuvieron su anexión a Colombia.
El auge de comercio con Perú por parte de Quito y Cuenca favoreció el resurgir de ideas autonomistas. Otro factor fue la desatención del gobierno central a los problemas y necesidades del sur, unido a la ausencia de la participación de líderes de esta región en el poder, ya que sólo ocupaban la presidencia y vicepresidencia granadinos y venezolanos.
Las banderas de la Gran Colombia
Gran Colombia poseyó tres banderas diferentes: La primera compuesta por tres franjas: amarilla, azul y roja, sobre la franja amarilla aparecían siete estrellas; la segunda mantuvo tres franjas, pero esta vez una más ancha en el centro, de color amarillo y en la parte superior e inferior sendas franjas de color rojo. La última y actual bandera de Colombia, retomó las franjas de la primera, pero sin las estrellas y con el escudo al centro.
La existencia de la Gran Colombia coincide con el período histórico en que se desarrollaron las Guerras por la Independencia Hispanoamericana. Surgió el 17 de diciembre de 1819, en el Congreso de Angostura. Tomó carácter constitucional el 6 de octubre de 1821, mediante la aprobación de una Carta Magna que rigió los destinos y definió la forma en que se estructuraría la nación. Entre los años 1828 y 1829 se desarrolló la Guerra con Perú. 1830 fue un año funesto para la existencia de la Gran Colombia, ya que el 6 y el 13 de mayo se le separaron Venezuela y Ecuador, respectivamente. Cronología de una República
La muerte de Bolívar, once años exactamente después de la fundación de su sueño, contribuyó a la disolución de la Gran Colombia, que ocurrió el 19 de noviembre de 1831.
El gobierno de la Gran Colombia
El primer presidente de la Gran Colombia, por elección y derecho propio, fue Simón Bolívar, desde 1819 hasta 1830, aunque en su estancia en Perú lo secundó Santander, desde el 1819 hasta el 20 de febrero de 1827. En 1830 sustituyeron a Bolívar, primero Domingo Caycedo, luego Joaquín Mosquera y, por último Rafael Urdaneta. Todos estos presidentes fueron militares y políticos.
La Gran Colombia
En la Gran Colombia se estableció un gobierno presidencialista y una república unitaria.
El ejército de la Gran Colombia
En los inicios de la Gran Colombia el ejército lo componían alrededor de 30 mil hombres, de ellos la mitad eran milicianos.
¿Sabías qué...?
La Gran Colombia estaba habitada por 2.533.799 personas, de ellos 102.902 esclavos, 203.831 indígenas y 2.227.066 hombres libres.
La Marina contó con navíos y fragatas provistos de decenas de cañones. Radicó en Cartagena, ya que su fin era invadir Cuba y Puerto Rico para obtener su independencia, pero el estallar de la Guerra con Perú, fue una dificultad, ya que la mayor parte de las unidades se encontraban en el Caribe y su desplazamiento a las costas del Pacífico llevó tiempo.
Para Bolívar contar con un ejército fuerte era garantía política para mantener lo unidad ante los partidarios del liberalismo de Santander y de la dictadura que declaró frente al secesionismo de Venezuela y Ecuador.
Este fue un punto de discrepancia entre Bolívar y Santander. Para Bolívar era necesario mantener un ejército que garantizara la supervivencia de la Gran Colombia, mientras que Santander consideró la necesidad de reducir los gastos militares en función de beneficios económicos.
El Libertador
Nació en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783, en el seno de una familia acaudalada, por lo que pudo estudiar en Europa, más precisamente en España. Su primer matrimonio fue con María Teresa del Toro con la que tuvo una hija., pero la desgracia lo visitó pronto y perdió tanto a la niña como a su mujer.. A su regreso al país natal participó activamente en la Junta de 1810. Como político y militar llegó a ser el mayor líder de América al comandar un ejército que logró la independencia de grandes territorios. Su objetivo fue la unidad de los pueblos del continente. Murió en la ciudad de Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830.
Nació la República sin un instrumento jurídico que la normara. No es hasta que se celebró el Congreso de Cúcuta, en el año 1821, que se establecieron las pautas para el futuro de la Gran Colombia.Organización del estado
La primer decisión de los allí reunidos fue denominar a Bogotá como Capital de la República y a Caracas y Quito como sedes del poder judicial distrital en que éste se dividió. La Carta Magna reguló la forma de gobierno, la elección y la sustitución del poder ejecutivo.
El poder legislativo residió en el Congreso Nacional, integrado por el Senado y la Cámara de Representantes, que sesionaban una vez al año. Cada departamento era representado por 4 senadores, cada uno representando a 30 000 habitantes.
Cuatro secciones componían el poder ejecutivo: Interior, Finanzas y Aduana, Asuntos Extranjeros y Guerra y Marina.
Una república moderna
Entre los aspectos innovadores de la Gran Colombia se contaron el haber declarado el suelo y subsuelo como patrimonio del Estado; la nacionalización de las minas, como antecedente de las actuales nacionalizaciones y expropiaciones; la educación gratuita y la utilización de las iglesias como escuelas; la reforma agraria, el salarios en efectivo, las licencias de importación; regulación de las tasas de interés; prohibición de las deudas bancarias y la política cambiaria y de precios; la entrega de tierras a los militares, entre otros logros del gobierno que encabezó durante once años.
La Constitución de Colombia
La Constitución de Colombia se conoció como la Constitución de Cúcuta. Se decretó el 30 de agosto de 1821 y se publicó 13 días después, integrada por diez capítulos y 191 artículos.
Los ideales de Bolívar quedaron expresados en la Ley de Leyes que rigió en Colombia durante más de una década.
El pensamiento bolivariano en la Constitución
Abolición progresiva de la esclavitud.
Libertad de expresión.
Gobierno popular y representativo.
Tenían derecho al voto los mayores de 21 años, alfabetizados y con fortuna superior a 100 piastras.
Para ser senador se debía tener 30 años cumplidos, ser nacido en el territorio, tener propiedades por más de 4 mil piastras, una profesión liberal y 12 años residiendo en el país.
Para diputado se debía contar con 25 años de edad, poseer propiedades por 2 000 piastras o ejercer el magisterio y tener bienes raíces.
La religión oficial
El Estado y la Constitución reconocían como religión oficial la católica. El clero mantuvo sus privilegios, pero redujo sus ganancias para difundir la enseñanza y la educación.
La crónica que relata el atentado de Berruecos, en el cual muere Antonio José de Sucre, describe sin proponérselo todo cuanto representaba el Mariscal para la política de la América independentista. Las hipótesis en torno al esclarecimiento del asesinato arrojan tantos nombres como títulos de diversa naturaleza pudo cosechar este hombre. El 4 de junio de 1830 no sólo cae abatido El Héroe de Ayacucho y El Redentor de los Hijos del Sol, también muere el “hombre más importante de Colombia” después del Libertador. Su captor principal pudo haber sido cualquiera: José María Obando, Juan José Flores o el propio Francisco de Paula Santander, pues para los intereses políticos que cada uno de ellos defendía, por su cuenta o en alianza con los otros, Sucre era su principal amenaza. Los acontecimientos decretarían así la desaparición de un gran político y estadista, el cual, en medio de las luchas caudillistas y nacionalistas, siempre se mantuvo aliado al Proyecto de la Gran Nación Colombiana.
La tesis que más anima para comprender la vida de Antonio José de Sucre es la que sostiene que el personaje “vivió y murió por la política, o lo que es lo mismo, por el poder”, dice Inés Quintero. Su biografía transcurre casi en su totalidad en el ámbito de la esfera pública y los acontecimientos que la construyen serán, por lo tanto, inseparables de aquellos que marcaron la independencia de Hispanoamérica y el derrumbamiento de la Gran Colombia. Claro está que los sucesos en cuestión deben comprenderse tanto más como una lucha por el poder económico y político, cuanto menos como un episodio de guerras justicieras. La guerra era, en este sentido, uno de los instrumentos políticos de la emancipación y Sucre estuvo en las más importantes, como, por ejemplo, en la de Ayacucho.
Pero no es menos cierto afirmar que Sucre era mucho más que un soldado entrenado para la guerra. Su ascenso a general no sólo ocurriría por sus virtudes militares, sino por su visión política. Comulgaba con las ideas de Bolívar, defendía la idea de la gran potencia colombiana y apostaba por la modernización de las sociedades americanas.
La carrera militar del también llamado Libertador del Sur, la inicia Antonio José de Sucre desde muy joven y quizá sin saber que estaba formándose exactamente para ello. Después de haber realizado sus primeros estudios en la escuela fundada por su tía, María de Alcalá, en la ciudad natal de Cumaná, se trasladó a Caracas, donde ingresó en la Escuela de Ingenieros del coronel español Tomás Mires. Como joven perteneciente al sistema militar de la monarquía española, se formó en los valores de orden, disciplina y autoridad, al ritmo de sus estudios de matemáticas, agrimensura, fortificación y artillería. Estos conocimientos y principios serán vitales para el desempeño de Sucre en una carrera que estaba a punto de comenzar. Estalla la revolución de 1810 en Caracas.
Las clases dirigentes de Cumaná, entre las que se encontraba la familia Sucre y Alcalá, se hallaban en la tarea de organizar el gobierno local, toda vez que se pronunciaran a favor de Caracas. Su madre, Manuela de Alcalá, había muerto cuando él tenía siete años, pero su padre, Vicente Sucre, era uno de los organizadores de la Junta Suprema y de la milicia en esa ciudad; junto a él, su vasta familia. Es fundamentalmente por esta razón que Sucre marcha hacia Cumaná para formar parte de la Comandancia de armas del gobierno recién constituido, en calidad de subteniente del Cuerpo de Milicias Regladas del Ejército de Oriente. “Empezada la revolución diría Bolívar de Sucre, se dedicó a esta arma y mostró desde los primeros días una aplicación y una inteligencia que lo hacían sobresalir entre sus compañeros. Por esta razón, una vez empezada la guerra en 1811, es convocado al Estado Mayor del Ejército de Miranda, sirviendo a su mando hasta 1812. Entre tanto, se pierde la Primera República.
La lealtad hacia Bolívar
La participación de Sucre en la empresa de reconquista de los territorios orientales, adelantada por los generales Mariño, Piar, Bermúdez y Valdés, y su posterior servicio al Estado Mayor General de Oriente, entre 1814 y 1817, le significaron al joven oficial, no sólo el desarrollo de sus habilidades y destrezas militares (“En los célebres campos de Maturín y Cumaná diría Bolívar de Sucre, se encontraba de ordinario al lado de los más audaces, rompiendo las filas enemigas, destrozando ejércitos contrarios, con tres o cuatro compañías de voluntarios que componían todas nuestras fuerzas. La Grecia no ofrece prodigios mayores”), sino además una toma de postura política frente a las diferencias que existían entre los generales orientales y Bolívar. Más tarde, todo ello se traduciría en el compromiso de Sucre con el futuro político de la Gran Nación Colombiana.
La Guerra de Independencia continuaba y en 1815, tras la derrota de Cumaná y Maturín, Sucre pasó a la isla de Margarita, desde donde, a raíz del desembarco de las fuerzas expedicionarias de Pablo Morillo, se trasladó a Cartagena. Bajo las órdenes de Lino Pombo, participó en la defensa de esta ciudad como ingeniero auxiliar. En diciembre se dirigió a Haití, en compañía de los generales José Francisco Bermúdez y Carlos Soublette, y luego a Trinidad, donde permaneció durante varios meses.
Se extendía la Guerra de Independencia y Venezuela debía decidir en relación con la unidad de sus ejércitos. El general realista, el Pacificador Pablo Morillo, avanzó por los territorios, y las contradicciones entre los generales venezolanos no permitían dar con una estrategia para propugnar la reconquista. En este marco de circunstancias regresó Sucre, en 1816, dispuesto a unirse definitivamente al Ejército Libertador, y a declarar su alianza y lealtad, únicas e irrevocables, hacia Bolívar. En octubre de 1817, a propósito de los acontecimientos de Cariaco, marchó junto al general Rafael Urdaneta para pelear en Guayana al lado de Bolívar. Los argumentos de su adhesión al Libertador se encontraban asociados al principio del orden y las jerarquías que debían guardarse en el interior de los ejércitos; “Yo no dudo que el general Mariño se convertirá al orden, no encuentro otro árbitro sino éste o el de ser un guerrillero en los montes de Güiria”. Bolívar le confiere el grado de coronel. Posteriormente, con motivo del triunfo en Boyacá, asciende a general de brigada. Una vez nombrado jefe del Estado Mayor General y ministro interino de Guerra y Marina, fue designado para participar en las negociaciones de armisticio y regularización de la guerra, que se debían adelantar con El Pacificador: “Este tratado es digno del alma del general Sucre; la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron” diría Bolívar, a propósito del resultado favorable de las conversaciones. Mientras tanto, la Gran Colombia es decretada en Angostura, y nuevas exigencias, políticas y militares, se le imponen a Sucre como jefe del ejército en la famosa Campaña del Sur.
La campaña tenía como objetivo liberar los territorios correspondientes a la Real Audiencia de Quito y promover su adhesión a Colombia. Esta conquista era de vital importancia para la nueva nación, pues debía consolidar su hegemonía. La misión de Sucre no fue fácil, en vista de la diversidad de intereses implicados en aquella guerra. Las provincias de Quito y Guayaquil se habían alzado en armas en contra del gobierno español; y si bien todos estaban de acuerdo con la Independencia, no todos estaban a favor de la adhesión a Colombia; algunos pugnaban por la unión con Perú, en vista de las relaciones comerciales, y otros preferían la Independencia llamada “absoluta”, es decir, la autonomía. Guayaquil era una de las principales adversarias de la adhesión, pero sin embargo necesitaba el apoyo del Ejército Libertador. Sucre llegó con las tropas en su ayuda, y firmó un armisticio con los españoles que le permitiría formar un ejército digno para la contienda; simultáneamente, pactó con los guayaquileños acerca de cómo debía ser llevada a cabo la conformación y manutención del llamado Ejército del Sur. Mientras durara el armisticio, el ejército se nutriría por recursos, tanto humanos como económicos, procedentes de Colombia, pero estaría claro que conforme se fueran reclutando hombres de la región, el ejército comenzaría a depender de los recursos locales. El 24 de mayo de 1822 se llevó a cabo la batalla de Pichincha, al occidente de Quito, en la cual cayó abatido el ejército realista. Pocas horas después, Melchor de Aymerich, presidente de la Real Audiencia de Quito, firmó la capitulación. Sucre se convirtió en el Libertador de las provincias del sur de Colombia, y junto a Bolívar fue recibido con todos los honores en Quito. Se creó entonces el Departamento de Quito como una extensión del territorio de la Gran Colombia.
La liberación del Perú
El siguiente movimiento politicomilitar en la campaña del sur consistía en la liberación del Perú. El gobierno de la Gran Colombia tenía muy claro que debía neutralizar este territorio en pro de su hegemonía; esta provincia se encontraba aún en poder de los realistas, aunque su independencia hubiera sido decretada por San Martín en 1820. Se sabía además de las pretensiones que tenía el gobierno peruano respecto a los territorios del Departamento de Quito. Sucre fue enviado a Lima y el general Santa Cruz, al alto Perú; el objetivo era estrictamente militar, y por eso Sucre aceptaría no intervenir en sus asuntos internos. La empresa no era fácil, pues la disposición hacia la libertad no era ampliamente compartida, y además existía desconfianza entre los ejércitos colombianos y del sur, por causa del poder sobre el territorio que se estarían jugando.
La batalla de Junín, el 6 de agosto de 1824, sería el último triunfo de Bolívar en América. A Sucre le quedaba aún trecho por recorrer. Liberada Lima, fue enviado en auxilio al Alto Perú. Después de la travesía, las tropas se hallaban desmejoradas físicamente; se trataba de la campaña de invierno en la sabana del Alto Ande. Sucre dispuso de todos los recursos para la dotación de hospitales y se encargó personalmente de la supervisión de los pacientes. Mientras tanto, diseñaba la estrategia junto al general Santa Cruz; la penetración de la selva del Jauja resultaba la alternativa más loable, porque pese a su elevado riesgo, su consecución sería definitoria. Bolívar se hallaba enfermo en Pativilca y Sucre era el general en jefe de la misión; se encontraba en desventaja numérica respecto al ejército realista comandado por el teniente coronel José de Canterac. La contienda duraría sólo una hora, tiempo suficiente para que la brillante estrategia de Antonio José de Sucre terminara con el último bastión de los españoles en tierra americana. Ahora le quedaba a Sucre decidir sobre los destinos del Alto Perú; la República de Bolivia estaba a punto de crearse.
Teniendo en cuenta la experiencia de las intervenciones realizadas en el Departamento de Quito y en el Bajo Perú, Sucre tomó la decisión de convocar en mayo de 1825, en el alto Perú, una asamblea constituyente para que fuera a través de la consulta pública que se decidieran los destinos de las provincias. En ellas se presentaron tres tendencias claramente delimitadas: una a favor de la anexión al Río de La Plata, otra a favor de la anexión a Perú, y la tercera a favor de la Independencia absoluta. La propuesta triunfadora resultó ser la tercera, y se solicitó al Libertador que redactase una Constitución para la nueva nación. Se creó de esta manera la llamada República de Bolivia, como un régimen de carácter mixto, entre democracia y monarquía, con un presidente vitalicio, cuatro poderes y tres cámaras. Sucre fue decretado presidente de la nueva nación.
Por una América Moderna
Un ensayo de sociedad moderna estaba en la mente de Sucre, quien no tardó en redactar un proyecto de acción que en la práctica tendría poca viabilidad en tanto que su “finalidad dice Inés Quintero era adecuar la compleja y tradicional realidad altoperuana cuya composición social, estructura económica e instituciones obedecían a los rígidos intereses y jerarquías de la dinámica heredada del orden, para convertirla en una sociedad moderna ajustada a los principios del modelo liberal europeo”. Esta era la filosofía que sostuvo la lucha emancipadora de América, cuyos efectos en el ejercicio práctico de la misma se sienten incluso hoy en día, y han sido, paradójicamente, los de haber conformado sociedades híbridas en las cuales coexisten estructuras modernas y tradicionales. Dicho efecto lo vería, en su momento, el gran pensador americano Simón Rodríguez, quien, aparte de haberse desempeñado como superintendente de Educación en Bolivia durante esa época, era un gran crítico con el hábito de “imitar” los esquemas de organización social europeos; decía Rodríguez que si algo debía imitarse de Europa, era la forma como los europeos se dedicaron a “inventar” sus propias sociedades; “o inventamos o erramos” escribió el pensador. Sucre no lo entendía así y el programa de gobierno intentaría reformas profundas y radicales en el orden político, económico, social, cultural, administrativo, burocrático, educativo, en la salud, en la organización del espacio y en las instituciones.
La implantación del programa no tardaría en despertar resquemores, los cuales, al agudizarse, se transformarían en una revuelta que expulsaría a Sucre del poder. Aparte del debilitamiento del Ejército Libertador, estuvo claro que las causas más eficientes estuvieron asociadas a los dos grandes planes adelantados por el programa de Sucre. El 18 de abril de 1828 estalló una revuelta en Chuquisaca, promovida por el batallón de Granaderos del cuartel de San Francisco. Sucre fue herido en su brazo derecho, lo cual le impidirá ejercer las funciones de gobierno, encargándole al general José María Pérez de Urdinenea que le sustituya.
Penúltimo balance en la vida política
La evaluación que haría Sucre respecto a sus dos años de presidencia sitúa las causas de su defenestración política en factores asociados a la pugna por el poder, la ignorancia y la descomposición del propio sistema societario. Explicaría a Bolívar en fecha previa a su renuncia: “Nuestros edificios políticos están construidos sobre arena, por más solidez que pongamos en sus paredes, por más adornos que se le hagan, no salvaremos el mal de sus bases”. La sensación de frustración y de asqueamiento hacia la vida pública lo llevaría a manifestar su deseo de retirarse; sin embargo, lo esperaban nuevas batallas, nuevas misiones de negociación, y la propia muerte.
La noticia del atentado contra Bolívar en Colombia, en septiembre de 1828, irrumpió en la naciente vida conyugal del mariscal en Quito quien había contraído matrimonio con Mariana Carcelén, marquesa de Solanda, y le condujo a desdecirse en su decisión de retirarse a la vida privada. La vivencia de Sucre de la noticia no fue sino un indicador más de la fatalidad que, para él, estaría a punto de cernirse sobre la República Colombiana. La Gran Colombia estaba a punto de morir; Sucre lo sabía pero se animó a luchar hasta el final. Por eso, al pronunciarse en torno al atentado, apoyó a Bolívar en su decisión de haberse declarado Dictador de Colombia: el orden debía prevalecer ante todo. Casi simultáneamente, Perú le declaró la guerra a Colombia y Sucre fue designado para dirigir el batallón que haría frente a esta situación. Esta vez tendría que luchar en contra de sus antiguos aliados de la guerra emancipadora. Sin mayores dificultades, sin embargo, venció a los peruanos en la batalla de Tarquí, el 27 de febrero de 1829. Decidió emprender entonces una nueva retirada y regresó al lado de su esposa; juntos se residencian en la hacienda de Chishince, en Quito.
La frustración de la Gran Colombia
El último respiro de Colombia, sin embargo, demandaría del Mariscal su presencia en el Congreso Admirable, el cual se celebraría a comienzos de 1830. Colombia debía decidir su destino, y Sucre, como representante de la provincia de Cumaná, fue nombrado presidente del evento. Sus propuestas se encontraban orientadas al diálogo y la concertación con los departamentos que todavía conformaban la República. Como parte de la estrategia, Sucre encabezaba la comisión que iría a Venezuela, que para la fecha había decidido desconocer la Constitución de Colombia y la autoridad de Bolívar, para negociar la reversión de la decisión. Sucre emprendió viaje hacia Venezuela, pero fue detenido en Cúcuta por las autoridades venezolanas; debía permanecer en esa ciudad hasta que llegaran los emisarios del gobierno con quienes debía dialogar.
El diagnóstico que hizo Sucre de la situación colombiana le sugirió dos puntos clave para la negociación en favor del mantenimiento de la unidad; en función de ellos, propuso a Venezuela, además de acogerse a la Constitución colombiana, que ningún general o ex general del Ejército Libertador pudiera ejercer cargos de presidente en los departamentos; en el trasfondo, su intención era contradecir el rumor de que él o Bolívar estuvieran aspirando al cargo. Todo fracasó, y Sucre abandonó Colombia invadido por una profunda frustración: “Colombia sentenció Sucre dirigiéndose a un amigo está condenada a ser un caos y un barullo. Cae uno del porrazo de un militar y si tiene fuerzas para levantarse, lo espera un fraile con su excomunión; y si por casualidad guarda uno alguna bendición apostólica de reserva para escaparse, lo espera un demagogo con su cuchilla popular; y si es tan afortunado que evade los peligros, lo aguarda en el término un rentista que lo lleva a vender en un estanco. Entre tanto se hace todo en nombre de la libertad y de las leyes. Si no me equivoco, es ésta una ligera, pero exacta pintura de nuestro estado; y tan exacta, que puede Vd. imprimirla en alguna gaceta de Gobierno”.
Ya tan sólo animado por el reencuentro con su esposa y con su primogénita, emprendió el regreso a Quito. En el camino se produjo el atentado de Berruecos. Como autores materiales fueron señalados José Erazo y Apolinar Morillo, quien diez años más tarde fue apresado y fusilado por esta causa. Los autores intelectuales quedarán en la incógnita del olvido, regocijándose en la confusión de una América ya emancipada pero sometida a la pugna entre las fuerzas nacionalistas, regionalistas y las de la Gran República; de cualquiera de las primeras pudo haber procedido su verdugo, pues para cada una de ellas, Sucre era su principal enemigo. “¡Ha muerto el Abel de Colombia!”, diría el Libertador desde su exilio; con lo cual, la muerte de la Gran Colombia no tenía sino que ser decretada.