Historia del automóvil

Hace más de cien años, el sueño del hombre de viajar en un vehículo autopropulsado se hizo realidad. Ahora bien, es sumamente difícil sintetizar la historia del automóvil. De hecho, se pueden identificar diferentes etapas; en ellas podemos observar cómo se produjo la evolución de los diferentes modelos, desde los más antiguos hasta los más actuales. En este artículo entonces haremos un rápido repaso del progreso histórico del automóvil, desde la época de los carruajes hasta el concepto moderno de automóvil, pasando por el motor de combustión interna, sus patentes de invención y observaciones del desarrollo de la industria automotriz.

¿Sabías qué...?
En Estados Unidos hay 765 automóviles por cada 100 habitantes.

PRIMEROS AÑOS

La idea de un vehículo capaz de moverse por sí solo aparece en las máquinas ideadas por Roberto Valturio hacia el siglo XV, de las que es posible hallar documentación amplia en su tratado De Re Militari (1472). Sin embargo, estos carros, al igual que los de su contemporáneo Mariano da Siena, empleaban fuerzas naturales para moverse. La fuerza muscular era multiplicada por un ingenioso juego de transmisión; la alternativa se suministraba por un ventilador de cuatro palas y un sistema de engranajes que movía las ruedas.

Ahora bien, el carro automotor no se esboza como proyecto sino hasta los siglos XV y XVI, cuando Leonardo Da Vinci en su Codex Atlanticus proyecta un vehículo movido por un sistema de relojería, con resortes que proveen la potencia necesaria. En la misma obra se explica el sistema de transmisión de esa fuerza a las ruedas; muchas de las teorías de Leonardo se refieren a la aplicación de principios mecánicos a la locomoción. Por ello, cabe recordar que éste fue el nacimiento de los engranajes epicíclicos que, con los siglos, encontrarían múltiples aplicaciones en los automotores.

Otro tanto ocurre con los desarrollos de Gerolamo Cardano: el más famoso de ellos es un dispositivo que permite conservar la horizontalidad mediante dos ejes que giran en ángulo, dispositivo que actualmente se usa en millones de vehículos, conocido hoy como junta o suspensión de cardano; También son importantes los avances del ingeniero militar Agostino Ramelli, en los que se analizan cojinetes de cigüeñales con muñones desfasados a 180º.De hecho, Ramelli construyó, en 1588, un carro anfibio movido por cigüeñales propulsados por varios hombres.

Así las cosas, son innumerables los intentos por resolver el problema de la locomoción, que se fueron acumulando a través de las centurias. La fuente de potencia era el vapor, o se intentaba con el viento, o se ensayaba con la conversión de diferentes formas de tracción a sangre. No obstante, una conclusión es certera: fue Leonardo quien intentaría erigir un vehículo apto para el transporte individual, y también sería él quien intentaría crear el aeroplano.

LOS PIONEROS

El primer intento para reemplazar la tracción a sangre fueron los vehículos propulsados a vapor. Se cree que los experimentos iniciales de producir los vehículos a vapor se llevaron a cabo en China, a fines del siglo XVII, pero los registros documentales más antiguos sobre el uso de esta fuerza motriz datan de 1769, cuando el escritor e inventor francés Nicholas-Joseph Cugnot presentó el primero de ellos. Era un triciclo de unas 4,5 toneladas, con ruedas de madera y llantas de hierro, cuyo motor estaba montado sobre los cigüeñales de las ruedas de un carro para transportar cañones. Era interesante como innovación pero muy poco útil; incluso su prototipo se estrellaría y una segunda máquina quedaría destruida en 1771, aunque la idea sería retomada y desarrollada en Inglaterra en los años siguientes. De hecho, hasta 1840 se construirían en ese país más de 40 coches y tractores propulsados a vapor. Para 1836 circulaban regularmente unas 9 diligencias a vapor, capaces de transportar cada una entre 10 y 20 pasajeros a unos 24 km/h.

Con todo, este período de crecimiento sería relativamente breve. Así las cosas, el motor de combustión interna seguiría siendo desarrollado de manera independiente por inventores e ingenieros en países como Alemania, Francia y Estados Unidos. Por su parte, Inglaterra inventó el concepto de vehículo autopropulsado hacia 1830, aunque su política apoyó al crecimiento ferroviario. El resultado sería desperdiciar la oportunidad de marcar, desde el principio, una soberanía absoluta en la industria automotriz.

La búsqueda se concentraba en alguna forma más práctica de mover los coches autopropulsados. Y la solución aparecería nuevamente en Europa en 1860, cuando el belga Etienne Lenoir patentó en Francia el primer motor a explosión capaz de ser usado; sobre ideas aparecidas en Inglaterra a fines del siglo XVIII. El camino estaba trazado, pero habrían de pasar otros seis años hasta que el alemán Gottlieb Daimler construyera en 1866 el primer automóvil propulsado por un motor de combustión interna. Su prototipo era un gigante de casi dos toneladas de peso que fue presentado en la Exposición de París de 1867 por su patrón, el industrial alemán Nicholas August Otto. Esta presentación sería la base de la nueva industria.

Dibujo de los primeros motores de combustión interna.

EL CONCEPTO MODERNO DE AUTOMÓVIL

Tras años de trabajo, fue el mismo Daimler quien ideó una variante de apenas 41 kg que sería el precursor de todos los motores a explosión que siguieran. Sobre esta planta motriz, el ingeniero mecánico Karl Benz diseñaría el primer vehículo utilizable impulsado por un motor de combustión interna; era un pequeño triciclo que comenzó a funcionar a principios de 1885 y fue patentado el 26 de enero de 1886. El mismo Benz presentó un primer automóvil de cuatro ruedas con su marca en 1893 y construyó un coche de carrera en 1899. Pero si bien su empresa había sido pionera, a principios del nuevo siglo había quedado algo relegada por negarse a incorporar los adelantos más modernos logrados por otros precursores, como Daimler y su socio, Wilhelm Maybach. Todo lo cual hizo que en 1926 se fusionara con la Daimler Motoren Gesellschaft para integrar la Daimler-Benz, que sería la predecesora de la famosísima Mercedes Benz.

Con los primeros años del siglo XIX se agudiza la competencia entre las nacientes fábricas y también la preocupación por mejorar los diferentes sistemas del automóvil, como frenos, amortiguadores, carburación, transmisión y arranques. El neumático había sido inventado en 1875 por el escocés Robert W. Thompson, pero ya lo había mejorado un veterinario compatriota suyo, John Boyd Dunlop, quien en 1888 patentó y desarrolló el primer neumático con cámara de aire para ser utilizado en automóviles y bicicletas. En 1897 y luego de años de esfuerzos, Robert Bosch conseguiría desarrollar un magneto de encendido de aplicación práctica y, casi simultáneamente, comenzaría a funcionar el motor de autoencendido de Rudolf Diesel, que no requería de un sistema eléctrico de ignición. De paso, digamos que el combustible para los motores comunes no era problema, porque otro alemán, el profesor de química Eilhard Mitscherlich había descubierto la bencina en 1833, con lo cual ya estaba disponible un nuevo hidrocarburo líquido: la gasolina o nafta.

¿Sabías qué...?
En 1898 el récord de velocidad en un auto era de 62.78 km/h.

LA EXPANSIÓN DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ

Era una época prolífica para el automóvil. En las postrimerías del siglo XIX, un joven francés llamado Louis Renault armó su primer auto en un taller instalado en los fondos de la casa de sus padres. Así, con 21 años, construyó su primer automóvil modificando un triciclo De Dion, añadiendo una rueda y una transmisión mediante una junta de cardano de su invención, y dotándolo de una caja de cambios de 3 velocidades y reversa.

Por su parte, hacia1892, el norteamericano Henry Ford armó su primera máquina rodante con motor a nafta y en 1908 lanzó el Ford T, que presentaba una gran cantidad de innovaciones. El modelo tenía el volante a la izquierda, siendo esto algo que la gran mayoría de las otras compañías pronto copiarían; todo el motor y la transmisión iban cerrados, los cuatro cilindros estaban encajados en un sólido bloque y la suspensión funcionaba mediante dos muelles semi-elípticos. El automóvil era muy sencillo de conducir y, más importante, fácil de reparar. Su nombre acapararía la fama sólo cuando, a partir de 1913, disminuyó significativamente los costos al instalar en su fábrica de Highland Park la primera cadena de montaje, el proceso se denominaba así porque una cadena metálica se enganchaba en el chasis para su armado. Ford vendería 15.000.000 de unidades de su modelo Ford T entre 1908 y 1928 y su marca sólo sería batida en 1972 por otro popular automóvil, el Volkswagen Sedán, oficialmente llamado Volkswagen Tipo 1 (y también conocido como Escarabajo).

De la aparición de los grandes autos surgió, como inevitable consecuencia, una pléyade de modelos que incorporaron mejoras en diversos sentidos. Tal vez, las más notables se refieran a los esfuerzos, esta vez más consistentes, por lograr líneas aerodinámicas más eficientes. De hecho, los incrementos de peso y potencia elevan los consumos. Por lo demás, junto a Renault y Ford habría de nombrarse también a otros pioneros que forjaron la historia del automóvil: Ettore Bugatti, Ferdinand Porsche, Armand Peugeot, André Citroën, Ferrucio Lamborghini, Enzo Ferrari. Gracias a ellos y a quienes los siguieron se originó la era del auto moderno, ése que aún hoy, más o menos aerodinámico, vemos andando por la calle.

La primera revolución industrial

Durante la segunda mitad del siglo XVIII se iniciaría en Inglaterra un proceso de profundas transformaciones económicas y sociales, conocido como Revolución Industrial. Al principio, los cambios fueron lentos y pasaron inadvertidos para la mayor parte de la población, pero tiempo después se consideraron revolucionarios por la profundidad de las transformaciones que impulsaron en la organización del trabajo, las relaciones sociales, la relación con la naturaleza, la ideología y los sistemas políticos. Así, este movimiento tecnológico y científico permitió al ser humano entrar en posesión de nuevos medios y elementos, que hicieron más viable la producción, el desarrollo y superación cultural y económica del hombre y de la sociedad en general.

Los trabajos agrícolas se optimizaron mediante la implementación de nuevas tecnologías. La máquina comienza a reemplazar al hombre y éste migra a la ciudad para emplearse en la industria.

CAUSAS

En este proceso de cambio constante y crecimiento continuo intervienen varios factores que se combinan y potencian entre sí, por lo que no puede hablarse de un único hecho. Así, las invenciones técnicas y los descubrimientos teóricos, el adelanto en el comercio internacional, la expansión colonial durante el siglo XVII, la creación de nuevos mercados financieros y la acumulación de capital son fuertes catalizadores de un tiempo en el que Gran Bretaña en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la historia de la humanidad.

La existencia de controles fronterizos más intensos evitó la propagación de enfermedades, disminuyendo así la propagación de epidemias como las ocurridas en tiempos anteriores. De esta manera, hubo un considerable aumento de la población que permitió mayor eficacia en la producción de alimentos y alentó a aquellos que no pudieron encontrar trabajos agrícolas a buscar empleos relacionados con la industria. Por ende, se originó un movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las fábricas.

CARACTERÍSTICAS

La primera Revolución Industrial se caracterizó por lo siguiente:
A) La mecanización de la industria y de la agricultura.
B) La aplicación de la fuerza motriz en la industria.
C) El desarrollo del sistema fabril.
D) El aceleramiento de los transportes y las comunicaciones.
E) El aumento notable del dominio capitalista en toda la actividad económica.

DEL TALLER A LA FÁBRICA

Los primeros cambios se registraron en la actividad manufacturera, sobre todo en la producción de textiles. Los modestos instrumentos empleados para el hilado o el tejido, en una por entonces insignificante producción, fueron reemplazados por telares mecánicos impulsados por energía hidráulica. Así fue como surgió el primer instrumento hábil, la denominada Spinning Jenny, una potente máquina inventada en 1765 por James Hargreaves que reproducía mecánicamente los movimientos del hilador utilizando una rueca con la que podía trabajar con varios husos al mismo tiempo. De esta manera, la combinación de la máquina de vapor con los telares mecánicos permitió aumentar notablemente el volumen de producción y la productividad del trabajo.

Spinning Jenny.

Los dueños de las nuevas máquinas eran, en su mayoría, comerciantes que abastecían los mercados europeos y coloniales y controlaban la fabricación de paños en las áreas rurales. Hacia las últimas décadas del siglo XVIII, estos burgueses comenzaron a construir edificios de gran tamaño, denominados fábricas. Allí instalaron los nuevos telares mecánicos y concentraron todo el proceso de producción de textiles. Los trabajadores concurrían a las fábricas y cumplían largas jornadas de trabajo; como pago, recibían un salario. Así, las fábricas constituyeron la base de la nueva organización económica.

¿Sabías qué...?
Los romanos conquistaron a Bretaña en el año 43.

La invención de la máquina de vapor por James Watt en 1712, posiblemente fue una de las más importantes innovaciones de la Revolución Industrial. Al funcionar continuamente, no era necesario que estuviera ubicada cerca de un río o un arroyo, tal como los molinos que funcionaban gracias a la energía hidráulica, ni tampoco dependía de las condiciones climáticas, como los molinos de viento. De hecho, hizo posible mejoramientos en el trabajo del metal al reemplazar el carbón vegetal por el coque -un combustible sólido formado por la destilación de carbón calentado a grandes temperaturas sin contacto con el aire- como reductor y fuente de energía en los altos hornos, lo que facilitó el desarrollo de la industria siderúrgica.

James Watt.

Fue durante la Revolución Industrial que nuevos métodos para la utilización del mineral de hierro se generalizaron. De este modo, la abundancia de carbón mineral en Inglaterra posibilitó a ese país el poder sustituir las máquinas hechas de madera por las de material de hierro. No obstante, sería recién en la llamada Segunda Revolución Industrial que Henry Bessemer crearía un método innovador de transformación del hierro en acero. Así, debido a su resistencia y su bajo costo de producción, el acero logró sustituir al hierro, transformándose en un metal básico para la fabricación de herramientas.

Por otra parte, hacia la primera mitad del siglo XIX los sistemas de transporte y de comunicación desencadenaron las primeras innovaciones. Así fueron surgiendo los primeros barcos a vapor (creado por Robert Fulton en el año 1807) y la locomotora de vapor (creada por George Stephenson en el año 1814), el recubrimiento de piedra en las carreteras (John Loudon McAdam), el telégrafo (inventado por Samuel Morse en el año 1836). Con todo, también se fueron instaurando las primeras iniciativas en el campo de la electricidad, como el descubrimiento de la ley de corriente eléctrica o ley de Ohm (experimentada por Georg Simon Ohm hacia 1827), y el estudio del electromagnetismo (descubierto por Michael Faraday en el año 1827), que fueron clave para el desarrollo de la Revolución Industrial.
En el sector textil la competencia entre ingleses y franceses permitió el perfeccionamiento de los telares. Así, el tejedor y comerciante francés Joseph Marie Jacquard participó en el desarrollo y dio su nombre al primer telar programable con tarjetas perforadas, mientras que Josue Heilmann inventó la primera máquina para el peinado de algodón. Por lo demás, el acero se convertiría en una de las más valorizadas materias primas. Hacia 1856, en los hornos de Siemens-Martin se llevó a cabo el proceso inventado por Sir Henry Bessemer para la transformación de hierro en acero. Así pues, la industria bélica presentó avances significativos.

APOGEO DEL CAPITALISMO

A medida que se desarrollaban las nuevas industrias, también se fueron sentando las bases de un modo distinto de organización de la producción y del trabajo, al que se lo conoce como capitalismo. Las antiguas sociedades integradas con capitales familiares fueron cediendo ante la aparición de las grandes sociedades anónimas, indispensables para costear los gastos que demandaban los medios necesarios para la producción. De este modo, se fue afirmando progresivamente un sistema económico en el que se diferenciaron dos nuevas clases sociales: los obreros industriales asalariados, que aportaban su fuerza de trabajo, y la burguesía, integrada exclusivamente por los propietarios del capital, es decir, de los medios necesarios para la producción: fábricas, máquinas, herramientas, tierras y dinero.
Con todo, colaboraron en ello diversos factores, como la libertad de enriquecimiento que benefició a quienes poseían la capacidad empresarial, así como la economía de mercado basada en el libre juego de la oferta y la demanda en la fijación de precios y salarios. De hecho, en los primeros tiempos de la industrialización, una parte de las ganancias de los capitalistas resultaba de la diferencia entre el costo de la producción y el precio de venta.

REVOLUCIÓN AGRÍCOLA

A partir del primer tercio del siglo XVIII, los sistemas de explotación tradicional de la tierra fueron modificándose como consecuencia de la aparición paulatina de innovaciones técnicas y de cambios en la distribución de la propiedad. Estas novedades se experimentaron por primera vez en el condado de Norfolk, ubicado al este de Inglaterra, difundiéndose luego hacia los demás países mediterráneos, en los que las innovaciones fueron más tardías y consistieron, sobre todo, en una mejora, diversificación y ampliación de los regadíos. De hecho, en aquellas zonas de Europa con mayor densidad de población se fueron generando nuevas técnicas, por lo que suele decirse que la creciente demanda de productos agrícolas llevó a una intensificación de los cultivos y a la concentración de la propiedad de la tierra.

El progreso técnico agropecuario se basaba ahora en la rotación de cultivos, que abarcaba tres o cuatro años, sin dejar en barbecho. Es decir que se plantaban cereales en años alternos y plantas forrajeras en los años intermedios. De esta manera, la rotación continuada implicó la inclusión de nuevos cultivos en el ciclo, en los que la tierra se regeneraba sin necesidad de dejar de producir. La incorporación del hierro mejoró de forma progresiva al utillaje agrícola, perfeccionando tanto forma como estructura. Con estas innovaciones la Revolución Industrial posibilitó cambios y ofreció nuevos recursos técnicos.

Este conjunto de innovaciones perjudicó notablemente a los campesinos, sobre todo a jornaleros y pequeños propietarios. Suprimidas las zonas comunales de pastos, reducido el bosque e incapaces de hacer frente a la competencia de las máquinas, sus posibilidades de subsistencia eran mínimas. En muchos casos, la única solución posible era la venta de propiedades a los terratenientes y el éxodo rural hacia las ciudades, que dio lugar a su proletarización. Este fue el precio de la modernización de las explotaciones.

Fábrica de rieles de acero.

TRANSFORMACIONES SOCIALES

La industrialización no sólo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó enormes transformaciones sociales. Todos estos cambios trajeron consigo consecuencias tales como el traspaso de la población del campo a la ciudad y el crecimiento sostenido de la población. No obstante, también se fueron generando serias consecuencias ambientales, ejemplificadas con el deterioro del ambiente y la degradación del paisaje y con la explotación irracional de la tierra.

Así las cosas, la concentración de las fábricas en las ciudades provocaría el crecimiento de los centros urbanos, adonde muchos campesinos y artesanos se dirigieron en busca de empleo. Por ello, el crecimiento de las ciudades inglesas de Londres, Manchester y Liverpool fue una de las consecuencias más significativas de la industrialización inglesa del siglo XIX.

NACIMIENTO DEL PROLETARIADO

Como consecuencia de la revolución agrícola y demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades. El campesino se fue desvinculando del señorío feudal y se convirtió en un jornalero cuyo trabajo se retribuyó con un salario, mientras que el artesano que trabajaba su propio taller se trasladó a las fábricas en calidad de obrero asalariado y pasó a depender del propietario de las máquinas. De esta manera, la concentración de industrias en las ciudades provocó el crecimiento de los centros urbanos como consecuencia del crecimiento natural de sus habitantes y por el arribo de nuevos contingentes.

Londres en el siglo XIX.

Estos nuevos obreros industriales se establecieron en los alrededores de las fábricas, generalmente ubicadas en los suburbios de las ciudades. No obstante, la carencia de habitaciones fue el primer problema que sufrió esta población marginada socialmente, a tal punto que debían vivir en espacios reducidos sin comodidades mínimas y carentes de higiene; aumentando así el hacinamiento y las malas condiciones de vida, y favoreciendo la propagación de epidemias y enfermedades contagiosas.

A ello también se sumaban sus propias condiciones laborales, en donde las jornadas de trabajo eran muy extensas, llegando a veces a más de 14 o 15 horas diarias y en las que participaban hombres, mujeres y niños con salarios miserables, y carentes de protección legal frente a la arbitrariedad de los dueños de las fábricas o centros de producción.

CRECIMIENTO DE LA BURGUESÍA

Como contraste, al proletariado industrial fortaleció el poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este modo el sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la regulación de los precios por el mercado de acuerdo con la oferta y la demanda. En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia terrateniente, logrando que su situación de privilegio social se basara fundamentalmente en la fortuna y no en el origen o la sangre.

Avalados por una doctrina que defendía la libertad económica, estos empresarios obtenían grandes riquezas no sólo como resultado de la diferencia entre el costo de la producción y el precio de venta sino, además, pagando bajos salarios por la fuerza de trabajo aportada por los obreros. En consecuencia, el principal conflicto de esa época fueron los reclamos para obtener salarios más altos y el mejoramiento de sus condiciones de trabajo.

CONSECUENCIAS

Tal como vimos, la Revolución Industrial tuvo importantes consecuencias en el mundo. Ahora bien, si bien es cierto que otorgó enormes ventajas en el incremento de la producción, también es cierto que ocasionaron problemas de orden socioeconómico que, más tarde, darían carácter fundamental a las luchas sociales y a las reivindicaciones del trabajador asalariado. Por ello, podemos mencionar como consecuencias de este proceso las que siguen a continuación:

A) El desplazamiento del hombre por la máquina, que realiza la labor en menos tiempo y a menor costo.
B) El abaratamiento de los costos de producción y de transporte.
C) La creación de empresas monopólicas: las nuevas técnicas industriales, a diferencia de las antiguas, necesitaron de la creación de empresas de gran envergadura y la concentración de la población en extensas aglomeraciones urbanas.
D) La aparición, por consiguiente, de grandes centros fabriles. En este sentido, las grandes metrópolis se convirtieron en lugar de cita de la sociedad industrial.
E) La construcción y exportación de maquinarias propias de los países más industrializados hacia aquellos que buscan incrementar su desarrollo mejorando su infraestructura y desarrollando vías de comunicación.
F) El nacimiento de lo que se constituirá en el proletariado industrial.
G) La aparición de un mercantilismo impuesto con notable rapidez. Se hizo necesario que cada país industrial desarrolle su imperio colonial que dependiese de sí mismo y formase una extensa y compleja unidad comercial autosuficiente, protegida, en caso de ser necesario, por barreras aduaneras contra la competencia exterior.

La dominación colonial en América

Posteriormente a la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 con el apoyo de la Corona de Castilla, hacia finales del siglo XV comenzaría lo que se dio en llamar la colonización europea de América. A partir de ahí, tanto el Imperio español como el Imperio portugués y, desde comienzos del siglo XVII, el Imperio Británico (1607), Francia (1608) y los Países Bajos (1625), conquistaron y colonizaron una gran parte del territorio americano, sometiendo a sus pobladores nativos.

El Imperio español y el Imperio portugués fueron los primeros en realizar la conquista, y se asentaron principalmente en el sur de Norteamérica, Centroamérica y en el área andina de Sudamérica. A su vez, España fue la potencia que mayor presencia colonial impuso en América. En el Caribe, dominaría fundamentalmente Cuba, La Española, Puerto Rico, Jamaica, e incluiría a la península de Florida dentro de sus posesiones caribeñas. Desde los asentamientos antillanos, tomó posesión por la fuerza de los grandes Estados existentes en América en ese momento: en América del Norte llegó a apropiarse del Imperio azteca, en el actual México, estableciéndose en sus ciudades. A partir de ahí controló una gran parte de América Central. Con todo, desde Panamá emprendió la conquista de la zona andina de América del Sur hasta la zona central del actual territorio chileno. Al mismo tiempo, en busca de la Sierra de la Plata y las tierras del Rey Blanco, se fundaron ciudades en el estuario del Plata y sobre las márgenes de los ríos Paraná y Paraguay.

Por su parte, Portugal se apropiaría de la mayor parte de la franja costera atlántica de la región norte de América del Sur, que más tarde originaría el Estado de Brasil. Inglaterra establecería trece colonias en la franja costera atlántica norteamericana, además de asentarse en algunas islas caribeñas. Francia ocuparía la actual Guayana Francesa en Sudamérica (aún bajo su dominio), Luisiana en el Golfo de México, algunas islas del Caribe, y la región canadiense de Québec. En tanto, los países Bajos establecerían colonias en Norteamérica (cuyo asentamiento más reconocido era Nueva Ámsterdam, que luego sería Nueva York), norte de América del Sur (Guyana holandesa, hoy Surinam) y algunos asientos en islas caribeñas, más precisamente en las Antillas y Aruba.

DOMINACIÓN COLONIAL HISPANA

En 1494, en la localidad española de Tordesillas (actualmente en la provincia de Valladolid), Isabel I y Fernando II, reyes de Castilla y Aragón respectivamente, y Juan II, rey de Portugal, se comprometieron a respetar una serie de cláusulas destinadas a repartirse las zonas de conquista y anexión del Nuevo Mundo. La primera y principal establecía una línea imaginaria de demarcación, de polo a polo, distante 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. A partir de entonces, todo lo que se descubriera al Este de dicha línea pertenecería a la corona de Portugal, mientras que lo encontrado al Oeste correspondería a Castilla y Aragón.

Tratado de Tordesillas.
¿Sabías qué...?
Los españoles llevaron técnicas de entretejido textil a su continente.

EL CONTROL POLÍTICO DE LAS COLONIAS

Durante el siglo XVI, la monarquía española se propuso fortalecer el control político sobre sus nuevos territorios americanos. Con este fin, crearía instituciones y nombraría autoridades dedicadas exclusivamente al gobierno de las colonias americanas. Algunas de estas instituciones tenían su sede en España y otras en territorio americano.

AUTORIDADES COLONIALES EN ESPAÑA

• La Casa de Contratación, creada en 1503, encargada de legislar y de controlar el comercio y la navegación, desde y hacia las colonias.
• El Consejo de Indias, creado en 1519, encargado del gobierno y la justicia colonial.

AUTORIDADES COLONIALES EN AMÉRICA

• La autoridad más importante era el Virrey, que representaba al rey de España y administraba los Virreinatos, nombre que recibieron los extensos territorios en que se dividieron las colonias españolas para su gobierno.
• Para ejercer la justicia en los Virreinatos se crearon las Audiencias. Los fallos de estos tribunales podían ser apelados ante el Consejo de Indias.
• En las zonas de frontera con otros imperios coloniales y en las regiones más alejadas de los centros de poder colonial se establecieron Gobernaciones. Como consecuencia de la lejanía y el aislamiento respecto de las principales autoridades coloniales, cada gobernador asumió simultáneamente facultades ejecutivas, militares y judiciales.

LA EXPLOTACIÓN ECONÓMICA DE LAS COLONIAS ESPAÑOLAS

Después de la conquista de los Estados azteca e inca y el sometimiento de otros pueblos originarios, los conquistadores tomaron los tesoros de oro y plata guardados en los templos indígenas. Posteriormente, se dedicaron a la búsqueda de yacimientos de metales preciosos. Los principales centros mineros estaban ubicados en el cerro de Potosí, en el Virreinato del Perú, y en Zacatecas, en el Virreinato de Nueva España.

El proceso de extracción y posterior refinamiento de la plata exigió importantes inversiones de capital para la adquisición de herramientas y la construcción de obras hidráulicas que evitaran la inundación de las minas. Por su parte, hacia la segunda mitad del siglo XVI, la introducción del proceso de amalgama para separar la plata de otros minerales provocaría un notable aumento de la producción minera.

Así, como consecuencia del descubrimiento y la explotación sistemática de las minas de oro y plata, durante el siglo XVI la monarquía española obtuvo una inmensa cantidad de metales preciosos. La riqueza americana sirvió para abastecer a los ejércitos españoles, mantener la burocracia administrativa y obtener, por medio del comercio internacional, los bienes de lujo consumidos por la nobleza.

Imagen actual de la mina de Cerro Rico, en Potosí (Bolivia).

LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS

Los colonizadores españoles emplearon a los indígenas como mano de obra en las distintas actividades económicas.
Así, para la explotación de las minas de Potosí se organizaría el sistema de la mita, por el cual cada comunidad indígena de la región fue obligada a enviar a una parte de sus miembros a trabajar por turnos rotativos. Además, era una organización de trabajo que se extendería también en el mercado interno, ya que desarrolló internamente una economía de mercado con productos y servicios para España.

En las minas también trabajaban los yanaconas, indígenas que se habían desvinculado de sus comunidades y habían sido tomados al servicio de algunos españoles. Otros indígenas trabajaban en la producción de metales en forma independiente y recibían como pago una pequeña parte del metal extraído.

Otra forma de explotación del trabajo indígena era la encomienda. Según este sistema, la Corona asignaba a un español un determinado número de nativos que debían trabajar para él. A cambio, el encomendero se comprometía a proporcionar a los indígenas protección y cuidados y a educarlos en la fe cristiana.

Con todo, en el Virreinato de Nueva España no se implementó el sistema de la mita. Muchos españoles y mestizos pobres participaron en la producción de plata junto con grupos de indígenas del sur y el centro de México, que migraron hacia las zonas mineras para trabajar a cambio de un salario o una porción de metal.

¿Sabías qué...?
Durante los siglos XV y XVI, Portugal fue una potencia económica, social y cultural mundial.

DOMINACIÓN COLONIAL PORTUGUESA

Durante el siglo XVI, los portugueses extendieron su dominio por las costas del actual territorio del Brasil. Allí fundaron las primeras ciudades-puerto: San Salvador, Río de Janeiro y Pernambuco. Ahora bien, la monarquía portuguesa ejercería sobre sus colonias americanas un control menos directo que la Corona española. De este modo, para organizar el territorio colonial sobre la costa atlántica, en 1530, el rey Juan III lo dividió en quince capitanías y designó al frente del gobierno de cada una a miembros de la corte imperial.

De esta manera, comenzaría la colonización portuguesa de América, motivada por razones económicas y estratégicas. Por una parte, dentro de las razones económicas, la merma en las ganancias en el comercio con el Oriente y las nuevas posibilidades mercantiles que la propia dominación permitía; entre las razones estratégicas, la principal era combatir las ambiciones españolas y/o francesas por ese territorio.

Con todo, a principios del siglo XVI, una expedición portuguesa recorrería las costas brasileñas al norte del río Amazonas. Los exploradores encontraron allí una gran cantidad de árboles de cuya corteza podía extraerse una sustancia apropiada para teñir tejidos, a la que llamaron palo brasil. Los indígenas de la zona talaban los árboles y se los entregaban a los portugueses, quienes los llevaban a Europa, donde se procesaba la madera y se obtenía la tintura. Así, los portugueses organizaron un sistema comercial que se caracterizaba por el tráfico intercontinental de productos que se obtenían sin necesidad de grandes inversiones de capital, ni asentamientos permanentes en las áreas productivas.

Con la llegada y conquista de América, por parte de los europeos, se trazaron planes de expansión que exigían mano de obra barata. Comenzó así el comercio a gran escala de esclavos africanos: el comercio negrero.

Los principales productos comercializados eran el palo brasil, especias, sedas y esclavos capturados en las costas africanas.

Ya en el siglo XVIII, los colonizadores portugueses comenzarían a organizar el cultivo del azúcar, cuya producción se desarrolló en los territorios del actual nordeste brasileño, sobre todo en la capitanía de Bahía. A su vez, los portugueses intentaron someter a la población indígena nómada que vivía en la región con el fin de emplearla como fuerza de trabajo en las haciendas azucareras. Para ello, organizaron compañías militares o bandeiras que se establecieron para realizar expediciones al interior del territorio y de la selva amazónica. Gran parte de esa población fue esclavizada, aunque no fueron suficientes para la mano de obra. Ante esta situación, a partir de 1530, los propietarios de las plantaciones recurrieron al uso de nativos africanos que habían sido reducidos a la esclavitud y trasladados al Brasil.

La producción del azúcar se realizaba en el ingenio. Este era el nombre que recibía el conjunto integrado por la hacienda donde se cultivaba la caña de azúcar, las herramientas empleadas para molerla y procesarla, y los almacenes donde se guardaba. Sus poderosos propietarios fueron conocidos como señores de ingenio.

Por lo demás, la exploración y colonización del interior del Brasil tuvo gran impulso a partir de 1693, cuando se descubrió oro en la región de Minas Gerais. Durante la primera mitad del siglo XVIII, la economía brasileña estuvo basada en la explotación y exportación de este metal precioso.

DOMINACIÓN COLONIAL INGLESA, FRANCESA Y HOLANDESA

Sin dudas, tanto franceses como holandeses e ingleses participaron de la empresa colonizadora en América. Así, además de buscar un paso hacia Oriente por el norte del continente, se proponían disputarles a España y Portugal el comercio (legal o de contrabando) con las colonias americanas y contar con productos para exportar a Europa.

Desde 1534, los franceses explorarían la costa atlántica del actual territorio de Canadá. En 1608, Samuel de Champlain remontó el río San Lorenzo, donde fundó la ciudad de Québec. El territorio fue conocido como Nueva Francia. En esa época, la principal explotación económica de la zona eran las pieles de castor que los comerciantes franceses compraban a los indígenas; con ellas se hacían sombreros que luego eran vendidos en Europa. La Corona francesa encargó a los jesuitas la evangelización de las comunidades indígenas que vivían en esas tierras.

En 1581, los holandeses se independizaron de España y crearon la Compañía de las Indias Orientales, encargada de organizar empresas comerciales y de colonización. Los holandeses fueron los principales adversarios de los portugueses, y disputaron sus posesiones en América, Asia y África. Así, hacia 1623, compraron a los indígenas una porción de territorio en América del Norte. Años más tarde, los ingleses conquistaron la ciudad y le pusieron el nombre de Nueva York.

Por su parte, los ingleses siguieron navegando las costas del norte de América para pescar bacalao, una de sus principales exportaciones. A principios del siglo XVII, en 1606, establecieron la primera colonia en tierra americana: Virginia. Con todo, intentarían establecer colonias que no poseían las características del rígido sistema feudal europeo. Hacia 1820 llegarían colonos conocidos como puritanos, que se habían marchado de Inglaterra perseguidos por sus ideas religiosas. Se los llamaba así porque reclamaban a la Corona británica y a la Iglesia oficial (la anglicana) una religiosidad más profunda y mayor austeridad. Por lo demás, la colonización también tuvo motivaciones económicas. De este modo, a lo largo del siglo XVII, en las colonias del noreste (Massachusetts), la principal actividad económica sería la agricultura para el abastecimiento interno. Las colonias del sureste (Virginia, Carolina y Georgia), en cambio, se especializaron en la producción de tabaco, algodón y azúcar para la exportación. Estos productos eran cultivados en grandes plantaciones que empleaban mano de obra esclava.

Con todo, las islas del Caribe fueron disputadas y repartidas por todas las potencias coloniales. Las plantaciones de azúcar y tabaco serían los principales cultivos que habrían de desarrollar.

Esclavos trabajando en los campos de algodón, en América del Norte. Varias de sus colonias se especializaron en la producción para la exportación.

La revolución cubana

La Revolución Cubana fue un hecho histórico que marcaría al pueblo de Cuba, Latinoamérica y al resto del mundo. Tuvo sus orígenes en el fracasado asalto al cuartel Moncada que Fidel Castro lideró el 26 de julio de 1953, cuyo objetivo era derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. A raíz de ese incidente, Castro creó el Movimiento 26 de Julio, a través de una estrategia guerrillera; su propósito sería instaurar un gobierno nacionalista y antiimperialista en enero de 1959. Convertido en jefe indiscutible del movimiento revolucionario, reorientó la política y economía cubana hacia el bloque comunista soviético. Por su parte, Ernesto Che Guevara se convertiría en un mito de la revolución al morir en Bolivia en 1967, intentando extender la experiencia guerrillera.

Plaza de la Revolución, La Habana.

ANTECEDENTES

El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 efectuado por el general Fulgencio Batista es el antecedente político más inmediato del estallido de la revolución cubana de 1959. La dictadura fue reconocida por los Estados Unidos, país que intervenía en la política cubana desde 1902 ya que tenía inversiones económicas que resguardar. El reconocimiento de la dictadura se debió al recelo que le habían suscitado los regímenes moderados de izquierda de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás. Batista estrenó su régimen autoritario prometiendo la erradicación de la corrupción y del comunismo que, a su juicio, eran las dos amenazas de la prosperidad económica que se vivía; ninguna se erradicó. Uno de los reductos antigubernamentales más activos sería la Universidad de la Habana; allí, un grupo de jóvenes estudiantes de izquierda intentaría acometer un golpe de Estado el 26 de julio de 1953.

Su líder, Fidel Castro, organizaría un ataque al cuartel militar de Moncada en Santiago de Cuba iniciando una rebelión generalizada en contra de la dictadura; en la refriega los conspiradores fueron apresados. Unos meses después, Batista reorganizaba su gobierno ampliando la participación del ejército. El proceso abierto contra los golpistas por conspiración y desorden público se celebró en agosto de 1953. Fidel Castro asumió su defensa con un alegato en favor de los derechos humanos y de la potestad de luchar contra las tiranías terminando con la frase: “¡Condenadme, no importa! ¡La historia me absolverá!”. Castro pidió el retorno de la democracia, elecciones libres y libertad de expresión. El tribunal lo condenaría a quince años de cárcel, aunque el 5 de mayo de 1955, Castro se beneficiaría de una amnistía política y viajaría a México, en donde plantea una nueva estrategia contra el régimen de Batista.

¿Sabías qué...?
El retrato fotográfico del Che, hecho por Alberto Korda, es una de las imágenes más reproducidas en el mundo.

LA LUCHA ARMADA

Batista ganó unas elecciones con el retiro de sus opositores por falta de transparencia en los comicios; inauguraba así su cuarto gobierno. En 1956 la mayor conspiración contra Batista sería el desembarco de Castro en la isla el 2 de diciembre junto a unos ochenta estudiantes y exiliados; todos fundadores del Movimiento 26 de julio. Su manifiesto, el “Plan de México”, lo describe como un movimiento insurreccional amplio, abierto a la incorporación de otras organizaciones revolucionarias; dispuesto a acabar con la tiranía para restablecer la democracia. Entre quienes firmaron el acta se encontraba Ernesto Guevara, apodado el Che, quien no ocultó nunca su filiación comunista.

El desembarco del “Granma” permitió a Castro y a sus acompañantes refugiarse en Sierra Maestra, zona desde donde organizarían la resistencia armada. Las simpatías que despertaba la guerrilla castrista en 1957 con su prédica liberadora, sus ataques a los puestos militares y el mito nacionalista que identificaba a sus líderes, haría que al movimiento se sumaran grandes sectores de la población. Desde Santiago de Cuba, los rebeldes lanzaron el 12 de julio de 1957 un nuevo manifiesto con los grupos políticos afines insistiendo en que la razón del movimiento era acabar con el régimen de Batista y sus violaciones de los derechos humanos.

El gobierno de Batista experimenta, desde 1957, varias crisis en su frente interno y externo que, poco a poco, intensifican su aislamiento. La primera estalla con la rebelión de un sector de la marina de guerra el 5 de septiembre de 1957; el entendimiento entre Batista y las fuerzas armadas había dejado de existir. Además, surgió la crisis económica provocada por la caída de los precios internacionales del azúcar. Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos llegaron a su punto más bajo con el embargo de armas que decretaría este último. La convocatoria de elecciones para julio de 1958 hizo evidente el descontento de los partidos políticos con Batista, a quien demandaron la plena restauración de la constitución reformista de 1940.

La difícil coyuntura política y económica hizo que las elecciones se realicen en noviembre de 1958; Castro y su grupo boicotearon el acto denunciándolo como fraude. En medio de la violencia triunfaría la candidatura oficial, a pesar de que se consideraba que Márquez Sterling había sido el verdadero triunfador. El gobierno dio por válidos los resultados y Batista transfirió el cargo a su sucesor a principios de 1959.

Hacia diciembre de 1958, Castro y los seguidores que se sumaron a su movimiento guerrillero acometieron la última ofensiva contra el régimen de Batista. En su recorrido hacia La Habana, las ciudades más importantes del país fueron cayendo bajo su control sin oponer mayor resistencia; el 31 de diciembre de 1959, ya se encontraban en las afueras de la capital. Presionado por los militares, Batista renunció al cargo y se exilió en República Dominicana. Los “guerrilleros barbudos” habían logrado su objetivo de derribar al dictador y Castro entró en La Habana el 8 de enero de 1959.

LA REVOLUCIÓN EN EL PODER

La revolución encontraría respaldo para su institucionalización internacional en el reconocimiento de Estados Unidos al presidente provisional Manuel Urrutia. Sin embargo, el asentamiento definitivo de la revolución comenzaría con el nombramiento del propio Fidel Castro como primer ministro el 16 de febrero. En medio de un amplio apoyo popular, éste prometió forjar la redención moral y la realización nacional en Cuba, pasando a ser secundarias sus demandas originarias de libertad política.

Las reformas sociales que decretó Castro durante su primer año de gobierno tuvieron un carácter moderado pero nacionalista. Después de hacer una visita no oficial a Estados Unidos, decretó la reforma agraria de 1959 que expropió los latifundios azucareros en manos de las compañías norteamericanas a las que se ofreció una compensación económica. El primer incidente político al que Castro se enfrentó fue el reemplazo del presidente Urrutia, por Osvaldo Dorticós el 17 de julio de 1959. Para forzar ese cambio, Castro presentó su renuncia al cargo de primer ministro, rectificándose tras el relevo de Urrutia.

A principios de 1960 se iniciaría el distanciamiento entre el régimen cubano y la administración norteamericana al reanudar Cuba sus relaciones diplomáticas y comerciales con la Unión Soviética.

En mayo, Estados Unidos suspendió la ayuda económica que había prestado al régimen cubano y, dos meses después, redujo en un 95% la cuota de adquisición de azúcar cubana. El 2 de septiembre de 1960, Cuba canceló el pacto militar de defensa del hemisferio occidental que había firmado en 1947. A su vez, Castro nacionalizó más de ciento cincuenta empresas norteamericanas. Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961 e inicia una ofensiva desestabilizadora apoyando la invasión de la isla en Bahía de Cochinos el 20 de febrero de 1961. Ante ese intento, el régimen cubano proclama el carácter socialista de la revolución. Cuba iniciaría así su alineación con el bloque soviético. Pero no sólo la política y la economía comenzaron a vincularse al socialismo, también en el plano de la colaboración militar las relaciones con Moscú se estrecharon. Ello provocó la crisis de los misiles, una situación de tensión mundial que estalló en octubre de 1962 al denunciar el presidente Kennedy la existencia en la isla de cohetes soviéticos de ofensiva. La posibilidad de un ataque directo del ejército norteamericano se apaciguó cuando el jefe de Estado soviético, Nikita Krushev, ordenó retirar dicho armamento.

¿Sabías qué...?
Castro entró al Libro Guiness de los Records por pronunciar el discurso más extenso en la historia de Naciones Unidas: 4 horas y 29 minutos.

Desde 1962, la revolución cubana en el poder experimentó varias etapas:

1) la etapa del camino al socialismo (1962-1985)
2) la fase de rectificación de errores (1986-1990)
3) el período especial (1991-1994)
4) el proceso de reforma económica (1995 en adelante).

La etapa del camino al socialismo representa los momentos de máximo apogeo del régimen castrista. En política interior, el mayor avance ocurre en el campo económico debido a una redistribución más equitativa de la riqueza y casi alcanzar el pleno empleo. Se logran importantes avances sociales al garantizarse los servicios básicos de educación, salud, vivienda y cultura. El Estado se convierte en el dueño de todos los bienes de producción y en el exclusivo inversionista en el país, supeditando toda su política económica a planificaciones quinquenales. Por último, la dependencia comercial que se forja con el bloque soviético a cambio de su asistencia militar y económica conduce al país a concentrarse en una actividad mono-productora: la siembra de azúcar.

Con respecto a la competencia política, ésta es impuesta en 1965 al reconocimiento legal de una única organización: el Partido Comunista Cubano. Los partidos políticos anteriores a 1959 fueron prohibidos. Cuba experimenta un permanente embargo comercial de Estados Unidos y es expulsada de la Organización de los Estados Americanos. La política internacional del régimen se torna agresiva cuando disemina su experiencia revolucionaria a otros países. En el continente americano tal liderazgo es asumido desde 1965 por Ernesto Che Guevara y su proyecto de descolonización sustentado en la teoría del “foquismo guerrillero”. Su muerte en Bolivia en 1967 interrumpiría el intento de internacionalizar la revolución en el continente; ésta se reanudaría a fines de los años setenta con el apoyo a las guerrillas nicaragüense y salvadoreña. En su empeño de exportar su revolución, Cuba trasladó el escenario de su influencia a África apoyando a los movimientos de liberación de Angola, Etiopía, Sierra Leona, Guinea Ecuatorial y Somalia entre los años sesenta y ochenta; bien a través de asesoría militar o mediante el envío de tropas.

Camilo Cienfuegos.

A partir de 1986, en coincidencia con los cambios liberalizadores que comienza a experimentar la Unión Soviética, Castro patrocina en la isla un camino inverso conocido como el “proceso de rectificación de errores”. Con este discurso se trata de detener la pequeña experiencia de apertura al mercado tolerada por el régimen a principios de 1980. Pero esta coyuntura se destacará por la primera crisis económica cubana debido a la drástica caída internacional de los precios del azúcar, ocurrida en 1985. Esta situación afectaría especialmente a la sociedad, tornándose cotidianas las campañas de racionamiento de bienes. En materia internacional, el fracaso de los movimientos de liberación nacional en África y la dificultad económica de mantener las tropas y subsidios hace retroceder a Castro en su idea de exportar la revolución.

El desmoronamiento del bloque soviético comenzado en 1989 afectaría drásticamente la política de Cuba. Asimismo, el colapso del comunismo en todos los países vinculados a la órbita soviética empeoraría su situación interna. La pérdida definitiva de la ayuda económica que recibía de la Unión Soviética, la extrema vulnerabilidad de su economía exportadora en los mercados internacionales y la prolongación del embargo norteamericano, hicieron presagiar la caída del régimen. Al decretar en 1990 el inicio del “período especial”, Castro no sólo se propuso salvar los logros sociales obtenidos por la revolución cubana sino también su propio régimen del partido único. Se decretó la reorientación de su comercio exterior y se incentivó el desarrollo de infraestructuras vinculadas al turismo. Se ejecutaron medidas liberalizadoras, al mismo tiempo que se permitieron las actividades laborales privadas. Ninguna de estas medidas ha podido evitar que el crecimiento económico cubano experimentara un retroceso significativo y que la mayoría de la población se empobreciera aún más.

Monumento al Che Guevara en Santa Clara, donde se encuentran enterrados sus restos.

La fase más reciente de la revolución cubana ha tomado el nombre de proceso de reforma económica. Oficialmente esta fase empezó en 1995, aunque ella no ha hecho más que matizar algunos de los cambios ocurridos tras la apertura económica y la descentralización exportadora iniciadas en 1992. Por lo demás, el régimen castrista sigue resistiéndose a impulsar una transición política a la democracia.

La Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial fue un acontecimiento bélico internacional que se desarrolló entre el 28 de julio de 1914 y el 11 de noviembre de 1918. No sólo llegaría a convertirse en una “Guerra Total” sino que trascendería al ámbito mundial cuando intervinieron en ese conflicto naciones situadas en otros continentes. Por primera vez en la historia de la humanidad, una lucha armada involucraba a todas las grandes potencias del mundo, que se alinearían en dos bandos enfrentados: por un lado, los Aliados de la Triple Entente, y, por otro, las Potencias Centrales de la Triple Alianza.

Varios son los rasgos distintivos de la Primera Guerra Mundial con respecto a aquellos conflictos a los que le precedieron en el siglo XIX: su gran extensión, su larga duración, el empleo de un sofisticado armamento, la masiva movilización militar y civil, y el uso de la propaganda.

Todas las fuerzas en conflicto creyeron que la guerra iba a ser rápida y contundente. Sin embargo, una vez iniciadas las operaciones, se haría evidente que la contienda se convertiría en una lenta agonía que, por su magnitud y consecuencias, constituiría una brecha que separaría el siglo XX de todo lo precedente.

Ilustración digital del mapa de Europa durante la Primera Guerra Mundial.

CAUSAS

A finales del siglo XIX, el dominio sobre las colonias provocaría conflictos entre las potencias dominantes que se resolvían por acuerdos diplomáticos, o por guerras locales. Sin embargo, la diplomacia internacional iría variando. A medida que crecían las necesidades de expansión de las grandes potencias, las confrontaciones se hicieron incontrolables. Asimismo, era difícil resolver los conflictos en un escenario que se había ampliado.

ANTECEDENTES: tensiones entre las potencias europeas antes de la I Guerra Mundial.

1. Bismarck y la diplomacia europea de 1871 a 1890.

Otto von Bismarck había organizado las relaciones entre las distintas potencias europeas; su objetivo sería aislar a Francia para evitar un posible revanchismo por la pérdida de Alsacia y Lorena además de concertar alianzas con Austria-Hungría, Rusia, Italia e incluso con Gran Bretaña.

Bismarck perseguía como objetivo final la paz, aunque no dudó en utilizar la amenaza de guerra para forzar la firma de un tratado. Estas amenazas hacen que las potencias europeas inicien la carrera armamentística. Cuando Bismarck abandona la política, sus sucesores no serán lo suficiente hábiles para mantener estos objetivos y Rusia se aliará a Francia haciendo la guerra inevitable.

2. El caos de los Balcanes.

En la zona de los Balcanes, el Imperio otomano se desmembraba; por ello, todos los jóvenes países nacidos de su deterioro aspiraban a su independencia. Sin embargo, las dificultades eran muchas: los pueblos mezclados hacían de la zona un mosaico de lenguas y religiones; resultando imposible el nacimiento de Estados viables. Ante este caos, Serbia pretende la unión de todas las minorías para formar la Unión de los Eslavos del Sur o Yugoslavia.

A nivel internacional dos grandes potencias tienen ambiciones territoriales sobre la zona: Rusia busca una salida al Mediterráneo, por lo que apoya a Serbia; Austria-Hungría, en cambio, pretende extenderse hacia el sur. Las rivalidades entre ellas irían en aumento y entre 1908 y 1909 Rusia y Austria llegan casi a la guerra a causa de Bosnia, territorio que se incorpora a Austria y cuyo reconocimiento Alemania, aliada suya, exigía al zar. Rusia tendría que aceptar esta resolución, siendo humillada por ello. Esta rivalidad entre Rusia y Austria será una de las causas de la Guerra.

El conflicto reveló la maquinaria de terror paradójicamente surgida de los avances y el progreso de la ciencia y la tecnología. El intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra (fusiles, ametralladoras, gases venenosos, vehículos de combate, dirigibles, primeros aviones de guerra, y acorazados) modificarían la ciencia militar.

3. La crisis marroquí.

La rivalidad entre Alemania y Francia se manifiesta en Marruecos, zona sobre la que Francia pretende instaurar un protectorado y en la que Alemania tiene intereses comerciales. En definitiva, las crisis y rivalidades de los Balcanes y de Marruecos van a consolidar en Europa a dos bloques: Alemania aliada de Austria-Hungría y Rusia aliada de Francia.

CAUSAS PRÓXIMAS

1. Rivalidades territoriales.

Francia deseaba el territorio de Alsacia y Lorena que le había sido arrebatado por Alemania en 1871; la tensión aumentará cuando Alemania inicie una política de germanización sobre la población de lengua francesa de esos territorios. Por su parte, Polonia sigue repartida entre Rusia, Austria y Prusia por lo que, en la zona austríaca, el gobierno es tolerante con el nacionalismo polaco; en la zona prusiana (alemana), por el contrario, se prohíbe la lengua y se instalan colonos de habla alemana; y en Rusia, el zar alienta el nacionalismo para que Polonia se unifique e integre dentro del Imperio Ruso.

En los Balcanes se producen enfrentamientos conocidos como Guerras Balcánicas. Estos conflictos supusieron la expulsión definitiva del Imperio otomano de la península salvo en el extremo oriental de Tracia, el establecimiento de fronteras casi definitivas y el nacimiento de Albania como Estado independiente. Sin embargo, no se resolvieron las disputas territoriales entre los países balcánicos, manteniendo Bulgaria sus deseos de nuevas fronteras; Macedonia, Tracia y Dobruja serían objeto de competencia.

En el Imperio Austro-húngaro, los movimientos nacionalistas de los distintos territorios que componen ese Estado (húngaros, checos, eslovacos) aspiran a una mayor autonomía e incluso a la independencia. Este factor genera inestabilidad y es aprovechado por sus rivales.

2. Rivalidades militares.

Ante una posible guerra, todas las potencias se lanzaron a la carrera armamentística, por lo que el servicio militar es prolongado a tres años, multiplicándose el presupuesto del ejército. Francia y Gran Bretaña temían por el rearme alemán, pues disponía de un gran potencial industrial.

3. Rivalidades económicas.

Gran Bretaña había sido la gran potencia industrial de Europa hasta finales del siglo XIX. Sin embargo, desde los inicios del XX, tiene que sufrir el desarrollo de la industria alemana y su sustitución en los distintos mercados europeos. Además, la política económica alemana era agresiva, con fuertes medidas proteccionistas que fomentaban la exportación y la conquista de mercados.

4 Las causas psicológicas.

Algunos historiadores han señalado la importancia de los medios de comunicación para influir en el estado de ánimo colectivo manejando a la opinión pública; también fueron causantes del aumento de la tensión. Se cree que el aumento de efectivos en los distintos ejércitos estuvo motivado por ese clima. Alemania pasó de 621.000 hombres a 820.000 en un año, Austria pasó de 100.000 a 160.000, Francia logró unos efectivos de 750.000 hombres y Rusia 1.800.000. Junto con el aumento de efectivos también se produce el aumento de los impuestos para fines bélicos en casi todos los países; para justificarlo se bombardea con la idea de guerra inminente.

¿Sabías qué...?
Alemania terminó de pagar sus deudas por reparaciones de la primera guerra mundial el 3 de Octubre de 2010.

EL DESARROLLO BÉLICO

LOS BLOQUES CONTENDIENTES

Son las dos alianzas en las que se agrupaban los países europeos:

La Triple Entente: Francia, Reino Unido y Rusia.
La Triple Alianza: Alemania, Austria-Hungría e Italia.

Cada uno de ellos va a hacer esfuerzos para atraer a otros países y aumentar su potencial militar; tendrán que prometer concesiones territoriales y promesas difíciles de cumplir. Japón, por ejemplo, entró en la guerra en agosto de 1914 por los aliados, para quedarse con factorías de Alemania en Asia. Hacia noviembre, Turquía apoyaría a los imperios centrales: fue un duro golpe a los aliados pues la única salida de Rusia era por el Mar Negro y Turquía controlaba los estrechos que lo comunicaban con el Egeo. En mayo de 1915 entra Italia con los aliados, con la promesa de ciertas concesiones territoriales a costa de Austria.

Durante febrero de 1917 un acontecimiento decisivo dio un viraje completo al conflicto: la Revolución rusa. Ésta obligaría a abdicar al Zar Nicolás II, quedando Aleksandr Kérenski, quien continuaría en guerra contra Alemania. Sin embargo, en octubre estalla la revolución bolchevique que depuso al gobierno de Kérenski. La inestabilidad permitió a los alemanes un gran avance en Rusia. Los bolcheviques tomaron el control y firmaron el armisticio con los imperios centrales en el mes de diciembre. Así, para obtener la paz consintieron enormes sacrificios económicos y territoriales.

Hacia abril de 1917 los Estados Unidos le declaran la guerra a los imperios centrales, dándole a la contienda el carácter mundial pero sus efectos no se sentirían sino hasta 1918. El hecho que motivó el ingreso de Estados Unidos en la guerra, fue el hundimiento del Lusitania, donde murieron 123 estadounidenses, por un submarino alemán. Los países que permanecerían neutrales a final de la guerra serían Suiza, los Países Escandinavos, Holanda y España.

Imagen alusiva al hundimiento del Lusitania. Ocurrido frente a las costas de Irlanda el 7 de mayo de 1915, fue uno de los mayores desastres navales ocurridos a un buque de línea durante la Primera Guerra Mundial.

LAS ETAPAS DE LA GUERRA

1. La guerra de movimientos (hasta diciembre de 1914).
En el frente oeste los alemanes ponen en marcha el plan Schilieffen e invaden Bélgica y una parte del norte de Francia; no contaban con la dura resistencia francesa, que frenaría a los alemanes en el río Marne, paralizando la ofensiva y estabilizando los frentes en trincheras. En el frente oriental, los rusos, mal equipados y con pésimas comunicaciones, son derrotados por los alemanes en Tanneberg. Tras la batalla de Lemberg, Austria sería derrotada y tendría que abandonar Serbia.

2. La guerra de posiciones (diciembre de 1914- febrero de 1916).
El fracaso del plan Schlieffen detiene a los alemanes y el frente se estabiliza en una guerra de trincheras; una guerra de desgaste basada más en la capacidad de abastecimiento de los frentes que en los avances militares. El prototipo de guerra de trincheras fue Verdún, donde los franceses resistieron penosamente el empuje alemán. Entretanto, los ingleses ganan la batalla naval de Jutlandia a los alemanes; en el Este los aliados fracasan al intentar abrir los estrechos turcos para comunicarse con Rusia.

3. Las novedades de 1917.
En el año 1917 cambia el panorama bélico. En el oeste, los Estados Unidos entran en la guerra tras varios incidentes con Alemania. Esto desequilibra la balanza a favor de los aliados, que así cuentan con grandes suministros de hombres, materiales y capitales. Mientras tanto, en el este, Rusia se retira de la guerra en noviembre tras el triunfo de la revolución bolchevique. Eso se confirma en febrero de 1918 con el tratado de Brest-Litovsk. El frente oriental queda eliminado.

4. El retorno a las grandes ofensivas (1918).
En el último año de la guerra todas las naciones hacen un esfuerzo supremo para lograr la victoria. Los alemanes, una vez eliminado el frente este, se van a centrar en el oeste, desde donde aumentará su empuje. Los aliados coordinarán todas sus fuerzas bajo el mando de Ferdinand Foch. Cuando los americanos intervienen, la inferioridad alemana es manifiesta y se produce el declive a partir de agosto con la derrota en Montdidier. En septiembre los generales alemanes Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff declaran la imposibilidad de resistir. Desde allí se acelera la caída de los alemanes. El 9 de noviembre, el kaiser Guillermo II huye de Alemania y se proclama la República de Weimar. El 11 de noviembre se firma el armisticio en el bosque de Compiègne, acaso el mayor avance de los alemanes que fueron frenados a tiempo por los refuerzos estadounidenses.

El conflicto se convirtió en una guerra de posiciones: los ejércitos se enterraban en trincheras protegidas por alambradas y terraplenes, con lo cual los soldados estuvieron sometidos a durísimas condiciones, mal alimentados, atacados por el frío, la suciedad, las ratas y los piojos. Así se libraron las más terribles y sangrientas batallas de la guerra que pese a su magnitud no consiguieron alterar el rumbo del conflicto.

EL DESARROLLO DEL CONFLICTO

• LOS PLANES ESTRATÉGICOS
Los dos bloques tenían estrategias para vencer al enemigo, elaboradas mucho antes del estallido del conflicto. Desde 1891, los alemanes disponen del plan Schlieffen para atacar a Francia: el acelerado ataque antes de que los rusos se organizaran; una vez neutralizado el frente francés, podrían dedicarse al frente ruso. Los franceses contaban con el Plan XVII desarrollado en 1911 por el general Joseph Joffre; el desarrollo de ofensivas a cualquier costo. Sin embargo, los franceses tendrían que defenderse para frenar a los alemanes.

El fracaso de estos dos planes permitiría que el conflicto se transformara en una guerra larga y, para intentar vencer al enemigo, se utilizaran varias tácticas:

a) de ruptura, para destrozar el frente enemigo;
b) de desgaste, por agotamiento de sus recursos (guerra de trincheras);
c) de división, la apertura de muchos frentes secundarios para fraccionar las fuerzas del enemigo.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

El 27 de Octubre de 1918 Alemania consintió en aceptar las negociaciones de paz y Guillermo II debió entregar el poder. En tanto, comenzaron los preparativos para la conferencia de Versalles en la cual los representantes de los países vencedores se reunieron para preparar el tratado definitivo de paz. Alemania quedaba obligada a reducir su ejército y armamento y a pagar fuertes sanciones económicas como reparación a los aliados. El antiguo territorio del Imperio alemán fue dividido por el Corredor polaco, desmilitarizado, confiscadas sus colonias, y responsabilizado por el conflicto. Este tratado produjo amargura entre los alemanes; fue la semilla inicial del próximo conflicto mundial.

Las consecuencias del enfrentamiento fueron:

• Pérdidas demográficas: Se cree que murieron en la guerra unos 12 millones de hombres. Alemania perdió 1.800.000, es decir, el 12 % de sus hombres entre 15 y 50 años; Francia 1.400.000, Gran Bretaña 750.000; y Rusia unos tres millones. A esto debemos añadir los millones de heridos y mutilados de guerra. El número de huérfanos fue elevadísimo. En muchos sitios se produjo superpoblación femenina.

• Pérdidas económicas: Los enemigos destruyeron infraestructuras y atacaron centros de producción; el costo de la contienda sería enorme. El país más afectado fue Francia donde se devastaron grandes superficies. Tras la guerra vendría el racionamiento, el hambre y la escalada de precios, además del pago de fuertes indemnizaciones de guerra de los países vencidos, hipotecando aún más su recuperación.

Uno de los mudos testigos del horror de la Primera Guerra Mundial es el cementerio ubicado en la saliente de Ypres. El monumento al fondo contiene restos sin identificar de miles de soldados.

• Transformaciones sociales: Las diferencias sociales se acentuaron con el enriquecimiento de los mercaderes de armas y el empobrecimiento de los pequeños ahorristas, los retirados y los asalariados afectados por la inflación. Las mujeres adquirieron un nuevo lugar en la sociedad y se volvieron indispensables durante toda la guerra. Los cambios sociales estuvieron estrechamente ligados a la lucha política que emprendería el Liberalismo, el Comunismo y el Fascismo a lo largo del siglo XX.

A consecuencia de esta guerra cayeron cuatro imperios -el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano- y tres grandes dinastías, los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov. Se confirmaba el final del Absolutismo Monárquico y se transformó el mapa de Europa:

• el Imperio del zar se convirtió en la Rusia comunista (más tarde la URSS),
• el Imperio Otomano dio paso a Turquía (península de Anatolia y Constantinopla),
• el Imperio Austro-húngaro dio paso a los Estados de Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia, como nuevos países independientes.
• el Imperio alemán fue reemplazado por la República de Weimar.

El peso político de Europa decae y fue sustituido por el de otras potencias: Estados Unidos, Japón y, más tarde, la Unión Soviética. Las potencias vencedoras permitieron el incumplimiento de algunos de los términos establecidos en los distintos tratados de paz, lo que provocaría el resurgimiento del militarismo y del nacionalismo agresivo en Alemania además de los desórdenes sociales en gran parte de Europa; agudizó la crisis económica, hubo una fuerte agitación social y resurgieron movimientos bélicos producto de las disputas que habían quedado sin resolver.

La civilización Bizantina

El Imperio Bizantino se originó como consecuencia de la división del Imperio Romano, realizada por Teodosio en el año 395. Este imperio lograría así sobrevivir a la amenaza germánica que había hecho sucumbir al Imperio Romano de Occidente en el año 476 y lograría perdurar por más de diez siglos hasta 1453; año en el que los turcos otomanos ocuparon su capital, Constantinopla.

Bizancio y Occidente se distanciaron progresivamente, a pesar de contar con un pasado común y con muchos puntos de contacto, conformando universos distintos. De hecho, en el terreno político contuvieron por largos siglos el avance del Islam sobre Europa oriental.

Los bizantinos, que eran en realidad una pluralidad de pueblos, lograrían fusionar la cultura de griegos y romanos, los elementos religiosos de cristianos y paganos y las costumbres orientales y occidentales. De esta manera, conservaron adquisiciones de la antigüedad y las reelaboraron bajo nuevas formas. Por lo demás, aunque hablaban griego, se autodenominaban romanos para así indicar su carácter de herederos del antiguo y prestigioso Imperio Romano.

Restos de antigua muralla bizantina.

 

LA EXTENSIÓN DEL IMPERIO

Las fronteras del Imperio Bizantino fueron fijadas, en un principio, por el emperador Teodosio en el año 395, cuando había dividido el Imperio Romano. Así, estaba formado por la península Balcánica, Asia Menor, Siria y Egipto. Estas últimas eran las provincias más pobladas, más ricas y con mayor tradición cultural. Sin embargo, los límites del imperio estuvieron sujetos a constantes fluctuaciones, que dependían de la capacidad de resistencia interna y del vigor de las potencias rivales. Así, cuando en el siglo VII, el imperio perdió a manos de los árabes Siria y Egipto, la pérdida fue compensada por el grado de homogeneidad que se ganó. De este modo, integrado el imperio por distintas etnias y culturas, sólo lo unían la religión y el acatamiento al emperador.

EL IMPERIO DE JUSTINIANO

Desde la caída del Imperio Romano de Occidente, los gobernantes bizantinos añoraban los tiempos en que este imperio dominaba todo el mar Mediterráneo. Uno de ellos, el emperador Justiniano (527-565) constituyó un fuerte Estado centralizado e intentó restaurar toda la grandeza del viejo imperio. Hijo de un campesino, tuvo una excelente formación gracias a su tío, el emperador Justino, que lo nombraría sucesor. De este modo, una vez en el trono, Justiniano compartió la idea de que el mundo cristiano, así como tenía una sola religión y una sola Iglesia, debía tener también una única autoridad política: el emperador bizantino.

Con estas ideas dirigió sus miras hacia Occidente, que en manos de reyes germánicos se había alejado de la influencia imperial. De hecho, llevaría a cabo un ambicioso plan de conquistas con la cual se apoderaría del reino vándalo instalado en África; más tarde venció a los ostrogodos que dominaban la península itálica y, por último, ocupó el sur de Hispania, desplazando temporalmente a los visigodos. No obstante, más trascendencia tuvo la reforma interior del Estado bizantino, que buscaba renovar las bases en las que se asentaba el Imperio. Para ello reformaría la administración central, residente en Constantinopla, que supervisaba a los funcionarios de provincia.

Además, decidió mejorar las leyes, con lo cual encargó a su colaborador, el jurista Triboniano, la redacción del Código de Derecho Civil, o Corpus Iuris Civilis, común para todos los habitantes del imperio. Por otra parte, Justiniano mejoró la situación de la hacienda pública y de la recaudación de impuestos, para sostener una organización civil y militar más eficiente.

La época de Justiniano no sólo destaca por sus éxitos militares o por la recopilación de leyes. Bajo su reinado, Bizancio vivió una época de esplendor cultural, a pesar de la clausura de la Academia de Atenas en el 529. Aquí se fueron destacando, entre otras, las figuras de los poetas Nono de Panópolis y Pablo Silenciario, el historiador Procopio, y el filósofo Juan Filopón. Sin embargo, el esplendor de la época encuentra su mejor ejemplo en una de las obras arquitectónicas más célebres de la historia del Arte: la iglesia de Santa Sofía, construida por los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto.

La Iglesia de San Marcos, en Venecia, se construyó en el siglo XI, durante la llamada segunda Edad de Oro del arte bizantino (siglos IX-XIII); el estilo de Bizancio influyó poderosamente en el arte románico europeo.

LOS SUCESORES DE JUSTINIANO: TIEMPOS DIFÍCILES

Poco después de la muerte de Justiniano, los bizantinos perdieron gran parte de sus posesiones conquistadas en Europa occidental. El agotamiento de recursos les impediría afrontar el avance de los ávaros, eslavos y búlgaros, que presionaban para internarse en los Balcanes. Los persas, por su parte, se adentraban cada vez más en las provincias orientales. Sin embargo, fue surgiendo un nuevo, y acaso más temible, adversario llegado desde Arabia: los musulmanes. En pocos años, estos últimos ocuparon Siria, Palestina y el norte de África, las mejores tierras agrícolas y las ciudades más ricas y comerciales del imperio, quedaron reducidas entonces a Grecia, Constantinopla, Asia Menor y algunas regiones de Italia.

Para defenderse, los sucesores de Justiniano crearon provincias fronterizas, gobernadas por militares, y entregaron tierras a los campesinos a cambio de que sirvieran en los ejércitos. De esta forma, los generales tuvieron cada vez más poder, y el imperio se militarizó. Este sistema de defensa fue efectivo y permitió frenar el avance musulmán en Asia menor, derrotar a los búlgaros que atacaban por el Norte y extender la influencia de Bizancio sobre los pueblos eslavos desde los Balcanes hasta Kiev. Sobre estas bases, hacia el siglo IX, accedió al trono una dinastía de emperadores macedónicos que gobernaría durante más de dos siglos y produciría un renacimiento del Imperio.

Sin embargo, durante el siglo XI, el Imperio Bizantino vio nacer un nuevo y mayor peligro: los turcos selyúcidas, que se apoderarían de parte de Asia Menor y de Palestina. Las guerras afectaron duramente la economía y cultura bizantinas: muchas ciudades fueron destruidas o abandonadas, la población disminuyó, y el comercio y la producción artesanal se debilitaron. Estos acontecimientos marcaron el inicio de la decadencia de Bizancio, que concluyó en 1453, cuando los turcos otomanos ocuparon Constantinopla.

Iglesia de Santa Sofía en Constantinopla, capital del Imperio Bizantino.

EL ESTADO IMPERIAL

Los bizantinos concebían al Estado imperial como parte del plan de Dios para el mundo. De la misma forma que Dios era único, sólo podía existir en la Tierra una única autoridad política: el emperador. Así, el imperio constituía una monarquía teocrática en la que el soberano estaba revestido de autoridad absoluta. Por esta razón, su ascenso al trono era bendecido por el patriarca de Constantinopla. Con todo, la sede del gobierno era el palacio, un enorme edificio que conformaba una especie de ciudad dentro de la misma ciudad.

Así las cosas, para su acción de gobierno, el emperador contaba con tres instrumentos:

• La burocracia civil, conformada por funcionarios y profesionales de la administración pública, cuyas características eran su reglamentación estricta y una específica diferenciación de funciones y jerarquías.
• El ejército, integrado por soldados de las más diversas nacionalidades, y en donde en las zonas de frontera se completaba con los estratiotas, soldados campesinos a los que se pagaba mediante entrega de tierras.
• La Iglesia bizantina, que a diferencia de lo que ocurría en Occidente se encontraba subordinada al emperador. Esta característica se conoce con el nombre de césaro-papismo.

¿Sabías qué...?
Bizancio fue la única potencia estable en la Edad Media.

LA RELIGIÓN

La sociedad bizantina era profundamente religiosa. De hecho, todo quehacer humano estaba impregnado de sentimiento religioso. Así, el particular modo de concebir la religión provocaría que se suscitaran querellas religiosas que envolvieron en sus discusiones a gran parte de la sociedad. Esto ocurrió con el monofisismo, una corriente religiosa que sostenía que Cristo poseía una sola naturaleza, la divina, y que contrariaba a la posición cristiana ortodoxa, que invocaba una doble naturaleza de Cristo: humana y divina. Así pues, el monofisismo tuvo hondo arraigo en Siria y Egipto, hecho que estimuló el separatismo de estas provincias y facilitaría la posterior conquista árabe.

Con todo, en el siglo VIII se suscitaría otra querella promovida por los iconoclastas. Éstos sostenían que las imágenes religiosas llevaban a prácticas supersticiosas, porque se adoraba en ellas a la imagen representada y no a Dios. Además, los iconoclastas buscaban disminuir el poder económico y social de los monjes. Ahora bien, como los iconoclastas fueron protegidos y estimulados por algunos emperadores, se inició un distanciamiento con el Papado romano, que se oponía a los iconoclastas. Este proceso culminaría así con el cisma entre la cristiandad occidental y la oriental, en el 1054. En tanto que la primera aceptaba como jefe espiritual al Papado romano, Oriente reconocía al patriarca de Constantinopla.

Una característica del arte bizantino fue representar a Cristo bendiciendo con la mano derecha, cuyos dedos índice y medio aparecen levantados.

CONSTANTINOPLA: LA NUEVA ROMA

Contrariamente a lo que sucedió en Europa occidental, las ciudades del Imperio bizantino prosperaron como centros administrativos, comerciales e industriales. A su vez, el centro más importante era su capital, Constantinopla, cuya trascendencia se debería, en gran parte, a su situación geográfica. Fundada en el año 330 en honor del emperador reinante Constantino el Grande, en ella confluían diversas rutas terrestres y marítimas. Así las cosas, debido a su emplazamiento, Constantinopla era fácilmente defendible. Un sistema de murallas terrestres y marítimas, la convirtió en una fortaleza casi inexpugnable. Fue, por mucho tiempo, una de las ciudades más pobladas del mundo, con numerosos y lujosos edificios públicos y gran cantidad de iglesias, pero la crisis producida en el imperio a partir del siglo XI causaría el descenso de su población.

Monasterios del monte Athos. Particularmente célebres, nada expresó mejor la intensidad de la vida religiosa del Imperio bizantino que la vitalidad de los monasterios. Los monjes gozaban de enorme popularidad, y muchos laicos acababan sus días en un convento al que donaban sus bienes.

CAUSAS DE SU DECADENCIA

En sus últimos siglos de existencia, el Imperio viviría una lenta y paulatina decadencia. Varias son las causas: una de ellas fue la invasión de los turcos selyúcidas en el siglo XI, que privaría al imperio de la zona más rica: el Asia Menor. Ahora bien, aun aquellos territorios que conservaban los emperadores se hallaban en una situación de inseguridad debido a las continuas incursiones de servios, búlgaros y otros pueblos bárbaros. De este modo, la agricultura redujo su producción, con lo cual Constantinopla debió alimentar a su población con productos importados. A su vez, los grandes dominios aumentaron sus dimensiones y, en ellos, los campesinos trabajaban en condiciones muy duras que los llevaron a la miseria, al abandono de los campos y a la rebelión. Otra causa de la decadencia fue el declinar del comercio. Los bizantinos descuidaron su armada, y el tráfico comercial cayó paulatinamente en manos de venecianos y genoveses.

La ruina del Estado bizantino se hizo inevitable, ya que sus principales fuentes de ingresos, los impuestos a las
tierras y los derechos de aduana, eran cada vez menores. Minado en sus bases, el Imperio debió ceder territorios
a distintas potencias. Por último, sufrió la invasión de los turcos otomanos. Cuando en el 1453 éstos tomaron
Constantinopla, el Imperio se hallaba reducido prácticamente sólo a la capital.

La inestabilidad política de Latinoamérica en el siglo XX

A lo largo del siglo XX Latinoamérica tuvo como característica la inestabilidad de sus regímenes políticos. La combinación de fuertes intereses encontrados e instituciones débiles, originaron la instauración de dictaduras, en un principio como hechos aislados, pero que en la segunda mitad del siglo se generalizaron conformando un entramado complejo.

Secuencia de dictaduras

Las dictaduras que se sucedieron durante la segunda mitad del siglo XX en el continente, no ocurrieron de manera aislada sino que formaron parte de un plan ideado y puesto en marcha desde los Estados Unidos por intereses económicos y políticos, con el objetivo de ampliar sus beneficios en base a un orden social logrado mediante acciones represivas y de control. Puede decirse entonces, que se trató de una secuencia de dictaduras, pues no fue otra cosa que una sucesión de hechos relacionados entre sí.

Para lograr su cometido, los grupos supranacionales que se movilizaron detrás de los golpes de estado contaron, en primer lugar, con la gestión de los gobiernos de Estados Unidos, sumado a la imprescindible colaboración de las fuerzas armadas de los países afectados, además de grupos empresariales locales dirigidos por sectores oligárquicos que actuaban en connivencia con los intereses extranjeros. Luego de concretar el golpe, el poder era ejercido por un civil, miembro de algún grupo económico importante, con el respaldo explícito de las fuerzas armadas, o bien directamente por un militar. Pero cualquiera fuera la modalidad, lo concreto era el desplazamiento de gobiernos elegidos de manera democrática, para remplazarlos por dictaduras que impusieron políticas que significaron un impresionante retroceso de las conquistas sociales y de la distribución de la renta.

CARACTERÍSTICAS

De lo dicho anteriormente se desprenden una serie de características comunes a las dictaduras instauradas entre los años 1964 y 1984, de las cuales Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, son claros ejemplos para entender el modus operandi de estas bandas que asaltaban el poder con el objetivo de transformar las estructuras políticas y económicas del país. Las características comunes que se observan son:

1. Actuaban en países con cierto desarrollo industrial como Brasil y Argentina, o con una estabilidad política histórica, como Chile y Uruguay.
2. Interrumpían procesos destacados por la amplia movilización popular.
3. Estaban encabezados por las Fuerzas Armadas, quienes ejercían un papel principal en el ejercicio del gobierno.
4.Tenían el apoyo de grupos que expresaban a las clases económicamente dominantes.
5. Contaban con un grupo de asesores y ejecutores especializados en diferentes cuestiones, tecnócratas por lo general formados en universidades estadounidenses, que no tenían ninguna experiencia política.
6. La pretensión de contar con un novedoso proyecto de restructuración de la sociedad con nuevas bases económicas y políticas, que en realidad sólo buscaba revertir los avances hechos en materia de participación en las decisiones por la población.
7. El reordenamiento forzado de la sociedad a través del uso de la fuerza.

EL SUBVERSIVO

Miradas sobre el ser “subversivo”: Los militares y quienes los apoyaban definían como “subversivo” a todas aquellas personas y aquellos actos que atentaban contra lo que creían eran valores “morales y espirituales de la civilización occidental y cristiana”. Dado que su concepción de esos valores era tan rígida como estrecha, “subversivo” podía ser tanto un intelectual o un militante marxista por sus ideas, como un rockero por su pelo largo; una joven que usaba minifalda, como una pareja divorciada; un defensor de la democracia, como un judío. Con tales argumentos, la represión del régimen se hizo cada vez más general e indiscriminada.

LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS

Las dictaduras aplicaron políticas económicas liberales, lo que implicó la reducción del estado mediante el despido de personal, la desinversión en salud y educación y la eliminación de los aranceles a la importación. La consecuencia fue la caída de las industrias locales y el aumento desmesurado de la desocupación, la pobreza y la indigencia. Esto se sumó a políticas monetarias que privilegiaron la especulación y facilitaron la fuga de capitales.
Para poder imponer estas políticas que iban en desmedro de la mayoría, reprimieron de manera violenta a las organizaciones sociales y sindicales, violando de manera sistemática los derechos humanos.

La política de apertura de la economía llevada a cabo por las dictaduras militares de la década de 1970, provocó el cierre de numerosas industrias que no lograron sobrevivir a la llegada masiva de productos importados.

LA VIOLACION DE LOS DERECHOS HUMANOS

Las dictaduras construyeron desde el Estado un fuerte aparato represivo, única manera de sostenerse en el poder en tanto aumentaban de manera progresiva, el desempleo, la pobreza, el analfabetismo, la desnutrición, hasta llegar a niveles sin precedentes.

La represión planificada y ejecutada por las dictaduras en ejercicio del poder estatal, consistió en la detención, desaparición y asesinato tanto de opositores como de todo aquel que significara un escollo para la concreción de sus objetivos. Para lograrlo anularon derechos civiles, maniataron la justicia y recurrieron a la delación y la tortura. El terror fue su arma más eficaz, cada ciudadano se transformó en una posible víctima.

En otro rasgo común a las dictaduras de los distintos países, las Fuerzas Armadas se presentaban en cada uno de ellos como exponentes y guardianes de un inexplicable “ser nacional”, reserva moral de la patria, en tanto utilizaban los métodos más execrables para la concreción no solo de sus políticas, sino también de sus negocios personales.

LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL

La justificación de su accionar represivo se basó en la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, surgida del conflicto entre los países centrales del sistema capitalista, liderados por Estados Unidos, y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los países que se movían bajo su órbita. Como este enfrentamiento nunca tuvo una declaración de guerra formal, ni enfrentamiento bélico directo, recibió el nombre de Guerra Fría, e hizo que los Estados Unidos se abrogaran el derecho de intervenir en los asuntos internos de los países latinoamericanos, como ya lo venían haciendo en Centroamérica y el Caribe.

Esta intervención se concretó tanto en lo económico como en lo militar, a través de las fuerzas armadas de cada país, cuyos oficiales recibieron además instrucción ideológica y adiestramiento en la guerra contrainsurgente.

Para la Doctrina de la Seguridad Nacional, cada conflicto social, cada reclamo laboral, cada demanda hecha al poder constituido, no era más que la acción de agentes comunistas al servicio de la U.R.S.S.

En realidad la doctrina nunca recibió oficialmente ese nombre porque tampoco fue redactada ni declarada oficialmente. Sin embargo es entendida como doctrina militar, que es un conjunto de proposiciones no necesariamente escritas que constituyen un corpus coherente que orienta el accionar militar en tiempos de guerra; cómo detectar enemigos, elegir aliados y evaluar recursos propios.

ESCUELA DE REPRESORES

General Jorge Rafael Videla (izquierda) y General Leopoldo Galtieri (centro derecha)
“Fundada en 1946, la Escuela de las Américas (S.O.A. por sus siglas en inglés) funcionó originalmente en Panamá, a orillas del Canal. Pero en 1984 fue trasladada a Fort Benning, en el estado de Georgia (EE.UU.). Se calcula que por ella pasaron más de 56 mil militares latinoamericanos, entre ellos, los ex dictadores argentinos Jorge Rafael Videla, Leopoldo Fortunato Galtieri y Roberto Viola. Los impulsores y responsables del Plan Condor de los años ‘70 también fueron alumnos destacados, como el mismo Augusto Pinochet. La desprestigiada escuela cambió su nombre en febrero de 2001 por el de “Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación de Seguridad”, aunque sigue funcionando en el mismo edificio y con los mismos instructores, responsables de enseñanzas sobre torturas y represión. A lo largo de sus cincuenta y ocho años, el SOA ha entrenado más de 61.000 soldados latinoamericanos en técnicas de combate, tácticas de comando, inteligencia militar, y técnicas de tortura. Estos graduados han dejado un largo reguero de sangre y sufrimiento en los países donde han operado. Hoy día, la “nueva” Escuela de las Américas (WHISC) entrena mas de mil soldados cada año.

LOS IRÓNICOS DICTADORES

Asombra el desparpajo con que las dictaduras que se impusieron en América Latina sostenían un discurso en el que presentaban su intervención como una preparación hacia la “verdadera democracia”, de cuyo camino se había alejado el gobierno depuesto jaqueado por la crisis económica y las protestas sociales. En nombre de la democracia que decían defender, los gobiernos dictatoriales violaban todos sus principios, despreciaban la voluntad de las mayorías y anulaban o reemplazaban las Constituciones.

Guerra Fría

Conflicto ideológico de envergadura internacional, la Guerra Fría dividió el mundo generando conflictos armados y tensiones prolongadas durante más de cuarenta años, siempre al borde de un enfrentamiento nuclear entre superpotencias.

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, un nuevo periodo se inició enfrentando a la Unión Soviética y los Estados Unidos, ambas superpotencias con intereses contrapuestos y una fuerte influencia en extensas regiones del planeta. Sin embargo, esta rivalidad nunca derivó en una lucha directa entre ambos Estados (razón por la cuál se la denominó Guerra Fría), sino que se ubicó más bien en el plano ideológico, con momentos de grandes tensiones debido a la acumulación de cuantiosos arsenales nucleares que se utilizaron fundamentalmente como elementos de disuasión.

El arsenal acopiado durante estos años resultó tan importante que un enfrentamiento directo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética hubiese dado lugar a una verdadera catástrofe nuclear a nivel global. Por esta razón se evitó constantemente llegar a ese punto, valiéndose de diversas técnicas para intentar conseguir el predominio por sobre la otra: la propaganda, la intimidación y el apoyo a fuerzas enfrentadas para instaurar regímenes políticos, fueron algunos de tantos mecanismos.

El término “Guerra Fría” fue empleado por primera vez en 1947 por Bernard Baruch, asistente del entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, y a partir de allí comenzó a emplearse en la prensa y en numerosas publicaciones para hacer referencia al período que se inició con el reparto del sistema político internacional después de la Segunda Guerra Mundial, y que se extendería hasta la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la Unión Soviética en 1991.

Ideologías contrapuestas

La lucha política e ideológica llevada a cabo por los Estados Unidos y la Unión Soviética tuvo su origen en las diferentes concepciones que tenían ambas superpotencias en cuanto al modo de administrar el Estado y su rol en la sociedad.

Por un lado, los Estados Unidos bregaban por un sistema liberal capitalista, en el cual el mercado sea el mecanismo a través del cual se asignen los recursos y se distribuyan las riquezas.

En este sentido, consideraba que el Estado no debía intervenir en el curso de la economía, por lo que los distintos países debían levantar las medidas proteccionistas que pudieran llegar a impedir el desarrollo de un mercado a nivel global.

Sin embargo, lo cierto es que estas medidas nunca fueron llevadas a cabo en su totalidad en el propio territorio estadounidense, donde la inversión de empresas foráneas ha sido severamente controlada por el gobierno, al tiempo que a través de los organismos internacionales impulsaban la apertura de mercados en el exterior.

Por otro lado, la Unión Soviética proponía un sistema en el que se defendiera la existencia de un Estado fuerte, capaz de desarrollar una economía centralizada y planificada. La propiedad privada no debía ser reconocida según estas ideas, por lo que las viviendas, industrias y territorios tendrían que ser administrados por el Estado o el Partido Comunista en su totalidad, con el fin de alcanzar el mejor nivel de vida posible para la población.

En la Unión Soviética no existía la democracia ni la división de poderes, y la oposición política no se encontraba legalizada. Toda la economía se encontraba estatizada para poder ser controlada, incluyendo a la banca, la industria, los medios de transporte, los recursos naturales, la infraestructura, etc. Los trabajadores no poseían libertades para decidir su modo de trabajo, y debían seguir las directivas emanadas desde el poder central, lo cual solía desembocar en la utilización de las fuerzas de seguridad para forzar a los individuos a cumplir con las tareas asignadas. Los elementos de control social incluían desde el empleo de la violencia hasta la presencia en centros de producción de agentes secretos encargados de detectar actos contrarios a los ideales del Partido.

Carrera armamentista

Como ya se mencionó anteriormente, en ningún momento de la Guerra Fría una unidad soviética atacó a una estadounidense o viceversa. Sin embargo, ambas superpotencias reforzaron sus respectivas fuerzas armadas durante este periodo y almacenaron miles de ojivas nucleares y sistemas de cohetes listos para ser usados en caso de que la situación se tensara lo suficiente.

Particularmente en el caso del armamento de destrucción masiva, el incremento se volvió alarmante. Por un lado, los Estados Unidos ya habían desarrollado y empleado bombas atómicas sobre ciudades japonesas, por lo que empezaron a realizar sus primeros ensayos con bombas de hidrógeno en 1952. Al año siguiente los soviéticos harían lo propio, igualando la capacidad ofensiva tras haber conseguido desarrollar su primera bomba atómica en 1949. Con el correr de los años, otros países llegarían a contar con este tipo de artefactos, por lo que, dadas las sólidas alianzas existentes entre los países de los distintos bloques, un ataque nuclear hubiera desencadenado un enfrentamiento que prometía hacer desaparecer la existencia humana tal como la conocemos en la actualidad. Previendo esta posibilidad, el desarrollo de este tipo de armamentos funcionó más como factor de disuasión que como elemento ofensivo.

En este contexto, ambos bloques destinaron importantes recursos a la actualización y ampliación de sus capacidades ofensivas, una carrera armamentista en la que el Estado más perjudicado fue la Unión Soviética debido a que contaba con una economía más frágil, y cada aumento en el presupuesto de defensa significaba un duro revés para la calidad de vida de sus habitantes.

Un mundo dividido

En un panorama internacional sumamente tenso, los diferentes Estados se vieron obligados a tomar posicionamiento frente al conflicto. Bajo el predominio de los Estados Unidos fue gestada a fines de la década de 1940 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un ente político y militar conformado por Canadá y diversos países de Europa Occidental. Por otro lado, los países alineados tras la postura soviética se congregaron en el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, popularmente conocido como Pacto de Varsovia, creado a mediados de la década de 1950 para hacer frente a la formación liderada por Estados Unidos y a la militarización acelerada del bloque occidental.

Sin embargo, también apareció un tercer grupo de Estados que no se sentían interpelados por ninguna de las tendencias ideológicas en pugna y que defendían su neutralidad en una disputa que consideraban como asunto de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Por esta razón, a mediados de la década de 1950 una treintena de representantes de Estados del denominado Tercer Mundo se reunieron en Indonesia para establecer políticas concretas a llevar a cabo en el nuevo escenario surgido con la división del mundo, formando finalmente en 1961 el Movimiento de Países No Alineados.

El conjunto se comprometió a no formar parte de ninguna de las alianzas militares con presencia de los países hegemónicos y a trabajar por la autodeterminación de los pueblos, la reorganización de la economía mundial, la democratización de los organismos multilaterales y el rechazo al imperialismo, entre otros puntos.

Focos de tensión

Los escenarios en los que se montó la Guerra Fría fueron diversos, llegando a darse conflictos en mayor o menor medida en todos los continentes del planeta, algunos de los cuales se extendieron durante varios años.

El sudeste asiático, zona con una poderosa influencia de la Unión Soviética, sufrió dos enfrentamientos importantes. Por un lado, la invasión de la República Democrática de Corea (Corea del Norte, Estado socialista) a la República de Corea (Corea del Sur, aliado liberal) en junio de 1950, una guerra que duró tres años y que concluyó con las negociaciones de las partes, estableciendo la frontera entre ambas en el paralelo 38, es decir, en el mismo punto que se consideraba desde antes del conflicto.

Otro de los conflictos de la región se inició en Vietnam, donde al igual que en Corea, el país se encontraba dividido en la República Democrática de Vietnam (“Vietnam del Norte”, de tendencia comunista), y la República de Vietnam (“Vietnam del Sur”), que apoyada por los Estados Unidos, intervino militarmente en 1965 para detener el debilitamiento del territorio liberal vietnamita. Sin saberlo, habían ingresado en un conflicto para el cual no se encontraban realmente preparados, y tras diez años de enfrentamiento armado debieron retirarse del país.

Medio Oriente también fue un escenario de importantes hostilidades entre ambos bloques. La ocupación militar soviética de Afganistán (1979) y el enfrentamiento, tanto en su territorio como en Pakistán e Irán, con las fuerzas de resistencia entrenadas y financiadas por los Estados Unidos, provocó numerosas bajas hasta 1989, año en que la Unión Soviética se retira.

En América Latina, la Guerra Fría se trasladó a modo de dictaduras militares y movimientos guerrilleros que azotaron al continente durante décadas. Una de las principales causas que llevó a este escenario fue el triunfo de la revolución cubana en 1959 y la implementación en la isla caribeña de un gobierno de carácter socialista a escasos kilómetros del territorio estadounidense, quienes consideraron que ese suceso sería inspirador para una serie de revoluciones en el resto del continente.

Fidel tomó el poder tras encabezar la Revolución Cubana.

Para contrarrestar el malestar general en la población latinoamericana, implementaron un programa de ayuda económica y social denominado Alianza Para el Progreso, a través del cual el gobierno estadounidense llegó invertir más de 2.000 millones de dólares para financiar viviendas, servicios educativos, sanidad, frenar los altos índices inflacionarios, mejorar la balanza de pagos y proveer asistencia técnica en el continente.

Ernesto Che Guevara, revolucionario argentino, formó parte de la Revolución Cubana de 1959.

Por el otro, para intentar frenar el avance de las ideas socialistas, se implementó la Doctrina de Seguridad Nacional, medida por medio de la cual se instaba a los diversos gobiernos de la región a emplear sus respectivas fuerzas armadas para combatir los movimientos que favorecieran la instalación de un foco marxista en América. Bajo este programa, agentes estadounidenses comenzaron a entrenar a numerosos militares de los distintos países en la Escuela de las Américas, una institución emplazada en Panamá, donde se instruía a los miembros de las fuerzas sobre el modo de actuar contra la subversión, enseñándose desde tácticas militares y modos de hacer propaganda hasta técnicas de tortura que serían ampliamente utilizadas por las diversas dictaduras y gobiernos democráticos latinoamericanos.
Sin embargo, el hecho de que los Estados Unidos viera su zona de influencia vulnerada por el líder guerrillero Fidel Castro, quien buscaba apoyo de la Unión Soviética a escasos kilómetros de su territorio, llevó a que se diera uno de los conflictos más tensos de la Guerra Fría en Cuba.

La denominada Crisis de los Misiles, se inició en 1962 cuando aviones espías estadounidenses descubrieron que la potencia comunista había desplegado tropas en la isla caribeña y había emplazado rampas de lanzamiento de misiles apuntando hacia el norte. En este contexto, el presidente de Estados Unidos, John Kennedy, dispuso en forma inmediata de numerosos recursos militares para iniciar un bloqueo sobre Cuba, impidiendo que las embarcaciones soviéticas finalizaran la construcción de las plataformas nucleares. La amenaza era clara: si las naves de la Unión Soviética intentaban llegar a la isla o forzar el bloqueo impuesto por los estadounidenses, serían atacadas, lo que desencadenaría un enfrentamiento abierto entre las dos superpotencias y una probable guerra nuclear.

John F. Kennedy (1917 – 1963), presidente estadounidense y figura central de la Invasión de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles de Cuba.

Finalmente, el 26 de octubre las partes llegaron a un acuerdo que comprometía también otros escenarios sensibles de la Guerra Fría. La Unión Soviética se comprometió a retirar en forma inmediata sus instalaciones en Cuba a cambio de la promesa de los Estados Unidos de no invadir dicha isla ni permitir que ningún aliado lo haga, levantar el bloqueo naval y retirar los sistemas de misiles que habían sido desplegados en Turquía. En base a dichos acuerdos, los soviéticos tampoco podrían invadir el territorio turco.

Pero es probable que uno de los símbolos más representativos de la Guerra Fría haya sido el Muro de Berlín, una extensa muralla de unos 160 kilómetros que dividía en dos a la capital alemana y al país entero, demarcando el límite entre la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana.

Berlin Wall

La construcción fue pensada por los socialistas para evitar las migraciones masivas hacia el sector occidental, por lo que comenzó a construirse en forma sorpresiva en 1961, entre la noche del 12 y 13 de agosto, dividiendo calles, casas y familias.

En 1989, luego de 28 años de haberse construido, el muro sería derribado por miles de personas que se congregaron en una revuelta producida en un contexto de disgusto general por el gobierno de la Republica Democrática Alemana y que, en un clima de debilidad, arrastró la renuncia de una gran cantidad de funcionarios y el fin de las restricciones en el país.

Con la reunificación de Alemania, quedaba plasmada la debilidad del sistema soviético frente al capitalismo y las ideas liberales, y se iniciaba la cuenta regresiva para el final de la era soviética y por lo tanto, de la Guerra Fría.
Mientras tanto, el descontento popular que provocaba la situación social y económica en los territorios bajo dominio de la Unión Soviética, llevó a que Ucrania consiguiera su independencia en el mes de diciembre de 1991, siendo seguida por Estonia, Lituania, Moldavia, Letonia, Bielorrusia y Rusia. En este contexto de debilidad, Mijaíl Gorbachov, presidente ejecutivo, debe renunciar a su cargo, iniciándose una nueva etapa en la historia mundial, signada por la disolución de la Unión Soviética y el fin del mundo bipolar.

Antiguas civilizaciones: Egipto

Esta civilización misteriosa y fascinante que data de hace más de 5000 años constituye uno de los pilares sobre los cuales se ha constituido uno de los legados más importantes de la humanidad. Su historia continúa asombrando a arqueólogos que encuentran en este territorio una fuente de descubrimientos interminable que continúa revelando incógnitas.

ORIGEN

En el origen de esta civilización tiene un papel preponderante el Río Nilo, que con sus 6695 kilómetros de longitud garantizó una tierra rica y fértil. Tuvo su comienzo con la unificación de varias poblaciones agrícolas que se dispusieron a lo largo del valle del Nilo en el 5500 a.C., dedicándose también a la ganadería. Durante este período que se inició en la etapa denominada predinástica (correspondiente al período entre el 4000 y el 3000 antes de Cristo) se asentó la cultura Naqada, de la cual se han hallado distintas piezas de cerámica. Entre los avances de esta etapa se destacan algunas construcciones y el uso del mortero de cal. El estado unificado fue obra de Menes, primer faraón, que se encargo de unir tanto al Alto como al Bajo Egipto en el año 3150 a.C., dando lugar a las dinastías.

¿Sabías qué...?
Los egipcios y los mesopotámicos se pueden considerar como los padres de la ciencia, ya que desde finales del milenio IV a.C., desarrollaron unos conocimientos que sirvieron de base a los griegos.

CRONOLOGÍA

La civilización del Antiguo Egipto permaneció a lo largo de un período de más de 3000 años que por lo general se acuerdan entre la unificación del estado por parte del primer faraón en el 3150 a.C. hasta el 31 a.C., año que con la conquista del Imperio romano implicó el fin del Egipto Ptolemaico y la desaparición del Egipto unificado. Si bien no existe un acuerdo respecto a la exactitud de las fechas, se ha establecido una división por períodos histórico que comienza en una etapa correspondiente al origen, el Período Predinástico, que va del 5500 a.C. al 3200 a.C., que luego da lugar al Período Arcaico.

PERIODO ARCAICO (3100 a.C. – 2700 a.C.)

Durante este período la capital histórica de Nejen (capital del Alto Egipto) se traslado a la ciudad de Menfis por la proximidad con el delta del Nilo. Se trato de una etapa con un marcado carácter militar, que se manifestaba en la defensa del ataque de los grupos nómadas que asolaban la frontera occidental, además de un proceso de expansión donde se absorbieron las ciudades de Elefantina y Siena. Se explotaron lo yacimientos minerales de la región y se afirmo la asimilación entre el Alto y el Bajo Egipto. A lo largo de este período gobernó la primera y segunda dinastía, a los que se considera unificadores de Egipto en un largo proceso que se inicia con la figura mítica de Menes, o el primer faraón en la lista cronológica de reyes, Narmer (3050 a.C.). Desde el punto de vista religioso se trata del origen de figuras como el dios benefactor Osiris, o de la lucha entre Horus y Seth.

IMPERIO ANTIGUO (2700 – 2250 a.C.)

Menfis pasa a ser durante esta etapa la capital del Antiguo Egipto, de hecho la denominación Egipto proviene del nombre del principal templo (Hat Ka Ptah) en Menfis, que los griegos tradujeron como Aegyptos. También implicó la consolidación del sistema político, cultural y religioso; iniciándose con la tercera dinastía y extendiéndose hasta las séptima y octava dinastía inclusive. Las pirámides, colosales monumentos representativos de esta cultura, fueron construidas de forma numerosa para la sepultura faraónica durante esta etapa, siendo ejemplos representativos los casos de los faraones Keops (Gran Pirámide de Gizah), Kefrén (Pirámide de Jafra) y Micerino (Pirámide de Micerino). Sin embargo, el desgaste generado en la administración por la construcción de estos monumentos, fue uno de los factores que llevaron a debilitar la imagen del sector gobernante y a gestar un fuerte proceso de descentralización llamado Primer Período Intermedio. El faraón Pepy II fue el último faraón de importancia de esta etapa.

Pirámides de Gizah.

PRIMER PERIODO INTERMEDIO (2250 – 2050 a.C.)

Periodo donde cobró relevancia el papel de los Nomos, subdivisiones territoriales de Egipto que eran administradas por unidades administrativas llamados nomarcas. La debilidad de la monarquía en el final del Imperio Antiguo por la mala administración y la larga permanencia de Pepy II en el poder. Por otro lado, una serie de invasiones asiáticas y hambrunas fortalecieron el poder de los nomarcas y quitaron protagonismo a la realeza. Sin embargo, esto no indica que se trate de una etapa de decadencia, ya que hubo un marcado interés por la literatura y un crecimiento de las clases medias en ciudades como Heracleópolis y Tebas. Esta etapa abarca a las dinastías VII, VIII, IX, X y XI y finaliza cuando Mentuhotep II unifica a todo Egipto bajo su mando.

IMPERIO MEDIO (2050 – 1800 a.C.)

Una vez efectuado el proceso de unificación por parte del gobernante tebano Mentuhotep II se inicia esta etapa, que constituye un periodo de prosperidad y abundancia. Es a lo largo de estos años que se logra una importante expansión del Imperio Egipcio y se aplican algunos avances tecnológicos a partir de proyectos de irrigación. Por otro lado se fortalecen los lazos con poblaciones cercanas para fortalecer vínculos económicos con África, Asia y la zona mediterránea. Se trata de una etapa que comprende a las dinastías XI y XII, finalizando con la derrota de los egipcios en mano de los hicsos, pueblos conformados por libios y cananeos que aprovecharon las internas políticas del faraón Amenemhat I.

Estatua de Ramses II en el templo de Luxor.

SEGUNDO PERIODO INTERMEDIO (1800 – 1550 a.C.)

Esta etapa se encuentra dominada principalmente por poblaciones hicsas, que son las encargadas de los procesos de descentralización que se gestaron, definiendo como capital a Avaris (actual Tell el-Daba). Durante este periodo de dominación extranjera se introduce el uso del bronce e instrumentos bélicos como arcos o armaduras. Abarca desde las dinastías XIII a la XVII y finaliza con la declaración de la independencia por parte de los dirigentes egipcios de Tebas.

TERCER PERIODO INTERMEDIO (1070 – 656 a.C.)

Durante esta etapa se da una división política entre el Alto y el Bajo Egipto: por un lado se encontraba Tanis en el Bajo y Tebas en el Alto. Esta fragmentación dio lugar a un fortalecimiento del poder de los sacerdotes en distintas regiones de Egipto y se practica una oleada expansionista que llega hasta los territorios de Palestina e Israel, siendo célebre la captura de los tesoros del Rey Salomón. Sin embargo, las internas políticas que se dieron entre las dinastías XXII y XXIII dieron lugar a una crisis que los hizo presa de otra potencia contemporánea, Asiria, dando lugar a una larga serie de enfrentamientos.

¿Sabías qué...?
Los egipcios llevaban a cabo la práctica de la momificación porque creían en la inmortalidad del espíritu humano.

POLÍTICA

La figura central del poder político en el Antiguo Egipto era el faraón, que en la escala jerárquica se encontraba en el centro de la vida egipcia. Su importancia radicaba en que se lo consideraba un dios vivo (Horus) al que se había dotado de forma de hombre. Era innombrable y su carácter sagrado era tal que no se le podía mirar a los ojos. A partir de su figura se ramificaba un complejo estado administrativo que tenía la función de organizar a cada uno de los sistemas que integraban el reinado. En la escala jerárquica continuaba el cargo de Visir o Primer Ministro, que era el encargado de representar al faraón en la administración de los asuntos estatales, que a su vez se subdividía en varias subdelegaciones como el transporte de mercancías o la recaudación de impuestos. Para el visir trabajaban los escribas y los funcionarios, cuya tarea burocrática consistía en la escritura en papiros de todo aquello que sea de relevancia para la administración. Este modelo se replicaba en los gobiernos locales correspondientes a los nomos.

A menudo el sacerdocio exigía desde los nomos la autonomía para descentralizar el poder, cuestión que llevo a fuertes disputas civiles.

CULTIVOS

Además de las ventajas aportadas por las obras hidráulicas, que derivaron en las primeras manifestaciones de aritmética y geometría aplicada, los pobladores del delta mejoraron también el laboreo de los campos utilizando la fuerza animal para arrastrar los pesados arados de madera. Gracias a esto, la civilización egipcia fue una de las primeras en hacer del cultivo del cereal, principalmente trigo, cebada y sorgo, una labor cotidiana, sistemática e intensiva. El grano conseguido se almacenaba en tinajas y otros contenedores de barro y se utilizaba para la elaboración de pan y, tras su fermentación, cerveza.

EL CAMPESINADO

La mayoría de los egipcios cultivaba los campos. De esta manera, la actividad agrícola era fundamental, pero su ciclo no ocupaba todo el año, de manera que los campesinos podían ser obligados a trabajar en las obras de irrigación o en la construcción de templos, palacios o sepulcros de los reyes. También podían integrar los contingentes militares que resguardaban las fronteras egipcias de los ataques de los nómadas libios o asiáticos, o de los nubios del sur.
Estos “servidores” no eran libres en el sentido tradicional de la palabra, pero tampoco pueden considerarse como esclavos, ya que no eran propiedad de ningún noble ni podían ser comprados ni vendidos. Muy por el contrario, a cambio de cumplir sus obligaciones con el faraón recibían una paga e incluso podían ser ascendidos. Además, como los talleres y el comercio dependían directamente también del estado, los artesanos y mercaderes formaron parte durante siglos de esta masa de “trabajadores voluntarios”.

EL SISTEMA DE RECAUDACIÓN

El departamento de impuestos, organizado en una eficiente red de agencias presentes a lo largo de todo el país, regulaba los tributos y cargas que los propietarios de bienes debían pagar al estado. Todo parece indicar que los títulos de propiedad de la tierra ya estaban bien documentados en el Imperio Antiguo y que existían dos clases de propiedades: las pertenecientes al faraón y las que se hallaban en manos privadas y debían rendir cuentas al soberano.

El gobierno impuso diversos impuestos que, al no existir moneda, eran pagados en especie, con trabajo o mercancías. De esta forma, los tributos en especie eran guardados en los almacenes reales y servían para pagar un salario a los funcionarios, mantener los costosos cultos realizados por los sacerdotes y construir obras públicas de todo tipo.

RELIGIÓN

En líneas generales se puede hablar de dos factores que definieron a la religión egipcia: por un lado la inmortalidad del alma y por el otro la creencia en los dioses.

• La inmortalidad
La creencia de que los egipcios contaban con dos partes espirituales, el ka, la fuerza vital, y el ba, la parte espiritual, llevo a establecer que la unión de estas partes se daba una vez terminada la vida en la tierra. Por tal razón existía una búsqueda de preservar el cuerpo a través de distintos procesos que respondían al sector social al que pertenecían. Así, mientras los sectores más precarios debían enterrar a sus muertos en el desierto, donde el calor y la arena secaban los cuerpos; los sectores nobles y acaudalados podían ser objeto del complejo sistema de momificación, que consistía en la extracción de los órganos para luego cubrirlo con resinas que lo preservaban, cubriéndolo luego con lino. A menudo eran enterrados junto a sus riquezas que serían trasladadas al más allá. El corazón permanecía en el cuerpo del muerto porque se trataba de la garantía de entrada al reino de Osiris, si Anubis juzgaba que el corazón era indigno lo enviaba al monstruo Ammit que lo devoraba, pero si lo consideraba “apto” podía continuar su viaje.

• Creencia en los dioses
El panteón egipcio es uno de los más ricos de la antigüedad, pudiendo llegar a reunir un número de casi 2000 divinidades. Este número se logra debido a que en el momento en que se realizó la unificación del estado egipcio, ya existían deidades locales que fueron absorbidas. A lo largo de la historia el panteón fue modificado numerosas veces, llevando a que en las primeras etapas cobren más relevancia Ptah y el mito de Horus y Seth, mientras que en dinastías posteriores se quiso instalar a Amón-Ra bajo un sistema monoteísta. En los nomos se adoraban dioses particulares de la región pero, además, existían dioses menores que convivían cotidianamente en cada hogar. Los egipcios creían que el espíritu de los dioses se encontraba alojado dentro de los templos que se les dedicaban, que a menudo se trataba de monumentos colosales colmados de riquezas, con una estatua del dios correspondiente.

Representación de Anubis y Horus.

PRINCIPALES DIVINIDADES

• Amón: representa al calor del sol como energía vivificante, simbolizando la germinación de las semillas y la vida renaciente. Era patrono de la ciudad de Tebas, donde era venerado como divinidad magna y creador de todas las cosas.

Amón.

• Ra: demiurgo, su nombre es el nombre del Sol y es el dador de vida, responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Era representado como un hombre con cabeza de halcón, sobre la cual portaba el disco solar. Sus cuatro facultades se denominaban Hu (el gusto y la palabra), Maa (la visión), Sedyem (el oído) y Sia (el entendimiento y el tacto).

• Isis: esposa de Osiris que fue denominada como “Gran diosa madre”, además de “Diosa de la maternidad y del nacimiento”. Es representada a través de la Luna y su animal consagrado es la vaca. Simbolizaba a la fertilidad de la tierra de Egipto y era fecundada anualmente por las crecidas del río Nilo.

Isis.

• Osiris: hermano y esposo de Isis, es el dios egipcio de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo. Fue el que animó y fecundó a toda la naturaleza, civilizó a Egipto, fundó la ciudad de Tebas y educó al pueblo en las leyes, artes y agricultura. Casi siempre aparece momificado, con un rostro verde o negro que indica su nexo con la vegetación y con el ciclo de la vida y la muerte.

Osiris.

• Horus: es representado como un halcón o un hombre con cabeza de halcón, con la doble corona. Hijo de Osiris e Isis, su figura simboliza al sol naciente.

 

Horus.

• Anubis: hijo de Neftis, aparece representado como un dios con cabeza de chacal que frecuentemente acompaña a Isis. Se trata del dios consagrado de los muertos que conducía a las figuras desencarnadas al otro mundo, siendo el guardián de las momias y el cuidador de los sepulcros.

Anubis.

• Bast: entre sus funciones se encontraba la de proteger al hogar, simbolizando el calor fecundante del sol. Era representada con la forma de un gato doméstico o como una mujer con cabeza de gato.

Bast.

• Khnum: es representado como hombre con cabeza de carnero y sus atributos los hacen el dios alfarero que modelaba con lodo del Nilo a las personas.

Khnum.

• Seth: también denominado Tifón, es el hermano de Osiris y personifica al mal, la esterilidad y al hombre que actúa de forma brutal o impía. Su patronazgo se extendía a la violencia irracional representada por las sequías, las guerras y las tormentas.

Seth.

• Ptah: se trata de la deidad de Menfis, representado con una barba recta y un sudario. Sus poderes sanadores se debían a que era conocido como el “dueño de la vida”, además de ser protector de los arquitectos y los artesanos.

• Thot: tenía cabeza de ibis y se caracterizaba por su inteligencia, que le dio la inspiración divina a la creación del universo. Fue el inventor de la escritura, patrón de los escribas, de las artes y las ciencias.

¿Sabías qué...?
Los egipcios usaban semanas de 10 días, pero nosotros hemos heredado las semanas de 7 días de los romanos.

EL PERÍODO MONOTEÍSTA

Un intervalo corto del monoteísmo conocido como atonismo ocurrió bajo el reinado de Amenofis IV, que cambió su nombre por Akhenatón, enfocado en la deidad egipcia del sol Atón. En su intento por imponerlo en todo el país, Akhenatón proscribió la veneración de otros dioses, llegó incluso a destruir los templos dedicados a Amón y construyó una nueva capital, Amarna.

Sin embargo, el cambio religioso perduró solamente hasta que fue destronado, restableciéndose luego el antiguo culto a Amón. Por ser este cambio muy impopular fue rápidamente proscrito. Ahora bien, tras la extinción del Imperio Nuevo, Amón fue desplazado por el culto a los dioses locales. Ante el desprestigio de los faraones, el pueblo prefirió aquellos dioses y espíritus personales y la magia, aunque la fe en la vida eterna hizo renacer el culto a Osiris.

El panteón egipcio original perduró como fe dominante, hasta la imposición del cristianismo copto y, posteriormente, del Islam. Asombrosamente, el pueblo egipcio apenas opuso resistencia a la difusión del cristianismo, debido a que encontraron satisfactorias sus promesas de salvación personal y sus enseñanzas sobre igualdad social. El fin de la religión egipcia llegó en el siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio Romano.

En este papiro pintado a mano por Akhenatón se puede apreciar al faraón junto a su esposa Nefertiti y una hija haciendo una ofrenda al Sol.
La máscara funeraria de Tutankhamón pesa 11 kilos y está hecha de oro, obsidiana, vidrio, turquesa, lapislázuli, cuarzo y cornalina.

LA TUMBA DE TUTANKHAMÓN

El nombre de Tutankhamón resulta famoso para todo el mundo por el excepcional descubrimiento de su tumba y su rico ajuar funerario encontrados en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter. Dado el incalculable valor y la cantidad de los objetos hallados, constituye uno de los descubrimientos arqueológicos con más publicidad de la historia de la egiptología.

La relevancia que posee Tutankhamón no se debe a los acontecimientos de su reinado, que fue breve e intrascendente comparado con el de otros grandes reyes como Tutmosis III o Ramsés II sino que en nuestro tiempo se produce con el tardío descubrimiento de su tumba real, hasta el momento la única encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y prácticamente intacto.

Tumba de Tutankhamon.

El descubrimiento de América

Conmemorado de múltiples formas en toda América y España, este día aparece como uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad al modificar para siempre el mapa del territorio conocido. Las consecuencias hacia los pueblos originarios y la cosmovisión europea provocaron un impacto del cual aún pueden sentirse sus olas. 

Para conocer un poco más tenemos que situarnos en el siglo XV, etapa de cambios culturales y sociales, de violentas guerras e ilustres monarcas. Los avances en las áreas científicas y artísticas preparaban el terreno para el Renacimiento, que no por casualidad fue llamado por los historiadores “El siglo de las innovaciones”. En Europa, territorio de ciudades milenarias y rutas donde se comerciaba desde oro hasta pan a través de vías marítimas, surgiría la inquieta figura de Cristóbal Colón, a quién también lo podemos conocer como Cristóforo Colombo en italiano o Christophorus Colombus en latín.

Colón navegó junto a su padre las costas del Mediterráneo como “mercader pasajero”.

Una figura misteriosa

Cuando pensamos en Colón lo planteamos como un enigma porque poco se sabe de su nacimiento y las peripecias de su vida antes de los viajes oceánicos, además de que tampoco se sabe demasiado de su formación intelectual y de los verdaderos motivos para encaminarse en el ambicioso proyecto que lo llevó a descubrir América. Se cree entre algunos historiadores que Colón encubrió deliberadamente su origen: se levantaron voces y teorías que afirmaban que el almirante sería de origen gallego, otros indicaban que su nacionalidad era francesa, otros que era de origen catalán y otros que era extremeño. Además se ha conjeturado con que podría haber sido andaluz, vasco, inglés, corso e incluso griego, noruego o croata.

Sin embargo, lo cierto es que la gran mayoría sostiene que era genovés. Su padre Domenico Colombo, fue un comerciante en lanas y vinos al que Cristóbal acompañó de joven en sus viajes. Entre sus varias ocupaciones primero fue mercader, luego marino y finalmente capitán en la flota del príncipe Renato de Anjou, momento en que logró recorrer el Mar Mediterráneo. La parte más conocida de su vida comienza en el año 1476, cuando se salva milagrosamente tras haber sido atacado por el pirata francés Colón el Viejo o Casenove luego de un viaje comercial a Inglaterra. La batalla se libró frente al cabo San Vicente y, según se cuenta, Cristóbal Colón salvó su vida logrando alcanzar la playa de Lagos a nado, aferrándose a un remo que le sirvió para cubrir casi dos leguas largas que lo separaban de la tierra.

Este arribo accidental a las tierras portuguesas fue fundamental para su formación como marino. Allí se envolvió en leyendas marítimas como las de las islas de San Brandán, Brasil, Antilia o isla de las Siete Ciudades, con la promesa de riquezas y fama, tras los peligros que implicaba atravesar el “Mare Tenebrosum”. Además emprendió numerosos viajes comerciales que lo llevaron desde Guinea a Islandia, donde escuchó sobre las expediciones que se habían proyectado hacia el oeste a Terranova. Tras asentarse en Porto Santo conoció a su esposa entre los años 1479 y 1480, Doña Felipa de Moniz. Su trato con la clase alta a la que ella pertenecía le garantizó obtener contactos para sus futuros proyectos, a pesar de que la relación no perduró demasiado ya que muere en el año 1485 con un único hijo, Diego Colón.

Una nueva ruta

Desde Portugal comenzó a establecer lo que sería el proyecto para realizar su gran gesta. Su plan consistía en dirigirse a Oriente por una ruta opuesta a la tradicional, o sea en dirección occidental. En Europa desde las fabulosas narraciones de Marco Polo se conocía la existencia de los ricos países Orientales, cuyo mayor representante era el reino del Gran Khan. Además, las nociones de riquezas en el Lejano Oriente venían confirmadas por el comercio activo que habían tenido Bizancio y Alejandría. Pero desde 1453 el comercio de Levante (cercano a Oriente) sufrió un golpe decisivo por la caída de Constantinopla en manos de los turcos. Este avance obligó a buscar una ruta alternativa debido a que comenzaron a resentirse económicamente las principales repúblicas mercantiles italianas e incluso ciudades como Barcelona. Ya los portugueses buscaban otra ruta desde los tiempos de Enrique el Navegante, que hallaron al llegar a Calicut y enlazar con la India a espaldas de los turcos. Pese a conocer los esfuerzos de los brillantes navegantes que le precedieron, Colón creía que existía un camino más corto.

Marco Polo (1254 -1324), célebre marino que influenció a Colón.

Para llevar a cabo esto propuso al rey de Portugal, Juan II, que patrocinara su proyecto. Pero sus planes fueron rechazados debido que creyeron que la idea carecía de interés y ya era conocida. Decepcionado con esta decisión de la corte de Lisboa en 1484 Colón decide abandonar el territorio portugués y trasladarse a España. En enero de 1486 a partir de las recomendaciones del duque de Medinaceli se dirigió a la residencia de la corte en Córdoba, donde comenzó a tener el interés de los reyes. Debido a que estaban ocupados en la guerra contra Granada no le prestaron suficiente atención, aunque crearon una junta con la finalidad de estudiar científicamente esos proyectos que tenían aires proféticos y misteriosos. Tras vivir un tiempo en Córdoba, Colón volvió a Portugal para ver que su proyecto era nuevamente rechazado por Juan II.

Finalmente Colón lograría la aceptación de los Reyes Católicos el 17 de abril de 1492, consiguiendo un contrato en el que se cedía a Colón el almirantazgo de la mar, el virreinato y gobierno de las tierras que se descubrieran, la quinta parte de las mercancías y la décima de los metales y piedras preciosas que se extrajeran. Además se le extendió a Colón un pasaporte de tanta importancia como el contrato y la carta dirigida al Gran Khan para que pudiera presentarse al soberano de la India, ya que se creía que dominaba todo el Oriente.

Mapa ptolomeico de Nicholas Germanus.

Para diagramar su proyecto Colón se basó en los estudios del matemático florentino Paolo del Pozzo Toscanelli, que había demostrado matemáticamente que la Tierra era esférica, idea ya sostenida por Eratóstenes y Ptolomeo. Toscanelli apuntaba a la posibilidad de que se pudiera llegar a Asia a través del Atlántico. Sin embargo, los cálculos del matemático, astrónomo y cosmógrafo italiano se basaban en la idea de que la tierra tenía una circunferencia de 29.000 kilómetros, en lugar de los 40.000 reales. En consecuencia Colón estimaba que entre las Canarias y Cipango (actualmente Japón) había una distancia de 2.400 millas marinas cuando en realidad hay 10.700. Esta confusión fue lo que sin lugar a dudas llevo a que Colón creyera que se encontraba en las islas asiáticas cuando en verdad se encontraba en el Caribe.

Mapa atribuido a Toscanelli en el que se habría basado Colón.

Un nuevo horizonte

De las tres embarcaciones que emprendieron el viaje, sólo una, la Santa María fue contratada. Las dos carabelas, la Pinta y la Niña iban tomadas por embargo. La Santa María era una nao y no una carabela mientras que la Niña, que efectivamente era una carabela, tenía la vela redonda y la Pinta sólo conservó su aparejo latino hasta Canarias. Esta pérdida de los rasgos originales de la embarcación indica que las carabelas ya comenzaban a estar en desuso para ese entonces.

Tras escuchar una misa y comulgar en la iglesia de San Jorge, la expedición partió el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos de Moguer hacia las Islas Canarias. Durante esta travesía se rompió el timón de la Pinta y tuvieron que reparar la nave en la isla de Gomera, teniendo que encarar nuevamente hacia el mar recién el 6 de septiembre. A diferencia de los exploradores portugueses, que navegaban siempre cerca de la costa, Colón se encamino hacia el Océano sin hacer caso de las leyendas que aún se conservaban del Medioevo: entre los peligros se mencionaba a la Hidra, peces voladores, el Kraken, pulpos gigantes, serpientes marinas, calamares de enormes dimensiones, además de fenómenos como nieblas que podían ocultar islas enteras, lugares donde las leyes físicas y naturales se rompían, y fuegos fatuos que rodeaban las naves.

Hasta el 22 de septiembre el viaje continuó sin mayores inconvenientes con un tiempo “como de abril en Andalucía”, según indicó Colón en su diario –sólo conocido a través de la versión del padre Fray Bartolomé de las Casas-. Respecto a su diario, también hay que aclarar que el almirante llevaba dos diarios: uno en el que indicaba la verdadera cantidad de leguas recorridas y otro en el que contaba menos para que sus hombres no se espantasen ni se impacienten en caso de que el viaje se estuviera extendiendo más de lo estipulado. Tras dos falsas alarmas, que incluyen una confusión con el horizonte del cielo el 25 de septiembre, y un motín que tuvo que ser apaciguado el 10 de octubre, en la noche del 11 al 12 de octubre Colón y el marinero Pedro Rodríguez distinguieron una luz. A la madrugada siguiente, desde la Pinta, el marinero Juan Rodríguez de Triana –inmortalizado como Rodrigo de Triana- gritó ¡Tierra! anunciando uno de los hechos más importantes de la historia de la humanidad: América había sido descubierta.

 No obstante, Colón creyó que había llegado a la India porque nunca pensó que existiese un continente interpuesto entre Europa y Asia. Esto se debía a que se basó en las teorías de Toscanelli, para quién la Tierra era bastante más reducida de lo que realmente es. A esto sumemos el detalle de que según recientes estudios América no fue descubierta el 12 de octubre, sino que en realidad ocurrió el 13, pero como es un número asociado a la mala suerte decidió modificar la fecha.

La primera isla que pudieron divisar fue la que los nativos llamaban Guanahani, que Colón bautizó con el nombre de San Salvador (cuya ubicación actual aún es desconocida), una de las islas que integran el archipiélago de las Bahamas. Colón desembarco con las banderas desplegadas y tomó inmediatamente posesión de aquellas tierras en nombre de los reyes de España. Pero se llevó una sorpresa al ver que no había comerciantes chinos como preveía, sino que se encontró con una gente “mansa” que no son ni “negros ni blancos” sino que son “del color de los canarios”. Todos ellos andaban “desnudos como la madre que los pario”, no superaban los treinta años, y tenían “muy hermosos cuerpos y muy buenas caras”, según lo apuntaba Colón en su diario de viaje. Con ellos se intercambiaban papagayos e hilos de algodón en ovillos y azagayas, por cascabeles y cuentas de vidrio y además los nativos no traían armas ni las conocían. Pero no había ni rastros del oro y las piedras preciosas que el almirante esperaba encontrar, así como tampoco había señales de las bestias legendarias sobre las cuales se le había advertido en los relatos. En lugar de ello sólo podían encontrarse papagayos, como lo apunta en su diario.

No tardarían en surgir problemas: una maniobra del timonel de la Santa María hizo encallar la nao la noche del 24 al 25 de diciembre, en un bajío que se situaba en el territorio del jefe indígena Guacanagarí. Con los restos de la nave perdida se construyó allí un fuerte al que denominaron Navidad –o Natividad-, primera fundación española en tierras del Nuevo Mundo. Quedaron encargados de su defensa cuarenta hombres al mando de Diego de Arana, hermano de Beatriz, la madre de Fernando Colón.

Con Yañez Pinzón como segundo, el almirante salió de Navidad el 2 de enero de 1493. A partir de allí su retorno resultó más largo y accidentado debido principalmente a los enfrentamientos entre los indígenas que el Almirante llevaba en su embarcación y sus hombres; además de una enorme tempestad que separó a ambas naves en pleno Atlántico. La Niña se vio en tales peligros que sus hombres, temiendo el naufragio, arrojaron un barril al mar con la relación del viaje. Una vez pasada la tormenta se pudo avistar el 15 de febrero la isla de Santa María, en las Azores, y desde allí mantuvo su curso hacia Lisboa, en cuyo puerto ingresó el 4 de marzo.

Fray Bartolomé de las Casas (1484 – 1566), figura que documentó los viajes de Colón y luego denunció las atrocidades cometidas por los españoles.

Una expedición turbulenta

Para su segundo viaje Colón tuvo fines claramente colonizadores, con lo cual comenzaba un proyecto que iba a explorar un mundo nuevo. Trece meses después del primer viaje hacia lo desconocido, partía de Cádiz una nueva expedición compuesta de aproximadamente mil quinientos hombres entre los cuales se encontraba el hermano del almirante, Diego Colón. Además de un grupo de especialistas, iban una serie de personajes para representar a España ante los grandes señores de las tierras que se abordasen. En los diecisiete barcos de esta nueva armada que se dirigía al nuevo continente, no sólo se embarcaron con armas y víveres, sino también con gran cantidad de animales domésticos, plantas, semillas, instrumentos de labranza y adornos que tenían la finalidad de ser intercambiados con los nativos.

La flota salió del puerto Gaditano el 25 de septiembre de 1493 con la Marigalante, en la cual viajaba Colón como nave capitana. Tras descubrir una serie de pequeñas islas de las Pequeñas Antillas a las cuales les fue dando distintos nombres, el 8 el almirante bautizaba a la isla mayor, conocida hoy como Puerto Rico, con el nombre de San Juan Bautista y desde allí partió hacia La Española, donde desembarcó el 22.

Cuatro días después se dirigió al lugar donde había establecido su fuerte, Navidad, pero el panorama que encontró allí fue desolador. Busco en vano a Diego de Arana entre las cenizas y los cadáveres que señalaban el destino de la que había sido la primera fundación en tierra americana. El médico sevillano Diego Álvarez Chanca calculó que la guarnición española había perecido dos meses antes a manos de los indígenas del cacique Caonabó.

Para su segundo viaje Colón tuvo la finalidad de colonizar y predicar el catolicismo en las tierras descubiertas en el primer viaje.

Una vez abandonado este paraje, Colón se dirigió al oeste y el 7 de diciembre fundó la primera ciudad del nuevo mundo: La Isabela, en honor de la reina de Castilla. Pero este asentamiento se despobló poco tiempo después: su clima destemplado estaba vulnerando la salud de los hombres del almirante y el mismísimo Colón cayó enfermo por la misma causa. Esto llevó a que algunos de sus segundos exploraran los nuevos territorios buscando oro, como Alonso de Ojeda, o nuevas islas, como es el caso de Jamaica.

Sin embargo, la resolución de Colón de alejarse de la ciudad que había fundado para organizar una junta de gobierno en La Española desencadenó una rebelión de sus hombres. A esto hay que sumar que el almirante ya se había deshecho de 12 de sus naves con la finalidad de deshacerse de aquellos hombres enfermos y aquellos que atentaban contra la expedición. En aquella ocasión envió la noticia de que había encontrado oro, pero como los marineros no llevaron ante los españoles más que la noticia, sus detractores comenzaron a tratarlo de farsante.

Para resolver la situación en La Isabela nombró como adelantado a su hermano Bartolomé, que llegaba de Europa con su oficio de cartógrafo. Pero el resultado fue desastroso. Más que una ayuda, su hermano fue una carga y sirvió de pretexto para que los españoles se sublevaran, haciendo que algunos de los marineros huyeran a España con tres de los barcos para quejarse del mal gobierno de Colón y su familia.

Al mismo tiempo, en el centro de la isla ocurría una insurrección indígena que tuvo que ser dominada por las armas. Este nuevo conflicto tuvo consecuencias desastrosas para el almirante, no sólo por la cantidad de muertos sino también porque llegó a oídos de los Reyes Católicos, quienes decidieron enviar como visitador a Juan de Aguado el 9 de abril de 1495. La misión de Aguado era “aguar todos los placeres y prosperidad del almirante”, tomándole una exhaustiva declaración sobre los progresos hechos. Ante tal panorama Colón decidió que lo más razonable era regresar a España.

Por lo tanto el almirante volvió a Europa el 10 de marzo de 1496 con Aguado en el primer barco construido en tierra americana, y el 11 de junio desembarcó en Cádiz. A diferencia de aquella primera vez en que se había presentado con toda la pompa ante los reyes luego del descubrimiento, en esta ocasión se presentó vistiendo sayal de franciscano, cuerda al cinto y pie desnudo, como señal de la gravedad de las acusaciones que pesaban sobre él.

Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, los Reyes Católicos.

En tierra celestial

Contra todo pronóstico, y a pesar de que los resultados de sus viajes no resultaron muy positivos, se le facilitó a Colón el medio para organizar una tercera expedición que en esta ocasión sería colonizadora y descubridora. Así fue que con la Real Confirmación de las Capitulaciones de Santa Fe en mano, el marino genovés salió con seis naves desde Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498, rumbo a las Canarias. Debido a su vocación por explorar nuevas tierras se dirigió más hacia el sur que la ruta pautada, y descubrió así el 31 de julio una isla a la que dio el nombre de Santísima Trinidad (actual isla Trinidad) en la cual se encontró con otro tipo de nativos.

Continuando su viaje por esta nueva ruta el Almirante se encontró con la desembocadura del Orinoco, donde adivinó encontrarse ante un nuevo continente al que bautizó con el nombre de Tierra de Gracia y que en sus sueños era el Paraíso Terrenal. Junto a sus hombres llegó a la península de Paria, en el golfo de las Perlas, el 5 de agosto de 1498. Con el descubrimiento de la boca del Orinoco Colón creyó hallarse ante un gran río asiático pero, lo más importante, también indicó el momento en el que por primera vez en la historia los españoles se internaron en el continente sudamericano. Comprendiendo que la tarea de recorrer el territorio excedía sus posibilidades, el almirante volvió a La Española tras descubrir la isla Margarita el 15 de agosto. El último día de agosto ancló en la playa de La Isabela, donde se enteró que su hermano Bartolomé había fundado la ciudad de Santo Domingo en recuerdo del nombre de su padre.

Pero el destino se le presentaría poco promisorio en la isla ya que se organizó una nueva sublevación de descontento que Colón sofocó con dificultad y motivó a que los reyes enviaran al comendador de Calatrava, Francisco de Bobadilla, en calidad de investigador oficial. Cuando llegó a Santo Domingo el 23 de agosto de 1500 realizó un voluminoso proceso, hizo apresar a Colón y sus parientes y los mando encadenados a España. A diferencia de lo que se cree habitualmente, Colón no hizo el viaje encadenado: se le libero de los grillos apenas salieron de Santo Domingo y Alonso Vallejo, su custodio, le trató caballerosamente durante todo el trayecto. El resultado del proceso por los errores de gobierno cometidos por Colón y sus dos hermanos lo término favoreciendo, debido a que la Reina consideró que el comendador se había excedido en sus funciones. Además le brindó el apoyo necesario para realizar un nuevo viaje, aunque le quitó su sueldo y los cargos de Virrey y Gobernador.

Tormentas, enfrentamientos y enfermedad

Una vez confirmada la posibilidad de un cuarto viaje, partió de Cádiz el 9 de mayo de 1502 con cuatro embarcaciones. En esta ocasión el almirante salió de España con la misión de explorar y la prohibición expresa de aproximarse a La Española, hacia donde ya se había dirigido otra expedición comandada por Nicolás de Ovando con veinte naves. El hecho de que se lo nombrara como gobernador general de las islas violaba lo pautado entre la familia de Colón y los reyes, cuestión que abrió a conflictos que no terminarían de resolverse hasta el siglo XIX.

Una vez realizada la escala en las Canarias y atravesar las Pequeñas Antillas, la avería de una de sus naves forzó al almirante a dirigirse a La Española. Pero Ovando no le permitió desembarcar y fue en vano el anuncio de que se aproximaba un enorme temporal. Las consecuencias se vieron dos días después, el 11 de julio: la tempestad destruyó veinte de las veintiocho naves con las que Bobadilla retornaba a España, causando una innumerable cantidad de muertes entre los cuales figura la del mismo comendador. De las tripulaciones que se salvaron se encuentra el convoy Aguja, que llevaba todo el oro que se le debía a Colón. Esto dio lugar al mito que señalaba que el almirante había convocado la tormenta con magia para vengarse de Bobadilla.

Por su parte Colón se había refugiado en Azua, al occidente de la isla, y sufrió unos pocos desperfectos que no fueron impedimento para explorar las costas ístmicas del mar Caribe. Como consecuencia de este viaje descubrió la isla de Guanaja en la entrada del Golfo de Honduras; el cabo de Caxinas; el cabo Gracias a Dios; un río al que le puso el nombre de Desastre porque perdió una barca allí; el poblado de Cariai en las tierras de Costa Rica, y la costa de Veragaua en Panamá, a la que pretendió colonizar pero no pudo debido a la resistencia de los nativos de la zona. Continuando su viaje descubrió la bahía de Portobelo y siete días después se abasteció en un lugar al que precisamente denominó Bastimentos para que el 26 de diciembre ingrese a la bahía de Retrete, donde se refugió por el mal tiempo reinante.

El temporal retuvo a Colón más tiempo del que esperaba y esto llevó a que haya escasez de víveres y mal carácter entre los tripulantes, además de que los navíos quedaron en tan mal estado como la salud de sus hombres. Finalmente, la expedición partió de Retrete a comienzos de enero de 1503 y el día 6 llegó a una boca del río que denominó Belén por la fecha. Allí intentó una nueva colonización pero nuevamente fue repelido por la hostilidad de los indígenas, obligándolo a abandonar uno de sus barcos dañado por la carcoma. Viendo que no podía efectuar ninguna fundación, el almirante volvió cansado y enfermo a Santo Domingo para reparar los barcos, aprovisionarse y continuar desde allí su viaje a España. Sin embargo Ovando decidió no ayudar a Colón en nada de lo que pedía, obligándole a permanecer un año en la costa norte de Jamaica con múltiples carencias de provisiones. Gracias a la intervención de Diego Méndez, que navegó en canoa hasta La Española, Ovando envió dos carabelas de socorro. Finalmente, el 15 de agosto de 1504, el almirante y sus hombres llegaron a Santo Domingo desde donde partieron con lo que quedaba de la cuarta expedición el 12 de septiembre, y el 7 de noviembre desembarcaron en Sanlúcar de Barrameda.

Los tiempos cambian

Con el carácter abatido por la muerte de la Reina Isabel ocurrida el 24 de noviembre y aquejado por un ataque de gota, Colón se alejó definitivamente de cualquier tipo de emprendimiento político y expedicionario debido a que ya no contaba con los mismos favores bajo la regencia del Rey Fernando. Pero las rutas ya estaban abiertas y la empresa transatlántica marchaba por sí sola, sin la necesidad del estimulo del envejecido almirante. Colón no tardo en realizar su reclamo por aquello que le correspondía de acuerdo al documento de las Capitulaciones de Santa Fe, es decir, el décimo de las entradas en Indias, el octavo de sus provechos comerciales o los sesenta mil escudos de oro que había dejado en Santo Domingo, pero esto resultó en vano a pesar de que también realizó repetidos memoriales.

En julio de 1505, después de haber rechazado la sugerencia real de cambiar el almirantazgo por el señorío de la villa de Carrión de los Condes (Palencia), Colón dictó un codicilo en Segovia por el cual instituía el mayorazgo a favor de su hijo Diego. No obstante, nadie atendió su pedido porque el reino gobernado provisionalmente por el viejo rey católico se encontraba en un estado caótico debido a que esperaba a su soberana, Doña Juana. Tras escribir sus Últimas Voluntades nuevamente, Colón murió el 21 de mayo de 1506 pronunciando “In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum” (En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu).

Universalis Cosmographia, obra de 1507 de Martin Waldseemuller donde aparece la denominación América.
América

El legado del que fuera uno de los mejores marinos de todos los tiempos gracias a su habilidad práctica e intuitiva, desencadenó una sangrienta fiebre de colonizadores que se dirigían a las nuevas tierras en busca de oro y tierras para la corona, inaugurando una nueva etapa que comienza con la denominación del continente ¿Por qué América? La respuesta se remite a una cuestión de tiempos: el florentino Américo Vespucio conoció el continente entre 1499 y 1502 sin siquiera haberlo pisado y mantuvo un contacto epistolar con Martin Waldseemuller, un profesor de geografía de Lorena. Dado que sus obras fueron conocidas entre 1504 y 1507, y el relato del Tercer Viaje de Colón recién fue conocido en 1508, Waldseemuller propuso en su obra feminizar el nombre de Américo, para corresponder a los nombres femeninos de Asia y Europa.